viernes, 28 de noviembre de 2014

Crónica de un ser vivo


Revisando parte de la filmografía de Akira Kurosawa, pasando por obras tan importantes como sus dos adaptaciones de Pudovkin ("Dodes'ka-den" y la previa "The lower depths" de 1957) he llegado a "Crónica de un ser vivo", que se considera por ahí obra menor en la filmografía de uno de los mayores colosos del cine universal. La historia de la película gira alrededor de un rico empresario japonés que vive en un estado de ansiedad perpetuo ante la posibilidad de que su familia perezca por un inesperado ataque nuclear. Crea primero un refugio subterráneo y luego decide llevarse a toda su familia al lejano Brasil, amenazando con arruinarles con su locura.

A medio camino entre el individualismo extremo de "El Manantial" y la historia de traiciones familiares tipo "El Rey Lear", "Crónica de un ser vivo" está interpretada por Toshirô Mifune en el papel del protagonista y Takashi Shimura como el dentista, y accidental mediador judicial, que hace de nuestro testigo del devenir del drama. Narrada a menudo con dos cámaras, en ángulos que renuncian a la narrativa visual para dar espacio a los actores -marca de estilo del realizador-, en planos largos donde el movimiento y el ritmo lo dan los intérpretes, la historia nos lleva de la mano por un escenario mental de pesadilla, el de un país que vive, diez años después de las dos explosiones nucleares que terminaron la II Guerra Mundial, en un estado de shock post traumático. La mente de Kiichi, el protagonista, vive en un delirio que arrastra a su familia, y finalmente les convierte en víctimas del bombardeo nuclear con una década de retraso. Es como una voladura retrasada.

"Crónica de un ser vivo" me habla de las heridas que nunca cierran. Vivo en un país que, aunque sea incapaz de reconocer lo evidente, habita en un estado de permetuo shock post traumático, tras una guerra en la que los vecinos de mataban unos a otros, en la que los odios se perpetuaron mediante una de las dictaduras más oscuras del siglo pasado. España, como ese japón que quiere aparentar normalidad cuando vive una tormenta interior, no será hasta que no mire con honestidad el daño que generaciones de ciudadanos han sufrido. Por el miedo a la represión. Porque te mataron al padre o al abuelo aquellos que ahora dirigen tu pueblo. Porque te niegan el perdón o las disculpas. Porque te enseñaron a ser temeroso de la autoridad. Porque tu familia te contagió que mejor mirar el fútbol y no pensar que salir a la calle a pedir lo que es tuyo. España es un país con su psicología rota. Una mente colectiva que vive aún el shock que no quiere enfrentar ni su terrible fantasma. Los pecados del pasado siguen ahí.

Kurosawa utiliza en sus películas un maquillaje para dar edad a sus personajes muy exagerado, que quiere serlo. Pasa en "Crónica de un ser vivo", y en toda su filmografía, hasta las últimas, como "Ran" o "Sueños" (especialmente sobrecogedor el del padre y la hija agonizantes de "Dodes'ka-den"). Es en gran medida una reverencia al actor y al Teatro No, la gran tradición de la escena nipona. En sus obras en blanco y negro el resultado parece heredero del expresionismo alemán, con el que entronca directamente, juntando además su uso dramático constante del tiempo atmosférico como reflejo del "tiempo emocional" de sus personajes. Y es que "Kurosawa" significa "mal tiempo" en japonés.

La tormenta interior que vive Kiichi, a la que presta Mifune su talento en una construcción apabullante -fue uno de los más grandes actores, un Emmil Jannings o Robert de Niro del cine mundial-, se refleja también con recursos del Teatro No. El maquillaje facial que le pone en 70 años cuando en la fecha del rodaje tenía 34, se prolonga en el sombreado de las costillas, que hace parecer al actor mucho más delgado, al modo de algunas pinturas japonesas.

"Crónica de un ser vivo" encierra una profunda enseñanza, la de cómo la locura, el miedo y la parálisis pasan de generación en generación. En cómo las guerras no terminan cuando se firman los armisticios, sino que siguen, en combustión lenta, arrasando las almas de las generaciones venideras, criadas en el trauma, habitadas por el demonio bélico por décadas y décadas.

