viernes, 8 de marzo de 2013

Nacionalizar




Hay que desandar lo andado. En las pasadas décadas se cometieron varios errores terribles en la “gran economía española”, y las privatizaciones de empresas públicas fueron de los más graves. Generaron supuestos ingresos para el Estado entonces, pero ahora revelan los perjuicios que han causado a la ciudadanía. Es curioso observar que, según las Asociaciones de Consumidores, las tres áreas de consumo que más reclamaciones generan, telecomunicaciones, banca y eléctricas, pertenecen a sectores que fueron privatizados hace 20 años.

Aquellas empresas, como era estilo entonces -y sigue siendo- se pasaron a manos privadas de personas “de confianza” del poder. Nadie se preocupó de que fueran buenos gestores, y tampoco se prestó especial celo para salvaguardar los intereses públicos con alguna cláusula especial en los contratos. Se dieron a empresarios los miles de kilómetros de líneas telefónicas, un recurso público pagado por los impuestos, los equivalentes kilómetros de líneas eléctricas, los ahorros y depósitos de millones de ciudadanos, etcétera. Se creó una falsa sensación de competencia generando oligopolios bajo la sombra del poder político, que, mediante pactos de precios, han generado un estado de cosas francamente mejorable. Tenemos los precios más caros en electricidad, telefonía y banca (qué decir de la banca) de Europa, comparando la renta per cápita. Es un escándalo. Los consumidores sufren a diario cláusulas leoninas que moverían al sonrojo a un inspector europeo, la imposibilidad sistemática de darse de baja de ciertos servicios telefónicos, o los cobros indebidos, las cláusulas modificadas unilaterlalmente, las comisiones de usura, el déficit tarifario... Esto es un desastre.

Iberia es el último ejemplo. Malvendida en unas condiciones sospechosas a British Airways (esto es, "a la española"), está siendo sistemáticamente desmantelada para que la poderosa compañía británica, antes al borde del desastre, se mantenga precariamente en pie unos años más, en una estrategia parasitaria de libro. Ya he hablado de la pésima estrategia de la creación de Iberia Express (por lo que esconde) en un post anterior. Como parece usual, posiblemente por la red clientelar que aún mantiene el país en suspenso, probablemente a causa de la incompetencia o cobardía de los elegidos para representarnos, nadie está moviendo un dedo para remediar la desintegración de la línea aérea española de bandera. Las huelgas se suceden ante la presión insostenible de unos directivos que residen en Londres y que manejan con hijos de seda y guante de acero los movimientos de unos directivos españoles que, al menos en las declaraciones que hacen, se muestran como tontos de manual. Esto es un desastre y es intolerable. No bastó a la casta dominante en el país el malvender empresas que dan servicios básicos (ahora van a por el agua, a por la sanidad, a por la educación, demostrando una vez más que maldad y estupidez van de la mano, pues no existen estudios ni evidencia científica que les avale, pero eso les da igual), sino que, cuando sólo se les pide que hagan los gestos mínimos para salvaguardar el interés general se asustan y miran para otro lado.

Por poner otro ejemplo, en España AENA, empresa en proceso de venta por partes a manos privadas, ha decidido elevar las tasas aeroportuarias, coste que las líneas aéreas repercuten en los billetes (como pasó con el Canon Digital) haciendo volar aún más oneroso para una ciudadanía ahogada a impuestos, directos e indirectos. Mientras, Egipto pone a coste cero sus tasas de aeropuerto y paga los asientos de los aviones que quedan vacíos.

Nadie parece entender nada en las cúpulas de esas enormes empresas. Incapaces con sueldazo aparte, alguien tendrá que hacer algo. El primer paso es la nacionalización “de vuelta” de empresas de sectores básicos. Esta decisión habrá de tomarse tarde o temprano, o esto será un caos. La generación actual no puede esperar que los directivos de esas empresas, sumidos en su propio mundo clientelar ceda sus privilegios. Así que sólo existe esa salida. Problemas legales aparte, de nuevo, hay algo mucho más importante en juego. La supervivencia de un país.

Y si nadie hace nada, Iberia, que será la primera víctima visible de este escándalo con dos o tres décadas de gestación, caerá sin remedio. Entonces la nacionalización será imprescindible. Y será tarde, otra vez. Este país siempre llega tarde. A todo.


La foto es de Wikipedia Commons y está bajo dominio público. Recomiendo visitar el enlace, que aclara las condiciones de la licencia, que son bastante especiales. La foto es de 1917 y el avión era un Slesarev Svyatogor, un prototipo de bombardero. Los diseños de naves aéreas soviéticas de todo tipo tienen un cierto sabor a ciencia ficción.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sobre líneas editoriales




Es un problema que un medio “ideologice” su línea editorial. Vale que todos lo hacen, eso es natural, pero a veces eso les lleva a tratar desigualmente las noticias que no entran dentro de su “esfera de prejuicio”.

Ya comenté algo al respecto cuando Eldiario.es se ocupó de una noticia sobre las (posibles, supuestas) presiones cabilderas de la MPAA ante el Presidente del Gobierno en un post anterior.

Ahora se trata de Público, un diario que siempre se ha inclinado por una línea editorial favorable a las “descargas de archivos” sin hacer distingos, tengan o no propietario, se hagan con o sin el consentimiento de estos, cosa que en mi opinión es fundamental para aclarar la maraña interesada que los cabildeos de las operadoras telefónicas y de internet han creado.

Recientemente, en esta noticia, Público se hizo eco de que una web (que contenía enlaces a archivos protegidos por derechos de autor) había presentado una impugnación ante la Audiencia Nacional contra una resolución de la Comisión de la Propiedad Intelectual en la que se les acusaba de vulnerar los derechos de autor de la obra La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, a la que su web enlazaba.

La impugnación es un derecho que asiste a quien es objeto de una denuncia, como lo es el recurso de casación. No es nada más que eso, hasta que no es aprobado por el juez. La noticia de Público convierte un gesto de los abogados de la web denunciada, que es presentar por registro una solicitud de impugnación en un hecho consumado. 

El segundo titular de Público reza: 

Los responsables de la web 'Quedelibros.com' impugnan ante la Audiencia Nacional una resolución que les acusaba de vulnerar los derechos del libro 'La sombra del viento', de Carlos Ruiz Zafón

El uso del verbo llama a equívoco. Nadie ha impugnado nada. Se ha presentado una solicitud de impugnación. Sin embargo, Público lo presenta casi como una sentencia consumada, y se citan declaraciones del abogado de la web, en las que parece que esté saliendo del juzgado con la sentencia a su favor en la mano (e insistiendo una vez más en esa distinción que me parece falsaria y que distingue entre el enlace y la tenencia de un archivo, algo que me parece moralmente deleznable: “no, señoría, yo no pirateo, yo enlazo ¿Entiende?” ¿Es que no se distingue aquí la hipocresía del argumento, que propicia el hecho de piratear contenidos sin el consentimiento de sus propietarios?).

He mirado en otros medios, y sorprendentemente, e independientemente de la ideología de los mismos, la noticia ha sido “copiada y pegada” por las respectivas redacciones sin que nadie haya entrado a analizarla. Así, ABC Insiste en el error con un titular tan directo como:


Al final la noticia, suministrada por la Agencia EFE, ha sido reproducida sin análisis por cada medio.

