viernes, 6 de junio de 2014

Miedo


Me, te, os, nos tienen miedo. Están cada vez más enrocados en sus guaridas; todo lo que se salga de la versión oficial se prohibe, se censura o se bloquea. La unanimidad de la prensa da escalofríos. El sistema entero se viene abajo, y sus responsables toman la peor de las decisiones posibles: huir.

¿Cómo huyen? obedeciendo órdenes de otros que han empezado a correr antes que ellos.

A este sistema le queda mucho menos de lo que creéis. Está agonizando.

Sólo de nosotros, los ciudadanos, depende que corrijamos el rumbo del barco antes de que vaya a pique. Los viejos que lo llevaban no son capaces de hacerlo. Es más, si les dejamos, lo hundirán sin duda.

Con todo mi cariño a Albert Monteys, con quien tuve un proyecto de comedia titulado "¿Qué hice anoche?" que era mejor y más brillante que "Resacón en las Vegas", y que ningún productor supo ver hace 12 años, a Manel Fontdevilla, que es para mi uno de los mejores, más estilosos dibujantes políticos de este país, y para sus compañeros, Vergara, Alcázar, Bartual, Guillermo, Mel.

Al final estáis demostrando más coherencia y valentía que la mayoría de los profesionales de la prensa en este país. Ánimo y gracias.

Y sí, nos tienen miedo. A mi, a ti, a nosotros, a vosotros. Al pueblo.

El problema

 

El problema es que no vamos a resolver los problemas, o mejor dicho "ellos no van" a resolverlos. El problema es que nadie quiere arreglar este desastre y que "ellos" tienen otros problemas de los que ocuparse ahora mismo. Se crean leyes inútiles para tranquilizar a la opinión pública, como la que "regula" los desahucios, que no sirven para nada, son inaplicables, pero llenan titulares. Se sueltan discursos vacíos llenos de falacias ("recuperación", "salida del túnel") para que la prensa, al unísono, los repita copiando y pegando. Se miente directamente sin consecuencias políticas ni penales (caso Bárcenas, negación de que haya hambre en los colegios madrileños... todo es parte de la misma desesperación de la clase política), se delinque pero no pasa nada con la connivencia de todo el sistema puesto en pie de guerra (Rafael Blasco, un delincuente repugnante, se salva de la cárcel gracias a que alguien le ha regalado una fianza irrisoria), o se juega al burdo "y tú más" entre los dos partidos en el poder, creyendo que así, aturdiendo, se llega a algo. Y todo sigue igual, porque el problema, causado por los que están organizando el país, y no son sólo este gobierno incapaz, sino aquellos a los que sirve, no deben de ser tocados a pesar de que su sistema, su casta, se derrumban.

Un anuncio televisivo me ha llamado la atención estos días. Un chico, supuesto experto informático dice a la cámara que por mucho que sabe (de informática, supuesto ejemplo de "tecnología difícil"), es incapaz de entender su propia declaración de la renta. Eso sirve para que las Asesorías, felizmente colegiadas, se publiciten. El sistema parasitario que se come un cuerpo podrido.


Las declaraciones de hacienda son ininteligibles porque el sistema quiere que así sea, pero eso nadie lo discute. Porque ese estado de cosas ayuda a sus gremios, y a los parásitos que cuelgan de ellos. La solución es resolver el problema cortando la raíz: desarrollar declaraciones de hacienda comprensibles, llenas de ayudas a la cumplimentación y con un lenguaje claro. Pero no, eso no se contempla. Porque el problema no es la declaración ininteligible; es un sistema que se sustenta en que lo sea.

Y el anuncio muestra, descarnado, el estado de las cosas: una "Colegiada" nos informa de que ellos sí entienden el lenguaje gremial de Hacienda, y, por un precio módico, te rellenarán la declaración.

Estos oportunistas están por todos lados cuando el sistema se derrumba, y pelean por sus privilegios, pues están entre los beneficiarios de que, por ejemplo, una persona normal y medianamente inteligente no sea capaz de entender un impreso de su declaración de hacienda. Y suma y sigue: notarios, registradores de la propiedad, administradores concursales... Es como la primera oleada de escarabajos que da cuenta de un cadáver fresco.


Y seguiremos igual, con esta legión de gobernantes dedicando todo su tiempo a apuntalar la estructura que se les viene encima hasta que se caiga de puro podrida. El cuerpo ya está muerto, y ellos serán los últimos en darse cuenta.

Y eso no evitará que quede todo el trabajo por hacer, porque nadie se enfrenta aún al problema: el reset de este Estado fallido que es España.

Las imágenes que he usado para ilustrar este artículo son capturas de pantalla del anuncio al que aludo. Las reproduzco acogiéndome al derecho de cita bajo supuesto de fair use.

sábado, 24 de mayo de 2014

Cómo componer música para el cine de animación




Cómo componer música para el cine de animación
Alfons Conde – Film Composer

Comparto aquí este artículo que escribió hace unos años Alfons Conde para un artítulo sobre "Home Delivery" (Alfons suele ser el compositor de las películas que dirijo), respecto al trabajo del músico en el cine de animación. Creo que es interesante.

Elaborar la música de un cortometraje no es fácil. La dificultad es la misma que para el guionista y el director: contar una historia en pocos minutos. En este caso se trata de un cuento escrito originalmente en formato corto por Stephen King, por lo que la historia no tiene que resumirse ni comprimirse en su versión cinematográfica. Sin embargo, la conceptualización musical no varía: hay una trama, unas subtramas, unos personajes –con su caracterización– , un tema principal, un subtexto, una estructura... y todo ello con el “agravante” de que se trata de cine de animación que, como todo género cinematográfico, posee un conjunto de convenciones o códigos preestablecidos que la audiencia espera encontrar, especialmente en el terreno musical.

Para empezar consulté con Elio Quiroga, el director, para obtener su definición de algunos aspectos necesarios para conceptualizar la música, sobretodo en cuanto al tema,  la idea o propuesta de reflexión que se supone que el autor quiere poner de manifiesto en el relato. Siempre la hay, y creo que es imprescindible partir de esa premisa para empezar a pensar musicalmente. En este caso se trata de la alienación y la incapacidad de decisión sobre la propia vida y el propio destino, personificadas en Maddie, la protagonista y a la vez relatora de la historia. Ella es quien experimenta el viaje personal. Así pues asigné un primer y principal tema musical a Maddie y su conflicto, tanto interno (su incapacidad para ejercer la propia libertad) como externo (la asfixiante relación con su marido Jack).

A Jack, personaje principal, le asigné un segundo tema, muy simple, que revela su temperamento, carácter y características superficiales:

Y por último idee otro tema para Star Wormwood, el asteroide maligno que protagoniza la trama principal de la historia –el apocalipsis del mundo a manos de la plaga alienígena.