La película fue un fracaso comercial en 1955, y fue una de las dos producciones de la Toho que, por el aniversario de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, produjo la compañía. La otra la dirigió el ayudante de dirección de Kurosawa en gran parte de su filmografía, Inshirô Honda, justo el año anterior. Y se tituló "Godzilla".

El poster de "Crónica de un ser vivo" se usa bajo derecho de cita.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Definiendo España



Tras  una resolución como la de ayer del juez Ruz, en una democracia occidental mantener un gobierno como el actual sería imposible.

Ahora ya sabéis lo que no somos.

Bienvenidos a la realidad.

La imagen es del Pleno-farsa sobre la corrupción al que hemos asistido hoy en el Congreso. La uso acogiéndome al derecho de cita.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Estrenamos


Misión cumplida. THE MYSTERY OF THE KING OF KINEMA, tras tres años de trabajos, ya se ha estrenado en el Festival de Cine de Gijón. Una gozada estar y disfrutar del mejor festival de cine independiente del país. Pronto, más noticias sobre la película.

La culpa no existe en el país de los niños



Volviendo de Gijón coincidí en el aeropuerto de Oviedo con Borja Crespo, y estuvimos charlando un buen rato. Nuestra charla acabó desembocando en el asunto de la piratería online (llamadlo como queráis: descargas, bajarse pelis... da igual), y de cómo nos sorprendemos viendo que un montón de gente la ejerce ya como si fuera un derecho básico que viene incorporado con tu conexión de banda ancha. Muchísima gente lo hace, eso sí, inocentemente; el otro día un familiar cercano me mandaba un enlace de Youtube con links a decenas de películas pirateadas con toda la buena voluntad del mundo. Tuve que explicarle que eso no es legal. Que lo legal es lo que hacen Filmin, Filmotech, Nubeox, ONO o Netflix, entre muchos otros operadores que pagan sueldos e impuestos. Simplemente, esa persona no lo sabía. No se puede saber todo en esta sociedad tan compleja que nos ha tocado vivir. Vale. Asumido. Pero sigo, que tomo carrerilla.

Hace tiempo que quiero hablar de esto (de nuevo), así que aquí suelto mi filípica. ¿Quién tiene la culpa de que exista la piratería? ¿Quién está detrás de este desastre que está destrozando industrias enteras, todas aquellas que crean productos fácilmente copiables por medios digitales? ¿Existen esos culpables? Sí, claro que los hay. Siempre alguien tiene la culpa de algo. Quien diga lo contrario o es un niño o es un mentiroso. Tres patas comparten la vergüenza:

1-Las telefónicas. Porque ellos venden sus conexiones para que la gente se baje películas y lo sabemos todas las partes; es su servicio “no declarado”. Porque mediante presiones a los gobiernos y mediante grupúsculos como las Asociaciones de Internautas (bueno, son dos), que subvencionan y mantienen, hacen un cabildeo de lo más repugnante. Las telefónicas son muy, muy, muy poderosas. Entre ellas, las eléctricas y la banca, quitan y ponen gobiernos. Son un grupo de presión de enorme ambición y no se detienen ante nada.

2-Los políticos. Por muchas razones. Ellos convirtieron hace años a esas mismas telefónicas (sector crucial para la supervivencia de una nación), antes públicas, en un oligopolio privado en pro de ciertos amigos del colegio. Ellos pasan a sus consejos de administración vía “puerta giratoria”. Ellos lanzan legislaciones cobardes y pacatas amedrentados por el poder de las telefónicas y sus cabilderos, o indultan a sus CEOs sin que les tiemble la mano, cuando se les pide adecuadamente. No han estado a la altura, no señor.

3-Los ciudadanos. Los que siempre se olvidan. Los que se comportan como niños. Los que dicen “no hay culpables” o abogan los la neutralidad de la red, sin entender el término siquiera, o que se quejan por el viejo canon por copia privada cuando ni se han molestado en averiguar para qué sirve. Los que se bajan una peli y un libro y un disco y “total, no pasa nada, lo hace todo el mundo”. La mayoría silenciosa. Todos nosotros, que lo permitimos, que lo consentimos. Esa mayoría que protesta y eleva la voz cada vez que se habla de los Derechos de los Autores, cada vez que se les acusa de ser parte del problema.

