lunes, 20 de enero de 2014
La cultura de la mentira - 13
Sigo adelante con estos artículos, ya que parece inagotable la fuente de mentiras a la que cada día debemos de enfrentarnos.
La publicidad de automóviles, supongo que por imperativo legal, contiene avisos para los consumidores que se ofrecen en mitad de los anuncios televisivos. Los textos "imágenes rodadas en circuito cerrado por conductores especializados" son comunes, o lo eran, en esos anuncios, al menos antes del advenimiento de esos planos CGI en los que todo, desde el coche a la carretera, son generados virtualmente. Otros textos de advertencia se pueden ver en los hipócritas anuncios de bebidas alcohólicas (parece mentira que España no se haya atrevido aún a regular ese tipo de publicidad televisiva) con el "bebe con moderación", y lo mismo pasa con los anuncios de alimentos ("haz ejercicio regularmente") o con los de medicinas ("este anuncio es de un medicamento, lea las instrucciones y consulte a su farmacéutico"). También en los anuncios de banca o que venden descuentos de algún tipo en cualquier producto -los de telefonía sobre todo- se ofrece algo de información supuestamente real en un rápido -y en ocasiones ilegible, sin que nadie haga nada al respecto, por cierto- scroll de derecha a izquierda de la pantalla, que suele desmentir la oferta anunciada, o cuanto menos matizarla.
Me sorprende que ahora que anunciantes como AXA o BBVA han recurrido a campañas de "testimonio personal real" en las que ilusionados conciudadanos normales y corrientes nos cuentan, o bien lo buenos y heroicos que son de la mano de la aseguradora, que parece una especie de nido de cría de santos, o cómo gracias a las bondades de aquel banco, las empresas pueden emplear a personas sin trabajo, no se usen esos mismos avisos.
Nadie avisa en esos casos de que la gente que habla en esos anuncios son actores, cuidadosamente seleccionados en un proceso de casting en el que nada se ha dejado al azar. Y en el caso de que sean personas reales, la selección ha sido tan intensa que el resultado es idéntico: han pasado un proceso de casting, y que repiten diálogos guionizados. El poder de la publicidad es tremendo, y no estaría de más que las autoridades también obligaran a un mensaje que informara de la verdad:
"Las personas que ve usted en este anuncio no son reales, son actores especializados o cuanto menos han sido seleccionados en un proceso de casting para dar una imagen ideal. Sus experiencias no son reales, sino que han sido dramatizadas"
Seguramente el texto pasaría tan rápido que no se podría leer.
La imagen es de Wikimedia Commons. Poster de la película "The Prodigal Liar" en la revista Moving Picture World. Marzo de 1919. Fuente: Internet Archive. Está en dominio público.
lunes, 13 de enero de 2014
Hermann Oberth
Oberth fue el padre de la astronáutica, y este era el título de la primera grabación de Quaxar, el colectivo experimental que fue el germen de DUE. Hablamos de auténtica arqueología sonora. Fue grabado en 1983 y éramos unos críos, claro, pero hacíamos experimentos con ruido bastante audaces y curiosos. He puesto en Jamendo la grabación para quien quiera investigar la obra. Hay cosas hechas con Casiotones subvoltados, con emisoras de onda corta, con circuitos analógicos diseñados para producir ruido y que iba destrozando a medida que los usaba (lo que hacía las obras irrepetibles, obviamente), era muy divertido cacharrear y experimentar. Creo que todavía ese sentido lúdico está ahí.
La portada era como siempre un collage realizado por mi en aquellas fechas.
martes, 7 de enero de 2014
La Cultura de la Mentira - 12
Hace tiempo vengo observando (y algo he comentado ya aquí sobre ello) cómo progresivamente con más desvergüenza los medios están publicando encuestas "cocinadas" (esto es, retocadas "a favor del cliente") o sencillamente inventadas (no tengo pruebas para corroborarlo) en asuntos cada vez más importantes y notorios. Se nota que se acercan tiempos electorales y que algunos están desesperados.
Lo más grave no es que diarios que no merecen ese nombre publiquen burdas mentiras como esta encuesta, generada por una empresa de dudosa capacidad (no se pierdan el cutre blog que cuelga de su "web", un pastiche patético hecho de imágenes de stock, textos copiados y pegados, sin ni siquiera un mísero teléfono de contacto) como ya demostraba hace ya un par de años este blog (atención a la respuesta a una airada llamada del director del medio que el responsable del blog pone entre los comentarios), sino que otros medios supuestamente más objetivos y profesionales la publiquen sin el menor análisis crítico. Y peor aún (las encuestas falsas se suelen caer solas si sabes algo del asunto) es que ya sea el mismísimo CIS, un organismo público que trabaja para todos los ciudadanos, el que cocine las encuestas de forma descarada, en función de quién ostente el bastón de mando del gobierno. Miénteme, que me lo creo. No me digas la verdad, que no me interesa.
¿Cómo es posible que los medios den carta de verdad a lo que no son más que burdas mentiras? ¿Cómo consentimos que un gobierno mienta de forma sistemática a todo el mundo, sin que nadie les desenmascare?
Tener enfrente a un gobierno al que la verdad le parezca molesta y al que la realidad se le antoje algo despreciable mueve al pánico. No me gusta que me gobiernen fanáticos (está clara la influencia religiosa en la forma de pensar negadora de lo real que impera en el gobierno actual, algo comenté al respecto aquí), y menos aún gente capaz de engañar a las personas que les eligieron y de autoengañarse.
La imagen está en Wikimedia Commons. Es una foto de 1901 mostrando a los alumnos de la Universidad de Chicago ordenados por estatura. Está en dominio público.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Legisladores fanáticos
No me canso de repetir
que legislar desde el sesgo ideológico es peligrosísimo. La mejor
muestra reciente es la Ley del Aborto que está en trámites de
modificación por el Ministro de Justicia. Este, de rancia raigambre
católica (y como ocurre en la clase que manda en este país, de sangre azul política), ha decidido, saltándose todos los controles elementales (ni siquiera los miembros de su propio partido habían tenido acceso al borrador de la Ley que está preparando), que su forma personal de ver el problema del aborto es la que han de respetar todos los
ciudadanos españoles. Y ha iniciado el trámite legislativo, ante el
escándalo internacional y nacional.
Leo en un artículo de ElPlural que Gallardón en el Senado ha reconocido en una interpelación que esto es un
asunto personal. La cita principal es esta:
“la
batalla (por la modificación de la ley del aborto) justifica plena y
absolutamente mi vida política”.
No
he encontrado la cita exacta de esa intervención en el Senado, pero supongo
que será fácil de localizar, y la tomo textualmente del artículo citado.
Lo
que encierra esta frase es una terrible verdad, que llevaría en otro país a la
fulminante destitución -que no dimisión- del Ministro: esto es una
obsesión personal, un asunto de fe, en el que él considera que
lleva la verdad y la razón. Es más, te hace pensar si este pobre hombre no debería ser examinado cuanto antes por un psiquiatra.
El terrible peligro del fanático es que es adicto a una ideología. Se sabe en posesión de la verdad. Su ley es incontrovertible, y nada ni nadie le hará cambiar de opinión. No duda. La realidad no le interesa, la verdad, tampoco. Sólo su verdad. El fanático ha dejado de hacerse preguntas, es un caso patológico. Es un peligro letal poner a gente así a gestionar legislaciones, políticas públicas y normas sociales.
La religión católica, en la que fui educado como todo ciudadano español (lo quiera o no), impregna todo el país. Vivimos sumergidos en reliquias, tradiciones, rituales y costumbres católicas, aunque muchos seamos laicos o agnósticos. La sociedad española según los datos demoscópicos se aparta masivamente del catolicismo y otras religiones, y en cambio llegan al gobierno personas pertenecientes a grupos extremistas de esa iglesia. En el gobierno actual hay miembros de sectas (sí, sectas) católicas minoritarias y ultraconservadores: El Opus Dei, los Legionarios de Cristo, El Camino Neocatecumenal (los "kikos") o El Yunque (posiblemente). Y esos señores llegan arrastrando sus prejuicios, sus ideas fanáticas y sus verdades incontrovertibles, y las aplican a la legislación de un país, un país en el que son una minoría ridículamente pequeña, pero con gran poder por su infiltración en la clase política y el poder económico, algo que llevan practicando esas sectas desde hace décadas con enorme paciencia y discreción. Lo sé de primera mano, porque en mi familia hay un par de miembros del Opus.
