Entre las muchas cosas buenas que van a
traer los nuevos gobiernos municipales que están a punto de nacer,
los autonómicos que vendrán (más Cabildos y Diputaciones) y, posiblemente, el nacional que
llegará a finales de año, estará la necesidad de pactar, de
construir mayorías formadas por minorías sumadas, de encontrar puntos de
acuerdo, de negociar.
Si algo lamento de nuestra enrarecida
política es ese estado actual de enfrentamiento constante, de “o eres de
los míos o estás contra mi”, que lo impregna todo. Esa política
errada que lleva al desprecio del otro, al miedo del otro, y a cosas
mucho peores (y nuestra historia ahí está para corroborarlo), está por todas partes: en las tertulias, en las líneas
editoriales, en la columnas de opinión. Esa forma de hacer las cosas
es, me temo, destructiva, peligrosa y poco inteligente.
Entre las muchas cosas que envidio de
una parte del sistema educativo de Estados Unidos son sus clases y concursos de
debate. Los niños y adolescentes se ven obligados desde el principio
a debatir con otros, a contrastar sus ideas e, inmediatamente, a
tomar la posición opuesta a la que tenían anteriormente para
defenderla con igual eficiencia. Esa cultura del debate acaba con
cosas tan feas como las falacias dialécticas, en las que se pierden
casi todos los debates televisados en España desde hace años, en
los que nunca sale una idea decente, un concepto nuevo o algo en lo
que merezca la pena detenerse a pensar. Son como rings de boxeo en
los que no se respeta el turno de palabra, no se escucha, donde la
empatía brilla por su ausencia. El peor modelo posible para
cualquier sociedad.
Precisamente porque vivimos en un país
de frentes, ahora, la obligación de encontrar pactos, de crear
gobiernos formados por varias fuerzas de ideologías no
necesariamente cercanas, va a ser algo muy sano. Los grupos tendrán
que encontrar áreas de acuerdo y bajar al mínimo común
denominador para empezar a construir a partir de ahí, pero con unos
buenos cimientos, nunca contra nadie, siempre con alguien. Estos
pactos llevarán a que las mayorías absolutas de verdad, las del voto
ciudadano, en ocasiones contradictorias -claro que sí, porque así
somos- deban de entenderse para seguir adelante. Todo lo contrario a
la actualidad, con un gobierno incapaz de comprender que trabaja para
todos. Tal vez sea este el peor gobierno que ha pisado áreas de poder en
España desde que existe la democracia. Y precisamente, o acaso tal
vez a causa de, haber sido laureado por una Mayoría Absoluta
parlamentaria.
No será fácil; estamos acostumbrados
en este país a ir contra los demás, nunca de la mano. Pero la
recompensa es tan poderosa, cambiarán tantas cosas, que todos
ganaremos. Es probable que estemos viviendo el momento más
importante de la historia de España desde la Transición, o más
bien, el momento en el que la Transición termina, como la heliopausa, la zona del espacio en la que se encuentran desde hace unos años las legendarias naves Voyager, para entrar en otro
territorio. España está a punto de entrar en su propia heliopausa.
La heliopausa es aquella zona del espacio alrededor de nuestro Sistema Solar en la que la influencia de nuestro Sol, especialmente el llamado "viento solar" (corrientes de partículas emitidas por nuestra estrella) pierde fuerza y se mezcla con los "vientos solares" de otras estrellas, de modo que sería una especie de frontera entre el Sistema Solar y el espacio interestelar. Está a unos 15.000 millones de kilómetros del Sol, y las sondas Voyager, dos objetos maravillosos creados por la inventiva humana, que llevan funcionando sin parar desde 1977, estos días recorren sus límites. Perdonad la digresión, pero las Voyager me apasionan (1).
Volviendo a la Tierra, para un país como el nuestro, tan poco acostumbrado al sanísimo ejercicio de ponerse en el
lugar del otro, de intentar comprender las posiciones de nuestros semejantes, todo esto va a ser terra incógnita... Pero merece la pena. O
trabajamos juntos, o nos escuchamos unos a otros, o no seremos.
(1) En justicia, dos sondas lanzadas antes, las Pioneer X y XI, iban detrás de las Voyager en ese camino por la heliopausa pero desde hace años ya no son funcionales, y la sonda New Horizons, lanzada en 2006, que se prevé visite Plutón pronto y algunos objetos del Cinturón de Kuiper, va detrás. Un día contaré aquí mi modestísima contribución a esa fascinante misión, gracias a la "ciencia ciudadana" que permite internet.