El día 6 de marzo de 2013, CEDRO, la asociación que defiende los derechos de los autores de libros, ha presentado una impugnación al Real Decreto 1657/2012, de 7 de diciembre, por el que se regula el procedimiento de pago de la compensación equitativa por copia privada con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, una ley que considero absurda y lesiva, dictada a golpe de titular y de presión cabildera. CEDRO defiende así los derechos de sus representados, ya que la recaudación, al haberse anulado de facto el Canon Digital, ha pasado de 150 a 5 millones de Euros, por lo que muchos proyectos de ayuda a los autores peligran.

El País y otros medios publican también la noticia. Sin embargo, Público ha elegido ignorarla. Y aquí vuelve a entrar en juego la “esfera del prejuicio” del medio periodístico, que falta a su deber, creo, obviando una noticia generada por una parte que "no cuenta con su simpatía editorial". 

En este “mundo al revés” que es España, las asociaciones que defienden a los creadores se ven como “sospechosas” y sus decisiones no merecen publicación (en igualdad de condiciones, la noticia de la presentación de una impugnación debiera recibir el mismo tratamiento, la presente quien la presente). En cambio, los abogados que defienden a empresas que están bajo la sospecha de atentar contra la propiedad intelectual reciben otro trato. No debería de ser así.

El tratamiento de El País a la noticia, firmado por Tommaso Koch, merece comentario aparte. Me centraré en este párrafo, que lo sintetiza todo:

Para 2012, del calculó resultaron 5 millones de euros, a repartir entre todas las entidades de gestión de derechos de autor. Y si el propio canon digital fue tumbado en el Tribunal de Justicia de la UE y en la Audiencia Nacional (además de indignar a muchos ciudadanos), ahora Cedro espera que el Real Decreto siga el mismo destino en el Supremo.

Aparte de la falta de ortografía, este párrafo es falso. Lo que el Tribujal de Justicia Europeo declaró no procedente es la "aplicación de éste de forma indiscriminada a empresas y administraciones" (cito la noticia de la web de RTVE al respecto). El Canon Digital se aplica en toda Europa. ¿Por qué un medio como El País es capaz de difundir falsedades de este calibre? Pero el articulista da un paso más y afirma que el Canon llegó a "indignar a muchos ciudadanos" en un ejercicio de opinión mezclada con noticia ¿Existe alguna encuesta o estudio científico que lo afirme? ¿Puede citarla el redactor? Este sólo tenía que dirigirse a la entrada de Wikipedia que informa sobre el Canon por Copia Privada (España), y conocería la historia (si bien en versión de parte, porque el artículo no es demasiado equilibrado, razón de más). Cito de Wikipedia:

El 21 de octubre de 2010, el tribunal de la Unión Europea declara legal y conforme al derecho europeo la adaptación al derecho español de la directiva europea y el canon compensatorio, pero cuestiona su aplicación indiscriminada en el caso de empresas y profesionales, aclarando que el problema surge siempre y cuando los aparatos adquiridos por estos sean destinados a fines distintos al de la copia privada. El tribunal estima que en el caso de los particulares que adquieren aparatos y soportes susceptibles de realizar copias protegidas, no es necesario probar que se destinaran a ese fin para aceptar como legal la aplicación del canon.

Finalmente, respecto al hecho de que el Canon fuera "tumbado" por la Audiencia Nacional, me remito de nuevo al mismo artículo de Wikipedia:

El 24 de marzo de 2011, la Audiencia Nacional anuló la orden que regula las tarifas aplicables a los diversos aparatos y soportes gravados con el canon digital. El motivo es que por ser un reglamento este necesitaba unos trámites relacionados con memorias justificativas y económicas que no se realizaron.

El motivo de la anulación fue puramente burocrático, si bien políticamente interesado. El País ni comenta este asunto. La secuencia de acontecimientos llevó finalmente a la anulación del Canon que ahora CEDRO ha recurrido. El Gobierno Español, legislando a golpe de presión cabildera, anula una legislación apoyada por Europa, que se verifica en todo el Continente (de hecho el Canon es la transposición de una Directiva Comunitaria), ante una sentencia del Tribunal de Justicia Europeo que sólo pedía que se ajustara su aplicación en el caso de empresas y profesionales.

El artículo de El País muestra directamente varias mentiras en un sólo párrafo, redactadas por una persona que no se ha informado lo suficiente como para hacer su trabajo y que aparece sufriendo "vicio de parte". En la que se supone es la cabecera más prestigiosa de lengua española, se difunden noticias de esa manera, que no contribuye en absoluto al prestigio de nuestro periódico de cabecera.

Si los medios informativos no son capaces de evitar algo tan simple como emitir información de parte, desvirtúan su existencia; el ciudadano difícilmente puede hacer un juicio partiendo de datos desequilibrados y deformados interesadamente. Desde luego, en el caso de la Propiedad Intelectual, las ingentes inversiones de los grandes conglomerados de Internet, encabezados por Google y los proveedores de conexión, dan sus frutos, en una maraña de desinformación que llega incluso a viciar al propio periodista. Es algo que debería movernos a una profunda reflexión, pues nos afecta a todos. Difundir mentiras no ayuda a nadie.


La imagen es de la obra de Orest Kiprensky. Readers of the Newspaper in Naples. 1831. Oil on canvas. The Tretyakov Gallery. Moscow, Russia. La he encontrado en Wikipedia Commons, y está en Dominio Público.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Máquinas oráculo




Hace un tiempo introduje en este blog el experimento que planteaban Silas R. Beane, Zohreh Davoudi, y Martin J. Savage y que demostraría que el universo en el que vivimos, y por tanto nosotros mismos, es (somos) parte de una gigantesca simulación informática.

Hay una tesis que se opone a esta conjetura. La Hipótesis de Turing-Church que comenté en aquel mismo post se muestra aplicable en el mundo natural, y es la base de un experimento como el planteado. La máquina de Turing es una metáfora de la mano de un pensador y su lápiz con acceso a una cantidad de papel indefinida, que puede resolver cualquier problema, o de su sosias artificial: un ordenador. Esta es la base de que se considere la posibilidad de nuestro universo como una simulación; el hecho de que sea algo que se podría modelar y calcular (un proceso computable).

Desde hace décadas muchos grupos de físicos estudian un área del conocimiento absolutamente apasionante y con gran futuro, la computación cuántica. En ella se pueden resolver problemas antes irresolubles (mediante computación convencional). La computación cuántica utiliza ciertas propiedades de la materia (la mecánica cuántica se ocupa de los fenómenos de escala atómica). Varios problemas que sería muy prolijo describir aquí y que son parte de la base de la computación cuántica, tales como el Problema de Simon o la transformación de Fourier cuántica, no satisfacen la Hipótesis de Turing-Church; esto quiere decir que son procesos no computables, no se pueden reducir a secuencias de operaciones, pero son computables con ordenadores cuánticos, así que no existe una máquina de Turing equivalente para esos procesos (¿Acaso máquinas de Turing cuánticas? ¿Máquinas oráculo?). El mundo cuántico es un lugar en el que pasan cosas muy extrañas, afortunadamente confinadas a la escala atómica; eso indica que la Naturaleza puede ser un lugar realmente raro, si miras lo suficientemente cerca.