Esto no es nuevo. La economía es despiadada, y todos hemos consentido la creación de este mundo, un mundo en el que las operadoras te pueden colar cobros por servicios no prestados, en el que darte de baja de un teléfono te cuesta sangre, y en el que las autoridades que deben de protegerte están mirando a otro lado y silbando. Las acciones arteras y retorcidas son el pan de cada día en la selva de las corporaciones. Los que mandan saben que los que pagan, nosotros, estamos atados de pies y manos por años y años de legislaciones consentidoras y creadas, sutil, lenta, perversamente, a su favor. Ellos no tienen prisa. Son como los quistes. Se van metiendo y metiendo en el tejido sano, imperceptible, lentamente, hasta que cuando te das cuenta y quieres arrancarlos, es prácticamente imposible. Controlan medios, controlan a opinadores a sueldo, controlan editoriales y formas de pensar, y sobre todo cuentan con la codicia de la buena gente, esa que no haría daño ni a una mosca, pero que ven las películas que se bajan de una dirección que les pasó su sobrino, ese que sabe tanto de informática. Total, todo el mundo lo hace... Total, están ahí ¿No? Si no las coges, es que eres tonto. He llegado a sostener debates kafkianos con gente que se supone es inteligente y tiene cátedras,  que se refugiaban en terminología técnica para negar la mayor: que ven la piratería como algo socialmente aceptable. Os juro que no lo entiendo.

Vuelvo al asunto de los hombres-niño al que regreso una y otra vez en este blog. Vivimos en una sociedad infantilizada, que mantiene a los adultos en un perpetuo estado de adolescencia y de ausencia de responsabilidad, en el que cientos de responsables públicos se van de rositas cuando cometen desmanes con el dinero público (*), un lugar en el que los culpables no pagan sus culpas cuando están situados a cierta altura en el escalafón social, pero en la que los pobres, los “robagallinas” pagan años de cárcel por causas ridículas. Una sociedad en la que la culpa no existe si estás suficientemente arriba. En esa estratosfera social, se reparte. Se difumina. El país de los niños es así ahí arriba.

Vivimos en un país en el que, sin embargo, consentimos bovinamente que la Agencia Tributaria y cientos de Ayuntamientos, Cabildos, Gobiernos Autónomos y empresas públicas, organismos intermedios y administraciones de todo pelo, embarguen, esto es, tomen por asalto, y sin el menor problema legal, las propiedades de los ciudadanos, ya sea metiendo mano en sus cuentas corrientes para el cobro de impuestos no pagados en plazo (con sus intereses de demora, claro), de multas o de sanciones administrativas. Es el mundo de la domiciliación de cuentas, eso que los gobiernos pasados regalaron a la banca, convertida en despojo domiciliario. En embargo y confiscación salvajes. Todo esto es algo que sabemos perfectamente que es lesivo para las personas, que va en contra de la Constitución y los Derechos Humanos. Se desahucia a la gente de sus casas, y de sus sueldos, siempre que una administración lo pida, y la tutela judicial efectiva, eso que se supone te protege de los abusos de poder, ni existe ni se la ve por ningún lado. Es más, todo esto  que describo es un delito consentido y cometido por las instancias oficiales a diario.

Pero nadie, hasta ahora, ha denunciado a todos esos cobradores de manos largas ante, por ejemplo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Vivimos en ese país en el que todos miran a otro lado, en el que la autoridad sigue siendo observada con el temor del vasallo mientras el siervo manso se dedica a sus corruptelitas (bajarse una película lo es, sí, señores), total, mientras no te pillen, total, te lo hago sin IVA, total, todo el mundo lo hace... total... es tradición... Yo no pirateo, yo "enlazo". Pero mejor no nos metamos en líos cuando el Estado se pone serio. Que entonces sí te pueden joder bien jodido. Este es el mundo al revés español. Así funciona el país.

Y la misma población que se muestra sumisa con un Estado monstruoso que puede meterse en sus casas, en sus cuentas, en sus vidas, y que regala empresas públicas al Dios Mercado, la misma población que no rechista ante el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la sanidad o la educación públicas, se muestra agresiva como un crío enrabietado cuando se intenta legislar para proteger los derechos de autor, un derecho humano que está en la Declaración Universal, y está ahí para proteger a todo ciudadano.

