viernes, 22 de febrero de 2013

Realidad ficticia




En 1999 pasé una larga tempora en Mallorca, trabajando en un proyecto de ciencia-ficción que no llegó a cuajar, en la empresa ArtBit, que entonces era puntera en la animación de personajes CGI en tiempo real. La experiencia fue fascinante. También recuerdo ver mucho allí Discovery Channel, que entonces estaba en el paquete de Digital Plus. Así que tengo un recuerdo de cómo era entonces la programación de aquel canal; documentales de naturaleza, historia, divulgación, mucha producción propia, material entretenido y bien producido.

Hoy ver Discovery Channel (y otros, como History Channel o Biography Channel) mueve al espanto. Sobre todo el primero, encarnado en Discovery Max en la TDT, que se ha llenado de realities de subastas, embargos, cárceles, tatuadores, tuneadores de motos y coches, etc.

Vale que el reality show haya tomado las riendas de la producción televisiva, y que en un movimiento pendular que sin duda regresará por sus fueros en el futuro, ahora está por todas partes, pero es triste enfrentarse a lo que eran canales de divulgación con un cierto prestigio de rigor y ver en lo que se han convertido. Pasa lo mismo en National Geographic Channel y otros canales de similar pelaje. La marea parece arrastrarlos a todos. Y no hablemos de otros canales, ya más generalistas, como MTV, vendidos a la zafiedad hasta tal extremo caricaturesco (los “Wherever Shore” y su sosias castellano) que se aproximan a las pesadillas distópicas narradas en series como “Black Mirror” (Episodio 2 Temporada 1ª, “15 Million Merits” o películas como “Idiocracia” (“Idiocracy”, Mike Judge, 2006)).

Pero es que la cosa va a peor. Los realities en los canales que antes eran “de documentales” compiten en cual es más agresivo u ofrece los detalles más escabrosos. Uno de ellos nos invita a ver la fauna que pasa por una comisaría en Las Vegas cada noche: borrachos, prostitutas, ladrones y demás almas perdidas llenan el programa. Otro convive con los guardias y prisioneros de una cárcel de alta seguridad absolutamente infernal. Un tercero nos muestra cómo un enorme señor que vive de dinamitero hace estallar cosas al grito de “¡Boom, baby!”, o a buscadores de oro luchando como fieras por unas pepitas. En general, todo se estructura en una parrilla diseñada para débiles mentales llena de lo peor de la sociedad, repleta de explosiones, ruido y furia. En eso se han convertido los canales de documentales.

Bien, son los requerimientos del mercado, y bla bla bla, y no tengo nada en contra de los realities (muchos documentales interesantes se han realizado mediante esta técnica; por poner un par de ejemplos puedo citar “The 1900 House” o “Airport”) pero se están alcanzando cotas de envilecimiento que no hubiéramos soñado hace poco. Y no me refiero sólo a las series realities dedicadas a destiladores de licor, magos de guante blanco, timadores o hillbillies urbanos. Me refiero a algo más, a documentales que son pura y simplemente mentira.

Se han estrenado recientemente dos ejemplos de esto. Uno, “Sirenas” (“Mermaids: the body found”. Syd Bennet, 2011) , en Discovery, y el otro, “La Isla del Apocalipsis” (“Armageddon: Apocalypse Island”, 2010), en History Channel. El problema de estos dos productos es que son ficción. Pero en ningún momento se explica al espectador que lo son. Eso equivale a mentir. En el caso de los espectadores menos avisados, el daño que se les puede hacer es considerable ¿En qué momento un canal de documentales ha perdido tanto el norte que difunde falsos productos de documental? ¿Cuándo se permitió el acceso de charlatanes a estos canales?

Y eso por no hablar de otro subproducto, éste reality, en boga, las “series de cazafantasmas” (“Ghost Hunters International”, (2008-), “Ghost Hunters” (2004-), etc.)

Tenemos otro excelso y vergonzoso ejemplo, esta vez patrio, en la serie de J. J. Benítez “Planeta Encantado” (2003), un trabajo de ficción que pasaba por documental, producido por y emitido en TVE sin que en ningún momento fuera identificado como ficción. No me parece bueno, en este caso, que ese tipo de desinformación salga de los impuestos de los ciudadanos. Aunque otras televisiones (las privadas) también recurren a esta ficción “documentalizada”, o “sazonada de realidad” como producto de entretenimiento, caso del progama de la cadena Cuatro “Cuarto Milenio” y, bueno, en ese caso es una televisión privada, pero de nuevo, no sé si es lo mejor tratar asuntos ficticios con ese tono de realidad cuando Cuatro administra la concesión de un bien público, una frecuencia de emisión; eso también tiene que suponer una cierta responsabilidad social.

Volviendo al asunto, programas como “Sirenas” y “La isla del Apocalipsis” suponen un peligroso precedente. Un canal de documentales funciona con un prestigio “de ofrecer realidad” que se ha ganado a lo largo de los años, algo que el espectador da por descontado, suponiendo que está en un entorno honesto. Este marchamo, cuando ese canal emite ficción disfrazada de realidad, lleva a confusión en los espectadores. Me ha pasado ya un par de veces que personas cultas y perfectamente informadas han tomado los productos que he citado como reales, y he tenido que sacarlas de su error. Al ocurrir esto, se sienten traicionados. Un canal televisivo del que se fiaban, del que esperaban al menos, no rigor histórico, pero sí veracidad, les miente. Es muy difícil recuperar ese prestigio traicionado. Y ahí va mi pregunta a los directivos de esas cadenas: ¿De verdad vale la pena?


La ilustración pertenece al libro de Gustave Doré ", Two Hundred Sketches Humorous and Grotesque, que se puede encontrar en el Proyecto Gutemberg, y está en Dominio Público. http://www.gutenberg.org/files/14550/14550-h/14550-h.htm

Error 404

He incidido en varios posts en mi preocupación por la excesiva burocracia añadida que está suponiendo  la implementación de los registros electrónicos en todo el país. La situación es un caos, los ciudadanos ven multiplicada su carga de trabajo administrativo, y una vez más el concepto español del trabajo de las instituciones (el ciudadano como súbdito) aparece transparente en los requisitos y dificultad de los procedimientos administrativos "digitalizados".

