jueves, 26 de marzo de 2015

¿Y ahora, qué?



Arriba, la terminal nueva, totalmente desierta en la zona Norte




Y a 180º, la terminal de toda la vida, 
repleta de colas de embarque y cientos de pasajeros

El aeropuerto de Gando, en Gran Canaria, sufrió hace como un año una enorme remodelación, que se llevó por delante la vieja y preciosa terminal de pasajeros. Ya lo comenté aquí.

Ahora quisiera hablar de cómo está ahora. La enorme y carísima terminal ha ampliado su acceso a los pasajeros en un inacabable hall de 200 metros, en un finger nuevo en la zona sur, y en dos hacia la zona norte. Y en esta, el estado de ocupación normal (mirad las fotos), es de total vacío. No hay ni un alma. El aeropuerto, saturado de forma constante ya, a causa del brutal aumento del turismo (que, por cierto, no ha mejorado la situación laboral de los miles de canarios que viven de la hostelería ni el enorme paro en la isla; alguien se lo está llevando crudo), está repleto de gente en las horas punta en la zona más añeja de la terminal. Las áreas nuevas están desiertas.

No sé si es un problema de falta de permisos, de inhabilitación arquitectónica, no tengo ni idea, pero como predicador en el desierto que últimamente soy, planteo a quien corresponda estas preguntas:

-¿Para qué se arrasó con la vieja terminal para construir una nueva y carísima que está a todas luces infrautilizada? ¿Era esto lo que se pretendía?

-¿Por qué no se reparten los aviones en los fingers nuevos para bajar la saturación del edificio terminal?

-¿Por qué se siguen manteniendo los espacios de tiendas, y lo que es peor, se abren más aún, cuando a todas luces el área de tránsito para los viajeros es insuficiente?

Me gustaría que algún responsable de AENA tuviera la amabilidad de aclararme estas dudas. De antemano, gracias.

Las fotos con las que ilustro este artículo las tomé el día 25 de marzo de 2015 a la misma hora (14:30), están separadas por apenas 40 metros y un giro de 180º.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.