Miren, no sé si es que lo veo demasiado claro, pero o arreglamos este sindiós de una vez o nos convertiremos en un país de niños malcriados, irresponsables y sin la inteligencia elemental para comprender que lo que hacemos siempre, en todo momento, afecta a los demás. Necesitamos un país en el que no se robe a los demás, sean estos productores de cine o ciudadanos, sean los ladrones las administraciones públicas o el público en general. Tenemos que dejar de ser niños y asumir que todo lo que hacemos afecta a los demás, sin excepción. Y que hay cosas que no podemos ni debemos consentir. Guardando silencio y dejando que todo siga como está no iremos a ningún lado. Porque un niño, un adolescente, no tiene derecho a voto, no tiene edad penal, no tiene responsabilidad judicial, por algo. Pero un adulto sí. Y un adulto-niño es una contradicción.

Vivir sin responsabilidad es eso: cosa de adolescentes. Ya basta de vivir en el país de los niños.

Pd: Si visitáis el artículo en El País que he enlazado al principio de este texto, veréis que fue escrito hace ya cinco años. Y todo sigue igual. Es la prueba de cómo los tres culpables han mantenido el estado de cosas como les convierte, contra viento y marea, en una suerte de perversa simbiosis. A pesar de que todo ello, combinado con la crisis, está destruyendo empleos cada día, y llevando al paro a un montón de maravillosos profesionales, y jodiendo vidas, a ver si nos entendemos. Cuando se publicó el artículo, los comentarios que aparecieron fueron furibundos; lo de siempre. Los han eliminado en la hemeroteca digital del periódico, pero básicamente se resumían en las respuestas de un crío: yo no tengo la culpa, si se puede hacer lo hago ¿Qué pasa?, ¿Y tú quién eres para venir a dar lecciones?, y, claro, las falacias eternas ad hominem, tan típicas de cuando te dicen algo que te duele pero no lo aceptas. Supongo que esas cosas seguirán igual, y por mor del anonimato internetero nunca supe de las identidades de las personas que respondieron al artículo. Me gustaría saber si ahora siguen pensando lo mismo. A lo mejor ahora sus hijos intentan ganarse la vida en el cine y ven que es imposible porque la industria está tan destruida que no se puede obtener un empleo decente. O a lo mejor siguen en sus trece. Puede ser. 

Ppd: En esta web un crítico aficionado pone a caldo "No-Do", una de mis películas, para, acto seguido, dar acceso a ella vía enlaces para que te la puedas bajar. No sé si el tipo se da cuenta ni siquiera de lo que hace. El caso es que la película dice que ni la recomienda. Él, que se la ha bajado gratis, y que la regala, generosamente, a los demás. Este es el percal. Oye, tío, esa peli es mía ¿Te enteras? ¿Quién te ha dado permiso para que la regales? Seguramente me respondería eso, que él no piratea, que él "enlaza". En fin, una, otra, batalla perdida.




(*) Esto me ocurrió hace unos años, allá por 2002. Estábamos diseñando un videojuego en Tafira, Gran Canaria. Acabó llamándose Free Wheel. Mirad en IMDB si os parece interesante. En aquellos días de RDSI y modems, el congreso tenía un foro en el que podías chatear con los parlamentarios que lo tenían a bien. Tuve un encontronazo con una diputada que decía que el dinero público "no es de nadie". Yo le decía "es de todos", y le rogaba que pensara en la etimología de la palabra "público". Ella seguía en sus trece. No sé que habrá sido de aquella diputada, pero su forma de pensar era, y es, desgraciadamente, demasiado común en este país.

Nada que añadir

  

Esto está apareciendo en los buzones de miles de españoles. Nada que añadir ¿Verdad? ¿Para qué? ¿Que la gestión de nuestra salud está en nuestras manos? Hay que ser cabrones.

martes, 25 de noviembre de 2014

Bill Plympton en Gijón



Llevo cruzándome con Bill Plympton en festivales desde, creo, 1997, cuando le conocí en Sitges y le compré un libro que me firmó. Es un nómada que ha elegido el camino más difícil de todos, luchando por mantener su independencia con furia y pasión, con humor e ingenio. Pudo haber trabajado en Disney, pudo haber seguido una carrera más cómoda, pero ha elegido seguir fiel a sí mismo. Mantener la libertad como estandarte, al precio que sea.