Otro ejemplo más. Este mensaje ha llegado a cientos de administrados desde el Gobierno de Canarias hace unos días:


De nuevo un cambio arbitrario, en este caso en un segmento de código, invalida la capacidad de las personas físicas y jurídicas (y, no lo olvidemos, el derecho) de identificarse vía firma electrónica si no se pasa por el aro de bajar e instalar un segmento de código. Sin más explicaciones. Amén de la mala redacción del mensaje, que puede llevar a equívocos (¿A qué se pierde el derecho si no se instala ese código? ¿El administrado debe de hacer algo más?). De nuevo el ciudadano es tratado como un "sujeto pasivo". De nuevo, señores administradores, así no.

Las viejas formas se resisten a cambiar, módems mediante.

domingo, 10 de febrero de 2013

Mariposa





Su nombre es Buttefly ("Mariposa") McQueen. La ví el otro día en TCM en “Alma en Suplicio” (Michael Curtiz, 1945), y, claro, la recordaba de “Lo que el viento se llevó” (Victor Fleming y otros, 1939). En “Alma en Suplicio” es Lottie, la criada graciosa con voz chillona y en “Lo que el viento se llevó” era la tontorrona y asustadiza Prissy. 

Siempre le tocó hacer personajes cuyos nombres eran diminutivos, que carecían de derecho a apellido y en ocasiones a ser acreditados (Vashti en “Duelo al Sol” (King Vidor, 1946), Lily en “Cabin in the sky” (Vincente, Minnelli, 1943), Lulu en “Mujeres” (George Cukor, 1939)). Dejó el cine en los años 50 y volvió a él esporádicamente (“Amazing Grace” (Stan Lathan, 1974), “La Costa de los Mosquitos” (Peter Weir, 1985)). Trabajó en televisión (“Beulah” (1950-1953)) y también de mensajera, costurera, acompañante de ancianos, cajera en Macy's o criada. Cuando tenía 62 años unos vigilantes la vieron pasar demasiado tiempo en una estación de autobuses de la línea Greyhound, así que decidieron que era una carterista, la zarandearon y le rompieron varias costillas. El gobierno la indemnizó posteriormente por las lesiones con 60.000 dólares. Con aquel dinero pudo retirarse.

A los 65 años se graduó en ciencias políticas en el Nueva York City College. Era una atea convencida y fue miembro de la Freedom From Religion Foundation, que le otorgó en 1989 el Premio "Freethought Heroine".

La Mariposa McQueen Murió en 1995, poco antes de Navidad, a causa de las quemaduras sufridas en un incendio en su propia casa. Intentaba encender un calefactor de keroseno para calentarse. Tenía 84 años.

Una cita de Wikipedia e Imdb:
“As my ancestors are free from slavery, I am free from the slavery of religion.”
(Butterfly McQueen, 1911-1995)

La fotografía es de Wikipedia Commons.

Jugadores




El juego, como la lotería (decía de ella Alfred Bester que es un impuesto para los ciudadanos que no han estudiado matemáticas), está basado en una falacia: que el jugador puede ganar. La lotería es un impuesto y el juego es un negocio porque mienten. El luego da beneficios a sus organizadores porque es muy difícil ganar para el jugador. Asumiendo un comportamiento racional, no debería de haber jugadores en el mundo, pues sabrían racionalmente que jugar es igual a quemar tu dinero con una cerilla.

El juego de azar basa su éxito en las falacias irracionales que usamos las personas para enfrentarnos a la vida. Falacias que suelen ser inofensivas y nos consuelan a diario, pero que mal utilizadas pueden causar desastres. El pensamiento mágico (“yo voy a ganar los otros no, porque yo soy mágico”), el proyeccionismo (“yo no causo mis problemas, es el destino, estoy de mala racha, ya me recuperaré, me han gafado”) o el sesgo cognitivo (he dedicado un post entero al asunto) son algunas de esas falacias. Los propietarios de los casinos saben perfectamente que el adagio de que “la banca siempre gana” es una verdad indiscutible. Un axioma de su negocio. Con esas ganancias pueden construir inmensos rascacielos (Las Vegas, Macao) y contratar grandes estrellas y espectáculos para atraer clientes.

El juego despierta mecanismos propios de las adicciones en sus usuarios (la ludopatía es la enfermedad psicológica que genera, aunque no está considerada estrictamente una adicción en algunos círculos como la American Psychiatric Association, sino un desorden de conducta), pero la gran mentira que sostienen los que se benefician de esa industria es que eso no ocurre, que el jugador es siempre dueño de sus actos, que jugar es un acto libérrimo. La inmensa mayoría de los jugadores no ocasionales son de dos tipos: jugadores profesionales o ludópatas. Una industria que se basa para prosperar en esquilmar a enfermos (la ludopatía es una enfermedad) está podrida en sus cimientos. La industria tabaquera tiene análogo origen corrupto: su letal producto esclaviza a sus consumidores. 

Mirados así, estos negocios no parecen limpios ni agradables. Y no lo son. Ganar en el juego de azar es muy difícil, casi imposible. Sin embargo miles de jugadores caen víctimas de sus cantos de sirena constantemente. En un vuelo a Estados Unidos compartí asiento con un jugador compulsivo. Era rico e iba a Las Vegas a gastarse una cantidad enorme de dinero, no a ganarlos; a perderlos, lo asumía, es "parte del juego", parte de la adrenalina del jugador. Le tratarían a cuerpo de rey allí. Estaba feliz, exultante. Yo me preguntaba si estaría igual de contento en su viaje de regreso. Pero las adicciones son así. La mente racional es ahogada por el “yo adicto” y no hay nada que hacer hasta que la persona se enfrente a su problema. El daño que se causa a la persona es inimaginable; en Australia en 2010 un estudio reveló que un 17% de los intentos de suicidio fracasados admitidos en el Alfred Hospital de Sydney era a causa del juego patológico.

Por eso no sé si España se puede permitir el lujo, en estos tiempos de cambio con una clase política extinguiéndose junto con una forma periclitada de hacer las cosas, de aceptar que en su territorio abra sus puertas un negocio como el futuro Eurovegas, ese gigantesco complejo consagrado al juego. El del juego es un negocio poco transparente, poco estético, escasamente humano, que explota las debilidades del prójimo y sus enfermedades. No me gusta pensar en que algo así dé empleo a españoles y ello sea su coartada. No me gusta que miremos a otro lado en cosas que son francamente evitables, y que nos envilecen como nación.

