Hace
un tiempo introduje en este blog el experimento que planteaban Silas
R. Beane, Zohreh Davoudi, y Martin J. Savage y que demostraría que
el universo en el que vivimos, y por tanto nosotros mismos, es
(somos) parte de una gigantesca simulación informática.
Hay
una tesis que se opone a esta conjetura. La Hipótesis de
Turing-Church que comenté en aquel mismo post se muestra aplicable
en el mundo natural, y es la base de un experimento como el
planteado. La máquina de Turing es una metáfora de la
mano de un pensador y su lápiz con acceso a una cantidad de papel
indefinida, que puede resolver cualquier problema, o de su sosias
artificial: un ordenador. Esta es la base de que se considere la
posibilidad de nuestro universo como una simulación; el hecho de que
sea algo que se podría modelar y calcular (un proceso computable).
Desde
hace décadas muchos grupos de físicos estudian un área del
conocimiento absolutamente apasionante y con gran futuro, la
computación cuántica. En ella se pueden resolver problemas antes
irresolubles (mediante computación convencional). La computación
cuántica utiliza ciertas propiedades de la materia (la mecánica
cuántica se ocupa de los fenómenos de escala atómica). Varios problemas que sería
muy prolijo describir aquí y que son parte de la base de la
computación cuántica, tales como el Problema de Simon o la
transformación de Fourier cuántica, no satisfacen la Hipótesis de
Turing-Church; esto quiere decir que son procesos no computables, no
se pueden reducir a secuencias de operaciones, pero son computables
con ordenadores cuánticos, así que no existe una máquina de Turing
equivalente para esos procesos (¿Acaso máquinas de Turing
cuánticas? ¿Máquinas oráculo?). El mundo cuántico es un lugar en
el que pasan cosas muy extrañas, afortunadamente confinadas a la escala atómica; eso indica que la Naturaleza puede ser un lugar realmente raro, si miras lo suficientemente cerca.
Así
que mientras un genio no cree una Hipótesis de Turing-Church nueva
aplicable a la mecánica cuántica, la Hipótesis no se aplica en
parte de la naturaleza (el mundo cuántico, o mejor ciertos problemas
que se resuelven en el mundo de la computación cuántica), por lo
que en este momento, y con lo que sabemos, el Universo no es un
proceso totalmente computable, por lo que con los conocimientos
actuales, podemos negar que vivamos dentro de una simulación, aunque
el equipo de investigadores que comentaba en mi post anterior
encontrara una “rejilla” o “granulado”, el conjeturarlo como
prueba de que vivimos en un gigantesco escenario virtual, seguiría
siendo poco más que eso, una conjetura.
También
se puede negar la Hipótesis, como algunos hacen. Entonces no hay
nada que discutir. O hablar de la posibilidad de una posible hipercomputación por encima de las limitaciones de las máquinas de Turing. Eso
hablaría de que viviríamos dentro de la simulación de un megaordenador manejado por unos seres que habitarían
en un universo al que obviamente no tenemos acceso -como no lo tiene
cualquier simulación informática, al menos por ahora- y en el que
las reglas de la física serían otras, y existirían
matemáticas diferentes a las nuestras. Probablemente postulados como el de Kurt
Gödel no tendrían lugar allí. En ese caso, nunca podríamos mirar fuera de la pecera en la que vivimos.
En
el futuro las cosas pueden cambiar, claro. Depende de si nace un
nuevo Alan Turing o un nuevo Alonzo Church que imagine una nueva máquina matemática capaz de resolver esos y todos los demás
problemas. Si la humanidad consigue fabricar un ordenador
cuántico pronto, entonces podremos también valorar otras hipótesis.
La foto la hice en el descenso de un vuelo de Madrid a Las Palmas.
La foto la hice en el descenso de un vuelo de Madrid a Las Palmas.