Manuela Carmena ha conseguido que un
montón de familias conserven sus casas de protección oficial que la
anterior alcaldesa, Ana Botella, había vendido a un fondo buitre que
les iba a desahuciar.
El hecho de vender vivienda pública
protegida en el país con menos viviendas de ese tipo de toda Europa
(1,1% frente al 32% de Holanda) a una empresa privada, y además con un compromiso expreso de encargarse de expulsar a los inquilinos si es
necesario (privándoles de un derecho amparado por la Constitución y por la Declaración Universal de los Derechos Humanos), no me lo explico. No lo entiendo. Tu ayuntamiento va y un buen día se
convierte en la mafia, y te echa de tu propia casa, que hasta ahora has pagado religiosamente. Cumples tus compromisos ciudadanos, y como recompensa, se te echa a la calle.
Es un acto de maldad,
simple y llano.
Maldad. Vileza. Crueldad. Un acto
repulsivo.
¿Por qué?
¿Para qué?
El cuadro que incluyo en este artículo, lo pintó Everett Shinn en 1904. Está en Wikimedia Commons bajo Dominio Público. Se titula "Eviction" ("Desahucio").
La probabilidad de
morir en un atentado terrorista es hoy en día de 1 contra 9,3
millones.
Es más probable que te toque la primitiva o que se
estrelle un asteroide llegado de espacio exterior sobre ti. No es broma.
Hay 8 veces más
probabilidades que te mate un policía, ó 1048 veces más
probabilidades de que mueras en un accidente de tráfico, ó 6 veces más
probabilidades de que te mate el calor veraniego, u 8 que mueras en la cama
asfixiado, todas esas cosas son mucho más posibles estadísticamente que el hecho de que puedas perecer en un atentado.
Si fumas, morirás a
causa del tabaco con entre un 50% y un 60% de posibilidades (tira una
moneda al aire, elige cara o cruz; esa es la probabilidad de que el tabaco acabe
contigo: una de cada dos). Sin embargo, la paranoia terrorista, esa infinitesimal
probabilidad de 1 contra 9.300.000, nos mantiene en un estado de
miedo perpetuo completamente irracional.
Hace unos días fui a
la T4 del Aeropuerto de Barajas, y me encontré con varios soldados patrullando con armas
automáticas. Y por primera vez en las décadas que llevo volando
sistemáticamente, me registraron la mochila. Todo ello obedece a ese
estado de miedo que no sé bien a qué obedece (en Madrid no es raro ver a policías armados en las zonas "sensibles"), si a mostrar los
dientes ante un (improbable) terrorista suicida, o acaso a asustar un poco
más a una población europea que parece que no tiene suficiente con
el miedo de la esquizoide política de recortes sociales a la que la
Troika nos somete con crueldad mafiosa. En resumen, una aplicación de libro de la llamada doctrina del shock.
En la T4 tienen un
pequeño panel en el que puedes apretar unas teclitas (caritas
sonrientes si estás feliz, y enfadadas si no tanto) para valorar
cómo te han atendido en el control de seguridad. Por sistema, pase
lo que pase, aprieto siempre la carita disgustada. Es un acto pueril,
inútil, en un sistema ciego y sordo que se rodea de estúpidas
soluciones de relaciones públicas como esa para no escuchar a una
población cada día más ahogada, en unos aeropuertos que se han
convertido en zocos y en unos tiempos en los que volar se ha vuelto
intolerablemente caro, para beneficio de un par de líneas aéreas
agonizantes, pero es mi pequeña satisfacción.
Cuando pasas por los
controles y compruebas el carísimo aparataje utilizado, y el ingente número de trabajadores de seguridad privada subcontratados, empiezas a comprender a
quién beneficia lo que no es sino un teatro. Porque los aeropuertos
son seguros, no por esas medidas incómodas y vejatorias en las que
puedes ser cacheado “porque sí”, sino porque el terrorismo es
improbable, y así lo dice la evidencia científica.