Así que mientras un genio no cree una Hipótesis de Turing-Church nueva aplicable a la mecánica cuántica, la Hipótesis no se aplica en parte de la naturaleza (el mundo cuántico, o mejor ciertos problemas que se resuelven en el mundo de la computación cuántica), por lo que en este momento, y con lo que sabemos, el Universo no es un proceso totalmente computable, por lo que con los conocimientos actuales, podemos negar que vivamos dentro de una simulación, aunque el equipo de investigadores que comentaba en mi post anterior encontrara una “rejilla” o “granulado”, el conjeturarlo como prueba de que vivimos en un gigantesco escenario virtual, seguiría siendo poco más que eso, una conjetura.

También se puede negar la Hipótesis, como algunos hacen. Entonces no hay nada que discutir. O hablar de la posibilidad de una posible hipercomputación por encima de las limitaciones de las máquinas de Turing. Eso hablaría de que viviríamos dentro de la simulación de un megaordenador manejado por unos seres que habitarían en un universo al que obviamente no tenemos acceso -como no lo tiene cualquier simulación informática, al menos por ahora- y en el que las reglas de la física serían otras, y existirían matemáticas diferentes a las nuestras. Probablemente postulados como el de Kurt Gödel no tendrían lugar allí. En ese caso, nunca podríamos mirar fuera de la pecera en la que vivimos.

En el futuro las cosas pueden cambiar, claro. Depende de si nace un nuevo Alan Turing o un nuevo Alonzo Church que imagine una nueva máquina matemática capaz de resolver esos y todos los demás problemas. Si la humanidad consigue fabricar un ordenador cuántico pronto, entonces podremos también valorar otras hipótesis.

La foto la hice en el descenso de un vuelo de Madrid a Las Palmas.

domingo, 24 de febrero de 2013

Un mal modelo de negocio




Youtube es un servicio de video por internet que ha resultado revolucionario. Esta web en la que los usuarios pueden ofrecer videos para su visionado a otras personas y que nació en 2005 por tres antiguos empleados de Paypal como una “televisión personal para internet” ha tenido un crecimiento impresionante en los últimos años. Su tremenda popularidad lo convierte en el servicio de video online más popular del planeta, por encima de otros similares como Vimeo, Daily Motion o Flickr. Youtube fue adquirido hace un par de años por Google, el gigante de Mountain View, la empresa más poderosa de la red de redes.

Sin embargo, Youtube ha crecido sobre unos cimientos que considero cuestionables. Cualquier persona puede subir un video a Youtube y ponerlo a disposición de, literalmente, miles de millones de visitantes de esa famosa web, pero el control de la propiedad de esos vídeos no es tan exigente como debiera. Yo mismo puedo subir ahora mismo un video o película sin el consentimiento de su legítimo propietario con sólo marcar una difusa declaración en la web indicando que “soy el propietario de los derechos”, y listo.

Así, la inmensa mayoría de los vídeos de Youtube están allí sin el consentimiento de sus legítimos propietarios. Y eso sí que es preocupante. Toda la base del negocio de esa gigantesca web está fundada en un acto perverso, la negación de la propiedad intelectual. El asunto está en litigio, y Google ha respondido con una tecnología, llamada ContentID que teóricamente permite identificar las obras subidas a Youtube infringiendo los derechos de copyright.

Si han sufrido en sus carnes el encontrarse en Youtube con un video del que son propietarios que alguien ha subido sin consultarles, sabrán de lo que hablo. Como ocurre con las empresas españolas de telefonía, entrar es fácil, pero salir es muy, muy difícil. En las ocasiones en que me he visto en la necesidad de pedir a Youtube que retire un vídeo de su web que ha sido colocado en ella sin mi permiso, me he encontrado con el reverso de la situación. Tienes que demostrar que eres el propietario de los derechos documentalmente, radiografiarte, exponer tus contratos y, así incluso, puede que se te deniegue la petición. Así me pasó con una de mis películas que una persona había subido allí sin mi consentimiento. Tras pedir la retirada del vídeo y entregar toda la documentación solicitada, me fue denegada la petición en Google España. Tuve que recurrir a la matriz estadounidense, previa protesta por el trato en mi propio país, para que mi legítima petición fuera atendida.

Esos modales propios de la jungla, en los que el que vulnera la ley es agasajado y quien ve sus derechos vulnerados es vejado no son dignos de la Red de Redes, si queremos que ésta sea un lugar civilizado. No se puede ni se debe fundar un modelo de negocio en lucrarse con la propiedad de otros que no han consentido su cesión. Me parece lamentable el modelo de sociedad y la catadura moral que implica la aceptación silenciosa por parte de Google de este estado de cosas, y, por supuesto, por parte de gobiernos e instituciones internacionales.

Ese modelo de cosas lleva a monstruosidades como Mega o los miles de páginas web de enlaces a contenidos ilegales de las que disfrutamos en España. Lleva a la piratería directamente, pues se difunde entre la ciudadanía que es lícito vulnerar los derechos de terceros, y además, fácil, y asimismo, impune, siempre que sean derechos intelectuales. Así no se crean sociedades civilizadas.

Estoy plenamente a favor de las opciones que permiten a los creadores el hacer accesible su obra a todos, grauitamente, y soy el primero en alegrarme de la existencia de licencias como Creative Commons, el Copypeft, Gnu, el código abierto, el Dominio Público, etc. Todas ellas garantizan el derecho del creador a decidir sobre su obra. Y aquí está la clave, poder decidir tú sobre lo que es tuyo. No que otros decidan por ti. Y aquí está la clave del problema.

Haz lo que quieras con tu obra: regálala, intercámbiala o véndela, transfiérela, permite su modificación o alteración, el derecho de cita, lo que desees, pues es tuya. Pero precisamente por eso, nadie tiene derecho a manejarla sin tu consentimiento. En este estado de cosas las licencias libres pierden todo su sentido, pues terceras personas vulneran de facto un derecho inalienable sobre lo que es tuyo.

¿Qué sería de Youtube si se extrajera de ella el vídeo que ha sido subido allí sin el permiso de sus propietarios? Sería un servicio residual. Es más, el porcentaje de obra pirateada en ese servicio de Google es tan alto que ellos mismos, en otros casos tan amantes de la libertad de la difusión de la información, ocultan ese dato culpable. Esa es la prueba de que Youtube y Google por extensión están viviendo de las rentas de actos perversos. Y eso, qué quieren que les diga, me parece bastante poco edificante.

Nota: En este artículo se habla de un mensaje interno de Youtube en el que la manager de la empresa, Maryrose Dutton, afirmaba que entre el 75 y el 80% del material que ofrece su web está sujeto a copyright. El artículo, que usa documentos clasificados del juicio de Viacom a Youtube por ofrecer a los usuarios varias decenas de miles de videos de su propiedad y sin su consentimiento, es revelador en cuanto a cómo en Youtube se sabe perfectamente que se infringen esos derechos y se juega al equívoco y a la desinformación al respecto.