La consecuencia más llamativa es que legislan desde el sesgo ideológico. Aquí está el monstruo. Delante de
nosotros. A una persona que podría ser calificada de fanática
en cualquier estado democrático, se le asigna uno de los mayores
honores y responsabilidiades que un ciudadano pueda tener, y hace
esto. Legislar sin considerar la realidad (los instrumentos para
interpretarla: la estadística, los datos reales de abortos, la experiencia
de otros países del entorno, las curvas de nacimientos, los seguimientos de pacientes, la incidencia de enfermedades genéticas, etc., etc.). La realidad al fanático le
molesta. No es cosa suya. Su reino no es de este mundo.
Peligroso,
demencial, que en pleno Siglo XXI pasen estas cosas y al responsable
no le ocurra nada. Debería ser fulminantemente expulsado del puesto
de responsabilidad que le han dado los españoles. Por indigno, por
fanático, por demente.
Recuerdo
su cara de estupor cuando unas chicas de Femen gritaban en el
Congreso “¡Aborto es sagrado!”. El pobre tipo repetía la frase
como si acabara de salir de un monasterio tras 50 años de
aislamiento y voto de silencio. Su estupor hablaba por sí solo. Su incredulidad ante lo que estaba oyendo le otorgaba la condición de auténtico extraterrestre que, sin embargo, es vecino de Madrid. ¡Señor, el mundo real no piensa, ni
actúa, ni vive como usted! ¡Bienvenido a la realidad!
Los fanáticos, por favor, lejos, lejos de nosotros, lejos de la legislación, de la civilización y de la sociedad. Que se pudran en sus cuevas. Que nos dejen a los demás en paz.
La ilustración es un cuadro de Delacroix, "Los fanáticos de Tánger" (1837-1838). Lo he encontrado donde siempre, en Wikimedia Commons, y está en dominio público.
Actualización del 28 de agosto de 2017. Aquí podéis encontrar una espectacular página sobre la obra de Eugène Victor Ferdinand Delacroix en la web de Artsy.
Actualización del 28 de agosto de 2017. Aquí podéis encontrar una espectacular página sobre la obra de Eugène Victor Ferdinand Delacroix en la web de Artsy.
sábado, 21 de diciembre de 2013
Mimi Leder y David Nutter
En el último número de DGA Quarterly
publican un par de entrevistas estupendas. Una con Mimi Leder, una de
las directoras norteamericanas más conocidas de su generación
-junto a Kathryn Bigelow- y que saltó a la fama a partir de su
notorio trabajo en la serie "ER" (“Urgencias”), una frenética
historia médica que concordaba muy bien con su estilo dinámico de
narrar (por cierto, "Urgencias" tiene algunos de los episodios más originales e interesantes realizados para TV en la década pasada, algo que comentaré en otro momento). Leder dirigió el primer largometraje de Dreamworks, un film
de acción titulado “The Peacemaker”, con George Clooney y Nicole Kidman.
Sus opiniones son especialmente
interesantes, porque Leder, que actualmente trabaja en series de
televisión preferentemente, expresa sin tapujos el daño que a su
carrera profesional han hecho los fracasos de sus películas
(especialmente la, por cierto, muy interesante “Pay it forward”), y que han hecho tambalearse la
labor de esta estupenda directora, toda una walkiria del Steadicam
que llegó a dirigir otra enorme action movie, como “Big
Impact” con una competencia portentosa y una estupenda labor
actoral. Recordemos que el cine de acción norteamericano es un terreno vedado para
las mujeres. Parece que hay que tener testosterona en las venas para hacer ese cine, al menos según la casta de productores que actualmente manda en Hollywood.
La entrevista a Leder se ve completada
con otra, más extensa, realizada a David Nutter, un director que se
ha especializado en realizar pilotos de series televisivas, una labor
desconocida y de gran importancia, pues el episodio piloto suele
establecer el tono, las formas narrativas, visuales y estilísticas, de diseño de sonido, producción, incluso encuadres,
movimientos de cámara, etc., que recorrerán toda la futura serie
(no en vano los directores de los pilotos suelen ser los propios
showrunners de los proyectos, o se convierten, como le ocurre
a Nutter, en coproductores).
El índice de éxito de este realizador
(medido en el hecho de lograr que el piloto se convierta finalmente en una serie, lo que
es una decisión de la cadena que los produce) es el más alto
de la industria, lo que le ha convertido en un director muy
solicitado para nuevos proyectos (en su haber podemos encontrar pilotos de títulos como “Arrow”, “The Mentalist”, “Smallville”, la
futura “Flash” -que acaba de ser aprobada, al parecer-, o “The X-Files”).
Nutter, además, ha dirigido episodios de series de todo tipo, desde “Entourage” (una comedia realizada con modos ad-lib con mucha cámara en mano y estilo postdoc) hasta “The Sopranos” (de planificación clásica) o “The Pacific” (de elevado coste y abundantes escenas de acción bélica con mucha postproducción), lo que revela sus cualidades de todoterreno. Las series anteriores son producciones de HBO, una relación laboral de Nutter que se ha prolongado hasta alcanzar su máximo al encargársele la difícil tarea de la dirección del famoso episodio “Red Wedding” de la serie “Game of Thrones”, tal vez uno de los más anticipados de la historia de las series televisivas, y el que más comentarios ha generado, especialmente en las redes sociales. En la entrevista, Nutter da un par de detalles muy interesantes de cómo planificó las escenas más importantes de ese episodio, toda una escuela para cualquier director, y que obviaré para no dar demasiados detalles a quien no haya visto aún la serie.
Nutter, además, ha dirigido episodios de series de todo tipo, desde “Entourage” (una comedia realizada con modos ad-lib con mucha cámara en mano y estilo postdoc) hasta “The Sopranos” (de planificación clásica) o “The Pacific” (de elevado coste y abundantes escenas de acción bélica con mucha postproducción), lo que revela sus cualidades de todoterreno. Las series anteriores son producciones de HBO, una relación laboral de Nutter que se ha prolongado hasta alcanzar su máximo al encargársele la difícil tarea de la dirección del famoso episodio “Red Wedding” de la serie “Game of Thrones”, tal vez uno de los más anticipados de la historia de las series televisivas, y el que más comentarios ha generado, especialmente en las redes sociales. En la entrevista, Nutter da un par de detalles muy interesantes de cómo planificó las escenas más importantes de ese episodio, toda una escuela para cualquier director, y que obviaré para no dar demasiados detalles a quien no haya visto aún la serie.
Nutter me parece un tipo especialmente
lúcido en una industria en la que esa cualidad no siempre es fácil
de encontrar. Inteligente, resolutivo y absolutamente entregado a su
trabajo; ha tenido, como Mimi Leder, una mala experiencia en el mundo del largometraje
(“Disturbing Behavior”) que le ha mantenido, y le mantiene por
ahora, alejado del cine para salas. En una de sus respuestas a la
entrevista realizada por Brian Lowry, hay unas frases que suscribo
plenamente. Dice así: “Dirigir películas actualmente queda en
gran medida sujeto al azar, y si estrenas en el mismo fin de semana
que 'Save Private Ryan' o algo así, tu película ya no será nunca
más una buena película. Y esta forma de juzgar lo que es bueno y lo
que no, es algo que no veo que sea lo mejor para mi como ser humano”.
Ciertamente, el Hollywood post-agónico
(diríamos que es un zombi) contemporáneo, vive en un estado de
histeria continua, acosado por la piratería rampante, las nuevas
plataformas, la necesidad (¿necesidad?) de exitazos de primer fin de
semana y una crisis de ejecutivos desoladora (no sé si esto ocurría
antes, pero la gente que hoy en día lleva los estudios tienen unas
carencias educativas básicas asombrosas), produciendo enormes
franquicias en las que el director no es más que una pieza del
engranaje, y en las que al final te parece que lo que menos importa
es contar una buena historia, que, carajo, se supone que es lo que
queremos hacer cuando creamos una película. Nutter, sabiamente,
prefiere mantenerse en el mundo de la televisión, que le compensa
sobradamente sus ambiciones personales, que se resumen en esto: contar bien
una historia.