Porque al final,
todo es un paripé. Una comedia que beneficia a un puñado de selectas
empresas de seguridad privada, a fabricantes de aparataje de rayos
equis, detectores de metales, analizadores químicos y demás
trastos. Y claro, desde que el sistema prohibe meter líquidos en los
aeropuertos, a las carísimas tiendas duty free de los
aeropuertos, que te fuerzan a comprar sus productos quieras o no a
precio de oro, mientras vives en una ilusión de seguridad dentro del
castillo feudal aeroportuario.
Una cosa importante para terminar: sabed que el peor suceso, con
pérdida de vidas humanas (excluyo los accidentes aéreos), ocurrido
en un aeropuerto en Europa fue el año 2004 en el Roissy - Charles de Gaulle,
en la entonces nueva terminal del Aeropuerto parisiense. El edificio se derrumbó, matando
a cinco viajeros. Pero no fue a causa del terrorismo. Fue la empresa
constructora, que usó materiales de baja calidad para ganar más
dinero, y la terminal se convirtió en ruinas a los pocos meses de su
inauguración.
Es a la ambición
humana y a sus estúpidos retoños putativos a los que hemos de
temer, no a algo tan improbable como el terrorismo.
Pero a ver quién le
explica eso a todo un sistema que vive precisamente de eso, del
miedo.
La foto la tomé el pasado 22 de mayo a las 6:35 de la mañana, en la T4.
En agosto Tyrannosaurus Books editará ILLWORLD, un comic postapocalíptico que ha dibujado Francisco de la Fuente, un ilustrador portentoso. Espero que os guste.
Os mantendremos informados en cuanto salga, y podréis encontrarlo en librerías especializadas, FNAC, El Corte Inglés, etc.
Este es el penúltimo plano de "Lluvia Negra". Una catedral del cine dirigida por Shoei Imamura de la que ya he hablado, pero que se te queda clavada. Una película sabia que me ha llenado de espanto. Como espectador sé que hay un cine del horror, como el casi suicida "Saló" de Pasolini, o el exhibicionista pero apreciable de Gaspar Noé en "Irreversible". Pero el espanto sólo lo saben transcribir los grandes. Gente en estado de gracia. Imamura en "Lluvia Negra" está en esa situación, como ocurre en otra obra enorme del mismo director, "La Balada de Narayama", que en palabras de una persona cercana que la pudo ver por primera vez recientemente, tan sólo encierra un acto de amor final que destella tras un desfile de espanto.
Volviendo a "Lluvia Negra", pocas películas te pueden llenar de tanto horror como esa historia sencilla, en dos tiempos, protagonizada por los los herederos de la guerra, los que se quedan y mueren años, décadas después del desastre bélico. Las pruebas vivas de que las guerras y sus heridas marcan a los pueblos durante siglos. Pero de eso ya he hablado.
Comento todo esto porque he leído hace poco los "Cuadernos Ucranianos" de Igort, en una preciosa edición de Sins entido. Plasmar en un tebeo el espanto se hace más difícil que en el cine, pues como lector puedes evitar la mirada, puedes decidir no entrar al juego planteado. La historia reciente de Ucrania que relata el autor es una crónica del espanto más crudo y destripado. No sé lo que pensarán los ucranianos de ese relato contado a través de las voces de un puñado de testigos y convertido en una historieta que te conmociona y te golpea, cosa que hacen sólo las grandes obras, como decía más arriba.
Poco más puedo decir de este precioso y sobrecogedor recorrido pictórico por la vida de un pueblo que define el término "sufrimiento"; reducido a la animalidad más atroz por un grupo de sátrapas asquerosos y los avatares históricos que trajeron de la mano, y la imprescindible contribución de lo que podríamos llamar "jodida mala suerte", que todo contribuye. Leedlo, es una obra sabia. De las que hacen daño. Y, por tanto, de las que hacen falta.