Bill Plympton sería bastante asombroso sólo por eso. Pero es que además es uno de los clásicos más poderosos, originales y brillantes del mundo de la animación que mi generación ha tenido la fortuna de conocer. Y digo fortuna, porque poder saludar a un maestro como Plympton es un regalo. Y poder disfrutar de su obra, el más importante de los regalos. Le recordarán por generaciones, es un salvaje, un estajanovista, un iconoclasta, un rebelde y un narrador visual maravilloso.

Estos días he podido ver su último largometraje en el mejor festival de España, el Festival de Cine de Gijón (brillante, extraordinario, perfectamente organizado y con la mejor programación y selección que puedas imaginarte), el mudo y jubiloso y demente y divertidísimo y brutal y romántico Cheatin', que contiene una de las escenas más poéticas y hermosas que he visto en años; cuando Ella se enamora de Jake y saca su corazoncito maltrecho del interior más recóndito de su ser, al que viajamos en un rollercoaster surrealista, entregándoselo a un cupido bastante asombrado. La retrospectiva del autor organizada por el festival, que además añade un libro biográfico, recorre toda su obra, y añade su corto Footprints, una maravilla que mezcla la fábula con el horror y la mente desbocada en una suerte de escritura libre, uno de los mejores cortos animados de los últimos años, que por cierto, acaba de ser preseleccionado a los Oscars, o su precioso fragmento de Kalihl Gibran's The Prophet, que ilustra con libérrima plasticidad uno de los textos más hermosos escritos por el hombre. Puede hacer todo eso, y con un estilo que siempre es fresco, siempre diferente.

Plympton es un poeta, eso lo sabíamos muchos hace tiempo, un intelectual con un discurso férreo camuflado de comedia y brutalidad post-slapstick, y uno de los mejores animadores del mundo. Ni sus nominaciones al Oscar, ni los cientos de premios que arrastra, obvian el hálito poético de su filmografía, descacharrante, extraordinaria, brillante y desencadenada.

En la Master Class con que obsequió a un puñado de rendidos admiradores y amantes de la animación y el cine, entre los que estaban Sam (la voz más poderosa del stop motion nacional), Rocío Ayuso y Raúl García (otro de los mejores animadores del mundo; por cierto, a ellos se debe el precioso libro sobre Plympton que edita el festival), nos contó algo de la odisea que su vida ha sido. Acaba de ser padre. Se le abre un mundo de nuevos descubrimientos, y nuevas obras. Cuando le preguntaron por sus influencias, no tuvo dudas: Richard Lester, el genio que convirtió el free cinema británico en pura magia y Terry Gilliam, Dios (pido perdón a Fernando Trueba por hurtar la divinidad a Billy Wilder, espero que lo comprenda) (*). Los que hemos estado en Gijón este año hemos tenido la suerte increíble e inesperada de compartir unos minutos de vida con todos ellos. Somos afortunados. Esa magia sólo la consiguen los mejores festivales del mundo.

Pd: Se atribuye a Newton la frase aquella de (cito de memoria) "Si puedo ver tan lejos es porque cabalgo a hombros de gigantes", una de las formas más bonitas que he visto de expresar el progreso del conocimiento científico entre las generaciones. En el caso de Plympton, la cadena de influencas es múltiple, pero una de ellas es la que lleva de Lester a Gilliam (que reconocía en su propia Master Class de Gijón que se dedicaba al cine gracias a haber visto las películas de Richard Lester), y de Gilliam a Plympton, ambos, por otro lado, animadores. Gigantes cabalgando a hombros de gigantes.

(*) También citó a Winsor McCay, alguien con el que Plympton tiene muchos puntos en común. Os invito a conocer su obra. El día que inventen una máquina del tiempo sería una de las primeras personas con las que me tomaría un te.

jueves, 20 de noviembre de 2014

En el Festival de Gijón



Como ya he comentado, tenemos pronto el estreno de THE MYSTERY OF THE KING OF KINEMA en la Sección Competitiva (DocuFICX) de la 52 Edición del Festival de Cine de Gijón.

La película se proyecta dos veces dentro del Festival. La primera, el lunes 24, a las 19:45, en los Cines Centro, y la segunda, el viernes, 28, a las 20:00, en el Centro Municipal Pumarín "Gijón Sur". En la primera proyección estaré haciendo una prequeña presentación de la película.

