lunes, 28 de enero de 2019

Entre los sueños - El invitado inesperado


En esta espectacular foto de Juan Santana podemos ver una imagen nocturna de la carretera que lleva al Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma, y sobre ella la Vía Láctea. Una carretera que serpentea a lo largo de varias decenas de kilómetros hasta llegar a lo más alto de la isla, donde, se encuentran los observatorios astronómicos que se han hecho famosos en todo el mundo. Una carretera que se tarda varias horas en recorrer, y que por la noche es realmente peligrosa.

Alguien permanece en mitad del asfalto, un invitado inesperado que forma parte central de la trama de "Entre los sueños", mi novela publicada por Ediciones B, que ocurre en estos parajes tan misteriosos como remotos.

Un personaje que tiene mucho que ver con los protagonistas de la historia, y que nace de lo más íntimo de sus propios sueños. 

Alguien incontrolable, imprevisible, y peligroso.


Sonia y Juan son dos físicos recién casados que acuden a las modernas instalaciones de telescopios del Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma, para realizar una importante investigación.
Pronto Sonia se encontrará en una inquietante situación cuando su marido empiece a hablar en sueños, con una voz completamente diferente a la suya. Con el paso de los días, esa personalidad, que se hace llamar Robert, va apoderándose de Juan, y Sonia empieza a sentirse atraída por él.
Aislados en un lugar escarpado, sin conexión a internet ni posibilidad de utilizar el móvil, Sonia y Juan (y Robert) entrarán en una espiral cada vez más enloquecida y peligrosa.
Un escenario sorprendente.
Una intriga científica apasionante.
Una trama psicológica de alto voltaje.

viernes, 25 de enero de 2019

La estrategia del pequinés - El primer día de rodaje


... Y llegó el primer día de filmación. Seguirían varias semanas de ritmo frenético, madrugones, frío, viento, imprevistos, coincidencias (casi todas felices) y, en fin, esas cosas que hacen los rodajes tan divertidos  :-D

En la foto, repasando unos diálogos con Unax Ugalde, a través del monitor de rodaje.

Con esta imagen doy por terminada esta serie dedicada a los preparativos de la filmación. En breve, nuevas noticias sobre la película.

martes, 22 de enero de 2019

Señales de peligro


Este artículo es un poco urgente.

Algo muy grave está pasando. Y no hablo de las cosas con las que suelo daros la paliza en este blog. No me refiero a la banca, o a las eléctricas, las telefónicas, AENA o las líneas aéreas (la desvergüenza con la que están subiendo los precios cada vez que aumenta el descuento de residente canario en los viajes a las islas es de juzgado de guardia), no. Está pasando en nuestro gobierno nacional, con los PGE, esas abstracciones numéricas que apenas nadie entiende, pero que reparten miles de millones de Euros cada año nacidos de los impuestos.

Parece que en los PGE que se han aprobado estos días alguien se ha olvidado del REF, el régimen fiscal especial canario. Parecerá un tecnicismo, y lo es, pero en esta vida nada ocurre porque sí. Alguien ha decidido “traspapelarlo”. A saber por qué y para qué.

Pase lo que pase -y ya muchos están dando el grito en el cielo- parece que alguien en Madrid no es muy consciente de que ciertas decisiones pueden tener un desastroso efecto mariposa -o tal vez sí-. Inicialmente pueden parecer triviales, pero de repente, desatan catástrofes. Esta es una de ellas.