En un post anterior recordaba que Imamura cuenta en el último plano de "Lluvia negra" una mentira piadosa, la de un hombre desesperado que intenta consolarse ante la crudeza de asistir al derrumbamiento de todo lo que le rodea, viendo cómo la historia de un amor inocente y puro de la que es testigo, entre una joven envenenada por la radiación y un loco que ha convertido la herida mortal de la guerra en delirio, terminará con la muerte inexorable. La mirada desesperada de una víctima que espera su destino, pero que se lo niega mediante el pensamiento mágico. Un ser humano desesperado dándose una caricia mental ante lo inevitable.
"Cuadernos Ucranianos" tiene ese hálito grandioso, que hace más llevadero, y de paso más duro, el espanto.
Eso que la humanidad sigue sintiendo cuando asiste a las tragedias indescriptibles por las que han pasado sus semejantes, pero que, maldita sea, los humanos se empeñan en seguir causando.
Las obras del espanto al final te dan un poco de esperanza. En la especie, en el futuro, en lo que sea. De lo contrario, no podríamos vivir, y el arte no sería arte, sino simple reproducción del horror.
La esperanza, al final, es lo único que nos queda. Es nuestra caricia mental ante un mundo que nosotros mismos hemos hecho así.
Las obras del espanto duelen. Por eso debemos apreciarlas. Por eso las necesitamos. Porque nos ayudan, aunque parezca una paradoja, a vivir. La imagen la capturé del DVD de Lluvia Negra, y la portada de Cuadernos Ucranianos la he encontrado en la web de la editorial Sins entido. Hago uso de ellas acogiéndome al derecho de cita.
Mi novela "Los que sueñan" ha sido agraciada con el Premio Minotauro 2015. Acaba de salir una nota de prensa de la editorial, que pongo a continuación. Os seguiré informando.
Ayer Jeroen Dijsselbloem se ufanaba al presentarse como candidato a la reelección del presidente del eurogrupo, que obtuvo (derrotando por cierto a Luis de Guindos). Lo hacía como si no hubiera pasado nada. Arrasar Grecia con unas medidas repugnantes y crueles por pura ideología no era parte de su análisis, claro. Le respondí como tantos ciudadanos. Me pareció impresentable su actitud.
Ya me he desgañitado antes lo suficiente respecto a cómo se están tomando las peores decisiones de las disponibles en el espacio de decisión sobre Grecia así que no os aburriré mas.
Pero mis temores se han visto confirmados. Europa pagará lo que ha hecho este fin de semana condenando a Grecia a pagar una deuda impagable con medidas neoliberales intolerables para cualquier país soberano. Pero el caso era acabar con Syriza. Nada mas importaba. Si se convierte a Grecia en un protectorado de la troika, pues a ello.
Grecia no lo resistirá. Implosionará en unos meses. Y la gente está sufriendo y muriendo allí por estas decisiones que se me antojan repugnantes. Luego vendrá una crisis de deuda entre nosotros, los países más comprometidos: España, Portugal, Irlanda, Italia, Francia. Y si nadie lo remedia, con China explotando, la Unión Europea será agua de borrajas. Gracias a estos incompetentes. Han perdido la oportunidad histórica de crear una Europa de los ciudadanos.
Si esto lo ve un mindundi como yo en un paisito del Sur ¿cómo es que estos tipos no lo ven? Amigos, la ideología es el mejor autoengaño.
Repugnante es poco. Nos han condenado. Cuesta expresar con palabras los aciagos días que estamos viviendo. Los más tristes de la historia reciente del continente.
Hace un año más o menos lo comenté aquí. Y ahora la burbuja china ha estallado y sólo está conteniendo el maremoto el intervencionismo gubernamental, pero los maremotos no se pueden parar. Justo en el peor momento posible, con Europa jugando a un suicida juego de tronos con Grecia que puede acabar con nuestra economía, ocurre esto. Y seguimos en manos de incompetentes, ambiciosos y cobardes. Puede que la tormenta perfecta esté a punto de abatirse sobre nosotros. China es el principal inversor mundial, tiene billones en créditos, es el segundo país del mundo en PIB, y su población es el 20% de la humanidad. Y sus finanzas se están derrumbando ahora mismo.
