La luna, nuestro único satélite, es
una visión que ha inspirado a la humanidad y nos ha llevado a
hacernos preguntas sobre lo que nos rodea desde el principio de los
tiempos. Si algo que todo ser humano sobre la tierra ha hecho a lo
largo de su vida en algún momento, es mirar a la luna alguna noche,
especialmente cuando está llena. Puede ser una de las pocas cosas
que todo ejemplar de nuestra especie ha hecho, casi sin excepciones.
Todos hemos mirado a ese astro que parece mirarnos.
Es probable, incluso que, de no
existir, y de haber aparecido la raza humana sobre el planeta, no
hubiéramos avanzado tanto en astronomía desde las primeras
civilizaciones. Calcular sus movimientos y sus fases era ya una
maestría conocida hace cuatro mil años, en las primeras
civilizaciones.
Sin embargo, la luna no aparece siempre
igual. Pasa por varias fases cada mes, y además, su tamaño parece
cambiar dependiendo de lo alta que esté sobre el horizonte.
La “ilusión lunar” ocurre cuando
la luna está baja, pegada al horizonte. Entonces, la vemos más
grande. El fenómeno se produce con otros objetos cósmicos a ras de
horizonte, como el sol o las constelaciones, según han probado
varios experimentos. En el caso de la luna, al parecer, aparece (en
términos angulares) 1,5 a 2 veces más grande a ras de horizonte, que ya
elevada sobre él.
Según las evidencias, este no es un
fenómeno físico, sino perceptivo. Y varias teorías se ocupan de
explicarlo, pero ninguna ha sido aceptada por unanimidad (el asunto sigue siendo objeto de controversia). En la
entrada en Wikipedia -especialmente la de la Wikipedia en inglés- se
explican varias. Muy interesante es el experimento que, usando un
objeto circular del tamaño proporcional de la luna llena para
eclipsarla ante los ojos del observador, demuestra que el tamaño de
esta es el mismo, esté en el cenit o en el horizonte, lo que
demuestra que es un asunto no físico (un fenómeno óptico
relacionado con la refracción de los rayos de luz al atravesar más
capas de atmósfera cuando el objeto está más cerca de la línea
del horizonte), sino de la percepción humana.
Creo que se trata de un caso de
apofenia; así se ha denominado a la terquedad con la que nuestro
cerebro intenta dar un orden a ciertos datos perceptivos que no lo
tienen. La pareidolia, que nos hace ver caras en las nubes, en las
baldosas, en una tostada, o en la misma superficie de la luna, es un
tipo de apofenia. Son peculiaridades de la percepción humana que
parecen tener un origen evolutivo y que nos muestran que el cerebro
humano siempre intenta dar sentido a lo que percibe, cometiendo
errores en ese empeño inconsciente.
La ilusión lunar podría ser un
ejemplo más de este tipo de fenómeno perceptivo. El origen de la
apofenia proviene de nuestros antepasados y podría ser genético;
necesitamos encontrar depredadores sigilosos tras la maleza, o
enemigos ocultos en la noche. Puede ser una elaboración de los datos
común con otros animales, y sería interesante diseñar experimentos
que lo prueben.
La ilusión lunar sería otro de esos
fenómenos de percepción creados por la evolución. Un depredador en
la lejanía debe de ser visto mejor y con más claridad, es un asunto
de vida o muerte. Si se recorta en el horizonte deberíamos de poder
tener acceso a mayor información sobre él, o estar más alerta.
Puede que se trate de una especie de “zoom perceptivo” nacido de
la visión de objetos/animales/personas potencialmente peligrosos en
la lejanía. También sería interesante poder diseñar experimentos
que confirmaran o desmintieran esta propuesta.
Es un hecho que nuestros ojos funcionan
focalizando en un punto la luz. En realidad sólo vemos muy bien las
cosas en una zona muy pequeña de la retina, donde está la mayor
concentración de células perceptivas de la imagen. Por eso movemos
los ojos, para acomodar en ese área la imagen objeto de nuestra
atención. El resto es periférico, y así se percibe. La
necesidad de “acercar” lo lejano está en el centro de esa forma
de percibir el mundo, y más aún cuando es el horizonte el que se
nos aparece, lejano y plano. Es el límite del orbe, y si algo surge
por él, amenaza o amigo, debe de ser perceptible de la mejor manera
posible, debe de aparecernos más cercano, facilitando nuestras
posibilidades de huida, de ser necesario.