Y en España estamos acostumbrados a esas decisiones poco meditadas. Hace poco -estoy intentando preparar una carta a la Ministra del ramo para que comprenda el problema, disculpadme la digresión de este párrafo, que os podéis saltar si queréis-, descubrí en mis carnes cómo alguien en Hacienda había decidido que si declarabas retenciones de tus trabajadores -en mi caso para una película- y no podías atenderlas en el momento del pago, no había posibilidad de pedir aplazamiento o fragmentación, como se puede hacer a cualquier pago a Hacienda, y como es de derecho. En una decisión tan arbitraria como demencial, surgió una norma de la AEAT por la que si no atiendes a esas retenciones inmediatamente pasas a ser moroso con Hacienda, sin más opción que pagar el 100% de la deuda, más recargos. Alguien en hacienda que en su vida ha pisado el mundo real juzgó que permitir que las empresas pudieran aplazar sus pagos de IRPF generaba picaresca. Sin basarse en estadística ni en realidad alguna, ese alguien lanzó una norma que demuestra que la vida real y un funcionario del fisco no tienen puntos de contacto: las ultrapymes a veces han de usar el dinero retenido a sus trabajadores para atender a otras obligaciones, es así de simple, y necesitan poder solicitar aplazamientos para responder con el pago de sus retenciones. Esa norma es absurda, un dislate, pero se aplica a rajatabla en todo el país. No hay pensamiento articulado al otro lado de la norma. No hay inteligencia. No hay empatía.

Tras este ejemplo de ensañamiento normativo, vuelvo a lo que está pasando ahora. Es un caso similar. Resulta que el gobierno central ha olvidado en los Presupuestos Generales del Estado a Canarias y el régimen fiscal especial que protege a las islas: lejanía, condición de región ultraperiférica, fiscalidad especial, etc. y que intentan compensar una realidad incuestionable: que somos un territorio especialmente vulnerable. El REF hace que muchas empresas acudan a las islas y sin él pueden largarse, pues Canarias no es un lugar rentable, a no ser que se te den ventajas competitivas. En unos tiempos tan agresivos como los que vivimos, no sería extraño que, de desaparecer el REF, ocurriera una desbandada. Puede ser una catástrofe. De nuevo al otro lado de la norma no hay inteligencia ni empatía. 

Pero voy a mi dominio de conocimiento: peor es lo que puede pasar con los rodajes que vienen a nuestras islas. 

Antes que nada he de decir que creo que los famosos beneficios fiscales al cine no se han aplicado debidamente, pues no apoyan la industria local, sino la condición subordinada de las islas como una zona dependiente del exterior, y sólo benefician a las empresas locales de servicios. También se han aplicado pésimamente por parte de ciertos bufetes que han causado, al menos al gran inversor canario, graves problemas y tremendas desconfianzas. 

Dicho esto -que se enuncia aquí en voz baja-, y con todo, el sumando final es bueno; están llegando decenas de producciones a rodarse a las islas, especialmente norteamericanas, y dejan beneficios a la población isleña, tanto económicos como intangibles. Y eso es objetivamente bueno. Vale que las medidas fiscales no permiten ahora mismo que la industria audiovisual local se desarrolle, pero al menos tal vez podrían hacerlo en el futuro si se consideraran esas producciones como beneficiarias, mejorando el marco legislativo. Todo es posible. 

Sin embargo, si se mantienen las intenciones del gobierno como reflejan los PGE, no habrá tiempo ya para nada.

Miren, el cine es ante todo muy prudente, cada día más, pues las apuestas son muy altas, y se mueve por impulsos, casi todos irreversibles. Es además un amante muy infiel. Los Estudios de cine tienen todo el planeta para moverse por él, con decenas de localizaciones naturales alucinantes peleando por estar en el candelero. En estas circunstancias, llegar a ser un lugar de rodaje preferente requiere de mucha paciencia, constancia, y sobre todo perseverancia y esfuerzo continuado. Ser tan sólo una moda, un recurso pasajero, ha ocurrido en decenas de localizaciones que estuvieron en boga hace poco: Praga, luego Budapest, más tarde Albania, entes Italia, Malta, Marruecos, Polonia... , hace medio siglo la España de la dictadura también llamó a las producciones de Hollywood, y aquello duró poco tiempo también. Por poner unos cuantos casos, todos esos territorios ofrecieron beneficios de algún tipo, estuvieron en boca de muchos productores internacionales por una temporada, y ahora van camino del olvido.