Os pongo aquí algunos posts sobre la producción que cuenta la vida del pionero del cine cómico Max Linder, un trabajo que ha sido bastante azaroso y se ha prolongado por tres años. Desde aquí mi agradecimiento a todo el equipo y a los entrevistados. Espero que os guste, y que, si pronto conseguimos distribución, podáis verla en cines.

Mientras tanto ahí van algunos posts (de la parte en inglés de este blog) sobre el equipo, el rodaje, más sobre el rodaje, y más, y más aún, el último día, la investigación, el montaje, el primer poster, el diseño de sonido, el poster final, o unas fotos de Max que ya tienen un siglo.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Capra y Sorkin


Vivimos en un mundo feo y despiadado, en el que un puñado de personas poderosas deciden sobre vidas y haciendas, especulando a base de una vileza y una estupidez de tamaño continental.

Este es un lugar, un aquí y ahora, que no me gusta. No me gusta que nuestros hijos se vean arrojados a una sociedad en la que el prójimo es mirado como una fuente de ingresos, o donde grandes empresas estafan a diario con modos mafiosos y de modo impune, pasándose por el forro de sus caprichos las leyes. Y sobre todo que todo este dislate sea visto como normal, inevitable, "signo de los tiempos".

Pero el mundo desregulado que hemos creado, por acción u omisión, es este. Por eso creo que hace falta, más que nunca, recordar que antes hubo un mundo, no sé si mejor que el actual, pero en el que al menos ese puñado de malnacidos no especulaba con el precio del trigo a costa de las vidas de millones, o donde la banca especulativa no devoraba a la tradicional. Porque estaba prohibido.

Fue así, allá por los años 30, cuando tras la Gran Depresión, algunos aprendieron la lección y la banca especulativa se separó de la banca de ahorros. Algo tan simple, que justo es decirlo, nos recuerda que muchos problemas aparentemente irresolubles tienen soluciones soprendentemente sencillas. Durante 40 años todo pareció ir bien, hasta que, vía derogación, aquella separación se esfumó como si nunca hubiera existido, en la era Reagan-Thatcher. Y los adalides del neoliberalismo tomaron el mundo de nuevo por la fuerza.

Los resultados de nuestra mala memoria los vivimos a diario. La crisis del 2008 que para países débiles como España es la crisis de 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015... Lo vemos a diario: los responsables del desastre siguen impunes, los bancos rescatados se han comido el Estado Social, y la cosa puede ser aún peor, vía Deuda Soberana y Déficit. Y sigue habiendo gente que defiente la desregulación.

¿A qué todo esto? A que a veces algo tan tonto como una serie de televisión te devuelve la idea de que hay maneras diferentes de pensar y de hacer las cosas. Porque este artículo va de series de televisión... Y de películas en blanco y negro.

The Newsroom, la serie de Aaron Sorkin que produce HBO y emite en España Canal Plus, es uno de esos pequeños milagros. En unos tiempos postdescreidos en los que sólo parece que la ignorancia y la maldad sean valores en alza, sus historias, puramente caprianas en un mundo que juzgó lo capriano como infantil e ingenuo para sumirse en el sarcasmo propio de la crueldad y la desesperanza, nos devuelven un poco de luz sobre este estado de cosas que, o cambiamos, o nos devorará y deglutirá.

¿Sabéis quién era Frank Capra? Los que no, estáis tardando en recuperarle. Empezó escribiendo gags para actores del cine mudo, y se convirtió en un grano en el culo, en un revolucionario, a través de lo que parecían comedias llenas de buenos sentimientos, republicanas e individualistas. Capra era un hombre libre en un país que necesitaba hombres así. ¿Existen personalidades similares hoy en día? Sorkin podría ser un sucesor de Capra, sí.

Os recomiendo The Newsroom, a pesar de sus excesos (los que conozcáis la obra de Sorkin no necesitaréis más pistas). Lo mismo que todo el cine del viejo y bueno y sabio e ingenuo de Capra. Recuperad "Caballero sin Espada", o ved "Amen", el episodio quinto de la primera temporada de The Newsroom. Eso es hacer cine, eso es hacer televisión. Ese es el camino para cambiar las cosas desde el pequeño espacio que permite el arte dramático.