Un experimento para intentar aproximar
esto podría ser intentar comprobar si las personas ven mejor los
objetos que ofrecen para los tests de visión los oftalmólogos
cuando los ponemos sobre un “horizonte artificial”. Con una
cartulina de color o negra bastaría.
He hecho el experimento sobre mi mismo
utilizando los iconos de Open Office, el programa con el que escribo
esto, para la alineación de párrafos. Soy miope/hipermétrope con
cierta presbicia y uso gafas para las dos primeras afecciones. Sin
quitármelas, colocando un “horizonte” bajo los iconos (una hoja
de papel), creo apreciar una leve mejora en la calidad de la
percepción de la separación de las rayas horizontales. Lo veo con
la visión corregida por las lentes y puedo apreciar la mejora. Puede
estar todo esto condicionado por mi deseo de ver mejor “con
horizonte”, y el hecho de que por ejemplo la hoja que uso de
horizonte artificial robe luz a la pantalla del ordenador puede
influir en todo ello. He probado (el propio interface de Open Office
tiene líneas horizontales cercanas a esos iconos) con un texto (la
palabra “test”) en Times New Roman cuerpo 9, 7 y 6, con y sin
subrayar en la pantalla en una página en blanco al tamaño de la
página suministrado por defecto por el programa. Mi ordenador tiene
una pantalla pequeña. Y especialmente en cuerpo 7 creo percibir una
“mejoría” en la palabra subrayada. La “veo” mejor. De nuevo
puede estar todo condicionado y además Open Office no da facilidades
para escribir una línea; esta queda separada un espacio fijo del
texto. También he probado con el programa de dibujo de Open Office,
usando la misma palabra y luego cuatro líneas horizontales; en este
programa puedo separar la línea de horizonte del objeto con mayor
precisión. Creo que se produce algún efecto. Me parece interesante
probar por ahí. Pero lo que puedo descartar es que se aumente el
tamaño relativo de un dibujo por dibujarle una línea de horizonte.
El cerebro “sabe” que está viendo la luna en el horizonte de
forma perceptiva, y sabe diferenciar lo que hace con esa luna y ese
horizonte reales y los que se pueden ver en una fotografía, por
ejemplo, donde no se produce ese fenómeno perceptivo.
Si algún lector interesado conoce a un
oculista podría organizarse una batería de pruebas, sobre todo que
permitan averiguar si el sujeto percibe los objetos cercanos a la
línea de horizonte artificial más grandes o no, en qué proporción,
utilizando “objetos en el horizonte” que podrían influir en la
percepción del tamaño relativo y, claro, si se mejora la visión
subjetiva de los mismos, que sería mi tesis. Abajo está el
experimento por si quiere alguien aplicárselo a sí mismo.
De todas formas ¿pasa lo mismo si observamos un horizonte real que si observamos un "horizonte sintético" hecho para un experimento como el planteado? ¿tenemos la misma percepción si vemos una foto de la luna en el horizonte que si la miramos en el mundo real? No lo sé. Seguramente existirá algún estudio al respecto.
En cualquier caso, mi propuesta es que
el mismo mecanismo que genera la apofenia es el responsable de la
“ilusión lunar”.
Addenda
Trazando que el tamaño relativo de la
luna cerca del horizonte es un fenómeno perceptivo causado por el
mismo mecanismo que la apofenia, creo que con el pequeño experimento
que he trazado he descartado que el mecanismo funcione siempre que se
use un horizonte y un objeto artificiales. Ha de ser una línea de
horizonte real, y la luna, el sol, u otro objeto cósmico. Podríamos
delimitar si tiene que ver en este error perceptivo la visión
estereoscópica. Ese sería otro asunto de estudio.
Hay un efecto que parece estar relacionado, la "Ilusión de Ebinghaus", que sin embargo no explica el gran cambio de tamaño informado cuando la luna está cerca del horizonte. Ya indiqué más arriba que se informa de un tamaño entre el doble y 1,5 veces el tamaño normal de la luna cuando ésta está en e horizonte.