Ese olvido puede llegarnos aquí a poco que el productor norteamericano o internacional -sus abogados en realidad- detecte algún tipo de inseguridad jurídica en lo que les ofrecemos desde nuestras islas. Y si eso ocurre, no regresarán; seamos claros, todos esos grandes productores no vienen por los paisajes, ni por los alojamientos, ni por las infraestructuras, ni por los servicios locales, no. Vienen por los beneficios fiscales, y si estos se acaban, se cerró el grifo, y aquí no hay segundas oportunidades. 

Estamos en manos del legislador de Madrid que, una vez más, no sabe lo que hace cuando legisla, como en el ejemplo que les puse antes de las retenciones. Efecto mariposa. Consecuencias catastróficas.

Todas esas noticias de rodajes internacionales que vemos a veces en nuestra prensa local, que si “Star Wars”, que si Stallone paseando por las ramblas de Santa Cruz, que si "Wonder Woman 2", pasarán a ser recuerdos de los abuelos, como lo son ahora los rodajes de “Moby Dick” o de “Hace un millón de años” hace décadas, a poco que la legislación nos ponga un traspié. Y me temo que, si nadie lo remedia, va a ocurrir, una vez más. En este país parece que somos únicos para colocarnos palos en las ruedas.

Que alguien llame a la cordura al gobierno central, pues creo que se están tomando decisiones con gravísimas consecuencias para todos. Lamento ser portador de pésimas noticias, pero me temo que, o alguien arregla lo que se lee en la prensa estos días, o nos espera un futuro oscuro. Y no sólo porque se acabaría el hecho de ser el plató preferido de Hollywood, algo que siempre es coyuntural, sino que luego vendrán cosas mucho peores.

Perder el REF es una locura, así de claro. De nuevo, un acto legislativo sin inteligencia, ni empatía.

Tomé la foto el 11 de diciembre de 2018.

"Entre los sueños" en Onda Cero con Sergio Miró


Este pasado día 21, el llamado blue monday, Sergio Miró me entrevistó dentro de su programa matinal Canarias en la Onda, en Onda Cero. Aquí podéis oír el programa. La entrevista está más o menos a partir del minuto 41.

En ella hablamos de "Entre los sueños", mi nueva novela, editada por Ediciones B, que cuenta una historia de misterio entre los telescopios astronómicos de la isla de La Palma, y del largometraje "La estrategia del pequinés", adaptación de la premiada novela de Alexis Ravelo, que fue rodada íntegramente en Gran Canaria, y que estamos terminando durante estos días, como os voy informando en este blog. Espero que os guste la entrevista.


La foto se Sergio Miró es copyright Onda Cero.

jueves, 17 de enero de 2019

"La estrategia del pequinés" - los ensayos


Apenas llegados a Las Palmas, Kira Miró y Unax Ugalde se incorporaron a ensayar sus escenas en una sala preparada por la producción a tal efecto. Quedaban pocas jornadas para el inicio del rodaje.

viernes, 11 de enero de 2019

Entre los sueños - El telescopio William Herschel


En este telescopio, situado en las instalaciones astronómicas del Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, ocurren algunos momentos cruciales de mi novela "Entre los sueños". 

Es un edificio espectacular que contiene un telescopio reflector de 4,2 metros de diámetro. Debe su nombre a uno de los más grandes astrónomos de todos los tiempos, descubridor del planeta Urano.

La foto es de Wikipedia, y su autor es H. Raab, bajo licencia Creative Commons.

martes, 8 de enero de 2019

"La estrategia del pequinés" - El último viernes



El viernes previo al primer día de rodaje realizamos algunas pruebas de planos en localizaciones y aprovechamos para hacer una foto de Cora y Tito que juega en la acción, todo ello supervisado atentamente por Juan Antonio Castaño, director de fotografía, y en el conocido restaurante Amigo Camilo de la playa de Las Canteras, que juega un importante papel en la historia. 

