Hace cinco años publiqué este texto en un blog dedicado a Madrid de El Mundo. Han pasado cinco años, ya no vivo en esa zona, pero la situación es peor que nunca, y muestra el peligro de estar gobernados por una mezcla de ignorancia y ambición. No sé si nadie se ha preocupado de realizar un estudio sobre el índice de aumento de las enfermedades respiratorias y el uso generalizado de esos ingenios del diablo, pero la conjunción de aerosoles, levantar porquería del suelo, y aventarla al aire es una idea estúpida. Y si además se hace conjuntándolo todo con un vehículo escoba, el supuesto ahorro se convierte en prebenda para una concesionaria, y en un monumento a la ineficiencia y a la insalubridad. Prueba de ello es que los operarios tienen que llevar máscaras para evitar respirar la porquería que soplan sus máquinas.
25
de marzo de 2008.- Hoy
al salir de casa (tengo la suerte de poder ir al trabajo caminando)
pasé como todos los días por la calle
Covarrubias.
Pero
en mitad de la calle había una especie de enorme
masa de humo,
que desde la distancia me pareció un incendio, posiblemente de un
coche. Al llegar al lugar resultó que aquello era una nube de
polvo levantada por dos personas con el logotipo de
'Medio Ambiente Madrid', que, armadas de sopladores de hojas, estaban
levantando todo el polvo del suelo y tras ellos, una de esas máquinas
de limpieza. La gente a mi alrededor corría, esquivando el polvo, la
gravilla, las hojas de papel, que aquellos señores ponían en órbita
sin el menor problema.
Querría saber quién toma las decisiones
en Madrid para usar aparatos que están diseñados sólo para mover
hojas en jardines para la limpieza viaria, llenando el aire de
partículas, polvo, toxinas pesadas (las de la contaminación, que se
posan en el suelo por su peso), ceniza de cigarrillos, etcétera.
Desde
siempre, las calles de Madrid se han limpiado con escoba y camión de
riego. A
nadie se le ocurriría usar sopladores de hojas
(ya lo dice el nombre: son para soplar hojas) que es de locos, un
atentado a la salud de la gente, un peligro para las personas con
problemas respiratorios y alérgicos (muchas sustancias que causan
alergias son moléculas grandes y van a parar al suelo).
¿Dónde
se toman esas decisiones en el Ayuntamiento de Madrid? ¿Quién es el
responsable? Le rogaría a esa persona que se documentara con un
médico sobre el daño que esas actividades causan en los ciudadanos.
Es el mundo al revés, las cosas que toda la vida se han barrido,
porque son tóxicas, ahora se esparcen en el aire. ¿Qué objetivo se
persigue? ¿Ahorrar tiempo y personal? ¿A costa de qué? Agradecería
que los próceres que gobiernan esta ciudad dejaran de tomar
decisiones desacertadas que sólo hablan de sus carencias partiendo
de la formación más básica. O si no, que, por favor, se dediquen a
otra cosa.
Por
última vez, dejen de usar sopladores de hojas para intentar limpiar
las calles de Madrid. Por favor. Usen el sentido común.
La primera foto la tomé ayer. La que cierra el texto, el día del artículo, en 2008. Observen que en la foto de hace cinco años, los operarios ni siquiera llevaban mascarillas.