Es aleccionadora la lucidez que
demuestra Nutter, viniendo de uno de los directores más cotizados de
la escena televisiva norteamericana contemporánea, y a la vez
sintomático de lo que pasa al otro lado del Atlántico. Aquí
tenemos unos problemas terribles, que no obvian los que sufren el la
supuesta “meca” del cine, que sobrevive apuntalada por todos
lados y, me temo, en manos de las personas menos capacitadas para unos tiempos tan críticos.
La visión de Nutter de su trabajo y la descripción de cómo se relaciona con los actores, a la que se dedica otra parte de
la entrevista, la comparto plenamente, y creo que del respeto al
actor en el plató -quien, no lo olvidemos, es quien da la cara en una obra
audiovisual- depende en gran medida el éxito de un trabajo
dramático, así como del respeto al técnico. El secreto es saber escuchar.
Leder y Nutter, dos personalidades
tranquilas, nada fatuas, que no gritan en sus rodajes y prefieren
conducirse con modos suaves y educados, con métodos de trabajo
diferentes (Leder no ensaya, hace sus blockings casi en tiempo real,
Nutter prefiere los intensos ensayos y hacer su blocking a medida que
se impregna de la historia) son llamados artesanos hoy en día por la crítica. Se trata del equivalente de los Henry Hathaway o los Raoul Walsh de
hace 70 años. A mi me parecen los creadores verdaderos de una
industria que ha encontrado, afortunadamente, una nueva vía de
expresión en la televisión por cable y en los nuevos canales online (como
Netflix), pero que ha perdido el norte en las grandes pantallas (o si no
ya me dirán qué cojones hacen Zack Snyder, Olivier Megaton, McG y
otros Djs del video assist actuales, meros iluminadores de
storyboards dirigiendo proyectos de cientos de millones, y qué caterva de enanos mentales les aplauden mirando
sus dailies).
En realidad, Hollywood lleva perdiendo su norte 40 o 50 años ya, esto no es novedoso, lo que sí lo es, es la increíble incompetencia que los Estudios vienen demostrando en las últimas décadas, precisamente cuando pasaron a ser dirigidos por asesores financieros y fondos de inversión. Caray, curiosamente, lo mismito que está pasando en el resto del mundo y en otras tantas industrias.
En realidad, Hollywood lleva perdiendo su norte 40 o 50 años ya, esto no es novedoso, lo que sí lo es, es la increíble incompetencia que los Estudios vienen demostrando en las últimas décadas, precisamente cuando pasaron a ser dirigidos por asesores financieros y fondos de inversión. Caray, curiosamente, lo mismito que está pasando en el resto del mundo y en otras tantas industrias.
En una de las reuniones que tengo
periódicamente con ejecutivos, un tipo que cobra una pequeña fortuna
al mes de una major me pedía largometrajes (los llamaba productos) de 25.000 dólares de
presupuesto hechos con “Found footage”. Naturalmente, aquello
pasó, eran los tiempos de los “Paranormal Activity” y la moda era aquella, pero el tipo todavía no ha sido despedido. Es una plaga que se extiende por
muchas actividades económicas y que parece empaparlo todo de un moho
que no se va y que lo cubre todo del mismo tono, como en aquella
novela de Stephen King, y luego película de Brian de Palma, “Dreamcatcher”. El moho gris de la mediocridad.
La foto de David Nutter está en Wikimedia Commons, y fue tomada en la Comic-Con de 2012. Está bajo licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported. Su autor es Gage Skidmore.
viernes, 13 de diciembre de 2013
Ya yo lo dije...
En Canarias, o al menos en Las Palmas, se dice mucho de esa forma, y se entiende perfectamente. Ya lo dije, señoras y señores. En mayo de este año. No hace falta ser futurólogo, sólo pensar un poco.
La ilustración "Gato fumando", de Louis Wain, 1879, está en Wikimedia Commons en dominio público.
jueves, 12 de diciembre de 2013
"Los Códices del Apocalipsis" Book Trailer
Este es el Book Trailer de mi nueva novela, "Los Códices del Apocalipsis" un thriller que parte de hechos reales, y que será publicado en 2014 por Tyrannosaurus Books. Os llevará del Vaticano a la superficie de la Luna, y más lejos aún, recorriendo más de 4.000 años de historia. Todo un misterio que muy pocos conocen y que puede cambiar el mundo, a peor. A mucho peor. Iré posteando más detalles del libro a medida que se acerque la fecha de publicación.
sábado, 7 de diciembre de 2013
La Cultura de la Mentira – 11
Esta imagen es una mentira. Esto, que
podría parecer el título de un cuadro perdido de Magritte, es la
mejor forma de comentar esta foto, que tomé hace unos días en Las
Palmas de Gran Canaria. Eso que ven son las fachadas de dos
sucursales de Bankia. La Caja de Canarias, que es la marca que
exhiben, fue absorbida por aquel banco y ya no existe, desde hace ya
más de dos años. Aquella marca que había nacido décadas atrás y
en la que confiaban tantos ciudadanos, fue destruida, como otras
cajas (la lista es larga), por la acción de un grupo de tipos a los
que alguien convenció de que sabían de banca y que fueron colocados
a dedo en los Consejos que la dirigían.
Esa gente sigue, por
ahora, impune, gozando de los restos de los sueldazos que les
pagaban, y/o de las indemnizaciones que arañaron al ser expulsados
de los consejos de administración de aquellas instituciones de
ahorro que contribuyeron a aniquilar. Como bien saben, los miembros
de esa manada pertenecen a sindicatos, partidos políticos, y en fin,
a esas castas que han mantenido hasta ahora el desastre
institucionalizado y la corruptela como las formas españolas de
manejarse en los negocios. No han sido tocados, como prácticamente
todas las cosas que realmente fallan en el país, mientras que a los
ciudadanos se les ha arrebatado lo poco que habían conquistado con
sangre y sudor de generaciones anteriores.
Pues bien, los nuevos dirigentes de
Bankia, ese banco zombi que hemos rescatado todos los españoles,
siguen manteniendo las viejas formas. Una de ellas es esta mentira:
hacer creer a los clientes despistados de estas sucursales -gente
mayor casi siempre- que la vieja Caja en la que depositaron su
confianza hace lustros todavía existe.
Me parece muy vil, y alguien debería
denunciar estos desmanes. ¿Qué puedes esperar de un banco que
engaña a sus clientes desde su mismísima fachada y desde la marca
que exhibe? ¿Es que hay cosas que sólo pasan en España?
No es sino un ejemplo más del estado
de cosas actual.
Las fotos las tomé con mi iPhone el día 18 de octubre de 2013. Son las sucursales de Bankia sitas respectivamente en el Paseo de Tomás Morales, 98 y en la calle Pío XII, 69 de Las Palmas de Gran Canaria. A fecha de publicación de este artículo, sus anuncios y luminosos no han cambiado todavía.
sábado, 30 de noviembre de 2013
Los viejos doblajes
TCM está emitiendo en su canal español
“Sucedió una noche” (“It happened one night”, Frank Capra,
1934). Esto no es noticia; TCM repite en su parrilla a lo largo del año y en horario de Prime Time una serie de películas “que todos los
espectadores conocen” (un mínimo común divisor) según, supongo, sus estudios demográficos y de audiencias, así que este título aparece periódicamente
en ese horario.
El caso es que TCM emite una copia doblada con varias lagunas de sonido en las que nadie se ha molestado en añadir un doblaje nuevo ya que, o bien el que se usa en la emisión estaba deteriorado en esas escenas, o no existía (por motivos de censura en la época en que se hizo el doblaje, o de ausencia de nuevos montajes disponibles). Es más barato hacer eso (o sea, nada; ni siquiera subtitular esas escenas que están sin doblar, en las que las voces saltan abruptamente al inglés original y regresan igual de abruptamente al castellano doblado) que organizar un nuevo doblaje para títulos que están, es un suponer, amortizados, y de los que se espera poco más que unos pequeños ingresos cada año.
Los canales que emiten películas (o las empresas que editan DVDs) resuelven estos problemas mediante ciertas estrategias. Si ciertas partes del doblaje que se utiliza para las emisiones o ediciones, generalmente realizado hace unos 30 a 40 años, están deterioradas por viejas, hay que sustituirlas por otras realizadas en el momento presente, es decir, se parchea sólo lo necesario con un par de takes (grabaciones) nuevas de las frases problemáticas, y listo. Para ello y para minimizar costes, se han de buscar actores con voces de doblaje parecidas a la de los actores del viejo doblaje (lo que implica esa extraña sensación de oír por unos instantes una voz diferente durante el metraje), o a los mismos actores en caso de que sigan vivos. Esto, en el caso de la emisión de "Sucedió una noche" ni siquiera se lo han planteado en TCM. A veces me pregunto si alguien hace un control de calidad de esas emisiones de cine.