Recuerdo leer un artículo sobre el asunto Subprime en 2007 en un vuelo Newark-Madrid, que nunca olvidaré por el escalofrío que sentí. Esperaba que la prensa española se hiciera eco de inmediato de aquel desastre al día siguiente, pero los kioskos no dijeron nada, ni las webs, ni al otro día, ni al siguiente mes...
Fue en 2008 cuando se empezó a hablar de las Subprimes tímidamente en nuestros periódicos, tan serviles ellos, como algo ajeno, cosa de los americanos, esos locos especuladores; y ya era demasiado tarde, no había más remedio que dejarse arrastrar por la marea que cruzaba el Atlántico. Vino luego 2011, el estallido de la burbuja inmobiliaria (hija de la Subprime) y la de las Cajas, luego el rescate, y ahora las consecuencias de la dictadura de la Troika. Hubo tiempo de parar todo aquello. Pero nadie quiso mirar al problema.
De nuevo hay casi completo silencio en la prensa nacional respecto a China (bueno, si llegamos a modificar nuestra aplicación de la Justicia Universal por ellos, supongo que este mirar cómplice a otro lado tendrá análoga recompensa), y otra vez, nuestros políticos en el Gobierno prefieren callar y mirar hacia Grecia, a ver si hay suerte y derrocan a Tsipras, y a su vez, por efecto dominó, él se lleva por delante a Podemos en su caída. Y China mejor no la tocamos, total, ya se arreglará. De nuevo nadie está haciendo nada y otra vez quienes deberían de estar poniendo diques ya, están a otra cosa.
Pasó en 2008. Volverá a pasar, este año o el que viene.
Y esta vez vamos a ser arrasados por la que podría ser la peor crisis financiera de la historia.
Espero de verdad que no. Es el peor momento posible.
Pero nadie parece (querer) darse cuenta de lo que nos viene.
La bandera de la República Popular China está en Wikimedia Commons en dominio público.
Lo vemos mucho en las
webs de periódicos, pero casi ni le damos importancia ya. Son los
hostiles banners publicitarios, que abren anuncios sin que podamos evitarlo, de forma automática, nada más entrar en el sitio de
internet de tantos medios de noticias. O que a poco que te descuides
y pases el cursor por encima de ellos te llevan a otra página de
publicidad, o te abren un enorme cartel que te impide la lectura. O como en el de la imagen, que hacen varias cosas, te meten animaciones sobre la web que quieres leer, y además la encapsulan, como si toda la página web estuviera sumergida en un anuncio.
Todo esto está
convirtiendo la experiencia de leer periódicos online y visitar websites similares en una
tortura. Es como un bazar virtual en el que todo el mundo grita,
creando una cacofonía que empeora tu visita online como
modesto lector que sólo quiere mantenerse informado.
Este estado de cosas
tan feo ocurre, como siempre, porque no está regulado el asunto.
Parece que, o se crean normas, o el respeto más elemental a aquello
que hace años llamábamos netiqueta (una especie de manual
de comportamiento adecuado y buenas costumbres en internet) desaparece. No sé si los diseñadores de esos banners, y sobre
todo los regentes de las marcas que se anuncian, son conscientes de
la hostilidad que esos anuncios despiertan en los ciudadanos, ni parece que nadie se vaya a atrever a hacer un estudio al respecto (estarían
atentando contra la gran mentira publicitaria, es decir, contra sus
propios intereses), pero al final no creo que sea bueno para la
imagen de cualquier marca desencadenar reacciones hostiles (como las
que veo en mi mismo cuando me encuentro con estos modos) a cambio de unos miserables hits de visitas que ocurren por
puro error, porque tu dedo pasó por donde no debía, o porque hiciste click sin darte cuenta en un margen de una web.