La industria sabe que el adicto al juego es un poliadicto. El jugador es generalmente también fumador y posiblemente bebedor. Por esa razón (probablemente) Eurovegas ha pedido al gobierno de Madrid, donde se situará su complejo, que se reduzca la Ley de Consumo de Tabaco de 2011 que prohíbe fumar en espacios públicos. Lo alucinante de la petición es que no es fácil conseguirla; se trata de una Ley Básica que no puede ser corregida a la baja y que sólo puede ser modificada desde el Parlamento nacional, y que además implementa unas conquistas sociosanitarias vitales, que pretenden defender al fumador pasivo de uno de los mayores tóxicos conocidos, la primera causa de muerte evitable en el mundo occidental: el tabaco. Sin embargo, Eurovegas prefiere exponer a los trabajadores que contrate al mayor cancerígeno conocido tras el amianto con tal de que sus clientes poliadictos puedan encenderse sus cigarrillos en las salas de juego. Este estado de cosas beneficia a otra industria, que considero bastante repulsiva y fea, la tabaquera. Y dos intereses bastante oscuros se unen. Mala cosa para una clase política debilitada. Será interesante ver qué ocurre al respecto, pues será un barómetro sobre lo que valoran los políticos españoles la salud de sus ciudadanos. Y no sólo es el tabaco; en los casinos de Las Vegas (y así será en Eurovegas) las bebidas alcohólicas son gratis; imaginen el estado mental de un jugador ebrio apostándose su casa, su vida, sus propiedades a una jugada. Nadie va a proteger a ese infeliz empapado en alcohol y nicotina de sí mismo. Esa es la despiadada realidad de la industria del juego.

A medida que la Humanidad madure como raza y especie, es de esperar que este tipo de negocios perversos vayan extinguiéndose. Pero eso todavía llevará mucho tiempo. Por de pronto saber que son malos para las personas debería de ser suficiente para todos. Pero claro, vivimos en un país en el que casi cada bar tiene una máquina tragaperras donde muchos ancianos se dejan sus pensiones, víctimas de ludopatías no diagnosticadas, mientras sus propietarios se frotan las manos satisfechos. Con esos mimbres no podemos esperar más. Por eso hay que empezar, urgentemente, a decidir cómo queremos que sea la España de nuestros hijos y nietos, y plantearnos lo que queremos y lo que no en nuestras vidas. Eurovegas merece, para mi, un rotundo “no”. Deberíamos de extender un cordón sanitario alrededor de ese tipo de industrias que están floreciendo, en mi opinión lamentablemente, en tiempos recientes. Otro caso es el del juego online, que ha experimentado un boom estos dos últimos años, y que además está empezando a llenar las parrillas de las televisiones de madrugada.

Recomiendo, al respecto, uno de los reportajes de Louis Theroux para la BBC, “Gambling in Las Vegas”.

La ilustración, Caricature of gambling, showing a number of men — and one woman — at an early roulette table, ca. 1800, es de Wikipedia Commons.

sábado, 9 de febrero de 2013

Rescatar a las personas



¿Cabría en este momento la alternativa del rescate directo a personas y empresas? En lugar de repartir sólo a los bancos un capital enorme a fondo perdido, dar parte de éste (un 20%) directamente a los ciudadanos y empresas en peligro. Se pagaría el equivalente al valor del crédito restante de las hipotecas y créditos a los endeudados que estuvieran en mora o en riesgo de mora. Se liberaría dinero para la banca, porque la gente lo primero que haría sería pagar sus deudas (esto podría ser condición sine qua non para obtener el dinero), y se pondría liquidez en el mercado, al liberarse familias y empresas de los pagos mensuales de sus deudas. Los bancos aligerarían el peso de la espada de Damocles de posibles créditos fallidos y de más ladrillo en su haber. Se recuperaría productividad y empleo.

La imagen es de varios salvavidas en la playa en Blankenberge, Bélgica, en 1910.
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Volviendo a la administración electrónica


Estos días he pasado otra vez por el suplicio de tener que entregar unos documentos por esa rejilla invisible e impredecible que es la administración electrónica. En este caso la Pasarela Platino, rimbombante nombre (de esos que tanto gustan a los políticos) para una plataforma de registro electrónico del Gobierno de Canarias. Pues bien, apenas unas horas antes del final del plazo legal administrativo para la entrega de unos documentos, la plataforma estaba caída y nos devolvía mensajes de error a cada intento de entregar la documentación. Tras más de una decena de intentonas, lo dejamos  por imposible a medianoche, no sin antes enviar dos partes de incidencia y sendos emails con capturas de pantalla.

Estos sucesos me reafirman en lo que he comentado anteriormente en el post “A vueltas con la administración electrónica” en este mismo blog. Estamos al albur de unas tecnologías que se pueden caer, sin sustituto posible en el mundo real (en este caso sólo cabía entregar los documentos por vía electrónica, una costumbre que se extiende por las administraciones), y que no han sido lo suficientemente probadas (o presupuestariamente dotadas) para servir, como deberían 365-24 al ciudadano. 

Entre las horas perdidas y la frustración de aquella jornada y el dislate de formatos y límites de tamaño admitido de archivos adjuntos (15Mb en este caso) acabamos saltando entre máquinas, instalando firmas electrónicas, descargando compresores, fragmentando archivos Zip y en fin, haciendo tareas para las que no todo el mundo puede ni debe ni tiene por qué estar preparado.

El manejo de la informática con la administración, en los tiempos de los tablets, sigue siendo complicado, ininteligible, abstruso. Más aún cuando no se ha estandarizado procedimiento alguno y cada institución va “a su bola”. En mi post anterior insistía en la necesidad de una estandarización de protocolos, generalizando los formatos admitidos, tamaños de archivo, medios de firma e interfaces, y me reitero en ello. Es más, debería generarse un libro blanco que regulara todos esos asuntos. Es urgente.

Pero no sólo es ese el problema. Han de habilitarse soluciones que no dejen al ciudadano desamparado para casos como el que pasamos esta semana. Por ejemplo, se deberían de habilitar registros generales electrónicos en todo el país tanto en oficinas de correos como en otras instalaciones públicas, y deberían de estar accesibles 365-24. De lo contrario, el proceso vulneraría derechos. ¿Qué pasa si el registro electrónico de la institución a la que te diriges está caído? Deberías poder usar un registro general electrónico alternativo para esos casos y, por supuesto, el viejo registro general, presencial y físico, de siempre.