El caso es que TCM emite una copia doblada con varias lagunas de sonido en las que nadie se ha molestado en añadir un doblaje nuevo ya que, o bien el que se usa en la emisión estaba deteriorado en esas escenas, o no existía (por motivos de censura en la época en que se hizo el doblaje, o de ausencia de nuevos montajes disponibles). Es más barato hacer eso (o sea, nada; ni siquiera subtitular esas escenas que están sin doblar, en las que las voces saltan abruptamente al inglés original y regresan igual de abruptamente al castellano doblado) que organizar un nuevo doblaje para títulos que están, es un suponer, amortizados, y de los que se espera poco más que unos pequeños ingresos cada año.
Los canales que emiten películas (o las empresas que editan DVDs) resuelven estos problemas mediante ciertas estrategias. Si ciertas partes del doblaje que se utiliza para las emisiones o ediciones, generalmente realizado hace unos 30 a 40 años, están deterioradas por viejas, hay que sustituirlas por otras realizadas en el momento presente, es decir, se parchea sólo lo necesario con un par de takes (grabaciones) nuevas de las frases problemáticas, y listo. Para ello y para minimizar costes, se han de buscar actores con voces de doblaje parecidas a la de los actores del viejo doblaje (lo que implica esa extraña sensación de oír por unos instantes una voz diferente durante el metraje), o a los mismos actores en caso de que sigan vivos. Esto, en el caso de la emisión de "Sucedió una noche" ni siquiera se lo han planteado en TCM. A veces me pregunto si alguien hace un control de calidad de esas emisiones de cine.
Un problema de esta política es el doblaje que se adquiere con el título a emitir. Creo que en muchos casos son doblajes realizados entre los últimos 60 y los primeros 80 para Televisión Española, con un conjunto de voces bien reconocibles. El caso es que las copias que se doblaron entonces no tenían banda internacional, es decir, la música y los diálogos están en la misma banda, sin separar, al recibir la película en el estudio de doblaje. Eso obligaba a los estudios de sonido a crear un nuevo canal internacional, diseñando los efectos sala que aparecen en las escenas con diálogos... y también, en ocasiones, las músicas.
Lo de que se realizaron para TVE es una
conjetura. Parto de que recuerdo haberlas visto así a principios de
los 80 y que en aquellos años, inmediatamente previos o iniciales al advenimiento
del vídeo doméstico en España, no había editoras de video capaces
de pagar doblajes ni de adquirir aquellos viejos títulos; sólo TVE
podía permitírselo.
Por tanto, en esos doblajes, y en cuanto había un diálogo
con música, el ingeniero de sonido de doblaje debía sustituir la
música de fondo por alguna “parecida” de biblioteca, o bien
hacer un “frankenstein” musical obtenido de otras partes de la
película en las que no había diálogos (Hay otra opción, y es mezclar el
sonido de las voces españolas sobre el sonido original, lo que hace
que las voces originales sean inevitablemente audibles. Eso también
pasa en otros títulos sin banda internacional). Así, estos doblajes cometen (para el purista) un doble sacrilegio; al que ya de por sí representa el doblar una
película, se añade que la música que acompaña a los diálogos
doblados no es la de la película; proviene de una librería musical
que el ingeniero de doblaje tenía a mano y que juzgó “parecida” o "conveniente" hace unos 30 años. En
películas como "Alma en suplicio" (“Mildred Pierce”, Michael Curtiz, 1945), el origen “pop”
eléctrico de la música de fondo que aparece en las escenas dobladas
resulta chocante y anacrónico para una película producida en las postrimerías de la II Guerra Mundial; uno se pregunta en qué coño estaba pensando el tipo que
hizo las mezclas de aquel doblaje.
En otros casos, como el de “Sucedió una noche”, te preguntas si la música que ilustra algunas escenas (como aquella en la que Clark Gable y Claudette Colbert tienen una bronca que termina en apasionada declaración de amor de ella en una cabaña de un hotel de carretera) realmente está sustituyendo a alguna o es que el ingenioso ingeniero de sonido decidió que “había que meter música” en aquella escena para que "quedara mejor”. En 1934, si bien las mezclas de sonido ya existían, las películas en algunos casos eran bastante parcas en términos de ilustración musical, especialmente si la música podía interferir con los diálogos. Pensemos que el cine sonoro tenía apenas 7 años de edad en aquellos tiempos y que hacía unos 5 años como mucho que se trabajaba con varias pistas separadas (previamente, en los primeros años del sonoro, todo el sonido de una película debía de interpretarse en directo en el momento del rodaje; eran los años en que para hacer una versión en español de una película, Hollywood contrataba a actores españoles para que rodaran en los mismos escenarios, y en horario nocturno, las películas que producían de día -con ejemplos señeros como el "Drácula" español que rodó George Melford simultáneamente al de Tod Browning con un lustroso y acharolado Carlos Villarías en el papel de Bela Lugosi-).
En otros casos, como el de “Sucedió una noche”, te preguntas si la música que ilustra algunas escenas (como aquella en la que Clark Gable y Claudette Colbert tienen una bronca que termina en apasionada declaración de amor de ella en una cabaña de un hotel de carretera) realmente está sustituyendo a alguna o es que el ingenioso ingeniero de sonido decidió que “había que meter música” en aquella escena para que "quedara mejor”. En 1934, si bien las mezclas de sonido ya existían, las películas en algunos casos eran bastante parcas en términos de ilustración musical, especialmente si la música podía interferir con los diálogos. Pensemos que el cine sonoro tenía apenas 7 años de edad en aquellos tiempos y que hacía unos 5 años como mucho que se trabajaba con varias pistas separadas (previamente, en los primeros años del sonoro, todo el sonido de una película debía de interpretarse en directo en el momento del rodaje; eran los años en que para hacer una versión en español de una película, Hollywood contrataba a actores españoles para que rodaran en los mismos escenarios, y en horario nocturno, las películas que producían de día -con ejemplos señeros como el "Drácula" español que rodó George Melford simultáneamente al de Tod Browning con un lustroso y acharolado Carlos Villarías en el papel de Bela Lugosi-).
Volviendo a estos doblajes nuestros, en los casos
en que el ingeniero era lo suficientemente manitas o estaba inspirado, se reproducían, como comentaba antes, para las escenas dobladas, momentos musicales de otro
instante de la película que estaban libres de diálogos para que
sirvieran de fondo a aquellas. A veces esos fragmentos son tan cortos
que el mezclador debe de crear un ciclo o loop de sonido que los alargue (recordémoslo: son doblajes de hace 30 años, lo que implica bobinas de audio
abiertas y loops realizados con ciclos de cinta analógica pegados
con cinta adhesiva, pues en aquellos años el Pro Tools era un sueño de
ciencia-ficción. Fermín Alejandro, montador de uno de los cortos
que hice para el programa “Cine Canario” en los 80, hizo un par de ellos
ante mi, poniendo la cinta a caminar en un gran ciclo que él mismo
montaba a través del escritorio de su mesa de trabajo, y usando lápices para que
la cinta pasara por ellos antes de volver al cabezal en un ciclo sin
fin; cuanto más largo el ciclo, más larga y alambicada era la
trayectoria que la cinta magnética debía de recorrer).
En la versión doblada de “Satanás” (“The Black Cat”, Edgar G. Ulmer, 1934), para cuyo doblaje se usó esta técnica, los ciclos musicales llegan a crear una suerte de nueva partitura casi abstracta llena de motivos que se repiten una y otra vez (y que no lo hacen en la versión original, naturalmente) haciéndola parecer una obra diferente, casi de metraje encontrado (o de sonido encontrado más bien), que reinterpreta el original con loops de la partitura de Heinz Roemheld para la película (amén de varias composiciones de Lizst, Schumann, Beethoven, Bach, Schubert y Thaikovsky que también se usaron originalmente).