No es un problema de moral, o de buenos deseos, o de mala conciencia. Es un problema de supervivencia.

Pd: Para puristas, el precioso main title de la serie es de Thomas Newman. En la cabecera podemos ver los rostros de legendarios presentadores de noticias televisivas norteamericanos: Walter Kronkite o Edward R. Murrow. En España no tuvimos presentadores así, sobre todo porque en aquellos años las noticias estaban férreamente controladas por Ministros de Información, como Manuel Fraga, al servicio de un dictador. Bueno, al otro lado del Atlántico tenían sus propios problemas (desde la Caza de Brujas a la obsesión de la Guerra Fría), no eran santos, pero los nuestros, vistos con perspectiva, resultan desoladores.

Ppd: The Newsroom es el papel de su vida para Jeff Daniels, como lo fuera 30 Rock para Alec Baldwin. Nunca estarán mejor, ni más brillantes ni más divertidos. Daniels hace de un presentador de noticias republicano que odia al Tea Party y que piensa por sí mismo, lo que le convierte en un peligro para muchos amantes del estado de cosas. Los hombres libres son los que hacen el mundo mejor.

La captura de pantalla de un plano del  Episodio Quinto de la Primera Temporada de The Newsroom, titulado Amen, la incluyo en ejercicio del derecho de cita.

viernes, 14 de noviembre de 2014

De vuelta a Helsinki


Hoy en Helsinki hay otra proyección de mis películas. En esta ocasión programan "No-Do", conocida por aquellos lares como "Pahuuden Ihmeet" (algo así como "Milagros malos"). Así que ya sabéis si estáis por allá... tomaos un café y a pasar miedito con la peli. De nuevo, gracias a Eduardo Serradilla y a la gente de Arkadia por organizarlo todo.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Todo lo que es susceptible de empeorar...


He escrito varios artículos alrededor de mi pelea por que TVE respete la integridad de las obras cinematográficas que emite (si tenéis la paciencia suficiente veréis un par de entradas sobre este asunto en este Blog; la más extensa en uno de los Epistolarios). Resumiendo: tras un diálogo de besugos con la llamada "Defensora del Espectador", decidí tomar cartas en el asunto, pedí a la Comisión Parlamentaria de Control de RTVE una aclaración y posteriormente al Defensor del Pueblo. Tengo sus respuestas. La primera fue una interesante serie de preguntas parlamentarias dirigidas al recientemente dimitido Director General del Ente, quien las respondía con unas tonterías mezcladas con falacias que merecen un ulterior análisis. El Defensor del Pueblo, dándome la razón, se inhibía, recomendándome el paso a la denuncia, cosa que ahora sí podía hacer con todas estas pruebas de cargo en mi mano.


Así que procedí a denunciar este dislate a la Dirección de Telecomunicaciones y del Sector Audiovisual de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que es "la autoridad al cargo" del asunto en estos momentos.

Mientras tanto la cosa empeoraba: No satisfecha con invadir con autopromos animados de cuando en cuando casi un tercio del fotograma de una película (observad en la imagen de arriba cómo  tapa impunemente los subtítulos de un documental), ahora TVE añadía una espantosa mosca (área superior derecha) que informaba redundantemente de lo mismo que muestra en los autopromos animados, eso sí, durante TODO EL METRAJE DE LA PELÍCULA QUE EMITE.

Lo dicho. Todo lo que es susceptible de empeorar, empeorará.

Finalmente, la CNMC ha juzgado que no procede la denuncia, archivándola. Fin de la aventura. Sólo quedarían ahora los tribunales. Así vamos. Una televisión pública destroza lo que emite grosera y salvajemente, pero no pasa nada. Esto es España. Donde todo vale.

Las imágenes las capturé en el Mac Mini a través del que veo la televisión en Madrid, con el programa EyeTV. Las uso acogiéndome al derecho de cita.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Vuelve a latir


Lo primero que hizo el actual gobierno del Partido Popular al llegar al Ayuntamiento de Las Palmas fue llenar los vehículos de la concesionaria que hace servicios de limpieza para ellos -que no para la ciudad- con ese logotipo y slogan que ven en la foto: "Vuelve a latir".