Actualmente en un registro general tradicional (de papel, sello de entrada, etc.) cualquier persona, sin necesidad de identificarse, puede introducir en el sistema de documentos en papel la documentación de desee sin tampoco tener que identificar en nombre de quién lo hace. Esto, que es una ventaja para el ciudadano, desaparece con el registro electrónico, que obliga a las personas a identificarse en todo momento, sea con sus DNIs electrónicos o con las firmas electrónicas que la FNMT crea para las personas jurídicas. El resultado carece de la ductilidad del método anterior. ¿De verdad es, entonces, una ventaja? Sólo para la administración, que se ahorra personal. Para colmo tanto el DNI electrónico como la firma electrónica tienen fecha de caducidad, que para colmo es asíncrona con, por ejemplo, la caducidad del DNI tradicional, forzando al ciudadano a duplicar sus esfuerzos burocráticos para permanecer identificable. Paradójicamente, el DNI-e se usa bien poco. Ese barómetro debería alarmar a las instituciones, pues es una señal inequívoca de que su urgente "electrificación de todo" no está funcionando como ellos creían.

El problema que sufrimos esta semana se arregló al día siguiente con un par de mails de los técnicos al cargo, pero de nuevo tanto ellos como los funcionarios responsables y nosotros mismos hemos perdido horas de trabajo en un proceso insuficientemente seguro.

Un registro electrónico, para ser puesto hacia el público, debe tener probada su capacidad de funcionar sin interrupciones a toda hora y en todo momento, incluso en caso de pérdidas de fluido eléctrico; debe mantener copias redundantes que puedan activarse en caso de necesidad y evitar caídas de sistema, bloqueos por picos de exceso de demanda, etc. Es algo que se le pide (es más, se da por descontado) a cualquier servicio de Internet, desde Youtube a un periódico online. ¿Por qué la administración no se aplica esos estándares de calidad mínimos? Si no se pueden garantizar esos puntos, no se debe de obligar a los ciudadanos a pasar por el aro de unos procesos inmaduros.

La imagen corresponde a la pantalla de caída de sistema de Windows 1.0. De Wikipedia Commons.

viernes, 8 de febrero de 2013

Desastres





Cuando una persona se arriesga a cubrirse de ridículo negando públicamente (opinión) lo que la abrumadora mayoría de los expertos asumen como una realidad (ciencia), o bien se cubre de unos datos irrefutables que afirmen que todos los demás están equivocados, o se arriesga al descrédito de verse retratado como lo que es en realidad: un ignorante.

Hoy el Presidente de la CEOE ha hecho eso. Ha negado el mejor y más fiable indicador estadístico sobre el paro en España, la EPA o Encuesta de Población Activa que realiza periódicamente el INE en nuestro país sobre una muestra de 65.000 familias (200.000 ciudadanos).

Cuando oigo a un representante político o institucional exhibir su ignorancia me echo a temblar. Porque lo más alarmante es que alguien ha colocado en ese puesto de responsabilidad a una persona incapacitada para opinar sobre ciertos asuntos. Y por tanto a un incompetente. La persona, de entender lo craso de su error, debería de dimitir, pero ya se sabe el viejo refrán de que el tonto se cree listo y el listo se cree tonto.

Con exabruptos así, pronunciados por un cargo público, no vamos a ningún lado. Un ignorante no puede negar la Ley de la Gravedad una mañana y seguir tan tranquilo. Ese señor debería de estar de vuelta en su casa hoy mismo, con una patada en su trasero, por ignaro y por soberbio, y por indigno representante de los empresarios españoles. Como empresario me siento insultado. Ha descalificado de una tacada a los funcionarios, al INE, a generaciones de científicos y estadísticos y ha demostrado que no sabe nada, que es un analfabeto en ciencia (ha afirmado que la muestra es insuficiente ¿sabe usted lo que es el error muestral, señor? ?¿Y el nivel de confianza? A lo que se ve, no), y que parece que ser un ignorante le gusta. Porque una rueda de prensa parece indistinguible de una barra de bar para este tipo de personas.

Señor, la EPA es el único registro fiel de la población activa en España, y por supuesto es mejor indicador que el registro de personas en el paro. Está admitido por todas las partes y es científciamente fiable. Si tiene usted algo que discutir en términos estadísticos, que sería la única forma de debatir el asunto (opiniones no: hechos), pues hable del margen de error y de la confianza de las muestras. Aquí le pongo un ejemplo de cómo se discuten esas cosas, de 1982; desde entonces la EPA ha mejorado mucho, créame. Pero supongo que le dará igual.

Otro ejemplo de ignorancia mezclada con cosas incluso peores son las declaraciones, también publicadas hoy, del Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, respecto al gigantesco proyecto de casinos Eurovegas.

Cito de aquí:

La posibilidad de fumar también se ha tratado… y parece que se podrá realizar, cumpliendo ciertos requisitos. “El asunto del tabaco también corresponde al Gobierno de España. Está trabajando en ello y se resolverá en los próximos meses… Habrá una posibilidad restringida de fumar”, ha afirmado González. 

Me sorprende que alguien que carece de capacidad legislativa al respecto aventure tan alegremente un cambio legislativo tan grave y que provendría del Gobierno, sobre el que no tiene, obviamente ningún control sino que está subordinado a lo que legisle. También me sorprende que lo haga a tantos años vista; no tiene sentido. Cuando se abra -si se abre- Eurovegas, la Ley del Tabaco llevará 8 ó 9 años de vigencia y la sociedad tendrá perfectamente interiorizada como normal la prohibición de fumar -actualmente ya la tiene-, por lo que carece de sentido esa afirmación, además que el Sr. Presidente de la Comunidad a saber dónde estará por entonces o cual será el signo político del Gobierno de Madrid (y en el país) para entonces.

Sólo cabe explicar las declaraciones como un movimiento del lobby del tabaco / hostelería (ambos muy unidos con respecto al asunto de la prohibición de fumar) para conseguir un ablandamiento de la Ley en todo el país (se trata de una Ley Básica, que las CCAA no pueden ajustar a la baja), por lo cual González estaría actuando de lanzador de globo sonda, a ver lo que la sociedad responde, y presionando a la vez al Gobierno, al que podría acusar en su momento "de poner en peligro doscientos mil puestos de trabajo" (bueno, hoy los ha rebajaco a ochenta mil, es que es de letras) en caso de responderle negativamente. Más aún en un momento en el que el Gobierno atraviesa un momento de gran debilidad con la Ministra de Sanidad altamente cuestionada y posiblemente fuera del Gobierno en poco tiempo.

Apenas unos minutos después de estas declaraciones se publicaba esto:

Tras conocer el anuncio de Madrid, el portavoz de Fumadores por la Tolerancia, Javier Blanco, ha pedido que, en el caso de que se cambie la ley, se permita fumar "en todos los lugares" y no solo en los casinos, informa Europa Press.