Estos temas se mezclan, se concatenan y se contrastan a lo largo del film, en función del desarrollo de la historia, y de cómo trama y subtrama se integran. Originariamente, Elio había propuesto una estética musical oscura y apocalíptica, pero eso solo me servía para la trama principal del relato, lo relacionado con el mundo de los zombies. El subtexto, lo que la historia nos cuenta realmente, revelado en este caso en la subtrama de relación Maddie-Jack, exigía un tratamiento más íntimo y lírico, tanto en lo melódico como en la instrumentación.

Afortunadamente pudimos contar con una orquesta de 82 músicos, la Bratislava Symphony Orchestra, y eso facilitó la diversidad de matices, timbres y texturas. Hay que tener en cuenta además que, tratándose de animación más o menos tradicional, la música no sólo ha de contar la historia, sino que a menudo debe subrayar –como explicaré más adelante– elementos físicos: movimientos de los personajes, espacios, movimientos de cámara... y todo ello prácticamente “wall to wall”, de principio a fin.

Había también que poner especial cuidado en mantener la concordancia musical con la estructura narrativa, para no construir curvas falsas –la música debe dosificarse, no debe crear ningún clímax independiente de la línea argumental, y es fácil caer en ello en una historia donde lo apocalíptico es omnipresente en la imagen– , y por ende trabajar con especial sutileza, dada la limitación de metraje, el arco de transformación que los personajes (principalmente Maddie –Jack es prácticamente plano) experimentan a lo largo del cuento. Además era muy importante, y en este caso muy delicado, puesto que la música es casi constante, que la voz en off, que va desgranando la narración, no se viera eclipsada por la orquesta. Eso no es tarea del ingeniero de sonido, sino responsabilidad del compositor, cuya partitura debe gestionar los matices de la música sin la intervención de un potenciómetro.

Tras las semanas de trabajo composicional y la elaboración de las partituras me trasladé a Bratislava junto con el ingeniero de grabación Juanan Ros. Grabamos material suficiente para poder escoger las mejores tomas, tarea minuciosa que realicé de vuelta a Barcelona. Una vez resuelto ese editaje viajé a Vitoria, donde mezclamos y masterizamos, después de grabar algún instrumento adicional. La mezcla final se efectuó en Madrid.

La música de cine cumple tres funciones básicas: interna  refleja cualidades y elementos narrativos no presentes en la imagen (lo que llamamos subtexto suprarrealidad), externa –subraya cualidades y elementos narrativos ya presentes en pantalla o sugeridos por la imagen (como establecimiento del contexto histórico o geográfico de la película, por ejemplo o, en su forma más prosaica, actúa como señalización o acentuación de la acción física en una escena), y técnica –ayuda a la percepción estructural de la película, la secuencia o la escena de que se trate (en elipsis, en transiciones espacio-temporales entre planos, en desplazamientos, etc.) Aunque necesarios, imprescindibles incluso en ciertos géneros cinematográficos, los efectos de sonido solo cumplen una de esas tres funciones: la función externa. Sin embargo, una puerta que se cierra de golpe sin emitir sonido, o un mar embravecido silencioso son ciertamente cosas difíciles de digerir para una audiencia habituada al DTS, al SDDS, al THX y a otros ingenios acústicos que llevan años elevando los disparos de revólver a la categoría de explosión nuclear. En realidad, todo es cuestión de niveles. Y eso sí se resuelve en la mezcla final. En “Home Delivery”, como en cualquier otro proyecto, hubo que obtener compromisos entre los efectos de sonido elaborados por Nacho Royo, un profesional experimentado, y la banda sonora musical.

Es tradicional, de Hollywood a Moscú, y de Londres a Nueva Delhi, que en la sesión de mezclas de un film se generen desavenencias en cuanto a los niveles de volumen de los tres bloques fundamentales de la banda sonora: los efectos de sonido, cuyo diseñador ha invertido horas de minucioso trabajo en ProTools, el diálogo y la voz en off, imprescindibles para la narrativa, en la cumbre lógica de la jerarquía sonora y generalmente defendidos por el director –, y la música, cuyo compositor sabe que debe estar presente si quiere evitar que su delicada tarea (y en este caso la de una gran orquesta sinfónica) se vea relegada a mero fondo musical, enterrada bajo decibelios de viento y hojarasca. En este proyecto traté de mantener audible el discurso narrativo musical, elaborado de forma cronológica y estructural en la forma que he explicado arriba, de la misma forma que se pone especial interés en mantener la continuidad en la imagen. Si en el minuto 4 se produce un corte narrativo visual, en forma de error de etalonaje (en color, en luz), o una incongruencia o pérdida en el diálogo, o incluso si una silla cae sin ruido, la historia y su percepción se resienten. Del mismo modo, el compositor ha de velar por que “la frase musical del minuto 11", que resume el arco transformacional de uno de los personajes de forma quizá subliminal (pero imprescindible para una audiencia que ha experimentado ese desarrollo musical desde el minuto 1), tenga el nivel adecuado en la mezcla total.

jueves, 22 de mayo de 2014

Jamendo


Cuando teníamos nuestro grupo de música experimental apenas vendíamos 50 ejemplares de cada cassette que editábamos, y que laboriosamente grabábamos y enviábamos contra reembolso por correo certificado. Por eso es una auténtica gozada ver cómo le está yendo a DUE y a las otras dos iniciativas experimentales detrás de las que estuve hace ya bastantes años en la web musical Jamendo. Diez mil escuchas, más de tres mil descargas... cuando vienes de una escena ridículamente pequeña como la que vio nacer estos ruidos y músicas, el poder tener esta difusión es algo alucinante. Espero que os gusten.

Aquí van los links a las obras de DUE, Miasma y Quaxar en Jamendo.

domingo, 18 de mayo de 2014

PARAFARMACIA



Hace unas semanas me encontré en la farmacia que suelo frecuentar a una chica administrando, a través de un aparato electrónico, un "test de intolerancia alimentaria". Extrañado por el evento, investigué un poco y di con las pruebas de que se trataba de algo próximo al "producto milagro", por lo que denuncié lo sucedido ante el Colegio de Farmacéuticos, y remití sendas cartas al Ministerio de Sanidad y a la Comisión Parlamentaria de Sanidad.

El texto en todos los casos era similar:

Estimados señores:

Quisiera alertarles sobre el tratamiento "mágico" que he localizado en
la ciudad en la que vivo (Las Palmas de Gran Canaria), en una farmacia
sita en la calle XXXXXXXXX. Se ofrece un "test gratuito de
intolerancias alimentarias" mediante un "aparato" que detecta
"bioresonancias".

El test, el aparato y el asunto de la bioresonancia son pseudociencia,
una estafa y un engañabobos que está extendiendo una empresa llamada
Pronutri.