La ilustración es la portada del número de septiembre de 1935 de “Wonder Stories”, por Frank R. Paul y está en dominio público.

sábado, 23 de febrero de 2013

Bajo coste, alto coste




Suelo viajar mucho entre Madrid y Canarias (Las Palmas de Gran Canaria) por razones profesionales. A razón de un par de veces al mes, y llevo en esta situación desde hace varios años. Cuando vivía en Barcelona la situación era análoga. Decía a los amigos que mi vida transcurría en una metaciudad imaginaria llamada “Las Barnas de Gran Canaria”, que ahora se ha convertido en “Las Palmas de Gran Madrid”, en una suerte de caos ordenado en el que si es miércoles esto es la Castellana, y si es viernes esto es la Plaza de la Feria.

En estos años he viajado y viajo mucho con Iberia, y he visto los cambios que la empresa ha experimentado, tanto en su trato al cliente, como en sus ofertas, comodidades, coste de los viajes, etc. Recientemente la empresa ha creado una filial, supuestamente una empresa separada, llamada Iberia Express. Esta estrategia aparentemente inocente podría estar cargada de intenciones corporativas no demasiado ortodoxas, como los canarios bien sabemos por una experiencia similar.

En nuestras islas los vuelos locales son operados mayoritariamente por una empresa, llamada Binter Canarias. Cuando Binter decidió hace unos años que sus pilotos y tripulaciones eran demasiado onerosas para su cuenta de resultados, hizo una operación similar a la que Iberia está viviendo ahora. Asignó los vuelos y la flota a una empresa “operadora” que realizaba esas tareas, y en la que los nuevos pilotos y tripulaciones eran más baratos que los de Binter. Poco a poco Binter se fue vaciando de aviones y empleados, y ahora en casi todos los billetes de esa línea aérea se puede leer el texto “operado por Naysa”, que es el nombre de la empresa en cuestión.

De esta manera Binter es actualmente una especie de operador aéreo virtual, vacío de aviones y empleados, o casi, que trabaja con una subcontrata barata.

El problema de estas formas de hacer negocios es que no parecen una buena estrategia en el largo plazo. ¿Qué hará Binter cuando Naysa también le parezca demasiado cara? ¿Repetirá de nuevo la operación con una tercera empresa? ¿Hasta cuándo pueden aguantar los servicios prestados en esas condiciones precarias con una calidad mínimamente aceptable?

No es la primera vez. Creo que Air France y otras han seguido estrategias parecidas de vaciado de la matriz (5.000 despidos hasta 2015 en la línea aérea de bandera francesa). Pero volviendo a Iberia Express, la filial de bajo coste (teóricamente) de Iberia, se dan varias características en su funcionamiento que merecen cierta reflexión. Veamos: los aviones son los más antiguos de la flota de Iberia, tras sufrir un cambio de librea, revisión y reacondicionamiento de asientos. Hay aviones con cerca de 20 años que estaban parados antes del nacimiento de la filial. Los precios son, sorprendentemente, similares a los de la matriz. Las tripulaciones son más jóvenes y más baratas (un comandante de Iberia Express cobra un 64% menos que un comandante de Iberia). Los comandantes necesitan sólo 30 horas de experiencia para pilotar un avión de la filial, frente a las 125 que exigen en la matriz.

Estas cosas empiezan a ser un poco alarmantes. Si se siguen las noticias sobre fallos de aviones, en webs como por ejemplo The Aviation Herald, se puede ver que Iberia Express ha empezado a aparecer en sus listados con incidentes de fallos en motores y de presurización (eso en los casos en que aparecen. En otros por alguna razón Iberia Express no da datos a páginas como esta y los incidentes aparecen en otros medios). ¿Falta de mantenimiento adecuado, flota tal vez demasiado castigada, o simple azar? En aviación generalmente el azar es un componente descartable. Algo está pasando. En esta noticia se contaba cómo en 2012 Iberia había sufrido más incidentes aéreos que Ryanair.

No sé si un comandante con 30 horas de vuelo de experiencia es la persona más adecuada para gestionar exitosamente una emergencia en el aire, pero se le supone entrenado para ello. Y se supone que la empresa tiene y mantiene unos holgados parámetros de seguridad para que las emergencias se resuelvan satisfactoriamente, pero tendemos a olvidar entonces varias desgraciadas características de nuestro país y sus grandes empresas, como la falta de transparencia, que nos puede llevar a preguntarnos si los pilotos son presionados hostilmente (caso del piloto de Iberia que fue despedido en 2006 por negarse a despegar al no considerar que se hubieran subsanado los fallos de seguridad que había detectado en el aparato que había de pilotar) ¿Queremos que nos transporte un Comandante presionado y estresado, incapaz de responder a las amenazas de su empresa, mal pagado y cansado, o preferimos a uno que esté bien pagado, sepa defender sus derechos y hacerse respetar?. Vivimos tiempos caóticos, de cambio, en los que empresas e instituciones pueden estar tomando decisiones poco o nada reflexionadas, como suele pasar en eras de derrumbe de viejas estructuras. A esto se añade la fusión de Iberia con la línea aérea de bandera del Reino Unido, British Airways, que en estos momentos está tomando decisiones sobre la empresa española “en remoto” desde Londres. Decisiones tan brutales como un ERE masivo a una empresa que estuvo en beneficios hasta hace poco y que entraba en pérdidas, significativamente, a partir del momento del desembarco de gestores británicos en ella.

Así, se están produciendo fenómenos peculiares en el servicio de Iberia a sus clientes. Por ejemplo y sin aviso alguno, Iberia Express ha empezado a ser el “operador” de todos los vuelos entre Madrid y Canarias, a pesar de ser catalogados y adquiridos como vuelos de Iberia. Esto lleva además a situaciones peculiares, como las diferentes franquicias aceptables de maletas entre la matriz y la filial de bajo coste. ¿Qué pasa con un cliente que ha comprado el vuelo por Iberia, “operado” por Iberia Express? ¿Tiene franquicia de maleta por Iberia o no por ser el operador la filial? Anecdóticamente, el “señor pasajero” de Iberia ha pasado a ser llamado “señor cliente” en los mensajes de la megafonía de a bordo.

Todo esto me lleva al que considero el asunto básico de la aviación, y es la seguridad. Cuando se decide crear una filial de bajo coste a toda prisa usando la flota más vieja disponible al menos supongo que se deberán de multiplicar proporcionalmente a la edad de las aeronaves los controles de seguridad. ¿Se hace esto? No olvidemos que los accidentes, cuando ocurren, lo hacen generalmente por una serie de decisiones mal tomadas que se suman hasta generar una catástrofe.

He de recordar aquí el accidente del vuelo de Spanair 5022 a Gran Canaria el 20 de agosto de 2008 (la catástrofe aérea con más muertes en Europa Occidental desde 1988, según Wikipedia), en el que se sumaron errores y malas decisiones hasta generar un hecho terrible que ha llenado de dolor a los ciudadanos de nuestras islas (gran parte de los pasajeros eran canarios). El fallo de un indicador que debía mostrar la configuración errónea de los flaps de las alas (para aterrizaje en vez de para despegue), la prisa de técnicos y pilotos, presionados por la línea aérea en su insistencia de evitar retrasos, y un despegue a tope de carga con viento de cola llevaron a una catástrofe aérea espantosa. 

