Aunque no te los
encuentres en los titulares, te pongo unos ejemplos de cosas que
son relevantes pero... resulta que alguien está interesado en que no lo sean.
1- Los políticos
corrompidos y los tontos que lo han podrido todo
En Canarias un conocido político del partido eternamente en el poder,
CC-ATI, estaba encausado en una gravísima investigación por
corrupción: de esas que dejan a las claras la porquería cenagosa en la que Canarias está sumida a causa de las acciones de gente de la peor calaña (peninsulares: no os podéis hacer a la idea de lo que es esto). Las pruebas de cargo eran unas escuchas telefónicas
debidamente autorizadas por un juez. Pues bien, hace unas semanas, el
Auto que las autorizaba, y sobre el que se basa gran parte de la
investigación, va y desaparece de los juzgados. Alguien lo había robado. Ello implica que las
pruebas ya no se pueden usar en el juicio contra ese señor. Como resultado, pues no hay juicio que valga. Pero el culebrón no acaba aquí. El responsable del "trabajo" va y se inculpa en una llamada intervenida por la policía. Ese es el percal canario, amigos. Si alguien quiere saber
cómo funciona la cosa en las islitas, una de las tierras más corruptas del país,
(en serio peninsulares, lo de canarias es atroz), sólo tiene que seguir las miguitas: al final del reguero verán bailando una folía a una legión de políticos corruptos, de empresarios
mafiosos, de conseguidores impresentables y de tontos del culo que han generado con afán a lo largo de las últimas décadas una red de
dependencias sin parangón, que hay que destruir lo antes posible. Es
una especie de Cosa Nostra atlántica, letal para la supervivencia
de cualquier democracia e imposible de sostener en un país occidental.
2- Los dislates
legislativos
El Gobierno, en el
sano objetivo de unificar los calendarios de vacunación nacionales,
que ahora son un desbarajuste, con diferencias autonómicas absurdas,
elige la peor de las opciones, seguramente mal asesorado, retrasando
la aplicación de la vacuna de la rubeola, una enfermedad falsamente
benigna. Como resultado, la enfermedad ha repuntado un 12% este año
en el país. Esto debería de costar dimisiones y que alguien echara algo en cara a los estúpidos que tomaron esa decisión, probablemente
influenciados por la peligrosísima pseudociencia antivacunal (las
vacunas sólo dan información al sistema inmunológico, eso es todo,
y son totalmente naturales, de modo que en muchos casos la vacunación
natural existía en la conducta de nuestros antepasados). Pero no, nadie va a irse a casa de una patada en una nalga. Tampoco dimitirá nadie entre los responsables de Sanidad
que están dejando morir en sus casas a los enfermos de hepatitis C en
un ejemplo desolador de deshumanización que diría es propia de
psicópatas, de asesinos en serie.
3- La banca corrupta
Bankia cada mes nos
sorprende con un nuevo escándalo. Las tarjetas Black, las
preferentes, la escandalosa salida a bolsa, y ahora los sueldos de
los directivos bajo la gestión de Blesa y Rato. Bankia fue la
principal responsable del rescate bancario a España, del cambio
constitucional, de los recortes y del estado actual catastrófico de
cosas. Su investigación le ha costado la carrera ya a un par de
jueces. Hablamos de unos actos gravísimos que han estado a punto de
aniquilar el país. Nadie va a ser condenado por ahora, ni nadie va a
pagar por ahora a los preferentistas o inversores arruinados. Todo
está en manos de los jueces.
4- El gobierno ciego
Un gobierno perdido
y desnortado, carente de la menor capacidad de análisis de la
realidad, cegado por sus consejeros áulicos, dedica gran parte de
sus energías a destruir e ideologizar medios públicos, destituir
jueces incómodos, colocar leales en posiciones de poder, aniquilar a
sus rivales ideológicos y mentir de forma sistemática gracias a una
red de prensa y opinadores a sueldo, jugando a la estrategia del
miedo, y seguramente desesperados a la vista de las encuestas
internas -y secretas- que manejan. ¿Dirigir el país? De eso se
olvidaron hace tiempo. Ahora están sumidos en un sálvese quien pueda. Nadie va a
cambiar ese avance desastroso, y posiblemente lo veremos empeorar,
con una serie de decisiones manirrotas y orientadas a la “política
de tierra quemada”; hundir los barcos antes de que el enemigo los
tome, y que apenque con lo que dejen detrás arrasado. Para
preocuparse.
5- Un poco más sobre la tierra quemada
La luz de esperanza
de unas elecciones a cinco y diez meses respectivamente de distancia,
que vacíe el Estado de los viejos modelos y los enquistados modales
de gente que lleva varias generaciones sumergida en la irrealidad
política y permita a una nueva generación bien formada el tomar las
riendas, se verá enfangada por una desesperada política de
descrédito, terror y mentira. Lo que veremos en estos meses
probablemente nos resulte alucinante, acaso repulsivo, pero espero
que nos haga aprender la lección de lo que ocurre cuando un pueblo
elige a los menos capaces en el peor momento posible. El principio
del ataque será en Grecia, cuando la casi segura victoria de Syriza
ponga a la Troika en alerta roja (ya lo está de hecho). Vamos a asistir a una guerra sucia sin
precedentes. Nadie va a hacer nada por evitarlo. Y en España,
veremos -de hecho ha estamos asistiendo a ello- el lamentable
espectáculo de cómo los partidos que han monopolizado el poder en
el país en los últimos cuarenta y pico años, y que tienen responsablilidades alícuotas
del estado de cosas actual, se unen para hundir a los movimientos de
ciudadanos que han decidido tomar las riendas de su destino (Podemos,
PAH, Ganemos, etc.) en un Pacto de Estado no enunciado pero
absolutamente obsceno por lo evidente.