Aquí pueden ver de qué trata el asunto. Es una estafa, considerada
"pseudociencia" por toda la comunicad científica. Un engaño y un timo:

http://es.wikipedia.org/wiki/Biorresonancia

El problema es que aquí se están dando falsos consejos de alimentación
a gente mal informada que pueden poner en peligro su salud gravemente,
y por personas o ignorantes o malintencionadas, elijan ustedes.

Aquí hay algo de información sobre el asunto:

http://www.elblog.info/2011/02/el-timo-de-la-dieta-nutri10.htm

http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2012/10/19/test-de-intolerancias-alimentarias-totalmente-intolerable/

http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2012/11/02/test-de-intolerancias-alimentarias-totalmente-intolerable-2a-parte-la-maquina-y-su-manual/

Verán que el caso es tan demencial que llamaría a la denuncia
inmediata. El problema es que la foto que les mando la hice en el
interior de una FARMACIA. Allí había un señor con la maquinita de
marras, engañando en aquel momento a una señora mayor.

Es algo gravísimo, como poner en la consulta de un médico a un
quiromante para que te lea las líneas de la mano y darle "carta de
ciencia" porque está "en la consulta de un médico".

Alguien tiene que legislar urgentemente lo que ocurre en las farmacias
españolas. Tienen que vender medicamentos. Los potingues para la piel,
las homeopatías y las maquinistas engañabobos no son medicamentos. Son
timos. Y timar a la gente en una farmacia está muy mal.

¿Tienen ustedes algo previsto para acabar con este desastre alguien de
que alguien sufra las consecuencias de toda esta irresponsabilidad?

Gracias, un saludo cordial.


Pasados unos días recibí una respuesta airada de la farmacéutica, que sin duda había sido amonestada por su colegio. Sostuvimos una breve conversación epistolar. Por razones obvias no publico sus respuestas, pero sí las mías.

Tras su primer mail, esta fue mi respuesta:

Saludos, gracias por su extenso mensaje. Puede que errara en los
detalles al no fijarme, pero eso no obvia su, creo, lamentable falta
de celo al permitir que ocurriera eso en su farmacia.

Sólo recordarle:

a) Es usted titular de una licenciatura como mínimo en farmacia. Si
usted admite en sus instalaciones procedimientos insuficientemente
probados tal vez debiera plantearse si es bueno o no para sus clientes

b) Naturalmente que el falso método que usted ha ofrecido a sus
clientes es peligroso. Sin diagnóstico alguno una persona no
capacitada -la maquinita en cuestión se aprende a manejar por gente
sin formación en un par de días leyendo el manual- se dedica a dar
consejos de dietética que sólo se aceptarían de un médico experto en
condiciones normales. Imagine una persona que sufre una carencia grave
por un falso diagnóstico de la maquinita de marras ¿a quien reclama?
¿Al ignorante bienintencionado que ha aprendido a manejarla engañado
por la empresa y que ahora se cree un especialista? ¿al tipejo que
dirige una empresa que fabrica máquinas idénticas en su criterio
científico a las aplicadas por la cienciolog ía? ¿A usted que
consiente el engaño pero que dice que es guay porque lo leyó
nosedónde? Alguien con sentido común y una mínima formación me está
diciendo que se puede detectar con dos electrodos la respuesta
COLECTIVA de BILLONES DE CELULAS ESPECIALIZADAS cada una de ellas con
diverso metabolismo en un organismo complejo Señora ¿ES USTED
CONSCIENTE DE LO QUE ESCRIBE?

c) Sus respuestas incluyen varias falacias. Entre ellas la clásica del
hombre de paja: "fíjese usted en todo lo demás y no en esto". Acepte
su responsabilidad, y no recurra a esas respuestas, no son
profesionales. Son idénticas a las del fumador al que se le echa en
cara su mala conducta y responde "pues no te metes con el tráfico que
contamina más". ESE NO ES EL TEMA.

d) Efectivamente, ustedes y sólo ustedes, los farmacéuticos, han
convertido unos lugares en los que se venden medicamentos debidamente
testados en supermercados de potingues de belleza, flores de Bach,
homeopatía y demás engaños o placebos. La culpa es de ustedes y sólo
de ustedes, primero por tragarse cualquier cosa que les venden los
representantes de productos, y después por extender su prestigio a
productos que no curan. Eso, señora, está muy mal. Su gremio ha
convertido a las farmacias en mercadillos de potingues de belleza,
dietas milagro, y muchas otras sustancias que no sirven para nada
(cuanto menos), desde cremas de belleza a geles de baño "con Aloe
Vera". Ustedes no son un supermercado. Ni una boutique. A usted acude
gente que se encuentra mal y en muchos casos ustedes diagnostican y
contribuyen a curar muchas enfermedades pues son la primera línea de
defensa de la sociedad, de una gripe a un resfriado pasando incluso
por pandemias. Ustedes lo hacen a diario y eso genera una confianza
ciega en sus clientes. Si les vende usted sustancias que no están
rigurosamente estudiadas, está usted incurriendo en el mismo delito
personal de lesa confianza que los directores de sucursales que
vendieron Preferentes a sus clientes: traicionar esa confianza. Si
usted le hace el juego a los visitadores e L'Oreal o de Nivea es su
problema, pero sabe tan bien como yo que está jugando a esa confianza
profesional para colocar esos potingues inútiles a sus clientes. Así
que usted verá de qué lado está. Yo al menos sí lo tengo claro. Y no,
no me gusta en lo que las farmacias se han convertido.

e) Acudir a la falacia final de la maldad de las farmacéuticas es un
poco triste. Mire, aquí a la humanidad nos han salvado a millones tres
cosas en los últimos 200 años: el alcantarillado público, las vacunas
y los antibióticos. Las dos últimas se las debemos a la industria
farmacéutica. Tal vez a lo mejor se refiera usted a multinacionales
del engaño como Boiron, fabricante de homeopatía -esto es, pastillas
de azúcar ¿O es que usted olvidó el número de Avogadro al salir de la
Facultad? ¿O es que cree en eso de "la memoria del agua"?-. Boiron
como sabrá es una transnacional francesa que se niega sistemáticamente
a hacer un solo estudio de doble ciego de sus pastillitas. Que como
también sabrá NO CURAN sino por efecto placebo.

Creo que tiene usted un comprensible conflicto moral. Y lo comprendo.
De no tenerlo sería algo preocupante.

Saludos. Y piense que el respeto a sus clientes empieza por venderles
cosas dignas de ser llamadas medicamentos.


Este mensaje fue respondido, pero desistí, pues la farmacéutica insistía en lanzar manchas de tinta para tapar lo que había sido un gravísimo error de celo profesional. Por de pronto, a esta señora su Colegio profesional le ha abierto expediente por este hecho, y para eso no sirven las manchas de tinta.