En todo ello es imprescindible clarificar la responsabilidad corporativa, de aquel ejecutivo que en una reunión tomó la decisión de que era mejor tener presionados a los pilotos y técnicos de mantenimiento, o de aquel responsable del aeropuerto que autorizó un despegue con alta temperatura en superficie y viento de cola, o de la escasa revisión de un avión bastante viejo (era un MD-83, fabricado en 1993) y por lo tanto necesitado de repasos periódicos. Pero también es necesario denotar la ausencia de capacidad de las autoridades de seguridad aérea para elaborar informes independientes (otro problema de este país, en el que la connivencia y/o dependencia de las autoridades públicas hacia las presiones privadas lleva a dislates; una de las asignaturas pendientes más importantes si queremos que este país tenga futuro es eliminar estas corruptelas), y de guinda, añado, la inmoralidad de una empresa aseguradora que parece haber olvidado cual es su deber por encima de todo (y no, no es “dar valor al accionista”) suman que a cinco años del desastre no haya un informe legible sin mover al sonrojo ni una indemnización mínimamente decente para los afectados.

Hubo un caso similar el 5 de junio de 2007 en el aeropuerto, también canario, de Lanzarote, en el que un MD-83 de la línea aérea Mapjet despegaba con sus alas en configuración de aterrizaje (sin desplegar flaps). El avión estuvo a punto de estrellarse, de no ser por el viento en contra, que permitió a sus hábiles pilotos remontar metiendo gas y evitar lo que hubiera sido una tragedia como la que ocurrió un año después. Este caso previo que debió de alertar a las autoridades de seguridad aérea española ni siquiera generó un informe o recomendación a líneas aéreas o fabricantes a tiempo. Es más, el informe de aquel incidente estaba sin elaborar en la fecha del accidente de Spanair. El estado de depauperación de las autoridades aeronáuticas españolas es palmario, cuando un ciudadano sin más herramientas que la lectura y un ordenador puede establecer problemas de este tipo sin que ellos, que son los que cobran un suelo por hacerlo, hayan sido capaces de ello.

Es obvio que la negligencia, pero también la desmedida tendencia al ahorro desaforado de la línea aérea pudo llevar al accidente de 2008. Si Spanair no presionara a sus tripulaciones, si en la torre de control no se hubiera autorizado el despegue en una pista con el viento a favor (de cola), el resultado habría sido bien diferente. Pero reconocer eso implicaría para las autoridades españolas admitir un secreto a voces: que en el aeropuerto madrileño de Barajas se suele tener que despegar con viento en cola; los comandantes están obligados a hacerlo por la configuración y orientación de las pistas del aeropuerto. Escasas voces son capaces de alzarse en este caso, como la del comandate retirado Luis Guil Pijuán que lleva años peleando una cruzada personal en solitario para revelar a las autoridades internacionales la situación del aeródromo madrileño. Recomiendo la lectura de sus mensajes en diversos foros. Hielan la sangre en las venas.

Spanair, la que quería ser orgullosa línea aérea de bandera catalana, no sobrevivió al accidente, a pesar de un rápido cambio de logotipo y la compra de varios flamantes aviones Airbus. Como consecuencia del cierre de la empresa, cientos de trabajadores fueron arrojados a las filas del paro, la libre competencia sufrió por ello y en destinos como Canarias ahora los vuelos son más caros ¿Iberia sobreviviría a un suceso similar en Iberia Express? La respuesta actualmente es que no, dado el estado actual de la matriz. Sería una catástrofe que llevaría probablemente a una crisis insalvable para la compañía “de bandera” española.

Es necesario, y en tiempos como estos más que nunca, decidir qué es lo mejor, si el beneficio a toda costa, o el servicio. A esto no ayuda el hecho de que estas compañías sean casi siempre empresas públicas pagadas por los impuestos de generaciones de españoles que se han privatizado por razones que se me escapan, pero que sólo parecen obedecer al deseo de riqueza de unos pocos. Iberia debería pensar, y cuando digo Iberia digo sus directivos, en si Iberia Express es una buena idea, en si utilizar aviones viejos, tripulaciones neófitas y plazos cada vez más cortos de revisión (Iberia Express presiona a sus tripulaciones para que en menos de media hora el avión llegado a un aeropuerto esté listo para partir de nuevo) merecen la pena en un entorno tan sensible al error como es la aviación, y en las consecuencias de todo esto (sin añadir el stress que los problemas de EREs, prejubilaciones, huelgas y negociaciones entrampadas crean en tripulantes, así como en los controladores aéreos, otro asunto de máxima gravedad, que depende de otra empresa -AENA- que se encuentra en una situación similar de “bad commanding”). 

La estadística es una ciencia que nunca miente, y sus verdades, nacidas de la reiteración de grandes cantidades de eventos, se convierten en leyes numéricas. El hecho es que se sabe que si se va quitando de aquí y de allá en la seguridad en los vuelos, se está jugando a la ruleta rusa, la estadística lo dice. Si un directivo no sabe estadística tenemos un problema. Si es tan tonto como para no comprender que en el puesto que ocupa puede estar ocupando el lugar que correspondería a un profesional preparado convirtiéndole en un incompetente, también. Si lo que quiere es hacerse rico rápidamente y salir corriendo, tenemos un problema mayor. Porque sus decisiones pueden tener consecuencias catastróficas para todos.

Y cuidado, vivimos en un país lleno de oscuridades, informaciones sesgadas “de parte” y medias verdades, con cargos responsables tapando escándalos como el hecho de que en Barajas los despegues se deban realizar con el viento en cola, sí o sí. Todo esto es muy peligroso, y habla muy mal de los mecanismos que la sociedad civil debiera tener para velar por los derechos de los ciudadanos en un entorno cada vez más hostil. Con esos mimbres no se pueden tomar buenas decisiones, pues no está poniéndose la seguridad como prioridad, sino la supervivencia de diversas castas de poder. Espero que lo peor no ocurra nunca, pero Iberia (y AENA) está(n) jugando perversamente con vidas humanas, y eso no tiene perdón.

Para terminar, dos recomendaciones, las estupendas películas Fuerza Aérea Sociedad Anónima (2006) y Whisky Romeo Zulú (2004), ambas dirigidas por Enrique Piñeyro, muestran el estado de corrupción imperante en la aviación comercial argentina hace unos años. Cada vez estamos más cerca en España de escenarios similares. Y un documental de imprescindible visionado, que es muestra del estado de cosas imperante: JK5022, una Cadena de Errores (Ione Hernández, 2012).