Está claro que todo es una maniobra del lobby tabaquero para conseguir una relajación de la ley en todo el territorio nacional (Fumadores para la Tolerancia es uno de sus tentáculos de presión, lo más ridículo es que todo el mundo lo sabe). Finalmente, uno se sus voceros (inexplicablemente los medios le siguen dando cancha) se ha apresurado a dejar claras las intenciones oscuras de todo esto.

El Gobierno, desgraciadamente, escudado en su mayoría absoluta, tiene la capacidad de decidir que las Autonomías tengan competencia en decidir sobre zonas de fumadores (claramente sería la vía que se aplicara para contentar a las tabaqueras al tratarse de una Ley Básica), y si hace así, se cumplirá lo que los lobbies están buscando. La vuelta a los tiempos de la Ley de 2006, o incluso a los anteriores.

De ser así, sería un escándalo y un acto de una vileza extraordinaria, pero así parece que trabajan estos gobernantes que nos ha tocado en suerte. Supongo que sería anticonstitucional, pero en el tiempo durante el que el Tribunal se pronunciara el daño que se haría sería descomunal.

Durante la mañana, finalmente, el Gobierno tuvo que intervenir, por boca de la Vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría:

La vicepresidenta se ha referido en concreto a las palabras del presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, quien había anticipado un cambio normativo que permitirá fumar de manera restringida en el proyecto de Eurovegas. "No es una modificación que haya entrado en los cauces de discusión del Gobierno", ha aclarado la vicepresidenta, quien también ha recordado que este megacomplejo de ocio y juego es un "proyecto a largo plazo".

A lo que el portavoz del Comité Nacional por la Prevención del Tabaquismo añadió:

Desde el CNPT tenemos claro que el Ministerio está apoyando la Ley, no creo que cambie", ha asegurado a Europa Press el portavoz de esta entidad, el doctor Francisco Camarelles. Por ello, considera que "a quién hay que hacer caso es al Ministerio".

Para él, estas manifestaciones de González "no son comprensibles y vuelven a desprestigiar la política, que bastante desprestigiada está". A su juicio, hay que saber "qué intereses hay detrás de esta insistencia en que se vuelva a fumar en los casinos", algo que considera que "sería muy grave".

De nuevo una lucha política claramente dirigida por el lobby tabaquero que se frota las manos mientras el Gobierno se enfrenta a un presidente autonómico que parece trabajar para Altadis y Eurovegas y no para los madrileños. Y de nuevo una clase política hundida, literalmente, en el fango (casos Bárcenas y Gürtel mediante), se enloda un poco más.

Lo más sorprendente de todo es que un altísimo cargo, el Presidente de una comunidad, le baile el agua, en una mezcla de ignorancia, maledicencia y estulticia a una de las industrias más indefendibles (50.000 muertos sólo en España a causa del tabaco cada año, como si un Airbus se estrellara en Barajas cada día), opacas (es imposible que publiquen los aditivos que añaden a su producto), siniestas (es el único producto cuyo consumo lleva a la muerte del consumidor, el tabaco es el segundo cancerígeno más activo tras el amianto) y repugnantes (gastan millones de Euros en ganar adictos en el Tercer Mundo, sobre todo entre los jóvenes mientras en Europa y Estados Unidos compran a médicos y políticos para desacreditar las medidas sanitarias, que mantuvieron desacreditadas durante 30 años de mentiras pagadas) que imaginarse pueda. Una industria que vive de la adicción de millones de personas esclavizadas por una sustancia letal y que hasta 2011 en nuestro país tenía a los trabajadores de la hostelería sometidos a la dictadura letal de ser fumadores pasivos de los humos de sus clientes, toda una forma perversa e intolerable de esclavitud. 

¿Qué pasa por la cabeza de un político cuando traiciona así lo más sagrado y elemental de su trabajo, que es el bien público? ¿De dónde sale esta casta de gente con tan pocos escrúpulos? ¿Cómo les consentimos estos desmanes?

Con ejemplos como los enunciados aquí no vamos a ninguna parte. Es hora de poner a personas capaces, inteligentes y decentes en puestos de responsabilidad. Nos va la vida en ello.


Imagen: U.S. National Archives and Records Administration
NARA Still Picture Records Section, Special Media Archives Services Division (NWCS-S)
Y sí, entonces y ahora, loose talk can cost lives.

lunes, 4 de febrero de 2013

Experimentos imaginarios



La Paradoja de los Gemelos, el Gato de Schrödinger, o el Demonio de Maxwell son ejemplos de experimentos imaginarios, realizados en las mentes de los científicos que los diseñaron y que luego pueden -o no- ser confirmados por la experimentación.

Se ha hablado recientemente de una hipótesis muy interesante, aparecida como “paper” en 2003, (Are You Living In a Computer Simulation? Nick Bostrom. Philosophical Quarterly, 2003, Vol. 53, No. 211, pp. 243-255) sobre la realidad, y nosotros mismos, como parte de una gigantesca simulación informática en manos de una raza superhumana -indistinguible en cierta medida del Dios al que estamos acostumbrados a adorar en nuestras diversas culturas-. Este concepto ha vuelto a ponerse de moda entre la prensa al aparecer una propuesta por parte de Silas R. Beane, Zohreh Davoudi, y Martin J. Savage  (Constraintson the Universe as a Numerical Simulation) de una prueba que podría llevarnos a confirmar parcialmente esa hipótesis, o al menos una de sus condiciones. El experimento plantea la existencia de una “unidad atómica” de la simulación, un equivalente a lo que sería un “píxel” en una imagen digitalizada; una unidad mínima irreducible, que marcaría el comportamiento de ciertas radiaciones como los rayos cósmicos de alta energía. De confirmarse el experimento no se confirmaría la hipótesis, pero sí que sería coherente con ella. El punto de duda es si siendo objetos simulados, tendríamos la capacidad de realizar experimentos que lo demostraran.

Planteo aquí un experimento mental ya existente, basado en extrapolar una demostración informal creada hace unos 70 años por Alan Turing y Alonzo Church. Se trata de la Hipótesis que lleva sus nombres.

En 1936, Alonzo Church y Alan Turing enunciaron la “hipótesis de Turing-Church” que dice así:

“La noción intuitiva e informal de un procedimiento efectivo1 sobre secuencias de símbolos es idéntica a nuestro concepto de lo que puede ser efectuado por una máquina de Turing”

esto es, siempre que tengamos un procedimiento que podamos describir como un algoritmo2, habrá una máquina de Turing3 que lo pueda realizar. Esta es una afirmación formalmente indemostrable pero que se ha aceptado universalmente.