No me sorprende la escasa capacidad de gente poco acostumbrada a ser corregida a aceptar sus errores personales, sino sobre todo la ligereza con la que los gestores sanitarios, en este caso una farmacéutica, pasan a autoconvencerse de la verdad de auténticas falacias. Son gente a la que se supone capacidad intelectual para ser inmunes a esas fantasmagorías; los profesionales que deberían ser nuestra primera línea de defensa ante la pseudociencia.

Eso dice muy poco de su formación científica, filosófica e intelectual.

Y de la clase política mejor no hablemos.

La foto que ilustra este artículo la tomé con el móvil en la farmacia que denuncié.

domingo, 11 de mayo de 2014

El desastre digital en ciernes


Paramount está dejando de estrenar cine en 35mm en las salas cinematográficas de España. Es el primer estudio que lo hace, y probablemente los demás seguirán a esta multtinancional del cine en breve. Es más, si retraso un poco la publicación de este texto, ya todos lo harán.

Creo que estos pasos que se están dando son prematuros y se están tomando en el peor momento posible. No es un problema (sólo) de distribución, sino también de archivo.

Me explicaré.

El estándar digital elegido para proyección de cine, el DCP, está obsoleto y es ya antiguo, amén de suponer un chantaje para los exhibidores: muchas salas de cine equipadas con buenos equipos de proyección en 35mm no tienen el capital para cambiarlos a digitales y probablemente tendrán que cerrar. Por tanto, se está arrastrando a la ruina a muchos empresarios. Para colmo, el Gobierno ha dejado de ayudar a esta “renovación del parque de exhibición”.

Se despoja a los cines de los proyectores de 35mm, cerrando como consecuencia el acceso de los espectadores a las películas realizadas previamente que están disponibles sólo en este formato, quedando restringido el visionado de ese cine a unas pocas salas, controladas por las multinacionales norteamericanas. Los distribuidores independientes y los pequeños exhibidores van a quedar bajo el control y dictado de las multinacionales del cine. Ser independiente va a ser más difícil que nunca. Como es usual, la tecnología que promete "democratización" lo que acaba ofreciendo es el vasallaje al poderoso que la toma como elemento de control y dominio. Lo de siempre.

Cada vez será más difícil proyectar un cine disidente, diferente y minoritario. Y ese tipo de obras son las que hacen avanzar cualquier arte. Cada vez será más difícil acceder a los clásicos en salas de cine, y aquellos son los que forman a los espectadores.

Considero que las decisiones que se están tomando están profundamente equivocadas y son prematuras, pero es que no sólo afectan a una parte del negocio.

Me parece igual de grave lo que ocurrirá en el aspecto del archivo de las obras de cine. Creo que vienen tiempos catastróficos.

El material de 35mm ha demostrado una longevidad, en buenas condiciones de almacenamiento, de más de un siglo. Las filmotecas nacionales, en su mayoría carecen de dinero siquiera para catalogar el material en 35mm (y otros pasos) que poseen en custodia, qué menos su mantenimiento correcto. Así y todo, el material fotoquímico resiste, a pesar de esas negligencias.

Los materiales cinematográficos archivados en discos duros (y los DCP por ende), empero, son mucho más frágiles. Su cuidado exige una política periódica y sistemática de copias de seguridad en nuevos soportes con diferentes problemas de mantenimiento. Se va a imponer a unas instituciones ya incapaces de cumplir sus obligaciones un gasto gigantesco en software y hardware de almacenaniento sujeto a cortos plazos de obsolescencia.

Los soportes magnéticos tradicionales, cuando se almacenan mal, dan graves problemas. Tuve una experiencia personal sobre este asunto: en el Cabildo de Gran Canaria decenas de cintas del formato U-Matic que se almacenaban con documentos videográficos de los años 70 y 80 y se intentaron recuperar para un festival que dirigí hace un par de años; pues se desintegraban bajo los cabezales de lectura de los magnetoscopios. Ya no era posible copiarlas ni visionarlas. Se habían perdido. Y hablamos de un soporte con fama de resistente y duradero, pero que ha sido almacenado con abandono y desinterés. ¿Qué pasará dentro de 20 ó 30 años con los discos duros y las memorias sólidas que van a empezar a usarse para el archivo de largometrajes y obras audiovisuales a partir de ahora?

Actualmente casi todas las restauraciones juiciosas de películas antiguas contemplan la filmación del material restaurado en resolución 4K sobre negativo de 35mm para su preservación futura, al ser el celuloide el único soporte con garantía de almacenamiento probada. Esto lo está haciendo la industria norteamericana sistemáticamente. En España ni se sueña en esa política, que podría (y debería) estar respaldada por el Estado.

Ello hace temer una catátrofe en términos de archivo y conservación del cine digital como memoria histórica para las generaciones futuras. Es probable que la mayoría de ese cine esté irremisiblemente perdido en un plazo de tiempo relativamente corto. Seguramente en menos de treinta años.

La catástrofe cultural que ello implica es aún inimaginable, pues también afectará a las gentes en sus archivos digitales privados; aquellos en los que guardan sus recuerdos del pasado. Es probabe que estas generaciones carezcan en breve de memoria de su pasado inmediato, al haberse perdido irremisiblemente en las herencias, o con el simple paso del tiempo, los archivos digitales de sus antepasados, que fueron engañados por campañas de marketing que les decían que sus fotos digitales eran para siempre.

Es lastimoso ver cómo las soluciones eficientes y sobradamente probadas se abandonan en pro de una incierta tecnología con plazos de obsolescencia ultrarápidos y que nadie ha probado en el largo plazo. La historia de la humanidad es un experimento diario, pues nadie sabe qué pasará mañana, pero ya deberíamos de haber aprendido que las soluciones que funcionan no deberían de ser cambiadas por otras a no ser que estuviera realmente clara la ganancia del cambio.

El viejo “si funciona, no lo toques”. Máxima que cualquier ingeniero con dos dedos de frente usa como divisa vital en su trabajo.


La foto que abre este artículo es de un rollo de película de 16mm. Está bajo licencia Creative Commons Atribution Share-Alike 3.0 unported. El autor es Ellgaar Holger. La encontré en Wikimedia Commons.

La foto de arriba es un fotograma de "Max wants a Divorce" (1921), realizada por Max Linder para la productora norteamericana Essanay. Muestra el efecto vinagre destruyendo la capa emulsionada de la película, y proviene de un escaneado realizado por la Biblioteca del Congreso para mi documental "The Mystery of the King of Kinema". Para ese documental hemos manejado películas en formato estrecho con más de 90 años de edad que se mantienen en perfecto estado de conservación. Imaginen un disco duro de 90 años y comprenderán parte del problema.

sábado, 26 de abril de 2014

Españoles



En este artículo, David Torres habla de nuestra antigua tradición de maltrato a los animales, y usa el asunto para describir la sociedad española, que se mueve en un lodazal de atrocidades que no es sino reflejo de nuestra poca civilidad.