En las fotos podemos ver a François Crozade, segundo ayudante de dirección, Kira Miró (Cora), Unax Ugalde (Tito) y Juan Antonio Castaño.




sábado, 5 de enero de 2019

Esto no es un banco, es un centro comercial


Hace unos días me encontré con esta advertencia a la entrada de la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria, arteria comercial tradicional de la ciudad.

La Caixa promete que en ese local (uno de los mejores de la calle) abrirán lo que llaman una “Caixabank Store”. Para los que no lo sepáis: Caixabank es el otro nombre de La Caixa, una de las escasas cajas de ahorro que sobrevivieron a la masacre de la crisis bancaria e hipotecaria española de hace unos años. Actualmente es una de las entidades bancarias más poderosas del país. Absorbió hace unos años a un puñado de cajas quebradas que se habían unido en un consorcio, Banca Cívica, y con ellas a sus clientes.

Voy a intentar explicar serenamente por qué este nuevo invento de la banca me parece un dislate.

Corren malos tiempos. La crisis no acaba de irse, y parece que se acerca otra. La banca tradicional, tras haber arrasado con la economía del país (con unas prácticas realmente repulsivas, desde los desahucios a las preferentes, pasando por el abandono de los pequeños accionistas, la venta de hipotecas a precio de saldo y repletas de cláusulas abusivas, o las corruptelas políticas que vaciaron las cajas de ahorros de toda la vida) y haber sido rescatada, se devoró a sí misma, y apenas un puñado de grandes bancos atienden las necesidades de personas y empresas en el país actualmente.

Y lo hacen mal. Cada vez peor. Ya no tienen competencia, y la tentación de copiarse, de hacer políticas similares para atrapar a sus clientes, está ahí. Y no digo más, no sea que alguien se me enfade.

La banca española tiene millones de clientes secuestrados, que no pueden escapar de ella. La necesitas para domiciliar tu nómina, pagar los servicios diarios de otros oligopolios, como las comunicaciones o la luz, sospechosamente todos ellos servicios públicos que fueron privatizados un par de décadas atrás, eres ya sólo una cuenta, en la que Hacienda puede meter mano sin salvaguarda judicial alguna, y la banca, cómplice de todo ello, se deja querer por los gobiernos.

Además, los bancos españoles incumplen sus obligaciones legales con los ciudadanos mediante desatención o comisiones abusivas, sin que nadie haga nada por evitarlo. La razón es bastante retorcida: casi todos los partidos políticos españoles deben algo a la gran banca. Y cuando llegan al poder notan esa mano en sus partes pudendas permanentemente, recordándoles a quién deben haber llegado a donde han llegado. Eso explica muchas inacciones. Y muchas cosas impresentables que han pasado recientemente.

Y ahora la banca ya se ha quitado la máscara. Total ¿Para qué disimular, si tus clientes no se pueden ir a ningún lado? Se cierran sucursales a centenares, se deshacen de deudas que afeen sus balances vendiéndolas al peso a oscuras empresas de recobro, que son aún peores que ellos, y ahora se les ha ocurrido reinventar el concepto de banca (a peor, como siempre).

No paro de preguntarme en estos tiempos críticos cómo puede ser que en las altas esferas de las grandes empresas sólo se tomen las peores decisiones.

Empezó la cosa hace unos años en el Santander, reconvirtiendo sus oficinas en unos saloncitos multicolores en los que el cliente sólo importa cuando se le puede vender algo, repletas de comerciales y con apenas uno o dos atareados cajeros humanos, mientras la operativa diaria se redirige a internet, a los cajeros automáticos, o a la nada. Se te exige el número de DNI, algo que considero de dudosa legalidad, sólo para poder entrar a la sucursal.