Todo este demente reciclaje del audio de decenas y decenas de películas en su doblaje al español ocurría por dos razones. Primera, que si se habían estrenado en España, eran títulos previos a los tiempos de la Guerra Civil que no habían sido doblados antes de aquel primer doblaje de los años 70 (el doblaje fue un invento de la dictadura; no existía en tiempos de la República, o al menos no en grandes cantidades), o bien el doblaje antiguo se había perdido o estaba demasiado deteriorado, por lo que había que doblarlas sí o sí y en poco tiempo y segunda, que el presupuesto de un doblaje para TVE en los años 70 estaba limitado, por lo que no había demasiado para detenerse en florituras.
Pero creo que aquello también pudo afectar a algunos títulos posteriores. Creo recordar que en “Los Caballeros del Rey Arturo” (“Knights of the Round Table”, Richard Thorpe, 1953) el épico y precioso leit-motiv de la banda sonora de Miklós Rózsa se repetía demasiado en la emisión de TVE de los años 80. Y cuando compré el disco descubrí que, efectivamente, no se oía tanto en el disco como en la película; hablo de memoria, así que en este caso podría equivocarme. No en los casos anteriores, pues he revisionado recientemente, vía TCM también, “Alma en suplicio” y otras películas con doblaje de aquellos años con resultados sorprendentes (el baile de esta película con música de boite setentera de fondo que ya he comentado es especialmente sonrojante).
En la versión doblada de “Satanás” (“The Black Cat”, Edgar G. Ulmer, 1934), para cuyo doblaje se usó esta técnica, los ciclos musicales llegan a crear una suerte de nueva partitura casi abstracta llena de motivos que se repiten una y otra vez (y que no lo hacen en la versión original, naturalmente) haciéndola parecer una obra diferente, casi de metraje encontrado (o de sonido encontrado más bien), que reinterpreta el original con loops de la partitura de Heinz Roemheld para la película (amén de varias composiciones de Lizst, Schumann, Beethoven, Bach, Schubert y Thaikovsky que también se usaron originalmente).
El caso de “Satanás” es curioso,
pues es una película con un score bastante largo; la partitura
musical de la obra es extensa y cubre gran parte del metraje, toda
una novedad en 1934. Eso daba al montador de sonido del doblaje de
TVE espacio del que extraer músicas para recolocarlas en las partes
dobladas, pero parecía tener el hombre querencia por un determinado
fragmento que aparece una y otra vez en los fragmentos doblados.
Por cierto “Satanás” no adaptaba, a pesar de su título original, una obra de Poe, sino que se usó aquel título como elemento promocional. La historia no tiene mucho que ver con Poe, aunque algo de él hay, tal vez de su cuento “Berenice”. Fue la película más taquillera de Universal en 1934. Consultando la hemeroteca de El Periódico, aparece emitida en un corto ciclo de terror de TVE el 7 de junio de 1984. También se emitieron en aquel ciclo “La Torre de Londres”, “La novia de Frankenstein”, ambas con con Karloff y “El lobo humano”, con Henry Hull. Recuerdo haber visto por aquellas fechas “El Cuervo”, también con Karloff y Lugosi, así que aquellos doblajes encargados por TVE de películas sin banda internacional parecen concentrarse en los primeros años 80.
Por cierto “Satanás” no adaptaba, a pesar de su título original, una obra de Poe, sino que se usó aquel título como elemento promocional. La historia no tiene mucho que ver con Poe, aunque algo de él hay, tal vez de su cuento “Berenice”. Fue la película más taquillera de Universal en 1934. Consultando la hemeroteca de El Periódico, aparece emitida en un corto ciclo de terror de TVE el 7 de junio de 1984. También se emitieron en aquel ciclo “La Torre de Londres”, “La novia de Frankenstein”, ambas con con Karloff y “El lobo humano”, con Henry Hull. Recuerdo haber visto por aquellas fechas “El Cuervo”, también con Karloff y Lugosi, así que aquellos doblajes encargados por TVE de películas sin banda internacional parecen concentrarse en los primeros años 80.
Todo este demente reciclaje del audio de decenas y decenas de películas en su doblaje al español ocurría por dos razones. Primera, que si se habían estrenado en España, eran títulos previos a los tiempos de la Guerra Civil que no habían sido doblados antes de aquel primer doblaje de los años 70 (el doblaje fue un invento de la dictadura; no existía en tiempos de la República, o al menos no en grandes cantidades), o bien el doblaje antiguo se había perdido o estaba demasiado deteriorado, por lo que había que doblarlas sí o sí y en poco tiempo y segunda, que el presupuesto de un doblaje para TVE en los años 70 estaba limitado, por lo que no había demasiado para detenerse en florituras.
Pero creo que aquello también pudo afectar a algunos títulos posteriores. Creo recordar que en “Los Caballeros del Rey Arturo” (“Knights of the Round Table”, Richard Thorpe, 1953) el épico y precioso leit-motiv de la banda sonora de Miklós Rózsa se repetía demasiado en la emisión de TVE de los años 80. Y cuando compré el disco descubrí que, efectivamente, no se oía tanto en el disco como en la película; hablo de memoria, así que en este caso podría equivocarme. No en los casos anteriores, pues he revisionado recientemente, vía TCM también, “Alma en suplicio” y otras películas con doblaje de aquellos años con resultados sorprendentes (el baile de esta película con música de boite setentera de fondo que ya he comentado es especialmente sonrojante).
Otro caso radical de esta “escuela”
de usar siempre que se pueda el material sonoro de la obra original
es el de “Atrapados” (“Caught”, Max Ophüls, 1949), un
clásico noir injustamente menospreciado, en el que la versión doblada elimina directamente los efectos de sonido en un par de
escenas (no habría dinero para grabar efectos sala propios), en este
caso la máquina del millón con la que juega Robert Ryan en la
película y que tiene importancia dramática. En otra escena, esta
dentro de una ambulancia, el empalme del “ciclo” realizado por el
ingeniero de sonido es bien notorio. En otra se percibe claramente
que la banda de sonido original sigue en el fondo del audio,
escuchándose las voces originales bajo las dobladas. Este doblaje
fue realizado en 1973 para ser emitida por TVE en el programa Cine
Club el 9 de diciembre del mismo año por Parlo Films en Barcelona;
James Mason fue doblado en esta ocasión por Rogelio Hernández, que
fue durante la mayor parte de su carrera la voz española de Paul
Newman. Se trata del segundo doblaje de un total de tres que se han
realizado para esta cinta. El primero debió de ser hecho para el
estreno, luego se hizo este, y otro en 1986 (realizado en Tecnison,
Madrid, y con la voz de Carlos Revilla, el primer doblador español
de Homer Simpson) que creo se utilizó para un pase de TVE el 23 de
febrero de 1990 (datos en todos los casos de Eldoblaje.com). Sólo
conozco el segundo doblaje, que es el que comento en este párrafo.
Lo lamentable de todo esto es que el trabajo de tantos
dobladores españoles queda condenado al olvido, pues muchos de estos
trabajos acaban perdiéndose para los futuros espectadores.
Probablemente el de 1990 tuviera ya separación entre efectos sala y
músicas, pero no lo sé. Puede que no, si -y es lo más probable-
los masters utilizados fueron los mismos.
El resultado de aquellos doblajes con músicas "reconstruidas" es un puñado de películas
clásicas con sus diseños originales de sonido masacrados, en las
que el ángel del sonido original ha sido mutilado, diríamos que deconstruido y
vuelto a contruir con materiales de baratillo y ocultado hasta lo
indecible.
El asunto podría tener su gracia si no fuera porque ni los programadores de TCM ni nadie parece haberse apercibido de ello (normal; cada vez los programadores y responsables de las cadenas saben menos del material que emiten). No entiendo por qué no se avisa a los espectadores de que van a ver -y oír- una película de la que no se está respetando su partitura original, ni sus efectos sala originales, simplemente por no pagar un doblaje nuevo, y utilizando un viejo doblaje realizado hace 35 años en condiciones casi de subdesarrollo. Antes se advertía convenientemente cuando se emitía una película coloreada ¿Por qué no se hace lo mismo cuando se mutila su sonido?
El asunto podría tener su gracia si no fuera porque ni los programadores de TCM ni nadie parece haberse apercibido de ello (normal; cada vez los programadores y responsables de las cadenas saben menos del material que emiten). No entiendo por qué no se avisa a los espectadores de que van a ver -y oír- una película de la que no se está respetando su partitura original, ni sus efectos sala originales, simplemente por no pagar un doblaje nuevo, y utilizando un viejo doblaje realizado hace 35 años en condiciones casi de subdesarrollo. Antes se advertía convenientemente cuando se emitía una película coloreada ¿Por qué no se hace lo mismo cuando se mutila su sonido?