En la foto, el avión Airbus-320 de Iberia Express de matrícula EC-HTP a su llegada al aeropuerto de Gando, Gran Canaria, el 23 de febrero de 2013. Fabricado en 2001, estuvo en servicio para Iberia desde el 9 de agosto de 2001 hasta enero de 2013 con el nombre de Playa de las Américas. Tras un remozado, cambio de librea y reasignación de asientos, ha pasado a servir a Iberia Express a partir del 20 de enero de 2013. El caso del avión más antiguo de esta nueva línea aérea es el Airbus-320 de matrícula EC-FCB, cuyo primer vuelo para Iberia fue el 18 de diciembre de 1990. 22 años de generoso servicio. El 50% de la flota actual de Iberia Express (17 aviones en total) tiene más de 20 años de uso. Todos estos datos los he obtenido en Airfleets.es.

viernes, 22 de febrero de 2013

Realidad ficticia




En 1999 pasé una larga tempora en Mallorca, trabajando en un proyecto de ciencia-ficción que no llegó a cuajar, en la empresa ArtBit, que entonces era puntera en la animación de personajes CGI en tiempo real. La experiencia fue fascinante. También recuerdo ver mucho allí Discovery Channel, que entonces estaba en el paquete de Digital Plus. Así que tengo un recuerdo de cómo era entonces la programación de aquel canal; documentales de naturaleza, historia, divulgación, mucha producción propia, material entretenido y bien producido.

Hoy ver Discovery Channel (y otros, como History Channel o Biography Channel) mueve al espanto. Sobre todo el primero, encarnado en Discovery Max en la TDT, que se ha llenado de realities de subastas, embargos, cárceles, tatuadores, tuneadores de motos y coches, etc.

Vale que el reality show haya tomado las riendas de la producción televisiva, y que en un movimiento pendular que sin duda regresará por sus fueros en el futuro, ahora está por todas partes, pero es triste enfrentarse a lo que eran canales de divulgación con un cierto prestigio de rigor y ver en lo que se han convertido. Pasa lo mismo en National Geographic Channel y otros canales de similar pelaje. La marea parece arrastrarlos a todos. Y no hablemos de otros canales, ya más generalistas, como MTV, vendidos a la zafiedad hasta tal extremo caricaturesco (los “Wherever Shore” y su sosias castellano) que se aproximan a las pesadillas distópicas narradas en series como “Black Mirror” (Episodio 2 Temporada 1ª, “15 Million Merits” o películas como “Idiocracia” (“Idiocracy”, Mike Judge, 2006)).

Pero es que la cosa va a peor. Los realities en los canales que antes eran “de documentales” compiten en cual es más agresivo u ofrece los detalles más escabrosos. Uno de ellos nos invita a ver la fauna que pasa por una comisaría en Las Vegas cada noche: borrachos, prostitutas, ladrones y demás almas perdidas llenan el programa. Otro convive con los guardias y prisioneros de una cárcel de alta seguridad absolutamente infernal. Un tercero nos muestra cómo un enorme señor que vive de dinamitero hace estallar cosas al grito de “¡Boom, baby!”, o a buscadores de oro luchando como fieras por unas pepitas. En general, todo se estructura en una parrilla diseñada para débiles mentales llena de lo peor de la sociedad, repleta de explosiones, ruido y furia. En eso se han convertido los canales de documentales.

Bien, son los requerimientos del mercado, y bla bla bla, y no tengo nada en contra de los realities (muchos documentales interesantes se han realizado mediante esta técnica; por poner un par de ejemplos puedo citar “The 1900 House” o “Airport”) pero se están alcanzando cotas de envilecimiento que no hubiéramos soñado hace poco. Y no me refiero sólo a las series realities dedicadas a destiladores de licor, magos de guante blanco, timadores o hillbillies urbanos. Me refiero a algo más, a documentales que son pura y simplemente mentira.

Se han estrenado recientemente dos ejemplos de esto. Uno, “Sirenas” (“Mermaids: the body found”. Syd Bennet, 2011) , en Discovery, y el otro, “La Isla del Apocalipsis” (“Armageddon: Apocalypse Island”, 2010), en History Channel. El problema de estos dos productos es que son ficción. Pero en ningún momento se explica al espectador que lo son. Eso equivale a mentir. En el caso de los espectadores menos avisados, el daño que se les puede hacer es considerable ¿En qué momento un canal de documentales ha perdido tanto el norte que difunde falsos productos de documental? ¿Cuándo se permitió el acceso de charlatanes a estos canales?

Y eso por no hablar de otro subproducto, éste reality, en boga, las “series de cazafantasmas” (“Ghost Hunters International”, (2008-), “Ghost Hunters” (2004-), etc.)

Tenemos otro excelso y vergonzoso ejemplo, esta vez patrio, en la serie de J. J. Benítez “Planeta Encantado” (2003), un trabajo de ficción que pasaba por documental, producido por y emitido en TVE sin que en ningún momento fuera identificado como ficción. No me parece bueno, en este caso, que ese tipo de desinformación salga de los impuestos de los ciudadanos. Aunque otras televisiones (las privadas) también recurren a esta ficción “documentalizada”, o “sazonada de realidad” como producto de entretenimiento, caso del progama de la cadena Cuatro “Cuarto Milenio” y, bueno, en ese caso es una televisión privada, pero de nuevo, no sé si es lo mejor tratar asuntos ficticios con ese tono de realidad cuando Cuatro administra la concesión de un bien público, una frecuencia de emisión; eso también tiene que suponer una cierta responsabilidad social.

Volviendo al asunto, programas como “Sirenas” y “La isla del Apocalipsis” suponen un peligroso precedente. Un canal de documentales funciona con un prestigio “de ofrecer realidad” que se ha ganado a lo largo de los años, algo que el espectador da por descontado, suponiendo que está en un entorno honesto. Este marchamo, cuando ese canal emite ficción disfrazada de realidad, lleva a confusión en los espectadores. Me ha pasado ya un par de veces que personas cultas y perfectamente informadas han tomado los productos que he citado como reales, y he tenido que sacarlas de su error. Al ocurrir esto, se sienten traicionados. Un canal televisivo del que se fiaban, del que esperaban al menos, no rigor histórico, pero sí veracidad, les miente. Es muy difícil recuperar ese prestigio traicionado. Y ahí va mi pregunta a los directivos de esas cadenas: ¿De verdad vale la pena?


La ilustración pertenece al libro de Gustave Doré ", Two Hundred Sketches Humorous and Grotesque, que se puede encontrar en el Proyecto Gutemberg, y está en Dominio Público. http://www.gutenberg.org/files/14550/14550-h/14550-h.htm

Error 404

He incidido en varios posts en mi preocupación por la excesiva burocracia añadida que está suponiendo  la implementación de los registros electrónicos en todo el país. La situación es un caos, los ciudadanos ven multiplicada su carga de trabajo administrativo, y una vez más el concepto español del trabajo de las instituciones (el ciudadano como súbdito) aparece transparente en los requisitos y dificultad de los procedimientos administrativos "digitalizados".

Otro ejemplo más. Este mensaje ha llegado a cientos de administrados desde el Gobierno de Canarias hace unos días:


De nuevo un cambio arbitrario, en este caso en un segmento de código, invalida la capacidad de las personas físicas y jurídicas (y, no lo olvidemos, el derecho) de identificarse vía firma electrónica si no se pasa por el aro de bajar e instalar un segmento de código. Sin más explicaciones. Amén de la mala redacción del mensaje, que puede llevar a equívocos (¿A qué se pierde el derecho si no se instala ese código? ¿El administrado debe de hacer algo más?). De nuevo el ciudadano es tratado como un "sujeto pasivo". De nuevo, señores administradores, así no.