El Santander, que tiene como clientes a millones de jubilados, les niega el derecho a acudir a sus sucursales de toda la vida, y les obliga a relacionarse con su banco mediante aplicaciones informáticas que ni entienden ni saben manejar. Es todo feo, humillante, lamentable. Hay que ocultar las colas. A menos cajeros mayores colas, y las colas nunca están bien vistas, pero esas colas no existirían si no se hubiera despedido a los cajeros masivamente ¿entendéis lo que quiero decir cuando hablo de incompetencia?

El caso es quitarse de encima la engorrosa operativa diaria y vender cosas: créditos, acciones, valores, hipotecas... lo que sea. Una vez capturado el cliente, ya se le puede maltratar, olvidar y freírle a comisiones, que el español tiene fama de dócil (la peor herencia de la dictadura es la incapacidad congénita que tenemos para pelear por nuestros derechos, algo que algunos explotan a fondo y sin complejos).

Al concepto que describo más arriba lo llamaron "Digilosofía Santander".

Los demás bancos han empezado a aplicar políticas similares, a la vista de que la gente no se queja: menos sucursales, más despidos y ERES masivos (que pagamos todos), oficinas que son cualquier cosa menos una oficina bancaria, y los clientes haciendo de empleados de banca en los cajeros automáticos o vía internet. Todo ello vendido mediante publicidad como un “logro”, una nueva “libertad” para los clientes millennials.

La última en subirse al carro es La Caixa. Van a cerrar sucursales y despedir empleados, pero lo van a disfrazar todo con estas “nuevas oficinas”, estas “Caixabank Store”. Ahora te van a vender productos bancarios, o televisiones, móviles, o gadgets tecnológicos, y al fondo habrá un cajero humano sudoroso y estresado luchando por mantener su puesto de trabajo al que sólo podrás acceder mediante cita previa. El lugar estará, eso sí, lleno de comerciales agobiados por unas exigencias de rendimiento mensual imposibles, que querrán venderte lo que sea y rápido.

Los tiempos no son buenos, comentaba más arriba. La banca tradicional está viendo cómo cada año le cuesta más cerrar con beneficios mayores, ese concepto tan estúpido de la economía neoliberal, y saben que en cuanto entren en su negocio los nuevos operadores globales que lo pretenden (Google y Paypal, entre otros) estarán jodidos.

Empero, en vez de mejorar el servicio directo y personal, de proximidad, que es lo único en que pueden diferenciarse de la nueva banca online en ciernes, se suicidan, adoptando políticas completamente desnortadas y sin rumbo: convertir sus sucursales en centros comerciales y despedir empleados es uno de esos pasos completamente idiotas. En resumen, alejarse más y más de sus clientes

Queridos ejecutivos de La Caixa y demás banca, os regalo una previsión: esto va a acabar mal; estáis cavando la tumba de vuestro propio modelo de negocio, estáis tomando, sistemáticamente, las peores decisiones de todas las disponibles. 

Algunas tautologías para aclarar las cosas: Un banco no es una tienda. Un banco ofrece servicios a sus clientes para gestionar su dinero, que les vende. Y es además el intermediario necesario entre los ciudadanos y la administración. En este sentido, un banco ofrece un servicio público. Es parte de lo que podríamos llamar el "corazón" de los servicios básicos, junto con las telecomunicaciones, la electricidad (la energía en general), el agua, la vivienda, la sanidad y la educación. Así que un banco no puede reconvertirse en otra cosa, porque deja de ofrecer ese servicio básico que lo define, y que le da su carta de realidad en una sociedad.

Por mi parte, en cuanto pueda evitar ser vuestro cliente, dadas las decisiones que tomáis, lo haré, en vista de que esa puede ser la única forma de expresar mi disconformidad con vuestras decisiones. Y no soy el único ciudadano harto. El descontento se palpa cada día en las colas de clientes del Santander, La Caixa o el BBVA, por citar algunos.

