sábado, 4 de mayo de 2013

Cocineros


(Texto aclaratorio de la Intención de Voto del Barómetro del CIS)

Para mi una de las cosas más feas que se pueden hacer es manipular datos científicos, ya sea para engañar a la gente, o para contentar a alguien. Hacer eso desvirtúa el trabajo científico, causa un daño generalizado en la sociedad (que pierde confianza en los datos científicos) y extiende falacias. Me parece algo feo, feísimo.

El CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) acaba de publicar su barómetro de Abril. Como se ve en la captura de imagen que ofrezco al principio, el documento del barómetro, que se puede consultar aquí, admite que se han cocinado los datos.

Vivimos en un momento de declive del modelo bipartidista español bajo un férreo e indeseable régimen de mayoría absoluta, que ha aparecido en el peor momento posible y con el máximo de incompetencia imaginable. Los datos estadísticos reflejan este estado de cosas. Los dos partidos principales que se han repartido el poder en España a lo largo de los últimos 30 años van en caída libre.

Pero claro, el CIS quiere cocinar los datos, sabe dios por qué, si para contentar al partido en el gobierno, si para que puedan celebrar algo, y en cualquier cosa con un interés que no es el ciudadano, y ofrece la pírrica victoria de que el partido de la oposición cae un punto más que el partido en el poder, y usando misteriosos factores correctores, ofrece unos datos de "victoria" del partido en el poder que no aparecen en los números que, afortunadamente, muestra el documento.

Pero esos números pocos los van a mirar, son las cifras cocinadas las que publicarán los medios. Y la mentira se convertirá en verdad.

Me parece una vergüenza que mis impuestos se usen para esto. Y me dan un poco de pena los profesionales del CIS que tienen que añadir la nota que aparece al principio de este post para advertirnos a los demás ciudadanos que esto que nos muestran no es la verdad, sino un maquillaje "a petición del cliente".

Lo sorprendente es que los datos brutos de las encuestas son tan enormemente dispares con respecto a los "corregidos" que la cocina canta ópera. El CIS siempre ha estado al albur de cada uno de sus directores, que son sistemáticamente cambiados cuando un nuevo partido toma el poder. Como en el caso de TVE y de tantas otras sociedades públicas, sus directivos son colocados a dedo por interés partidista, y fuerzan a los sociólogos a apretar los números mediante estimaciones, preguntas "laterales" (¿Por qué partido simpatiza usted? ¿Por cuál votó en las últimas elecciones?) que les permitan, a posteriori, reelaborar los datos obtenidos y obtener otros más a gusto del sistema y sus preferencias. Ignorando las abstenciones en esas encuestas e intentando "reescribirlas" en función de las preferencias del entrevistados, la herramienta estadística se convierte en una comedia, una industria de la mentira a gusto del sistema, en el que se mantienen los esquemas bipartidistas y se prefiere contentar al político que ha colocado al jefe antes que respetar la verdad. El error es mayúsculo, y luego sorprenden, claro, los resultados electorales. No sé si alguien ha hecho un estudio que compare nuestros "Barómetros de intención de voto" con los de otros países en los que no esté tan politizada la sociología del voto. Seguramente los resultados de ese estudio nos sorprenderían.

Este desolador estado de cosas lo admite el propio CIS, que afirma aquí, en su propia web, que la cocina existe, y que depende del partido en el poder, por lo que los cambios que surgen en el cálculo para falsificar los datos antes de publicarse, generan que no se puedan realizar series largas para el estudio de la intención de voto. Esta asunción de la mentira es terrible, e invalida cualquier intento de aplicar sobre los datos cocinados nada. No sirven para nada, y se asume. Al menos los datos brutos están ahí, al alcance de quien quiera estudiarlos. Pero lo que se publica es falso. Y da pena tener que ver cómo se asume. "Viene en el cargo",  a lo que se ve, mentir a los ciudadanos.