Las viejas formas se resisten a cambiar, módems mediante.

domingo, 10 de febrero de 2013

Mariposa





Su nombre es Buttefly ("Mariposa") McQueen. La ví el otro día en TCM en “Alma en Suplicio” (Michael Curtiz, 1945), y, claro, la recordaba de “Lo que el viento se llevó” (Victor Fleming y otros, 1939). En “Alma en Suplicio” es Lottie, la criada graciosa con voz chillona y en “Lo que el viento se llevó” era la tontorrona y asustadiza Prissy. 

Siempre le tocó hacer personajes cuyos nombres eran diminutivos, que carecían de derecho a apellido y en ocasiones a ser acreditados (Vashti en “Duelo al Sol” (King Vidor, 1946), Lily en “Cabin in the sky” (Vincente, Minnelli, 1943), Lulu en “Mujeres” (George Cukor, 1939)). Dejó el cine en los años 50 y volvió a él esporádicamente (“Amazing Grace” (Stan Lathan, 1974), “La Costa de los Mosquitos” (Peter Weir, 1985)). Trabajó en televisión (“Beulah” (1950-1953)) y también de mensajera, costurera, acompañante de ancianos, cajera en Macy's o criada. Cuando tenía 62 años unos vigilantes la vieron pasar demasiado tiempo en una estación de autobuses de la línea Greyhound, así que decidieron que era una carterista, la zarandearon y le rompieron varias costillas. El gobierno la indemnizó posteriormente por las lesiones con 60.000 dólares. Con aquel dinero pudo retirarse.

A los 65 años se graduó en ciencias políticas en el Nueva York City College. Era una atea convencida y fue miembro de la Freedom From Religion Foundation, que le otorgó en 1989 el Premio "Freethought Heroine".

La Mariposa McQueen Murió en 1995, poco antes de Navidad, a causa de las quemaduras sufridas en un incendio en su propia casa. Intentaba encender un calefactor de keroseno para calentarse. Tenía 84 años.

Una cita de Wikipedia e Imdb:
“As my ancestors are free from slavery, I am free from the slavery of religion.”
(Butterfly McQueen, 1911-1995)

La fotografía es de Wikipedia Commons.

Jugadores




El juego, como la lotería (decía de ella Alfred Bester que es un impuesto para los ciudadanos que no han estudiado matemáticas), está basado en una falacia: que el jugador puede ganar. La lotería es un impuesto y el juego es un negocio porque mienten. El luego da beneficios a sus organizadores porque es muy difícil ganar para el jugador. Asumiendo un comportamiento racional, no debería de haber jugadores en el mundo, pues sabrían racionalmente que jugar es igual a quemar tu dinero con una cerilla.

El juego de azar basa su éxito en las falacias irracionales que usamos las personas para enfrentarnos a la vida. Falacias que suelen ser inofensivas y nos consuelan a diario, pero que mal utilizadas pueden causar desastres. El pensamiento mágico (“yo voy a ganar los otros no, porque yo soy mágico”), el proyeccionismo (“yo no causo mis problemas, es el destino, estoy de mala racha, ya me recuperaré, me han gafado”) o el sesgo cognitivo (he dedicado un post entero al asunto) son algunas de esas falacias. Los propietarios de los casinos saben perfectamente que el adagio de que “la banca siempre gana” es una verdad indiscutible. Un axioma de su negocio. Con esas ganancias pueden construir inmensos rascacielos (Las Vegas, Macao) y contratar grandes estrellas y espectáculos para atraer clientes.

El juego despierta mecanismos propios de las adicciones en sus usuarios (la ludopatía es la enfermedad psicológica que genera, aunque no está considerada estrictamente una adicción en algunos círculos como la American Psychiatric Association, sino un desorden de conducta), pero la gran mentira que sostienen los que se benefician de esa industria es que eso no ocurre, que el jugador es siempre dueño de sus actos, que jugar es un acto libérrimo. La inmensa mayoría de los jugadores no ocasionales son de dos tipos: jugadores profesionales o ludópatas. Una industria que se basa para prosperar en esquilmar a enfermos (la ludopatía es una enfermedad) está podrida en sus cimientos. La industria tabaquera tiene análogo origen corrupto: su letal producto esclaviza a sus consumidores. 

Mirados así, estos negocios no parecen limpios ni agradables. Y no lo son. Ganar en el juego de azar es muy difícil, casi imposible. Sin embargo miles de jugadores caen víctimas de sus cantos de sirena constantemente. En un vuelo a Estados Unidos compartí asiento con un jugador compulsivo. Era rico e iba a Las Vegas a gastarse una cantidad enorme de dinero, no a ganarlos; a perderlos, lo asumía, es "parte del juego", parte de la adrenalina del jugador. Le tratarían a cuerpo de rey allí. Estaba feliz, exultante. Yo me preguntaba si estaría igual de contento en su viaje de regreso. Pero las adicciones son así. La mente racional es ahogada por el “yo adicto” y no hay nada que hacer hasta que la persona se enfrente a su problema. El daño que se causa a la persona es inimaginable; en Australia en 2010 un estudio reveló que un 17% de los intentos de suicidio fracasados admitidos en el Alfred Hospital de Sydney era a causa del juego patológico.

Por eso no sé si España se puede permitir el lujo, en estos tiempos de cambio con una clase política extinguiéndose junto con una forma periclitada de hacer las cosas, de aceptar que en su territorio abra sus puertas un negocio como el futuro Eurovegas, ese gigantesco complejo consagrado al juego. El del juego es un negocio poco transparente, poco estético, escasamente humano, que explota las debilidades del prójimo y sus enfermedades. No me gusta pensar en que algo así dé empleo a españoles y ello sea su coartada. No me gusta que miremos a otro lado en cosas que son francamente evitables, y que nos envilecen como nación.

La industria sabe que el adicto al juego es un poliadicto. El jugador es generalmente también fumador y posiblemente bebedor. Por esa razón (probablemente) Eurovegas ha pedido al gobierno de Madrid, donde se situará su complejo, que se reduzca la Ley de Consumo de Tabaco de 2011 que prohíbe fumar en espacios públicos. Lo alucinante de la petición es que no es fácil conseguirla; se trata de una Ley Básica que no puede ser corregida a la baja y que sólo puede ser modificada desde el Parlamento nacional, y que además implementa unas conquistas sociosanitarias vitales, que pretenden defender al fumador pasivo de uno de los mayores tóxicos conocidos, la primera causa de muerte evitable en el mundo occidental: el tabaco. Sin embargo, Eurovegas prefiere exponer a los trabajadores que contrate al mayor cancerígeno conocido tras el amianto con tal de que sus clientes poliadictos puedan encenderse sus cigarrillos en las salas de juego. Este estado de cosas beneficia a otra industria, que considero bastante repulsiva y fea, la tabaquera. Y dos intereses bastante oscuros se unen. Mala cosa para una clase política debilitada. Será interesante ver qué ocurre al respecto, pues será un barómetro sobre lo que valoran los políticos españoles la salud de sus ciudadanos. Y no sólo es el tabaco; en los casinos de Las Vegas (y así será en Eurovegas) las bebidas alcohólicas son gratis; imaginen el estado mental de un jugador ebrio apostándose su casa, su vida, sus propiedades a una jugada. Nadie va a proteger a ese infeliz empapado en alcohol y nicotina de sí mismo. Esa es la despiadada realidad de la industria del juego.