Hay un efecto que parece estar relacionado, la "Ilusión de Ebinghaus", que sin embargo no explica el gran cambio de tamaño informado cuando la luna está cerca del horizonte. Ya indiqué más arriba que se informa de un tamaño entre el doble y 1,5 veces el tamaño normal de la luna cuando ésta está en e horizonte.
Pero ¿podemos calcular la distorsión
percibida? ¿Es ésta constante, o disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte? Si disminuye ¿En qué proporción lo hace en función de la altura de la luna?
Partiendo de la hipótesis de que la ilusión disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte, podemos aproximar en qué medida. Imaginemos que tenemos media luna a ras del horizonte. Desde su centro podemos trazar una línea que se puede elevar una distancia Delta hasta el punto en la que la luna aparece percibida con su tamaño correcto. Asumiendo que la percepción afecta al tamaño de la luna, tendremos un nuevo radio, r, mayor que el real, en toda altura d respecto del horizonte menor que Delta, pues en Delta no hay distorsión. Entonces se puede aproximar una línea que va de Delta al radio máximo, que sería aquel en el que la luna tiene la mitad de su circunferencia sobre el horizonte. De ser esta una línea recta tendríamos un triángulo de catetos d y r, e hipotenusa sqrt(d^2+r^2). Así, si la relación de crecimiento del radio lunar r fuera lineal respecto a d, podríamos despejarla del Teorema de Pitágoras. Esto nos daría un nuevo radio en función de la posición lunar d, respecto a Delta. Pero pudiera ser que la distorsión no se comportara como una recta; ¿sería entonces una cónica? En cualquier caso, se debería poder averiguar experimentalmente qué línea aproximaría mejor la distorsión perceptiva y se podría obtener una relación matemática que nos permitiera calcular el radio distorsionado r en función de la distancia d de la luna respecto a Delta, sabiendo que en d=Delta no habría distorsión.
Partiendo de la hipótesis de que la ilusión disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte, podemos aproximar en qué medida. Imaginemos que tenemos media luna a ras del horizonte. Desde su centro podemos trazar una línea que se puede elevar una distancia Delta hasta el punto en la que la luna aparece percibida con su tamaño correcto. Asumiendo que la percepción afecta al tamaño de la luna, tendremos un nuevo radio, r, mayor que el real, en toda altura d respecto del horizonte menor que Delta, pues en Delta no hay distorsión. Entonces se puede aproximar una línea que va de Delta al radio máximo, que sería aquel en el que la luna tiene la mitad de su circunferencia sobre el horizonte. De ser esta una línea recta tendríamos un triángulo de catetos d y r, e hipotenusa sqrt(d^2+r^2). Así, si la relación de crecimiento del radio lunar r fuera lineal respecto a d, podríamos despejarla del Teorema de Pitágoras. Esto nos daría un nuevo radio en función de la posición lunar d, respecto a Delta. Pero pudiera ser que la distorsión no se comportara como una recta; ¿sería entonces una cónica? En cualquier caso, se debería poder averiguar experimentalmente qué línea aproximaría mejor la distorsión perceptiva y se podría obtener una relación matemática que nos permitiera calcular el radio distorsionado r en función de la distancia d de la luna respecto a Delta, sabiendo que en d=Delta no habría distorsión.
El atribuir la ausencia de distorsión
a la posición de la Luna en el punto Delta, también tiene sus
acotaciones. Parece que la Luna aparece como más pequeña de lo que es
cuando está en el cénit, que podría bien ser nuestro punto Delta. En ese
caso, habría que estudiar el fenómeno perceptivo de encogimiento,
existiendo un punto intermedio entre el horizonte y Delta en el que
el tamaño percibido es el más cercano al real. Estaríamos entonces
en un esquema de dos triángulos rectángulos enfrentados en ese punto.
La foto la tomé de Wikipedia
Commons. Es una salida de Tierra, tomada desde el Apolo VIII, cuando
estaba terminando su órbita lunar. Está, como gran parte de las
imágenes de la NASA, en dominio público. Los apuntes los hice pensando la Addenda, viendo una película, "Winchester 73" de Anthony Mann en TCM.