Sintonizando plenamente con el ideario y el mensaje de Torres, añado algo más. El que describe creo que es un esquema propio de sociedades autoritarias y de modelos feudales, único en nuestro entorno (Europa, Occidente), que se ha perpetuado hasta nuestros días. El siervo necesita válvulas de escape para la frustración y la violencia que acumula al no poder tener vías de salida de una existencia en perpetuo estado de frustración (se es vasallo hasta la muerte), y el sistema ha de facilitar esas válvulas de salida, que la represión (religiosa y militar) sólo puede contener parcialmente.

Esa violencia cotidiana necesita ser conducida, sea vía simulaciones de la guerra (como los deportes convertidos en espectáculos de masa) en las grandes urbes, o bien vía transmisión de la violencia a las castas inferiores (o a los iguales).

Y el siervo sólo tiene una casta inferior posible: los animales. El sistema sabía secularmente que debía de dejar esa vía de escape libre, lo que también implicaba una legislación que, si no es laxa, debe de saltarse sistemáticamente, algo que pasa mucho en España, un país repleto de normas que dictan la conducta hasta en la más nimia de las acciones, pero que “premia al siervo” no aplicándolas.

Esa conjunción perversa explica que en el Siglo XXI se mantengan esas actitudes medievales con respecto a los animales. Es algo ilegal, pero no se favorece que la ley se cumpla, o bien no se legisla al respecto. El caso es que la situación se mantenga. Seguro que esta forma de hacer las cosas les suena, porque impregna a toda la sociedad.

Estas situaciones forman parte de una estructura social no escrita, pero profundamente tatuada en la identidad del español: ser un siervo que vuelca su frustración en iguales e inferiores, sometido a la voluntad del cacique, heredero del Señor Feudal, que administra a sus siervos de forma sistemática vía redes clientelares.

¿Cómo acabar con esto? No es sencillo. Esta es una forma de pensar fundamental que se espera del pobrecito ciudadano español (y que los poderes fácticos se han ocupado bien de unir a la españolidad), que para algo la mama desde la cuna. El cambio pasa por modificaciones legislativas y de relación entre instituciones y ciudadanía, pasa por la reescritura de un nuevo pacto social que nos convierta, de puertas adentro, en el país occidental que queremos ser pero no somos. Implica dolor (sacar a las élites que han dirigido el país como un cortijo de sus poltronas duele) y un vía crucis que tarde o temprano habremos de comenzar a transitar. Y cuanto más tarde lo empecemos, peor será.


La ilustración, "El Torero", de "Los Españoles pintados por sí mismos", 1851 (o anterior). Está en dominio público en Wikimedia Commons, y no consta el autor.

sábado, 19 de abril de 2014

Tierras de destierro (los tontos del pueblo)


Este mensaje puede resultar un poco local, pero no olvidemos el viejo adagio que dice que la localizad puede dar universalidad. Aplica lo que vas a leer al lugar en el que vivas, sea Madrid, Toledo, Sevilla o Palma de Mallorca. La situación será, me temo similar. Con la excepción, tal vez, de Cataluña y el País Vasco, esto es el pan de cada día en el país.

Cada vez que oigo a un político canario hablar del cine encuentro una radiografía de las carencias personales de la persona detrás del cargo; hace años, cuando estaba intentando financiar mi segunda película todo un Consejero de Cultura me dijo que me daban dinero si les garantizaba alfombra roja en los Oscar. Ese es el nivel del paisanaje. Estoy oyendo ahora mismo en la radio la entrevista a un prócer lanzaroteño sobre su isla, centrada en las últimas cosas chachis que han pasado allí “para mejorar el turismo” (ya saben, lo único impotante por estos pagos). No hace otra cosa el hombre que hablar de Ridley Scott y el rodaje de “Exodus”, que si el mayor rodaje de todos los tiempos, que si “una isla de cine” (toma slogan), y pasar luego a su personal catálogo de fuerza bruta: el año que viene no se qué campeonatos en la isla que nos hacen “referente internacional” (siguen los topicazos), todo muy, muy bueno para el turismo, y en fin, sigue soltando esas ideas simplonas tan propias del provinciano, del hijo de una tierra de destierro.

Y no se olvida de recuperar Tindaya, claro. No puede faltar, tras un robo de 3.000 millones de pesetas a los ciudadanos (sin consecuencia judicial alguna) la criaturita insiste en ello, porque, habrá “un antes y un después” (vamos bien) de ese proyecto (por cierto: si no eres canario y no estás familiarizado con el escándalo de Tindaya, que retrató a la clase política, empresarial y ahora mismo a la judicial de esta tierra desde hace ya 20 años, y se sigue en ello, pues googlea la palabra Tindaya, y comprenderás de lo que hablo; vas a alucinar).

Aparte de una muestra de cómo funciona esta subespecie de gestores medio ágrafos alzados a puestos de poder por los misterios de la política canaria, y de cómo ponerse medallas de cosas que ni tienen que ver con ellos ni de las que deberían de regalarse mérito alguno (ocurren gracias a la lucha de pequeños empresarios y gente con visión, cosa de la que esa subespecie de politicastro carece), me da mucha pena que sobreviva como un virus ese espíritu miserable, que ignora a los propios y favorece a los “de fuera”, porque “lo de fuera es mejor”.

Ese desprecio al mérito de la gente que intenta pelear en tu tierra y ese baboso placer de lamer el suelo que pisan los guiris me parece un pecado de lesa humanidad. Vivir reflejado en el otro lleva a ignorar al propio, al propio hijo, lo que es un auténtico crimen. Ese señor, a quien no niego que hable de lo que se le antoje, pero que no da más de sí, debería de preocuparle sobre todo que cineastas y artistas locales puedan tener voz , una voz que se les niega sistemáticamente. Ridley Scott rueda en Lanzarote. Ron Howard en El Hierro. Vale. Eso da trabajo a mucha gente y trae riqueza. Ya lo sabemos. Es bueno porque nos pone en el mapa. Estupendo. Pero ¿Y nuestros cineastas? ¿Quién se acuerda de ellos? ¿Están condenados a ser notas a pie de página cuando prensa, literatura y clase política (que deberían ser ejemplares al respecto) les ignoran sistemáticamente?

¿Cuántos realizadores de Lanzarote conoces? ¿Cuántos tienen su propio imaginario personal y no han podido desarrollarlo? ¿Qué responsabilidad en ello tienen esas autoridades públicas que permanecen mirando hieráticas al horizonte en perpetuo desprecio al talento isleño? Nunca he entendido esta forma de pensar, tan de vendedor de enciclopedias a domicilio, tan oscura como el pelo de la dehesa, pero en versión isla. Con gestores así en puestos de responsabilidad, no es de extrañar que luego ocurran catástrofes.