A medida que la Humanidad madure como raza y especie, es de esperar que este tipo de negocios perversos vayan extinguiéndose. Pero eso todavía llevará mucho tiempo. Por de pronto saber que son malos para las personas debería de ser suficiente para todos. Pero claro, vivimos en un país en el que casi cada bar tiene una máquina tragaperras donde muchos ancianos se dejan sus pensiones, víctimas de ludopatías no diagnosticadas, mientras sus propietarios se frotan las manos satisfechos. Con esos mimbres no podemos esperar más. Por eso hay que empezar, urgentemente, a decidir cómo queremos que sea la España de nuestros hijos y nietos, y plantearnos lo que queremos y lo que no en nuestras vidas. Eurovegas merece, para mi, un rotundo “no”. Deberíamos de extender un cordón sanitario alrededor de ese tipo de industrias que están floreciendo, en mi opinión lamentablemente, en tiempos recientes. Otro caso es el del juego online, que ha experimentado un boom estos dos últimos años, y que además está empezando a llenar las parrillas de las televisiones de madrugada.

Recomiendo, al respecto, uno de los reportajes de Louis Theroux para la BBC, “Gambling in Las Vegas”.

La ilustración, Caricature of gambling, showing a number of men — and one woman — at an early roulette table, ca. 1800, es de Wikipedia Commons.

sábado, 9 de febrero de 2013

Rescatar a las personas



¿Cabría en este momento la alternativa del rescate directo a personas y empresas? En lugar de repartir sólo a los bancos un capital enorme a fondo perdido, dar parte de éste (un 20%) directamente a los ciudadanos y empresas en peligro. Se pagaría el equivalente al valor del crédito restante de las hipotecas y créditos a los endeudados que estuvieran en mora o en riesgo de mora. Se liberaría dinero para la banca, porque la gente lo primero que haría sería pagar sus deudas (esto podría ser condición sine qua non para obtener el dinero), y se pondría liquidez en el mercado, al liberarse familias y empresas de los pagos mensuales de sus deudas. Los bancos aligerarían el peso de la espada de Damocles de posibles créditos fallidos y de más ladrillo en su haber. Se recuperaría productividad y empleo.

La imagen es de varios salvavidas en la playa en Blankenberge, Bélgica, en 1910.
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Volviendo a la administración electrónica


Estos días he pasado otra vez por el suplicio de tener que entregar unos documentos por esa rejilla invisible e impredecible que es la administración electrónica. En este caso la Pasarela Platino, rimbombante nombre (de esos que tanto gustan a los políticos) para una plataforma de registro electrónico del Gobierno de Canarias. Pues bien, apenas unas horas antes del final del plazo legal administrativo para la entrega de unos documentos, la plataforma estaba caída y nos devolvía mensajes de error a cada intento de entregar la documentación. Tras más de una decena de intentonas, lo dejamos  por imposible a medianoche, no sin antes enviar dos partes de incidencia y sendos emails con capturas de pantalla.

Estos sucesos me reafirman en lo que he comentado anteriormente en el post “A vueltas con la administración electrónica” en este mismo blog. Estamos al albur de unas tecnologías que se pueden caer, sin sustituto posible en el mundo real (en este caso sólo cabía entregar los documentos por vía electrónica, una costumbre que se extiende por las administraciones), y que no han sido lo suficientemente probadas (o presupuestariamente dotadas) para servir, como deberían 365-24 al ciudadano. 

Entre las horas perdidas y la frustración de aquella jornada y el dislate de formatos y límites de tamaño admitido de archivos adjuntos (15Mb en este caso) acabamos saltando entre máquinas, instalando firmas electrónicas, descargando compresores, fragmentando archivos Zip y en fin, haciendo tareas para las que no todo el mundo puede ni debe ni tiene por qué estar preparado.

El manejo de la informática con la administración, en los tiempos de los tablets, sigue siendo complicado, ininteligible, abstruso. Más aún cuando no se ha estandarizado procedimiento alguno y cada institución va “a su bola”. En mi post anterior insistía en la necesidad de una estandarización de protocolos, generalizando los formatos admitidos, tamaños de archivo, medios de firma e interfaces, y me reitero en ello. Es más, debería generarse un libro blanco que regulara todos esos asuntos. Es urgente.

Pero no sólo es ese el problema. Han de habilitarse soluciones que no dejen al ciudadano desamparado para casos como el que pasamos esta semana. Por ejemplo, se deberían de habilitar registros generales electrónicos en todo el país tanto en oficinas de correos como en otras instalaciones públicas, y deberían de estar accesibles 365-24. De lo contrario, el proceso vulneraría derechos. ¿Qué pasa si el registro electrónico de la institución a la que te diriges está caído? Deberías poder usar un registro general electrónico alternativo para esos casos y, por supuesto, el viejo registro general, presencial y físico, de siempre.

Actualmente en un registro general tradicional (de papel, sello de entrada, etc.) cualquier persona, sin necesidad de identificarse, puede introducir en el sistema de documentos en papel la documentación de desee sin tampoco tener que identificar en nombre de quién lo hace. Esto, que es una ventaja para el ciudadano, desaparece con el registro electrónico, que obliga a las personas a identificarse en todo momento, sea con sus DNIs electrónicos o con las firmas electrónicas que la FNMT crea para las personas jurídicas. El resultado carece de la ductilidad del método anterior. ¿De verdad es, entonces, una ventaja? Sólo para la administración, que se ahorra personal. Para colmo tanto el DNI electrónico como la firma electrónica tienen fecha de caducidad, que para colmo es asíncrona con, por ejemplo, la caducidad del DNI tradicional, forzando al ciudadano a duplicar sus esfuerzos burocráticos para permanecer identificable. Paradójicamente, el DNI-e se usa bien poco. Ese barómetro debería alarmar a las instituciones, pues es una señal inequívoca de que su urgente "electrificación de todo" no está funcionando como ellos creían.

El problema que sufrimos esta semana se arregló al día siguiente con un par de mails de los técnicos al cargo, pero de nuevo tanto ellos como los funcionarios responsables y nosotros mismos hemos perdido horas de trabajo en un proceso insuficientemente seguro.

Un registro electrónico, para ser puesto hacia el público, debe tener probada su capacidad de funcionar sin interrupciones a toda hora y en todo momento, incluso en caso de pérdidas de fluido eléctrico; debe mantener copias redundantes que puedan activarse en caso de necesidad y evitar caídas de sistema, bloqueos por picos de exceso de demanda, etc. Es algo que se le pide (es más, se da por descontado) a cualquier servicio de Internet, desde Youtube a un periódico online. ¿Por qué la administración no se aplica esos estándares de calidad mínimos? Si no se pueden garantizar esos puntos, no se debe de obligar a los ciudadanos a pasar por el aro de unos procesos inmaduros.

La imagen corresponde a la pantalla de caída de sistema de Windows 1.0. De Wikipedia Commons.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.