Existe una interesante demostración basada en funciones recursivas, conjuntos recursivos y funciones recursivamente numerables que nos lleva de forma entre intuitiva y formal a demostrar la hipótesis de Turing y Church de que efectivamente existe una máquina de Turing para cualquier procedimiento efectivo. Dando un paso más allá, existe una demostración que nos permite también afirmar que existe una llamada “máquina universal de Turing” que puede realizar el cómputo de cualquier máquina de Turing.

Podemos entonces aventurar la hipótesis de que existe una máquina de Turing capaz de realizar los trabajos que se realizan en una célula, o en un ser humano, o en la Tierra o en todo el Universo, desde la escala subatómica hasta la macroscópica.

La “Hipótesis de Turing-Church” nos lleva como “experimento mental” a lo que podríamos llamar el “Universo de Turing”, por el cual existe una máquina de Turing para el procedimiento efectivo de todo lo existente, partiendo de una única hipótesis: que todo lo existente sea un procedimiento efectivo, algo que no es tampoco demostrable. En algún ensayo personal he conjeturado la existencia de una infinidad de máquinas de Turing anidadas en estructuras multinivel que realizaran esas tareas, pero este concepto, de metamáquina de Turing no deja de ser otra máquina de Turing. En realidad todo esto se trata de una extensión matemática del monismo de Leibniz o de la “esencia” platónica. Nada nuevo bajo el sol.

Así, el experimento mental nos llevaría a aceptar la hipótesis de la simulación. El experimento que realizarán algún día Silas R. Beane, Zohreh Davoudi, y Martin J. Savage nos traerá una interesante respuesta a esta posibilidad, y en cualquier caso, de no encontrarse ese “píxel” o unidad mínima de la simulación en que podríamos vivir, ello no negaría que pudiera existir, en un grado más profundo y a una escala aún menor.

Todo esto está llevando a una rama de la cosmología, la “Digital Physics”, que lleva consigo interesantes controversias, como la existencia de los números reales en nuestro universo (si bien la estructura límite que busca el equipo de Beane es espacial, una especie de “alambre básico” y podría caber en ese Universo simulado la existencia de números reales infinitos), o si en realidad es la realidad un objeto computable, y a interesantes conjeturas como las de la “Digital Philosophy”, que parte de concebir el Universo como una vasta máquina de Turing, y a partir de ahí empieza a elucubrar. Se encienden entonces las luces de la imaginación ¿Somos una simulación de nuestros descendientes? ¿Da esto sentido a la llamada “hipótesis antrópica”? ¿Y responde a los valores exactos de las constantes universales? O ¿Cabe hacerse todas estas preguntas?

1 Procedimiento efectivo: para ciertos cálculos realizables mediante reglas mecánicas o algorítmicas existe un procedimiento efectivo, mecanizable, predecible y finito que permite realizarlos.

2En informática se entiende por “algoritmo” a una secuencia de instrucciones que permiten resolver un problema determinado. La programación de software para ordenadores se basa en la creación de algoritmos y en su traducción a un lenguaje de programación orientado a problemas.

3Una “máquina de Turing” es un objeto matemático, definido algebraicamente, que modela una máquina abstracta que puede realizar cualquier tarea que pueda ser calculada, esto es, cualquier procedimiento efectivo.

domingo, 3 de febrero de 2013

Economía cuántica



Sorprendente lo que hace en el discurso económico la ciencia física mal digerida y mal entendida. En el programa de un conocido canal televisivo "Lágrimas en la lluvia", durante una tertulia sobre la economía, un contertulio, el Padre Francisco Gómez Camacho profesor de Filosofía, y luego el presentador (Juan Manuel de Prada, que en otro de sus programas ha negado la evolución) mezclan en un batiburrillo la ciencia económica con la mecánica cuántica y la relativista. Que si el mercado no es física newtoniana, que si se comporta con incertidumbre con llamada a Heisenberg incluída... Que si el interés simple por estar basado en el tiempo sufre la dilatación del tiempo relativista... en fin, una serie de barbaridades sonrojantes.

Me resulta asombroso contemplar a tituladísimos profesores universitarios exhibiendo teorías peregrinas dignas de un lector de cartas del tarot cuando mezclan churras con merinas. Señores, los paradigmas relativista y cuántico no se diseñaron ni tienen que ver con el mundo en el que habitualmente vivimos. Trasladar esos paradigmas a ciencias "no básicas" como la económica genera monstruos. No se puede pretender explicar mediante a esos paradigmas nada que no sean los fenómenos de los que se ocupan. 

Se adivina la mala digestión de textos de filósofos de la ciencia igualmente ignaros en el confuso discurso de estos contertulios. Me sorprende que estos dislates se consientan en cualquier círculo intelectual, pero me temo que desde hace tiempo esas carencias están por doquier en la intelectualidad española. Para poder hablar de ciertos asuntos complejos, y esos dos paradigmas lo son, hay que tener un mínimo conocimiento matemático y físico, comprender el contexto en el que son aplicables y no jugar con ellos como si fueran dados intelectuales. 

Cuando se basan las opiniones supuestamente doctas en malas digestiones peor leídas de ciertos filósofos de la ciencia que no saben nada de ciencia ocurren estos dislates. Lo que sería de agradecer es una mínima inteligencia para asumir la ignorancia en ciertos asuntos.

Todas sus indeterminaciones y oscuridades se pueden modelar y por tanto entender desde disciplinas como la estadística o la matemática del caos. En economía se trata con sistemas no lineales, y las herramientas para su estudio, como las ecuaciones de Lorenz y los atractores asociados, son bien conocidas. No hace falta mecánica relativista ni cuántica para modelar estos fenómenos, excepto si se quiere añadir ampulosidad al discurso usando conceptos exóticos, claro, pero sin decir nada.

De nuevo para entender el problema hay que entender el lenguaje que lo interpreta y todas las ciencias "no básicas" manejan asuntos escurridizos, como el libre albedrío, las decisiones personales, el azar del comportamiento de sociedades y Estados, las modas, hasta las catástrofes naturales, propios de sistemas no lineales altamente sensibles a las condiciones iniciales.