Mateo Gil, Andrés Santana, Dunia Ayaso, Félix Sabroso, Juan Carlos Fresnadillo, Roberto Pérez Toledo, Antonia San Juan, todos han tenido que irse para que sus carreras sigan adelante (y han vuelto a contar historias en su tierra por puro amor).

Decenas de creadores canarios están condenados al ostracismo por un sistema que no les permite nacer como artistas. Y hay una enorme responsabilidad en ese desastre, en esa catástrofe que niega a los intelectuales el pan y la sal (sí, la gente del cine también son intelectuales) en manos de una clase política analfabeta e ignara.

El Festival de Las Palmas dio (y espero que siga dando pronto, ya que vuelve a iniciar su andadura) una oportunidad de escuchar la voz de muchos jóvenes cineastas canarios. Y esa voz empezó a sonar. Personal. Propia. Única. Pero nada más ha pasado, todo de nuevo se vuelve espejismo. El cine necesita apoyo público. Esas voces merecen ser escuchadas. Pero que eso lo entienda un señorito lanzaroteño aupado a dirigir la isla por los azares de D'Hont, puede ser un milagro. 

¿Tenemos la clase política que nos merecemos? No lo creo, o más bien no quiero creerlo. Tenemos una clase política que da vergüenza, eso sí. Y eso pasa en todo el país, además. Ya va siendo hora de cambiar las cosas. Ya está bien de que nos gobiernen los tontos del pueblo.

La foto que ilustra este texto la tomé en La Laguna, Tenerife, el pasado 8 de noviembre de 2013.

viernes, 4 de abril de 2014

Paradigmas y burbujas. El caso español (o una aplicación del paradigma de Kuhn a la ética social)



“Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica” (Thomas Kuhn)

Thomas Kuhn es un filósofo que ha aplicado el concepto de paradigma (llamando así a una forma de pensar mayoritaria en un cierto colectivo humano) a la filosofía de la ciencia, explicando de forma satisfactoria las contradicciones que en muchas ocasiones vemos ocurrir entre formas de pensamiento científico. Se trata por tanto de modelos epistemológicos.

También se puede extrapolar el concepto de paradigma de Kuhn a las sociedades, y más concretamente a los valores éticos en los que viven las personas.

El gran problema de las sociedades contemporáneas, es la coexistencia de múltiples paradigmas, que aparentemente pueden cohabitar, pero que en realidad no son compatibles. En un país occidental hay ciudadanos viviendo dentro de paradigmas que se contradicen unos con otros. Y los sistemas políticos deberían plantearse para actuar de forma justa el reconocer los paradigmas mayoritarios, plantear si representan un buen futuro para las sociedades y legislar bajo ellos. Bien puede pasar que el paradigma mayoritario en una sociedad sea problemático para la felicidad o la simple supervivencia digna de sus ciudadanos. Entonces creo que el político honesto debería iniciar una discusión acerca de las bondades y perjuicios que generará el paradigma imperante.

Sin embargo todo es mucho más complicado, y conviven gentes inmersas en paradigmas diferentes casi puerta con puerta: pueden ser religiosos, raciales, sociales, científicos, morales, éticos, y la convivencia generará conflicto, lo que llevará a que unos paradigmas absorban a otros y crezcan, otros se extingan. Podríamos aproximarlo a las burbujas en la superficie del agua jabonosa. Unas explotan, desapareciendo, y algunas crecen engullendo a otras.

En España actualmente el paradigma mayoritario, lamentablemente, no es el mismo que aquel en el que viven quienes han sido elegidos para gobernar. Estos pertenecen a poderosas sectas católicas, y/o reciben presión por parte de cabilderos que representan intereses privados. Algunos viven en el anterior paradigma clientelar que dio como herencia el dictador a su muerte, una especie de herencia del feudalismo que llega desde el Siglo XIX. Ese tal vez sea el paradigma más perjudicial.

El feudalismo entronca directamente con el caciquismo, y este con el clientelismo. La línea de herencia es clara, y ha sido la forma en la que el país se ha movido, ha respirado y ha gestionado su vida desde la edad media hasta el presente (no hemos tenido revoluciones políticas, ni científicas, ni culturales que hayan llevado al cambio necesario). Incluso el lenguaje coloquial posee giros directamente nacidos del inconsciente colectivo que hablan mejor que nada de cómo piensa, o pensaba, gran parte de España, hasta hace nada de tiempo:

-Usted no sabe con quién está hablando. (El cacique se pavonea ante el inferior)

-¿Y tú quién eres? (El equivalente del siervo cuando otro supuesto siervo le recrimina. Implica la negación del otro por no pertenecer a la casta superior)

Este régimen de castas, muy impenetrable, y tal vez lo que más nos aleje de las sociedades democráticas de occidente, y que en cierta medida nos asocia con culturas inmersas en paradigmas que anulan la permeabilidad social (como la hindú), es muy resistente. Y ha empezado a tambalearse (piénsese que hablamos de más de mil años de tradición) justamente en el Siglo XX y el XXI, cuando la casta considerada de siervos ha tenido acceso a la cultura, a la escolarización y a la lectura. Esto, que ocurrió en otros países en los siglos XVIII y XIX, en España ha llegado, por mor de la longevidad de la dictadura franquista, con cien años de retraso.

De nuevo hablo de la Ley del Aborto que el ministro Gallardón pretende cambiar. El Ministro impone su paradigma (minoritario, propio de una determinada secta religiosa) a la mayoría de la población, olvidando que ese paradigma no es en el que viven y con el que se conducen los ciudadanos para los que trabaja. El error básico de querer convertir los paradigmas minoritarios en leyes que generan desastres y caos. Así, los médicos, los ciudadanos, los colectivos de derechos sociales, los gobiernos de terceros países e incluso las asociaciones internacionales se han levantado contra las intenciones del ministro. El caso más significativo es el de los psiquiatras, que han puesto el grito en el cielo, pues de un par de informes generados por su gremio dependerá si una mujer puede finalmente abortar o no.

Con razón dicen los psiquiatras que quien eso estipula no entiende para qué sirve la psiquiatría, no comprende por qué un ser humano toma sus decisiones vitales, y considera en general a toda la ciudadanía como súbditos infantiles que deben ser tutelados por entidades superiores. Una manera de pensar, por otro lado, muy propia de paradigmas autoritarios, en los que el poder se ha de perpetuar entre escasos miembros de castas. Precisamente, el modelo español. Así, un ministro que no sabe nada de la realidad, ni de medicina, ni de psiquiatría, que aparentemente debería de ser destinado a un monasterio de clausura con voto de silencio, se permite el lujo de imponer su paradigma a una población atónita. Se trata de un ejemplo de lo que se ha dado en llamar “parálisis paradigmática”.

Otro ejemplo de gente que vive paralizada en su propio paradigma es lo que ha hecho Esperanza Aguirre, miembro de la casta, al verse tratada como uno más por un grupo de agentes de movilidad en Madrid, y que la prensa cubre intensamente estos días.