No quiero hacer leña del árbol caído
de aquellos ingenieros de sonido que tenían que hacer lo que podían
con el material que se les entregaba y en unas condiciones más bien heroicas, pero es perentorio que los
canales de televisión respeten la integridad de las obras que
emiten (encima hablamos de canales de pago). Bien es verdad que puedes acceder a la versión original del
sonido actualmente en los canales duales, pero eso no basta. Hay que
informar al público de que lo que va a ver y oír no coincide con el
original. Lo contrario es un puro pecado de desidia e
ignorancia del material que te da de comer.
Pd.: Algunos datos.
Pd.: Algunos datos.
Fechas de doblajes de las películas
citadas en el post. Fuentes: Eldoblaje.com y la base de datos de películas calificadas del ICAA.
-“Alma en suplicio”. Doblaje
realizado en 1982 para TVE en Sonoblock (Barcelona). Emisión por TVE
el 15 de septiembre de 1982. Consta un doblaje original para su
estreno en cines (supongo que perdido o deteriorado) en 1948 en los
estudios Acústica (Barcelona). Sería interesante buscar alguna
copia del estreno original, si existiera, o algún telecine realizado
a partir de ella.
-”El Cuervo”. Doblaje realizado en
1979 para TVE en CineArte (Madrid). No se indica fecha de emisión.
Consta un redoblaje en 1989 para TVE también, posiblemente.
-”La torre de Londres”. Doblaje
realizado en 1984 para TVE. Emitida el 21 de junio de 1984. Este
doblaje sí cuadra en tiempos con el ciclo de terror de TVE que cito
en el artículo.
-“Satanás”. Doblaje realizado en
1989 para TVE. No se indica fecha de emisión ni existencia de
doblaje previo. La película no aparece en la base de datos del ICAA
ni consta como estrenada en España en Imdb, por lo que no parece
haberse estrenado en España en el año de su producción; me
extrañaría en ese caso que ese doblaje fuera el primero y puede que
haya un error en la ficha de Eldoblaje.com, ya que la fecha es
demasiado cercana al doblaje que debió de hacerse para el miniciclo
de terror de TVE de 1984, que no consta.
-“Sucedió una noche”. Doblaje
realizado en 1989 para TVE. Emisión por TVE el 15 de enero de 1989.
Aparece un doblaje previo también realizado para TVE en 1968
(supuestamente perdido o dañado) y emitido el 30 de noviembre de
1968. En 1934 se estrenó en España, supongo que doblada, ya que el
doblaje se inició en España dos años antes, pero no hay referencia
alguna de aquel posible primer doblaje.
No hay información sobre el doblaje de
“Los caballeros de la mesa redonda”.
Las imágenes las encontré en Wikimedia Commons. Pertenecen a los trailers de "Sucedió una noche" y "Mildred Pierce". Están en dominio público.
Curiosamente, la imagen de "Sucedió una noche" ha sido invertida especularmente con respecto a la original que se puede ver en la película; es probable que fuera por razones contractuales, para que apareciera primero y a la izquierda el nombre de Clark Gable.
Curiosamente, la imagen de "Sucedió una noche" ha sido invertida especularmente con respecto a la original que se puede ver en la película; es probable que fuera por razones contractuales, para que apareciera primero y a la izquierda el nombre de Clark Gable.
sábado, 23 de noviembre de 2013
Epistolario (1 de 5)
Esta carta la remití a la Comisión Mixta de Control Parlamentario de RTVE. A ella he adjuntado los mensajes, un tanto peculiares, que recibí de la Defensora del Espectador de TVE respecto a mi reclamación.
Al final del artículo comento las respuestas recibidas por parte de los parlamentarios.
--oOo--
Señoría,
Soy director y productor de cine, y
quisiera llamar la atención sobre una conducta que TVE, nuestra
televisión pública, lleva realizando desde hace años, que creo se
aleja de su filosofía como servicio público y muy posiblemente de
sus estatutos.
Como ustedes bien saben, TVE emite
películas, series de televisión, o documentales de producción
propia y ajena. Estas emisiones, en las televisiones públicas de
otros países (BBC, ORF, TF1, RTP, STRG, SRG SSR, BNN, incluso PBS en
Estados Unidos) están presididas por un concepto que creo es
fundamental para un servicio público: el respeto integral a la obra
emitida, y no son interrumpidas ni desfiguradas. En cambio, TVE,
desgraciadamente, sí lo hace. Es la única televisión pública del
entorno europeo que desfigura y distorsiona las obras que emite. Me
explicaré.
Considerando a una película o
documental como una obra artística y cultural, creo que modificarla
con intereses espúreos es todo un atentado hacia ella, de la misma
forma que lo sería pintar encima de una obra expuesta en el Museo
del Prado, o añadir publicidad de lavadoras a un concierto de Mozart
o Schubert. Hay cosas que, todos estamos de acuerdo, no ayudan a
extender el respeto por la obra cultural y artística entre las
gentes. Y creo que precisamente extender el respeto hacia las obras
de arte y la cultura es una tarea básica de una televisión pública.
Esto, que no se exige -ni cabría
hacerlo- a las televisiones privadas, es algo fundamental en ese
concepto de televisión pública que se maneja en Europa y América,
que es una televisión que además de cumplir aquel trío de “formar,
informar y entretener” prolonga su misión integral hacia la
formación de los espectadores.
Hoy en día, ni que decir tiene, el
cine y otras manifestaciones audiovisuales son ya parte de nuestra
cultura, y la formación de un espectador maduro, con capacidad
decisoria, y que viva el respeto a la obra que disfruta, creo que es
parte del deber de una televisión pública para la ciudadanía.
Y en ese aspecto creo que TVE incumple
gravemente con su deber. Si bien su programación en cine y series,
aunque mejorable, sigue siendo rigurosa, es el tratamiento de esas
obras donde ese deber falla. En dos puntos:
1- TVE corta los títulos de crédito
de todas las películas, documentales y series de TV que emite.
2- TVE interrumpe la exhibición de las
películas, series de TV y documentales que emite mediante
autopromocionales insertados digitalmente sobre la propia imagen de
las obras, desvirtuándolas. En ocasiones -en los documentales- estas
inserciones aparecen justo sobre los textos o subtítulos de las
obras emitidas, impidiendo su lectura.
Estas dos actitudes son comunes en las
televisiones privadas1.
En ese caso, de nuevo, nada que objetar, están en otro “escenario”
de competencia comercial. Sin embargo creo que una televisión
pública debería, por definición y respeto elemental a la obra
emitida, hacerlo en su integridad -sin cortar créditos- y
manteniendo la obra íntegra, sin desfigurarla insertando mensajes
ajenos a ella.
Creo que estas dos actitudes de TVE con
los programas que emite reflejan un escaso respeto por ellos. Y eso
se extiende, claro, a los espectadores. ¿Cómo esperamos formar
espectadores si se desprecia a las obras emitidas de esta manera? Ese
tratamiento curiosamente no lo sufren las obras “de la casa”
(cuyos títulos de crédito de salida nunca son cortados, y que no
son interrumpidos con autopromos -caso de series propias como
“Isabel” o “Águila Roja”, esto es, las “novedades”-) ni
otros productos emitidos, tales como las retransmisiones deportivas o
los informativos, lo que implica un desprecio añadido a la obra
audiovisual cinematográfica o documental que creo es indigno de la
labor de un medio público. ¿Se emite “La Diligencia”? Se pueden
cortar sus créditos y mutilarla con autopromos. ¿Una película de
Fellini o Dreyer? En una de sus escenas se nos anunciará con una
animación que “mañana hay nuevo episodio de 'Isabel'” o que
“Esta semana, hay un gran partido de Nadal en La 2” ¿En un
partido del Barça o del Madrid pasa lo mismo? No, no se interrumpen
con autopromos. Creo que es intolerable este burdo desprecio a la
cultura y a la integridad de la obra emitida. Salta a la vista lo
dañino de estas actitudes, indignas de un medio pagado con los
impuestos de los ciudadanos.