6- El poder dentro del
poder
Banca, telecos,
energéticas, etc. han modificado la legislación del país mediante una
sorda zapa de años en las salas de los pasos perdidos de Carrera de
San Jerónimo, dejando en este momento a los consumidores totalmente
desamparados y exangües. A la chita callando, en secreto, como a ellos les gusta, se han
adueñado de los mecanismos que protegen a la ciudadanía y se han
ocultado tras un telón de acero legislativo que es ilegal, rastrero
y perverso. Nadie va a hacer nada por cambiarlo, a no ser que
cambiemos las cosas nosotros. El ejemplo del desastre legislativo en las
eléctricas, que ha empeorado aún mas las cosas, debería de ser más
que suficiente como para demostrarnos a todos que los que ahora
gobiernan están totalmente incapacitados para cambiar ni un ápice
del desastre que han originado. Por su parte, la Banca tiene cogidos
por los cojones a esos mismos partidos, que tienen deudas millonarias
con ella, y todo se cierra en un círculo vicioso que hay que romper
lo antes posible.
7- El proceso de
desmantelamiento generalizado que no cesa
A pesar de
dimisiones y escándalos, el desmantelamiento sanitario y educativo,
la venta de este último a sectas ultracatólicas dementes, sigue en
marcha, lo que pasa es que en silencio y sin hacer ruido. Tampoco
nadie va a detener ese proceso metastásico que se acelera a la chita
callando por el terror del Sistema a perder el poder. Nos
encontraremos cuando se levanten las alfombras con contratos
blindados y millonarias indemnizaciones similares a las del desastre
de Castor. Hará falta mucha fortaleza y valentía para acabar con
ese estado de cosas envenenado que nos vamos a encontrar.
8- La destrucción de los
derechos de todos
Los derechos
ciudadanos están siendo sometidos a voladuras controladas cambiando
estratégicamente el Código Penal, y usando unos recursos tales que
harán realmente difícil volver a dejar las cosas como estaban
originalmente. Afortunadamente, eso hará inevitable lo perentorio
pero que nadie quiere reconocer: que hay que rehacer todo el código
penal español, que por cierto tiene más de un siglo y está totalmente
obsoleto. Nadie se ha atrevido a hacerlo aún, pero ahora, con cien
mil leyes en vigor, en contradicción mutua e incumplibles, lo imposible puede ser posible, ya que esto es insostenible. Ello podrá llamar, de forma natural, a un proceso constituyente que
genere las bases sólidas para la convivencia en este nuevo siglo al
que, como siempre en España, llegamos con retraso.
Todas estas situaciones
relevantes, que muestran un estado de deterioro irreversible, nos
muestran que tenemos delante un Rubicón histórico, y que o lo
cruzamos o no se nos dará una segunda oportunidad.
Y todas nos muestran además la profunda insuficiencia intelectual e incompetencia de los tipos a los que hemos situado en puestos de responsabilidad con nuestro voto, que aquí la culpa se reparte también. Hay demasiados tontos ahí arriba. Es insostenible. El poder parece en estos momentos un frenopático.
Los ciudadanos tenemos
un reto vital, de pura supervivencia, para acabar con un estado de
cosas que está causando daños irreversibles en todas las capas de
la sociedad. Hemos de discernir estos meses entre lo que es relevante
y lo que no. Entre lo que es posible cambiar y lo que no. Y sobre
todo, entre las toneladas de propaganda que nos van a hacer tragar y
la reconquista de nuestra propia libertad a través de la democracia.
Probablemente en el último medio siglo no se han dado unas circunstancias más
graves e importantes, una necesidad de cambio tan perentoria, y precisamente por eso, una
reacción de las fuerzas vivas tan intensa y peligrosa para mantener el estado de cosas.
Luchemos por
lo que es nuestro, antes de que esta pandilla de incompetentes y
cobardes nos devuelva a una Edad Media con cretinos corruptos robando en los juzgados, minijobs y neoexplotación feudal con iPhones.
Vienen tiempos
apasionantes, y también peligrosos. Nos jugamos demasiado. La
combinación de inteligencia, estrategia, humanidad y pensamiento
organizado será más necesaria que nunca.
No hay opción al error.
Ahora sí, feliz inicio de año. Recordad la enorme responsabilidad histórica que tenemos en nuestras manos.
La foto de un detalle del mural Corrupt Legislation, de Elihu Vedder, pintado en 1896, la puedes encontrar en Wikimedia Commons, y el original está en el Edificio Thomas Jefferson de la Biblioteca del Congreso norteamericana, en Whashington DC. La foto fue tomada por Carol Highsmith y está en dominio público.