Lleváis años destrozando con saña la imagen que generaciones de banqueros honrados y modestos construyeron (y que muchos empleados y directores de sucursal intentan mantener a pesar de vosotros, día a día), y llenándola de marketing vacío. Os merecéis lo que os va a pasar. El problema es que lo que os ocurra a vosotros nos contagiará a todos. Cuando quebréis, os llevaréis por delante los ahorros y las vidas de miles de personas. Estamos unidos en la caída al abismo. Por eso me parece tan grave y tan irresponsable la deriva de la banca española últimamente. Porque están jugando con nuestro dinero.

Y porque se van a estrellar, eso os lo garantizo; están tirando millones de Euros que son de sus ahorradores (y que acabaremos pagando cuando fracasen) en estas estupideces de “Caixabank Stores” que no son sino parches para su incompetencia, espejismos para ocultar el cierre masivo de sucursales, que están mandando a cientos de empleados al paro, y que están abandonando a los clientes, personas y empresas, que son quienes los mantienen vivos, a su suerte. Es un acto profundamente tóxico que, me temo, nos puede llevar hacia una sociedad peor.

En fin, indistinguible ya la vileza de la incompetencia, me echo a temblar con los tiempos que vienen. 

Mientras tanto, a disfrutar de las “Caixabank Stores”, donde podréis comprar móviles, o beber un zumo antioxidante, pero donde no os dejarán hacer una simple transferencia.

Y el gobierno, como siempre, mirará para otro lado.

Y nosotros también.



Pd.: Me alucina cómo están llegando a puestos de altísima responsabilidad, o bien completos incompetentes o auténticos psicópatas. Sólo así se explica lo que está pasando. Os cuento un par de casos más. Otro ejemplo es Movistar. Allí dentro tienen unos carísimos laboratorios que quieren ser como el MIT pero que sólo son marketing y eslóganes publicitarios (para hacer el MIT primero tienes que ser una democracia de cultura protestante, eso para empezar, y tienes que ofrecer a tus ciudadanos permeabilidad social, eso como segundo punto, dos cosas que ocurren en USA pero no en España). Allí, digo, tienen hasta un gurú tecnológico (en unos tiempos en los que el concepto de gurú tecnológico se tornó demodé hace como una década, pero explícale eso a un directivo de Movistar, seguramente un reciclado de la política que ha entrado por una puerta giratoria, al que pagan por sentar sus posaderas en un despacho pero que es un analfabeto funcional) que se dedica ahora a lanzar asistentes de voz digitales, como si sus clientes sólo quisieran que sus televisores les respondan con la voz de Siri, cuando lo que quieren es poder llamar por teléfono, disfrutar de un servicio técnico competente, y tener buenas conexiones que no se corten o se degraden sin previo aviso constantemente por un precio razonable. Pero Movistar ha olvidado que ofrece un servicio básico, y se ha vaciado de empleados de tal manera que ya no tiene técnicos, ni expertos, ni desarrolladores; es una carcasa vacía que maneja miles de subcontratas, donde nadie piensa ya, llena de directivos que dirigen departamentos en los que sólo hay becarios. Sólo se toman decisiones de marketing. Otro ejemplo es AENA, una sociedad, ésta todavía pública, que gestiona los aeropuertos españoles y muchos otros de todo el mundo, y que los ha convertido en gigantescos centros comerciales irrespirables, zocos en los que sólo importa vender a toda costa lo que sea y a precio de oro. Todos estos modelos de negocio, por llamarlos de alguna manera, están condenados a devorarse a sí mismos, pero nadie parece darse cuenta de que es una carrera suicida. Los incompetentes, los ambiciosos, lo peor de lo peor, taponan las juntas directivas de las empresas que dan servicios básicos, y deciden sobre nuestras vidas y haciendas. Echémonos a temblar.

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...