domingo, 24 de febrero de 2013

Un mal modelo de negocio




Youtube es un servicio de video por internet que ha resultado revolucionario. Esta web en la que los usuarios pueden ofrecer videos para su visionado a otras personas y que nació en 2005 por tres antiguos empleados de Paypal como una “televisión personal para internet” ha tenido un crecimiento impresionante en los últimos años. Su tremenda popularidad lo convierte en el servicio de video online más popular del planeta, por encima de otros similares como Vimeo, Daily Motion o Flickr. Youtube fue adquirido hace un par de años por Google, el gigante de Mountain View, la empresa más poderosa de la red de redes.

Sin embargo, Youtube ha crecido sobre unos cimientos que considero cuestionables. Cualquier persona puede subir un video a Youtube y ponerlo a disposición de, literalmente, miles de millones de visitantes de esa famosa web, pero el control de la propiedad de esos vídeos no es tan exigente como debiera. Yo mismo puedo subir ahora mismo un video o película sin el consentimiento de su legítimo propietario con sólo marcar una difusa declaración en la web indicando que “soy el propietario de los derechos”, y listo.

Así, la inmensa mayoría de los vídeos de Youtube están allí sin el consentimiento de sus legítimos propietarios. Y eso sí que es preocupante. Toda la base del negocio de esa gigantesca web está fundada en un acto perverso, la negación de la propiedad intelectual. El asunto está en litigio, y Google ha respondido con una tecnología, llamada ContentID que teóricamente permite identificar las obras subidas a Youtube infringiendo los derechos de copyright.

Si han sufrido en sus carnes el encontrarse en Youtube con un video del que son propietarios que alguien ha subido sin consultarles, sabrán de lo que hablo. Como ocurre con las empresas españolas de telefonía, entrar es fácil, pero salir es muy, muy difícil. En las ocasiones en que me he visto en la necesidad de pedir a Youtube que retire un vídeo de su web que ha sido colocado en ella sin mi permiso, me he encontrado con el reverso de la situación. Tienes que demostrar que eres el propietario de los derechos documentalmente, radiografiarte, exponer tus contratos y, así incluso, puede que se te deniegue la petición. Así me pasó con una de mis películas que una persona había subido allí sin mi consentimiento. Tras pedir la retirada del vídeo y entregar toda la documentación solicitada, me fue denegada la petición en Google España. Tuve que recurrir a la matriz estadounidense, previa protesta por el trato en mi propio país, para que mi legítima petición fuera atendida.

Esos modales propios de la jungla, en los que el que vulnera la ley es agasajado y quien ve sus derechos vulnerados es vejado no son dignos de la Red de Redes, si queremos que ésta sea un lugar civilizado. No se puede ni se debe fundar un modelo de negocio en lucrarse con la propiedad de otros que no han consentido su cesión. Me parece lamentable el modelo de sociedad y la catadura moral que implica la aceptación silenciosa por parte de Google de este estado de cosas, y, por supuesto, por parte de gobiernos e instituciones internacionales.

Ese modelo de cosas lleva a monstruosidades como Mega o los miles de páginas web de enlaces a contenidos ilegales de las que disfrutamos en España. Lleva a la piratería directamente, pues se difunde entre la ciudadanía que es lícito vulnerar los derechos de terceros, y además, fácil, y asimismo, impune, siempre que sean derechos intelectuales. Así no se crean sociedades civilizadas.

Estoy plenamente a favor de las opciones que permiten a los creadores el hacer accesible su obra a todos, grauitamente, y soy el primero en alegrarme de la existencia de licencias como Creative Commons, el Copypeft, Gnu, el código abierto, el Dominio Público, etc. Todas ellas garantizan el derecho del creador a decidir sobre su obra. Y aquí está la clave, poder decidir tú sobre lo que es tuyo. No que otros decidan por ti. Y aquí está la clave del problema.

Haz lo que quieras con tu obra: regálala, intercámbiala o véndela, transfiérela, permite su modificación o alteración, el derecho de cita, lo que desees, pues es tuya. Pero precisamente por eso, nadie tiene derecho a manejarla sin tu consentimiento. En este estado de cosas las licencias libres pierden todo su sentido, pues terceras personas vulneran de facto un derecho inalienable sobre lo que es tuyo.

¿Qué sería de Youtube si se extrajera de ella el vídeo que ha sido subido allí sin el permiso de sus propietarios? Sería un servicio residual. Es más, el porcentaje de obra pirateada en ese servicio de Google es tan alto que ellos mismos, en otros casos tan amantes de la libertad de la difusión de la información, ocultan ese dato culpable. Esa es la prueba de que Youtube y Google por extensión están viviendo de las rentas de actos perversos. Y eso, qué quieren que les diga, me parece bastante poco edificante.

Nota: En este artículo se habla de un mensaje interno de Youtube en el que la manager de la empresa, Maryrose Dutton, afirmaba que entre el 75 y el 80% del material que ofrece su web está sujeto a copyright. El artículo, que usa documentos clasificados del juicio de Viacom a Youtube por ofrecer a los usuarios varias decenas de miles de videos de su propiedad y sin su consentimiento, es revelador en cuanto a cómo en Youtube se sabe perfectamente que se infringen esos derechos y se juega al equívoco y a la desinformación al respecto.

La ilustración es la portada del número de septiembre de 1935 de “Wonder Stories”, por Frank R. Paul y está en dominio público.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.