Cuando me he puesto en contacto con la
Defensora del espectador de TVE he obtenido respuestas vagas y
francamente indocumentadas. En el primer caso, en el año 2011, se me
dijo que los créditos de salida de las películas son “tiempo
muerto”. Sorprendente respuesta, pero es que el director de
programación de entonces, al que se trasladó la pregunta, venía de
la televisión privada, y tal vez no entendiera términos como
“integridad de la obra artística” o “formación de los
espectadores”. En aquel año todavía no se había empezado a meter
texto digital sobre películas, series y documentales anunciando algo
especialmente destacado de la programación futura. Este año (2013)
he reiterado la consulta añadiendo el problema de los autopromos
insertos sobre imagen y se me ha respondido con lo mismo más o
menos, añadiendo que los autopromos con imagen se han añadido,
simplemente “porque otras televisiones lo hacen” y porque “la
ley audiovisual no les obliga a no hacerlo” (¡!).
Ante respuestas tan poco razonadas,
básicamente insatisfactorias e insuficientes, quisiera rogarles a
que solicitaran al Director General de TVE, en cumplimiento de los
Estatutos de RTVE y de su deber de servicio público que se cumplan
estos dos puntos tan elementales, a saber: que se respeten los
títulos de crédito de todas las obras emitidas y que asimismo se
eliminen los autopromos sobre imagen en emisión, como hacen las
televisiones públicas del resto de occidente.
Pd.:
Les adjunto las dos respuestas de la Defensora del Espectador, por si
son de su interés.
Estimado
Sr. Quiroga,
muchas
gracias por seguir en contacto con nosotros. No podemos sino
reiterarnos en lo ya indicado:
Los
responsables de la programación diseñan las parrillas con el
objetivo de satisfacer a la mayoría y nos indican que los estudios
cualitativos y cuantitativos que realizan ponen de manifiesto que los
títulos de crédito de los largometrajes y de los documentales son
segmentos de muy larga duración (desde cinco minutos hasta incluso
diez) sin contenido específico que, en el fluir de la programación
de una cadena de televisión suponen una interrupción brusca de la
misma, por lo que esta gran mayoría de espectadores agradecen poder
continuar viendo su programación de televisión sin tener que
esperar periodos “muertos” de varios minutos al finalizar un
contenido. Las decisiones sobre las emisiones de los títulos de
crédito corresponde tomarlas a los responsables de la programación,
puesto que la Ley Audiovisual no obliga a ello.
No
es la primera vez que recibimos una consulta como la suya por lo que
la defensora lo llevó a su programa RTVE Responde:
Además,
también hemos tratado este tema en nuestros informes al consejo de
administración:
Seguiremos
insistiendo sobre este tema.
En
relación sobre los avisos que se insertan durante la emisión,
forman parte de la práctica habitual de todos los medios de
comunicación para mantener a su audiencia bien informada. Sentimos
mucho si ello le incomoda.
Reciba
nuestros más cordiales saludos.
Oficina
de la defensora del espectador, oyente e internauta de la Corporación
RTVE
De:
Elio Quiroga Rodriguez
Para:
defensora@rtve.es
Fecha:
11/09/2013 13:39
Asunto:
Formulario de participación Todos.
(defensora)
Asunto
Asunto
TVE
Programa
Todos.
Fecha
y hora de emisión
Diaria
Escribe
aquí tu queja o sugerencia
Estimada
Defensora, Hace un par de años me dirigí a usted para consultarle
la razón por la que se cortaban los créditos de películas y series
en TVE. Le pongo al final del mensaje nuestra correspondencia al
respecto, incluyendo la respuesta que ud. me envió. Pasados los años
y visto que el problema persiste, si no empeora, quisiera consultarle
los dos extremos que siguen: 1- ¿Por qué TVE no respeta en toda su
extensión los créditos de las películas y series que emite? En una
TV pública me parece inadmisible que se manejen las obras
audiovisuales con tan poco respeto a su intergridad artística. No me
sirven criterios de audiencia para justificarlo. Las obras han de ser
respetadas, incluso como valor pedagógico, de modo que las nuevas
generaciones se eduquen como espectadores. Del mismo modo que nadie
se levanta en un concierto en el último movimiento de una sinfornía,
o no se corta ésta en una transmisión en directo de una
interpretación orquestal, TVE debería ser escrupulosa por el
\\\"valor de ejemplo\\\" que la responsabilidad pública
implica al respecto. 2- ¿Por qué TVE inserta textos y animaciones
autopromocionales sobre las imágenes de las obras que emite? Esto es
además de ser de una extraordinaria gravedad, pues se interrumpe
gravemente la continuidad de la experiencia del espectador en el
visionado, o incluso se tapan textos que aparecen en el programa o
película emitidos.
"Gracias
por dirigirse a la Oficina de la defensora. Su correo se ha recibido
correctamente. Si su comunicación es admitida a trámite, recibirá
respuesta en un plazo máximo de 30 días. Las opiniones o
sugerencias de interés serán trasladadas a las áreas de gestión
correspondientes".
En
respuesta a:
Estimada
Defensora, gracias por su amable carta. Le rogaría hiciera llegar al
Director de Antena mi respuesta, y por extensión al Consejo de
Administración.
Estimados
señores,
Vista
su respuesta sobre mi consulta respecto a las interrupciones de
títulos de crédito de obras cinematográficas o series y los
avances de programación, quisiera comentarles mi opinión al
respecto.
Respecto
a las interrupciones de los títulos de crédito, la respuesta
recibida implica (y cito) que se trata de segmentos de larga
duración sin contenido específico y
suponen un corte brusco o
período muerto. Si
bien todas las cadenas realizan la misma política, hace 15 años
este concepto ni se planteaba, y el respeto por la obra audiovisual
era también asumido por los espectadores. Porque de eso se trata en
el fondo. Si una televisión respecta los contenidos que emite,
transmite, en mi opinión, un valor positivo al espectador. Ello
deviene comprobado en sus excelentes emisiones sin cortes
publicitarios de largometrajes, en las que la progresión dramática
es respetada, algo de agradecer sin duda alguna.
Con
todo, el visionado de una obra de cine, como de una obra musical,
requiere de su observación completa, y ello incluye los créditos,
de la misma forma que un segmento "largo" o un "adagio"
de la emisión de una obra musical no los considero tiempos
muertos. Siendo todo esto una
cuestión de opiniones, no lo es la necesidad de inculcar en el
espectador el respeto por la obra audiovisual y, de la misma forma
que a nadie se le ocurre cortar los títulos de crédito iniciales de
una película (pues nadie duda que son parte de la obra), lo mismo
debería ocurrir con los de final, que son en análogo audiovisual de
las "codas" de las obras musicales; segmentos necesarios
para que el espectador termine de disfrutar la obra, la medite, o
simplemente escuche la banda sonora, no voy a entrar en detalles
porque no creo que deba justificar nada. Asimismo ustedes saben que
hay ciertas películas que "regalan" al espectador con un
epílogo al final de los créditos, que para ser disfrutado requiere
de su visionado completo.
Cuando
se extienden prácticas como esta, en mi opinión se obvia la
obligación de todo servicio público de educar al espectador. Y en
unos tiempos como estos, educar en el respeto a las obras y su
integridad creo que es perentorio. Pero desde luego, cuando se
empieza a hablar de créditos como "tiempos muertos" creo
que el concepto de servicio público se sigue mezclando con criterios
de audiencia (el temor a perder espectadores) y una infantilización
del público que creo no nos ayuda a nadie. Al mismo tiempo, quisiera
que el Director de Antena supiera que, al menos en el caso del cine
español, los créditos no pasan de los 3 minutos, así que su
argumento de 10 minutos de tiempo muerto deviene
algo exagerado, si bien, supongo, perfecto para su exagerada tesis.
Curiosamente, el mismo mensaje del Director de Antena, habla de
productos, no de
obras. Algo ya
bastante significativo, sobre todo si, insisto, estamos hablando de
un servicio público.
Opino
análogamente del asunto de los banners sobre las películas, series
o programas; el hecho de que sean práctica generalizada en otras
televisiones, ni los hace buenos, ni deseables para una televisión
de servicio público, pues el nefasto concepto de no respetar la obra
en emisión se extiende a los espectadores ("se puede
interrumpir una obra con banners publicitarios, se pueden cortar
créditos, todo vale"), obviándose, lo repito una vez más, la
obligación de formación y de ejemplaridad de una televisión
pública. Y eso no es opinable.