Lo más alucinante de todo es que estos señores estaban hablando al final de la moral de la economía. Compadezco al los alumnos de estos lumbreras.

domingo, 27 de enero de 2013

Un hermoso y arriesgado experimento



La versión de Les Misérables de Tom Hooper destaca entre otras cosas por su inteligente uso de la emoción y verdad interpretativas, que son raras de ver en un musical. En ocasiones los planos cortos en los que el director fragmenta las interpretaciones de las canciones llegan a ser sobrecogedores, un auténtico golpe emocional. El sostenido del primer plano de Anne Hathaway cantando I dreamed a dream es avasallador. El gran guiñol teatral y coreográfico de las escenas previas, en las que su personaje vive un sacrificio expiatorio y atroz actúan como una corriente embalsada, y el devastador e impresionante trabajo interpretativo de Hathaway en ese plano secuencia hace explotar la presa con una precisión impresionante. Ocurre de forma similar en muchas escenas, especialmente aquellas en las que Hugh Jackman brilla como el extraordinario cantante y actor que es, en una virtuosa alquimia de exactitud interpretativa y catarsis.

Pero todo esto está ahí porque Tom Hooper ha tomado una decisión fundamental a la hora de crear esta nueva versión del musical que a su vez adapta la novela de Víctor Hugo: volver a los tiempos de The Jazz Singer. A los primeros musicales.

En este género de cine, la técnica actual utilizada asume que las canciones se suelen grabar en primera instancia en un estudio como si se grabara un disco y luego son interpretadas en el plató por los actores haciendo playback. En esas circunstancias para cualquier actor es todo un trago intentar interpretar unas canciones que ha grabado meses atrás en un estudio; eso si las ha grabado él mismo.

También hay casos inversos, en los que el actor ha perdido su voz, caso de Ava Gardner en Magnolia, donde su voz fue doblada a posteriori por Anette Warren (el efecto en la moral de la actriz y en su propia vida está magníficamente recreado en el excelente documental La noche que no acaba de Isaki Lacuesta).

Pero en los primeros años del cine sonoro, cuando las cámaras debían estar encerradas en pequeños búnkeres y no existían las mezclas de sonido, los musicales de Hollywood se cantaban en directo, ante las cámaras.

Al Jolson en The Jazz Singer interpreta sus canciones en directo, con una orquesta acompañándole detrás de la cámara. A medida que el uso del sonido en el cine se fue sofisticando y se pudieron hacer mezclas de música y efectos, esta técnica, muy engorrosa, se abandonó, a favor del playback.

Y Hooper ha decidido volver a intentar esa artesanía abandonada hace 80 años, con las técnicas de las que ahora disponemos. Los actores de Les Misérables interpretan sus canciones en directo. Un auricular oculto les suministra la música, interpretada al piano desde una sala aneja al plató de rodaje, y el actor recupera, o descubre más bien, la libertad de ajustar a sus emociones, a su sentir en cada momento, el tempo, la entonación, la actitud e intención del canto. El resultado es asombroso. La técnica es aplicable con precisión técnica al estar la película rodada en su mayoría (excepto algunos exteriores) en estudio (los Pinewood londinenses), en condiciones de sonido ideales.

He leído por ahí que a algunos les parece excesivo; tal vez estén olvidando de que hablamos de un musical que adapta una de las mayores novelas del Siglo XIX, una obra titánica abarrotada de recursos folletinescos.

También se acusa al director de abusar del primer plano en la realización de la película. Si bien parece una limitación inevitable del hecho de rodar con multicámara las interpretaciones para tener acceso a cobertura en montaje, creo que el director ha creado estilo desde esta limitación, contando el drama a través de los rostros de los intérpretes, y haciendo de la necesidad, virtud.

Es sorprendente asistir a la energía que este método de trabajo da a los actores, todo un regalo, y a la honestidad que transmite este elenco de entusiasmados intérpretes rebosantes de talento y entrega. El brillante resultado de un experimento arriesgado.

No es, empero, la primera vez que este recurso se utiliza; cabe recordar films en los que se interpretan algunas canciones en directo, como At long last love (1975) un homenaje a los primeros musicales dirigido por Peter Bogdanovich, el remake de Ha nacido una estrella de 1976 con Barbra Streisand o La rosa (1979), el biopic de Janis Joplin con Bette Midler. Sin embargo, en estos casos y otros parecidos el alcance del uso de integración en el acting de las canciones no había sido planificado, siendo más bien un recurso técnico para actuaciones en directo.

Absolutismos




Es difícil encontrar un ejemplo similar en países de nuestro entorno que nos pueda orientar sobre lo que está pasando en España en los últimos años. Una generación de políticos, y décadas -siglos- de legislación, modos y formas, muestran su inoperancia y lo que es peor, revelan un Estado que parece no saber funcionar sin opacidad, corruptelas o redes clientelares. Es a lo que se ve un problema transversal, de todo el sistema político, social y empresarial español. Un sistema al que no viene bien la transparencia o el Imperio de la Ley, que ha sobrevivido así durante generaciones y que se resiste a ser modificado. Lo peor de todo es que afrontar los cambios imprescindibles para que la situación mejore es un proyecto titánico, ya que a poco que se profundice en legislación y normas locales, todo el entramado político y económico de servidumbres está ahí. Habría que parar el país, replanteárselo de arriba abajo y empezar prácticamente de cero. España no puede sobrevivir en su estado actual, con connivencias inconfesables entre los estamentos público y privado, y con una élite gubernamental que vive, no ya de espaldas, sino literalmente en contra de su ciudadanía -los ejemplos del agresivísimo comportamiento actual del gobierno autonómico de Madrid respecto a los conflictos en Sanidad, Educación, TeleMadrid, etc. son palmarios-. Todos los indicadores de calidad democrática están en rojo, la ciudadanía carece de vehículos reales para interactuar con los próceres que controlan el país desde los Parlamentos y éstos son controlados de forma opaca por cabilderos al servicio de oscuros intereses.

Ha llegado el momento de pararse, mirarnos unos a otros y decidir si este es el país que queremos, un país legislado con una maraña inextricable de reglamentos locales, autonómicos y nacionales, soportado con leyes nacionales decimonónicas parcheadas a lo largo de los años, que mantiene privilegios y castas intocables, donde la participación ciudadana en la vida política es una entelequia y que es dirigido por una oligarquía profundamente ágrafa (esa es otra característica de la política española que no me canso de subrayar: la tremenda ignorancia del cargo político medio, su ausencia de mérito previo) que ni entiende los problemas que genera ni comprende las consecuencias de las obras legislativas que acomete (en este sentido el gobierno actual parece empeñado, a golpe de decreto ley en batir algún ignoto récord de legislación impermeable al debate, improvisada y ciega a todo lo que no sea el prejuicio ideológico, y eso es tremendamente peligroso).