España es un país en el que la gente usa redes sociales, plataformas digitales de comunicación y móviles inteligentes. Pero que eso no nos engañe. El español piensa como un siervo, porque así lo ha hecho toda su cultura desde tiempos inmemoriales. La mayoría de los españoles actuales apenas son la segunda generación que ha tenido una formación universitaria. Yo pertenezco a la primera prácticamente. Antes que yo, nadie estudió en una universidad entre mis ancestros directos. El acceso al saber, fuente primordial de la emancipación de los pueblos (generando líderes cultivados y masa social receptiva al cambio), y sobre todo de la generación de nuevos paradigmas que anulen a los previos, respondiendo a las necesidades generales, es lo que puede hacer que España cambie y se incorpore de una vez al tiempo en el que vive. Nuestro país vive en su mente colectiva en un limbo de cien años (nos comparamos injustamente con los países islámicos, cuando nosotros mismos vivimos paralizados en unos modelos de conducta que van en contra de las normas de convivencia más elementales, generando esquizofrenias como la famosa inaplicabilidad fáctica de gran parte de lo que se legisla en el país, porque lo que se pretende va en contra de los intereses del paradigma imperante, generando inseguridad jurídica como consecuencia catastrófica pero directa de ello, entre otros muchos efectos negativos, como la impregnación de intereses políticos en el Poder Judicial, entre otros), con múltiples paradigmas que se consideran obsoletos e inoperantes en otras sociedades, aún plenamente activos. El cambio de paradigmas es lento, pero también es imprescindible para que las sociedades sobrevivan. Y España tiene aún un largo y tortuoso camino que recorrer para reclamar siquiera su posición entre los demás países del orbe occidental.

El paradigma de Kuhn convertido en una lucha dialéctica entre modelos es lo que genera las dinámicas en las sociedades humanas. El deseo común es que los paradigmas imperantes sean los mejores que sea posible y que sean buenos para la vida de las personas. En estos momentos miles de paradigmas incompatibles conviven en las sociedades abiertas, pero poco a poco van fusionándose en paradigmas mayoritarios, diseñados, se diría que de forma espontánea, por el bien colectivo. De otra manera, la convivencia de islamistas, cristianos, judíos, ateos y agnósticos en un país sería imposible, como hemos visto por la historia de sangre y fuego de las guerras de religión. Y sólo es un ejemplo.

No puede sobrevivir una sociedad que niega la investigación científica que use embriones humanos porque una minoría impone su paradigma medievalista a la mayoría social. Pero también puede ocurrir que el paradigma sea manipulado y distorsionado por intereses creados y cabildeos. Nadie dijo que esto fuera fácil.

La ilustración, de Wikimedia Commons, es el cuadro de José de Ribera "Un Filósofo" (circa 1630). Está en dominio público.

sábado, 29 de marzo de 2014

Homme Fatale




Cuando movía el guión de mi primera película, Fotos”, por diversas productoras, y entre caras de espanto e incredulidad -la lectura de aquel guión causaba ese tipo de reacciones y yo ya me iba acostumbrando-, un lector sacó a colación en un informe interno el cine del alemán Max Ophüls, que en aquellos años era precisamente uno de mis cineastas “de cabecera”. En la obra finalizada se puede encontrar algún intento de realizar largos planos coreografiados, una de las marcas de Ophüls, como homenaje al maestro, alguien que actualmente permanece condenado al olvido. Hace unos meses he vuelto a visionar su obra, y me he encontrado releyendo su corpus, uno de los más originales y fascinantes de la historia del cine. Por eso me parecía interesante hablar de una de sus películas menos conocidas.

“Atrapados” (“Caught”, Max Ophüls, 1949) fue, creo, la tercera película del director alemán en Hollywood. Es un excelente ejemplo de cine negro que apenas es recordado por los historiadores, en el que una mujer es destruida por un esposo dominante y perverso (tal vez un sosias de Howard Hughes) en una especie de reciclado de la premisa de “Ciudadano Kane” de Orson Welles en cierta clave de género. Es una obra que muestra la lucha de Ophüls por narrar sus películas a su manera en el ambiente de los estudios, y a la vez una película rompedora y a contracorriente en aquellos años, algo que la hace plenamente actual.

Invirtiendo el clásico motivo del cine negro de entonces, ejemplificado en “Laura” (“Laura”, Otto Preminger, 1944), “La mujer del cuadro” (“The woman in the window”, Fritz Lang, 1944), “Perdición” (“Double indemnity”, Billy Wilder, 1944) o “La dama del lago” (“Lady in the lake” Robert Montgomery, 1947), es el personaje masculino el homme fatale que arrastra a la perdición al ingenuo y bienintencionado personaje femenino. Un impresionante y rocoso Robert Ryan convierte a Barbara Bel Geddes -a quien muchos recordarán por su papel en las primeras temporadas de la serie “Dallas”, o por su rol de abnegada novia de un obsesionado James Stewart en “Vértigo” (“Vertigo”, Alfred Hitchcock, 1958)- en un guiñapo, una esclava sin identidad, a pesar de los ímprobos esfuerzos de James Mason, médico enamorado, por rescatarla de la relación sádica que la está destruyendo, y de la que es cómplice masoquista.

Ophüls narra la historia jugando con planos largos y movimientos de dolly, y podemos apreciar en varios momentos del metraje que aquello no debió de gustar demasiado a los ejecutivos de MGM, productora de la película, pues algunas escenas muestran largos planos secuencia con sofisticados movimientos de cámara que son cercenados a medio camino hacia bruscos planos fijos -en algunos casos con extraños saltos de eje: hay un ejemplo que duele, en el que la cámara, con Bel Geddes centrada en el encuadre, bascula ente Mason, a la derecha del cuadro, y Ryan a la izquierda. Se intuye que el movimiento de cámara se mantendrá en vaivén en un arriesgado y fascinante ejercicio que explicita el estado indeciso de Bel Geddes entre los dos hombres que forman el sistema planetario de su vida; entre el orden y el caos, entre la razón y la animalidad, pero el plano es literalmente cercenado hacia un plano general a espaldas del trío en mitad del movimiento-; parecen decisiones ajenas a Ophüls, tomadas por un tercero en la mesa de montaje, y lastran una narración sofisticada y llena de la sabiduría del director alemán para mover la cámara en un ballet con sus personajes, estilo del que hizo su característica y firma personal. Una lástima.

Atrapados” teje una alambicada y psicologizante trama alrededor de la posesión destructiva y la locura, y reflexiona también sobre la corrupción del alma humana sumergida en el capitalismo más salvaje, todo un subtexto para una película creada en plena Guerra Fría. El perverso Smith Ohlrig (Ryan) es una bestia con todos: con su mujer, con su secretario -y aparentemente lo más cercano a su amigo-, y con sus socios o empleados. Si el mundo no hace lo que él quiere, su corazón protesta y le responde con un amago de infarto. Esa actitud infantil, inmadura, egótica y brutal se ve fomentada por la obscena fortuna de la que disfruta, que le permite comprar vidas y seres humanos con sólo un gesto, con un simple susurro, sin que nadie le rechiste.