Todo
esto no parece sino un terror heredado de los tiempos de la lucha de
audiencias de perder a unos espectadores que, si bien disfruran de
una televisión de calidad y de servicio público, no se les supone
lo suficientemente inteligentes ni rigurosos como para exigir que con
sus impuestos se pague la emisión de las obras artísticas -que eso
son las obras audiovisuales- en su integridad, y en resumen, se
implica un concepto peyorativo de la inteligencia de las audiencias
que no creo que nos lleve a nada bueno. Y de hecho, TVE sigue
publicitando sus audiencias diariamente, manteniéndose en la pelea
del "y yo más", lo que, en mi opinión, contradice por
definición el deseo de ser un servicio público. No es malo tener
audiencia, no es malo presumir de ello; sí lo es conservar
costumbres groseras creadas por lo peor de la televisión comercial y
que TVE hubo de imitar cuando estaba en la lucha por la audiencia más
agresiva. No olvidemos que el origen de todo esto (cortes de créditos
y banners en mitad de emisiones) está en las televisiones privadas,
no en TVE, que ahora parece abrazar como suyo el asunto.
Finalmente,
como veo en diversos blogs
(http://blogs.que.es/blogdealcorcon/2010/2/17/la-dictadura-del-espectadorado-)
que la respuesta del director de programación y parte de la suya
parecen provenir de un modelo de copiar y pegar, espero y deseo que
nuestras cartas lleguen al Consejo de Administración. Les recuerdo
que en Suecia tuvo que ser el Tribunal Supremo quien defendiera los
derechos de autores y espectadores sobre este asunto, algo por otro
lado bastante lamentable.
Quedando
a su disposición, aprovecho la ocasión para enviarles un saludo
cordial.
2010/3/2
DEFENSORA DEL ESPECTADOR <defensora@rtve.es>
Estimado
Sr. Quiroga,
Gracias
por dirigirse a la defensora con sus observaciones sobre la omisión
de los títulos de crédito de las películas y los rótulos que
informan sobre la programación, que he remitido a la Dirección de
TVE para que conozcan su opinión y sea, debidamente, tenida en
consideración.
Sobre
los títulos de crédito son numerosos los correos que se han
recibido en esta oficina por lo que ya dispongo de una respuesta del
Director de Antena - que le copio a continuación -, sobre los
criterios por los que se omiten actualmente los títulos de crédito.
"Los
títulos de crédito de los largometrajes son segmentos de muy larga
duración (desde cinco minutos hasta incluso diez) sin contenido
específico que, en el fluir de la programación de una cadena de
televisión suponen una interrupción brusca de la misma". En
su escrito, José Antonio Antón me dice que TVE se rige por el
interés de la mayoría de los espectadores de televisión
que "agradecen poder continuar viendo su
programación de televisión sin tener que esperar períodos
“muertos” de 10 minutos al finalizar un producto".
Comprenda
Usted que estas decisiones corresponde tomarlas a los responsables de
Programación y Antena y a la defensora respetarlas, pero tenga por
seguro que recogeré su queja en el próximo informe trimestral para
el Consejo de Administración, al tiempo que me propongo abrir una
reflexión en la Dirección de TVE sobre la pertinencia de mantener
los títulos de crédito cuando su omisión pueda dañar la obra
narrativa.
En
cuanto a los avances de programación o 'banners' que se
sobreimpresionan en la emisión de algunos programas, he informado
reiteradamente a la Dirección sobre lo molesto que resulta para los
espectadores, y la respuesta siempre ha sido que Emisiones intenta
insertarlos de la forma menos invasiva posible, pero que es una
formula para anunciar la programación.
Le
agradezco enormemente el interés que muestra en la calidad de las
emisiones de TVE y le aseguro que su correo ha llegado a los
Directivos de TVE que toman las decisiones, pues sus apreciaciones
nos ayudan a mejorar.
Aprovecho
para enviarle un cordial saludo,
Elena
Sánchez Caballero
Asunto
Programa
Películas,
series, y todos los programas con títulos de crédito.
Motivo
de la consulta
Sois
desde hace ya un par de meses un servicio público. Deberíais
empezar por perder dos vicios que creo no tienen sentido en vuestra
nueva forma de hacer, heredados del modelo de televisión privada::
Primero, no cortéis los créditos de las películas; el respeto a la
integridad de la obra artística empieza por ahí. Segundo, no
introduzcáis esos molestos \\\"adelantos sobre imagen\\\"
de próximos programas durante las emisiones, sean de películas o
series, como por otro lado no hacéis en los informativos. De nuevo
ello implica respeto por la obra emitida. Como director, creo que
debo reivindicar esos dos puntos que, insisto, creo no tienen cabida
en una televisión pública que ha de defender una corrección en la
forma de emitir películas. El público puede y debe ser educado en
ese respeto a la obra y su integridad, y desde luego, eso sí es
responsabilidad de una TV pública. Saludos, y gracias por lo que
estáis haciendo.
1En
el caso de los autopromos integrados sobre películas o series,
ocurren en las televisiones privadas mayoritarias. En cambio,
Canales como Discovery Max, Canal de Historia, Calle13, Sci-Fi, TCM,
Hollywood, MGM, National Geographic, MTV, Divinity, AXN, Energy,
Boing, Disney Channel, y un largo etcétera de canales de TDT, en
abierto y de cable comerciales españoles emiten sus programas
respetando los créditos y sin insertar autopromos en el metraje.
Estas conductas no están bien vistas en el medio televisivo, y sólo
las ejercitan los grandes canales generalistas españoles y sus
satélites: Antena3, La Sexta, Cuatro, Telecinco y los dos canales
de TVE, siendo paradójicamente la televisión pública la más
agresiva en cuanto al tamaño de los insertos autopromocionales y el
número de ellos por hora, algo absolutamente intolerable. Creo que
en las televisiones autonómicas pasa algo similar.
Nota: El mail fue remitido a doce miembros de la Comisión Parlamentaria (Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades).
Recibí respuesta por email de tres de ellos: Ricardo Sixto (IU), Ángeles Álvarez (PSOE) e Isabel Rodríguez García (PSOE) interesándose por el asunto. Ricardo Sixto me anunciaba en su mensaje que presentarían una PNL (Proposición No de Ley) al respecto.
Los nueve restantes no respondieron: Ramón Moreno (PP), Montse Surroca (CiU), Joan Baldoví (Grupo Mixto), Marta González (PP), Félix Lavilla (PSOE), José Olmos (PSOE), Julieta Micheo (PP), Aránzazu Miguélez (PP) y Daniel serrano (PP).
He procedido a remitir copia de la carta a la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril (PP), y estoy a la espera de respuesta por parte de la institución.
La imagen que ilustra este texto está en Wikimedia Commons.Postmaster General James A. Farley is shown sitting with some of the hundreds of thousands of letters mailed during National Air Mail Week, May 15-21, 1938. The national celebration honored the 20th anniversary of the first regularly scheduled airmail service. President Franklin Roosevelt and his Postmaster General encouraged everyone to send an airmail letter during the week-long event. Es propiedad de la Smithsonian Institution. Está en dominio público.
Nota: El mail fue remitido a doce miembros de la Comisión Parlamentaria (Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades).
Recibí respuesta por email de tres de ellos: Ricardo Sixto (IU), Ángeles Álvarez (PSOE) e Isabel Rodríguez García (PSOE) interesándose por el asunto. Ricardo Sixto me anunciaba en su mensaje que presentarían una PNL (Proposición No de Ley) al respecto.
Los nueve restantes no respondieron: Ramón Moreno (PP), Montse Surroca (CiU), Joan Baldoví (Grupo Mixto), Marta González (PP), Félix Lavilla (PSOE), José Olmos (PSOE), Julieta Micheo (PP), Aránzazu Miguélez (PP) y Daniel serrano (PP).
He procedido a remitir copia de la carta a la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril (PP), y estoy a la espera de respuesta por parte de la institución.
La imagen que ilustra este texto está en Wikimedia Commons.Postmaster General James A. Farley is shown sitting with some of the hundreds of thousands of letters mailed during National Air Mail Week, May 15-21, 1938. The national celebration honored the 20th anniversary of the first regularly scheduled airmail service. President Franklin Roosevelt and his Postmaster General encouraged everyone to send an airmail letter during the week-long event. Es propiedad de la Smithsonian Institution. Está en dominio público.
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A peculiar galaxy near M104
Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.
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