La situación empeora de día en día, en mitad de una tempestad de recortes intensos en zonas que debieran ser axiomáticamente intocables para cualquier gobernante cuerdo, mientras se mantienen privilegios de casta intolerables, y se perpetúan situaciones insostenibles a costa de unos ciudadanos a los que a la vez se condena al paro o al desahucio, y se le ahoga a impuestos, directos e indirectos, intereses de demora y un sinfín de obligaciones que serían difícilmente aceptables incluso en los años previos a la crisis, a cambio de una progresiva depauperización de los servicios que los impuestos financian.

Al final el resultado es una acción legislativa ciega, y zigzagueante, a cargo de personas que parecen no comprender que si recortas en áreas básicas que conforman el tejido social, subes impuestos y sanciones sin tino, penalizas el ahorro y liberalizas el despido, como resultado tienes a tu país a punto de caer por el abismo en un tiempo récord (es asombroso ver el BOE y comprobar cómo, sistemáticamente, se están tomando las peores decisiones en contra de toda evidencia): sólo cabe explicarse que el Gobierno trabaja para algún grupo minoritario que quiere mantenerse a toda costa debajo de la máquina de fabricar monedas con sus sacas abiertas, y se aplica a fondo en esa tarea. Pero no está trabajando, creo, para los ciudadanos que les votaron y los que no, ya que para ambos gobiernan. Un gravísimo error. Esos pocos grupos de presión no levantan un país, generalmente hacen lo contrario.

Se ha de hacer algo, y ya. No caben medias tintas. O se replantea el país, o el país se aniquila, y los generadores del desastre, que para nuestra desgracia es una casta enquistada en el poder por generaciones, parecen no querer comprender la realidad que les rodea y su complicidad en la situación. A esto no ayuda una prensa que trabaja para intereses espúreos que ha dejado a un lado su labor social de investigar y revelar la verdad y como resultado quienes deciden sobre el futuro del país viven sumergidos en autoengaños ideológicos. Y eso es terriblemente peligroso. Porque la realidad no se contiene mirando hacia otro lado, y así no se puede plantear el futuro en un momento crítico para el país. Insisto: se están tomando las peores decisiones en el peor momento posible.

Entre esas decisiones desastrosas se están destacando algunas especialmente destructivas, que dañan la imagen del país en el mundo y desmoralizan a la ciudadanía, como lamentables casos de corrupción de largo alcance (es asombrosa la extensión que está demostrando la corrupción en España) a los que se responde mirando al techo o asombrosos indultos, que transmiten un lamentable hedor de extendida impunidad entre la gente honrada, uno de los ácidos más corrosivos para la cohesión social que se conocen, capaz de desintegrar sociedades y civilizaciones. Cientos de miles de familias desahuciadas, de parados, de autónomos que cierran sus negocios desesperados e impotentes, miran hacia el Estado y sus Instituciones en busca de una respuesta, recibiendo indiferencia, o en el peor de los casos, bofetadas. Y todo ello en connivencia con grandes empresas, grupos mediáticos y cabilderos, todos tercamente insistiendo en negar la realidad, la peor de las formas posibles de afrontar una crisis.

Cuando algo o alguien les ponga de patitas en la calle (y ojalá sólo sea eso, y ojalá sea por las urnas, y ojalá esto no estalle antes de forma lamentable, pues los ciudadanos están entre la espada y la pared) se preguntarán por qué pasa lo que está pasando y se rasgarán las vestiduras, escandalizados, inventando enemigos, que no son sino ellos mismos al otro lado del espejo, una casta política que no comprende que ellos son el problema. Será un rasgo más, éste terminal, de la situacón imperante. Ojalá salgamos de esta. Pero hay que cambiar demasiadas cosas y cada vez queda menos tiempo.

Está claro que el sistema está implosionando. Cualquier observador con una mínima inteligencia puede ver los síntomas de un enorme edificio que se contruyó sobre cimientos débiles y que se lleva apuntalando demasiado tiempo. Está a punto de derrumbarse. Esperemos que el ocaso de esta forma de hacer política no cause más daños.

La ciudadanía no puede pedir menos, han sido educados durante generaciones en una forma de ver el mundo heredada del catolicismo nacionalista del franquismo, que a su vez perpetuó el modelo de los monarcas absolutistas y éstos de los señores feudales. Mientras en Francia cruentamente el Padre, simbolizado en Luis XVI, era asesinado por un pueblo que acababa así con su edipo personal y tomaba las riendas de su existencia, ocurriendo de forma similar en otras naciones del norte europeo, Reino Unido y sus Colonias, España se mantenía perpetuando unas formas que ya estaban caducas en el Siglo XVIII, pero que explican muchas cosas de nuestros días, entre ellas la existencia de un pueblo enfrentado artificialmente a un enemigo imaginario, que es “el otro” (sea este el rival político, el enemigo de otra autonomía, o el rival futbolístico) incapaz de unir fuerzas, que sólo se mide en contra de alguien (un recurso utilísimo este del “divide y vencerás” que además asegura una alternancia en el poder que mantiene el status quo sin más preguntas), sobre el que gravitan unas castas autoritarias dominadas por el culto al dinero por encima de todo, en las que el meritoriaje no existe, sino la cuna y la recomendación decimonónica, hundidas en generaciones de deudas clientelares en una suerte de cosa nostra de baja intensidad, grandes conglomerados de empresas aparentemente modernas gracias a los manos del marketing pero en realidad gestionadas con modos caducos y dictatoriales, generalmente nacionalizadas tras haber sido construidas con cargo a los impuestos ciudadanos y vendidas al mejor postor cuando se terció, y en resumen, generaciones de minorías dirigentes que sólo saben vivir desde el absolutismo, manteniendo su cordura con un uso de la religión oficiosa (pero oficial) del Estado en forma de ritual con mantillas y peinetas que ya carece de todo significado excepto para los estratos más humildes. El modelo español estaba finiquitado en 1929, y ahora agoniza tras más o menos un siglo de mantenimiento artificial, entubado por padres autoritarios de la patria que se mantuvieron al mando a sangre y fuego y sus herederos morales y reales. Probablemente si Juan March hubiera elegido bando de forma diferente (no hubiera sido extraño, hubiera sido una decisión tan racional como la que sufrimos) ahora viviríamos en un país diferente, pero este es el que tenemos. Y o ayudamos a reconstruirlo, porque esto es una reconstrucción, o no vamos a ninguna parte.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.