Ryan hace un papel sobresaliente, cercano a un arquetipo, encarnando a alguien corrompido por una vida consentida, llevado a convertirse en un sádico sin empatía, deshumanizado y cruel. Ante él, Bel Geddes y Mason, blancos, puros, bondadosos y generosos, viven una pasión prohibida. Rodeados de la maldad del todopoderoso marido millonario, no cejan en su ansia de libertad, de escapar de una casa que parece salida del subgénero old haunted house, una Casa Usher que se pudre como su amo.

Al final, la muerte revolotea cruelmente sobre los protagonistas, y la pérdida lleva a la libertad. El malvado Stack no tendrá lo que deseaba y sufrirá un infarto que estará a punto de ser definitivo. En un giro tragicómico, los amantes puros y honestos ganan su camino hacia nuevos pastos, mientras el rico de alma corrompida agoniza, no sin arrastrar todos una víctima inocente.

“Atrapados” es un cuento de terror reciclado en cine negro, en el que el marido celoso se convierte en un monstruo, y donde el que el maltrato centra una relación marital convertida en un juego de sadismo. Es una obra de interesante lectura contemporánea que invierte el juego del género habitual entonces y ahora -parece que hay constantes que perviven- y juega a la metáfora con el capitalismo salvaje y las desastrosas consecuencias que genera en sus víctimas y verdugos. Algo, qué duda cabe, de pura actualidad en estos días aciagos en lo que todo está en venta en nombre de un abstracto incomprensible llamado "deuda pública". 

Sólo nos queda el consuelo de que los malnacidos que han arrastrado al país en que vivimos al caos actual corran el mismo destino que Stack en la película. Algo que, desgraciadamente, es una de las ventajas de la ficción, que no del mundo real.

Este artículo fue publicado en el número 2 del periódico del Festival Internacional de Cine de Gijón, el 16 de noviembre de 2013. Lo he revisado un poco antes de publicarlo aquí.


El póster de Caught está en Wikimedia Commons. Copyright MGM. Se usa bajo supuesto de fair use.

sábado, 22 de marzo de 2014

La negación de lo público



¿No es desconcertante que sean los partidos de derechas los que aboguen de forma radical por la destrucción del Estado? Esa especie de “religión” del Tea Party que tiene como uno de sus mandamientos que lo público es malo (sin que nadie se pregunte por qué, y si eso es mejor que lo otro, cuando la evidencia científica y estadística afirma lo contrario, lo que hace que de nuevo todo esto parezca un asunto de fe) la profesan todos los políticos del partido en el gobierno en España en estos días.

Es desconcertante porque la mayoría de los miembros del gobierno actual profesan la religión católica y pertenecen a algunas de sus sectas más radicales. Y la religión católica tiene entre sus bases el concepto fundamental de familia. Siempre están hablando de la familia, ya sea por boca de las autoridades religiosas, o de ellos mismos. El discurso lo conocemos: El divorcio destruye la familia, el aborto destruye la familia, la educación laica destruye la familia, los gays destruyen la familia... Decidan ustedes el concepto y añadan la cola de que “destruye a la familia”, y tendrán solucionado el argumentario oficial de la derecha española.

Lo asombroso es el desprecio con el que miran a lo público, cuando lo público es exactamente la prolongación de la familia en la sociedad. Porque eso, que no otra cosa, son las prestaciones sociales, las asociaciones locales, los ayuntamientos, los gobiernos autónomos. El Estado es en realidad una prolongación del concepto de protección familiar extendido en el ámbito público, hacia los lugares a los que las familia no llega. Allí donde las personas pudieran estar desamparadas, el Estado prolonga, en una extrapolación perfectamente racional del orden natural heredado por nuestra especie, la obligación tácita que tenemos de protegernos unos a otros, esto es, de ayudar a los núcleos familiares en su tarea básica de desarrollar, alimentar y fomentar el desarrollo de seres humanos felices, solidarios, compasivos, y empáticos.

¿Qué si no es el Estado? ¿Qué si no son las prestaciones sociales, los servicios, la sanidad, la educación? ¿Qué si no la extensión de la familia al frío exterior de las casas?

Esa forma de ver las cosas, de considerar lo público como algo que todos nos hemos dado a todos para que nuestras vidas sean más dignas y vivibles, la metafamilia que la especie humana ha elegido para la protección de los suyos, curiosamente, no la entienden los mayores abogados del concepto familia de puertas adentro de las casas. Niegan a las sociedades el derecho de sustituir a la familia.

Es algo soprendente. Extraño. Y profundamente equivocado.

Pd.: ¿Y para qué? ¿Qué buscan? ¿Más dinero? ¿A qué esa obsesión por el aumento de beneficios a toda costa de la que hablé en un artículo anterior? ¿A qué ese deseo de poner todo lo que funciona en manos privadas? ¿Es que no se dan cuenta de que es insostenible? ¿Qué esperan sacar de Europa? ¿Convertirla en una nueva China, con trabajos miserables y ciudadanos trabajando como bestias por sueldos de miseria? ¿Privatizando todo lo que las sociedades construyeron como entidad pública con el sudor y la sangre de generaciones para que unos pocos se beneficien, empeorando servicios y encareciéndolos? ¿Encareciendo la miseria de los pueblos? ¿Y eso a quién beneficia? Desde luego, no al ciudadano, no a la gente. Cuando un gobierno se dedica a hacer esas gestiones se ha olvidado de para quién trabaja, algo tan simple como para sus electores, no para sus amigos, no para sus compañeros de casta, no para su modelo de vida. Sin embargo, hay una minoría de personas que hemos aupados a puestos de responsabilidad, y que aplican esa su religión incontestable a todo lo que tocan. De verdad, deberían, por el bien de todos, ponerse a pensar de verdad en lo que esperan de sus vidas y de sus actos, amplificados por la capacidad legislativa que se les ha dado. Y si en eso que esperan es lo mismo que esperan los otros, esos millones de personas que contemplan espantadas e incrédulas cómo se dilapida el trabajo de generaciones.

Ppd.: Hoy llegan las Marchas por la Dignidad a Madrid. Un político de derechas las ha comparado con partidos de ultraderecha. Ese señor de dudosa reputación en cualquier país civilizado había sido expulsado de su puesto nada más publicadas sus declaraciones. Ahí sigue.

La imagen, de Wikimedia Commons, "Pyramid of the Capitalist System" ("har löpt ut, bild av kapitalismen ur ett kritiskt perspektiv") 1911, está en dominio público.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.