domingo, 11 de mayo de 2014

El desastre digital en ciernes


Paramount está dejando de estrenar cine en 35mm en las salas cinematográficas de España. Es el primer estudio que lo hace, y probablemente los demás seguirán a esta multtinancional del cine en breve. Es más, si retraso un poco la publicación de este texto, ya todos lo harán.

Creo que estos pasos que se están dando son prematuros y se están tomando en el peor momento posible. No es un problema (sólo) de distribución, sino también de archivo.

Me explicaré.

El estándar digital elegido para proyección de cine, el DCP, está obsoleto y es ya antiguo, amén de suponer un chantaje para los exhibidores: muchas salas de cine equipadas con buenos equipos de proyección en 35mm no tienen el capital para cambiarlos a digitales y probablemente tendrán que cerrar. Por tanto, se está arrastrando a la ruina a muchos empresarios. Para colmo, el Gobierno ha dejado de ayudar a esta “renovación del parque de exhibición”.

Se despoja a los cines de los proyectores de 35mm, cerrando como consecuencia el acceso de los espectadores a las películas realizadas previamente que están disponibles sólo en este formato, quedando restringido el visionado de ese cine a unas pocas salas, controladas por las multinacionales norteamericanas. Los distribuidores independientes y los pequeños exhibidores van a quedar bajo el control y dictado de las multinacionales del cine. Ser independiente va a ser más difícil que nunca. Como es usual, la tecnología que promete "democratización" lo que acaba ofreciendo es el vasallaje al poderoso que la toma como elemento de control y dominio. Lo de siempre.

Cada vez será más difícil proyectar un cine disidente, diferente y minoritario. Y ese tipo de obras son las que hacen avanzar cualquier arte. Cada vez será más difícil acceder a los clásicos en salas de cine, y aquellos son los que forman a los espectadores.

Considero que las decisiones que se están tomando están profundamente equivocadas y son prematuras, pero es que no sólo afectan a una parte del negocio.

Me parece igual de grave lo que ocurrirá en el aspecto del archivo de las obras de cine. Creo que vienen tiempos catastróficos.

El material de 35mm ha demostrado una longevidad, en buenas condiciones de almacenamiento, de más de un siglo. Las filmotecas nacionales, en su mayoría carecen de dinero siquiera para catalogar el material en 35mm (y otros pasos) que poseen en custodia, qué menos su mantenimiento correcto. Así y todo, el material fotoquímico resiste, a pesar de esas negligencias.

Los materiales cinematográficos archivados en discos duros (y los DCP por ende), empero, son mucho más frágiles. Su cuidado exige una política periódica y sistemática de copias de seguridad en nuevos soportes con diferentes problemas de mantenimiento. Se va a imponer a unas instituciones ya incapaces de cumplir sus obligaciones un gasto gigantesco en software y hardware de almacenaniento sujeto a cortos plazos de obsolescencia.

Los soportes magnéticos tradicionales, cuando se almacenan mal, dan graves problemas. Tuve una experiencia personal sobre este asunto: en el Cabildo de Gran Canaria decenas de cintas del formato U-Matic que se almacenaban con documentos videográficos de los años 70 y 80 y se intentaron recuperar para un festival que dirigí hace un par de años; pues se desintegraban bajo los cabezales de lectura de los magnetoscopios. Ya no era posible copiarlas ni visionarlas. Se habían perdido. Y hablamos de un soporte con fama de resistente y duradero, pero que ha sido almacenado con abandono y desinterés. ¿Qué pasará dentro de 20 ó 30 años con los discos duros y las memorias sólidas que van a empezar a usarse para el archivo de largometrajes y obras audiovisuales a partir de ahora?

Actualmente casi todas las restauraciones juiciosas de películas antiguas contemplan la filmación del material restaurado en resolución 4K sobre negativo de 35mm para su preservación futura, al ser el celuloide el único soporte con garantía de almacenamiento probada. Esto lo está haciendo la industria norteamericana sistemáticamente. En España ni se sueña en esa política, que podría (y debería) estar respaldada por el Estado.

Ello hace temer una catátrofe en términos de archivo y conservación del cine digital como memoria histórica para las generaciones futuras. Es probable que la mayoría de ese cine esté irremisiblemente perdido en un plazo de tiempo relativamente corto. Seguramente en menos de treinta años.

La catástrofe cultural que ello implica es aún inimaginable, pues también afectará a las gentes en sus archivos digitales privados; aquellos en los que guardan sus recuerdos del pasado. Es probabe que estas generaciones carezcan en breve de memoria de su pasado inmediato, al haberse perdido irremisiblemente en las herencias, o con el simple paso del tiempo, los archivos digitales de sus antepasados, que fueron engañados por campañas de marketing que les decían que sus fotos digitales eran para siempre.

Es lastimoso ver cómo las soluciones eficientes y sobradamente probadas se abandonan en pro de una incierta tecnología con plazos de obsolescencia ultrarápidos y que nadie ha probado en el largo plazo. La historia de la humanidad es un experimento diario, pues nadie sabe qué pasará mañana, pero ya deberíamos de haber aprendido que las soluciones que funcionan no deberían de ser cambiadas por otras a no ser que estuviera realmente clara la ganancia del cambio.

El viejo “si funciona, no lo toques”. Máxima que cualquier ingeniero con dos dedos de frente usa como divisa vital en su trabajo.


La foto que abre este artículo es de un rollo de película de 16mm. Está bajo licencia Creative Commons Atribution Share-Alike 3.0 unported. El autor es Ellgaar Holger. La encontré en Wikimedia Commons.

La foto de arriba es un fotograma de "Max wants a Divorce" (1921), realizada por Max Linder para la productora norteamericana Essanay. Muestra el efecto vinagre destruyendo la capa emulsionada de la película, y proviene de un escaneado realizado por la Biblioteca del Congreso para mi documental "The Mystery of the King of Kinema". Para ese documental hemos manejado películas en formato estrecho con más de 90 años de edad que se mantienen en perfecto estado de conservación. Imaginen un disco duro de 90 años y comprenderán parte del problema.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.