Me parece profundamente equivocado y diría que inmoral gastar el dinero público, el dinero de los impuestos, y más en los tiempos que corren, en poner logotipos de colorines en los vehículos de limpieza urbana. El hecho de que se indique a modo de subtexto algo así como "Aquí estamos de nuevo. Los de antes eran unos incompetentes, pero hemos regresado a poner las cosas en su sitio, y por fin Las Palmas vuelve a latir" es todavía peor. Es redundar en el "o nosotros o el caos", y en ese guerracivilismo de baja intensidad que ensombrece desde hace dos décadas cualquier escenario político.

Hay muchas formas de corrupción. Algunas son más insidiosas que otras, pero revelan claramente la terrible forma de pensar de ciertas personas en quienes, vía votos, la ciudadanía deposita la responsabilidad de regir sus destinos. Es todo un ejemplo de incompetencia pura y dura. Gastar dinero en eslóganes con un 35% de paro tiene un nombre: prevaricación. Esto es: actuar mal a sabiendas. Tal vez no sea demostrable ante un tribunal, pero es un acto vil. Y me temo que las mentes preclaras que lo organizaron ni se dan cuenta de ello. Porque siempre ha sido así. Luego se escandalizan cuando les llaman "casta".

Estos métodos propagandisticos revelan una forma muy equivocada de entender -mejor dicho, de no comprender- el servicio público. Y ahora que se acercan las elecciones (de hecho ya estamos en una precampaña no declarada), estos malos modos vuelven con renovada fuerza, para nuestra desgracia, convirtiendo la política en una especie de producto de mercadotecnia diseñado para engañar al comprador.


Tomé la foto en la Calle Mayor de Triana en Las Palmas de Gran Canaria, el 28 de agosto de 2014.

martes, 4 de noviembre de 2014

Un miniciclo en Finlandia


Si estos días estáis por Helsinki  :-)  , el próximo día 7 me hacen una minirestrospectiva en la Librería Arkadia de la capital, con la proyección de mi corto "Home Delivery", que adaptaba a la animación un cuento de Stephen King, y de "La Hora Fría", un largometraje de ciencia-ficción con zombies protagonizado por Silke que estrené hace ya unos años. Si no os cuadra viajar a Finlandia, siempre podéis ver "La Hora Fría" vía Filmin.

Gracias a Eduardo Serradilla Sanchís por la organización, y espero que sea un éxito de público.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Seleccionados en Gijón


 
Max Linder. Uno de los mayores pioneros de la primera década del cine y sin duda uno de los más olvidados. Una parábola de la memoria del mundo, tan flaca en todo, y una tragedia personal. Hace justamente cien años, Linder estaba en la cúspide de su fama. Cuando vino a Barcelona hubo tumultos. Si eras una persona elegante te decían que eras "todo un Max Linder", como luego se diría en sucesivas generaciones "está hecho un John Gilbert" o "un Robert Redford".

Max perdió el alma cuando se encontró en mitad del brutal campo de batalla de la I Guerra Mundial. El cine cambió entonces, como el mundo, y Linder también. Nunca volvió a ser el mismo.

He terminado un documental sobre él, en el que he tenido la fortuna de poder entrevistar a su hija, Maud, una lúcida revolucionaria de 90 años que ha dedicado la mayor parte de su vida a perdonar y comprender a un padre que nunca conoció. Su voz, junto a la de Jean-Claude Carrière, Luciano Berriatúa, José Guimón, Anthoni Balducci, Carlos Paz, George Renken y el mismísimo Max Linder (interpretado por Julio Perillán) nos ha ayudado a arrojar algo de luz sobre el misterio de Max.

 Un momento del rodaje

Con esta película hemos descubierto muchas cosas: desde películas olvidadas de Linder a detalles inéditos de su vida. Le llamaban "El Rey del Cinema" hace un siglo, y era el hombre más famoso del mundo. Es justo recuperar su figura, trágica como pocas; pero qué vida humana no encierra una tragedia.

Nos acaban de seleccionar "The Mystery of the King of Kinema", para la Sección Competitiva de la 52 Edición del Festival de Gijón. Esperamos que el público del festival la disfrute. Y que pronto todos podáis verla.

El póster de la película es obra de Santiago Verdugo, de Sopa de Sobre Dibujos Animados.

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...