Para colmo, los procesos numéricos y correctivos que sufren los datos para esa reelaboración no son públicos. Deben de darles vergüenza a los trabajadores del CIS, pero en cualquier caso es toda una vulneración del derecho de información a la ciudadanía. No es de extrañar; la Ley de Transparencia sigue dormida en algún lado del Parlamento.

En la gráfica siguiente he colocado los datos de los 4 últimos barómetros de intención de voto (enero 2102, abril 2012, octubre 2012 y abril 2013) para los dos partidos "hegemónicos" de España, PP y PSOE, comparando los datos reales y "no cocinados" de intención de voto con los datos cocinados.



En naranja y rosa vemos los datos reales de la encuesta de intención de voto. En azul y verde los resultados reelaborados. Los datos sin elaborar ofrecen una clara tendencia descendente en intención de voto bipartidista. Los dos partidos bajan al unísono a partir de octubre de 2012. Sorprendentemente, en los datos elaborados sobre esas curvas, el PP sube en intención de voto junto al PSOE, con una pendiente más sueve, cuando claramente desciende en los datos no reelaborados con una pendiente similar a la del PSOE. Entre el penúltimo y el último sondeo, las pendientes son casi opuestas entre el PP reelaborado y el PP real. Una pendiente descendente de 3.7 puntos se convierte tras la cocina en ascendente en 4.7 puntos.


En esta segunda gráfica he añadido los valores cocinados y sin cocinar de los siguientes dos partidos, IU y UPyD. Sorprendentemente, los dos partidos que siguen en intención de voto a los tradicionales, apenas tienen diferencias entre sus cifras reales y sus cifras reelaboradas; parece que las "correcciones" no tienen tanto efecto en ellos. En teoría deberían de experimentar unas deformaciones similares a las de los partidos "grandes", pues la cocina debiera de afectarles de alguna manera. Sin embargo, no es así. Claramente, la reelaboración es para dulcificar el oído del cliente, en este caso el Partido Popular, actualmente en el gobierno. Pero también al PSOE, claro. El caso es mantener el juego de a dos. Que así se ha diseñado la democracia española.

Sorprende también que apenas veamos ni siquiera en las encuestas no retocadas el crecimiento que IU y UPyD están experimentando precisamente en detrimento del PSOE (en mayor medida) y del PP. 

La cosa está clara: a) se favorece la imagen (deseable desde el origen de la transición) del estabilísimo bipartidismo manteniendo el juego "Barça - Madrid" del PP - PSOE, alimentando a los parroquianos y estimulando a los enemigos a mantener la situación actual, y b) se desalienta a las minorías, como siempre se ha hecho desde el inicio del actual modelo democrático, sistema D'Hondt mediante.

El problema es cuando la realidad empieza a alejarse más y más del "modelo cocinado" y todo esto empieza a socarrarse. Entonces el sociólogo debería preguntarse si está bien este autoengaño de sus clientes que se extiende a toda la sociedad. Si revelan los datos reales a los políticos que los consultan en cada oleada, se pueden llevar un furioso "¿Y a tí para qué coño te pago?". Es el problema de malacostumbrar a ciertas castas, llegándose al extremo de que se creen las propias mentiras.

En fin, si alguien en la sala cree que la mejor forma de usar los datos de una encuesta tan importante como la estimación de voto es cocinarlos para alegría del gobernante, que me explique por qué y qué tiene de bueno engañarnos a todos. Para esto no necesitamos el CIS. Nos ahorraríamos un dineral haciendo falsas encuestas, incluso mediante estimaciones cuasialeatorias calculadas en un ordenador de sobremesa.

¿Para qué quiero la realidad si tengo mis prejuicios? Algo que este Gobierno practica a diario. Pero luego, cuando la realidad les estalle en la cara, va a ser divertido ver sus caras de pánico, o cómo ponen una vez más a caldo a los estadísticos y sociólogos. A los que pagan para que les engañen.

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...