En fin, este ruido sólo nos habla de desesperación; la
de unos medios que no logran monetizar sus servicios, y la de
unos publicistas que se ven incapaces de sostener las visitas que les
exigen sus clientes. Vivimos tiempos aciagos para la prensa, con casos de servilismo a "líneas editoriales" y bandazos ideológicos realmente preocupantes, que están arrasando con el prestigio de las principales cabeceras españolas. El asunto de los banners hostiles es otro síntoma del caos. El periodismo se ha convertido en un arma de propaganda, y los medios en brazos ideológicos disponibles para el mejor postor. Mala cosa para unos tiempos en los que la ciudadanía debe estar mejor informada que nunca.
Pues a lo mejor
si os paráis todos a pensar, queridos anunciantes, creativos y regidores de esas webs que admitís el cambalache, la respuesta a todo eso no está en
hacer las vidas de los visitantes a vuestras webs más miserables,
sino en que usáis un modelo equivocado, que tal vez habría que cambiar.
La captura es de la web de El País de hoy. La uso acogiéndome al derecho de cita.
De vez en cuando, cuando me llaman para dar alguna charla sobre escritura de guiones, a la gente le encanta que les líe con asuntos como el "texto y el subtexto", que viene a ser lo que se dice con palabras en una determinada obra, y lo que se quiere decir en realidad. El autor de una obra literaria o audiovisual puede jugar conscientemente a ese juego, o hacerlo sin darse cuenta. La interpretación del subtexto puede quedar, además, abierta al albur del espectador o lector, enriqueciendo la experiencia transmitida por la obra.
Me encontré con dos ejemplos hace unos meses, quería juntarlos en un artículo cuando pudiera, y aquí los pongo. El problema es que las personas que hablan no son conscientes del subtexto que están transmitiendo. Estamos en dos casos de gente que se define a sí misma sin darse cuenta de ello.
El segundo ya lo usé en otra entrada del blog, pero son dos ejemplos tan palmarios del Principio de Peter, del nivel de máxima incompetencia tan graves (y lo peor de todo, el hecho de que las dos personas que los han proferido estén en los dos puestos políticos más importantes del país SIN QUE PASE NADA DE NADA), que no me resisto a hacer este artículo de una vez.
Llamadlo hastío, rabia, o pura frustración. Habréis acertado en todo.
PRIMERO Soraya Sáenz de Santamaría. Entrevista en la COPE. 8 de enero de 2015 (sólo audio, que he editado usando Audacity y montado en iMovie; sólo lo he extraído, sin hacer cortes, de la entrevista completa, que se puede consultar aquí)
Este es el texto...
..y este es el
subtexto
1-Soy abogada del Estado. No me han
educado para comprender una estadística. Así que digo una barbaridad tremenda, como que las estadísticas salen "así" o "asao" según haya gente o no en casa, o sea que básicamente no valen para nada, y tan felices.
2-Aunque eso no sería
excusa si, estando en un puesto público de primera categoría y
responsabilidad en mi país (como estoy), me hubiera molestado en
formarme en conceptos elementales de, por ejemplo... esperad que
lo piense... ¡Sí, estadística!
3- Esos conocimientos me habrían
permitido comprender cosas como el error muestral, o los diferentes
tipos de muestreo posibles al hacer una encuesta, o los factores
correctores, cosas que resuelven ese "problema" que planteo. Con estas
declaraciones demuestro que no tengo ni idea de lo que estoy diciendo.
4- Manifiesto mi
ignorancia en público, en una entrevista, y me quedo tan
ancha.
5- Mi interlocutor, en vez de repreguntar, parece demostrar que
tiene las mismas carencias formativas que yo, o, claro, que no quiere hacer sangre, ni resultar incómodo. Para qué. Es la COPE.
6- A pesar de ser
incapaz de entender una estadística ni una encuesta como acabo de demostrar públicamente, tomo decisiones a diario
basadas en ellas, sin entender, por tanto, lo que estoy haciendo.
7- Estoy incapacitada para realizar las
labores que me han sido encomendadas, pero aquí sigo.
Soraya Sáenz de Santamaría es Vicepresidenta del Gobierno de España.
SEGUNDO
Mariano Rajoy Brey. Rueda de prensa. 2007.
Este es el texto...
...y este es el subtexto
1-Soy registrador de la
propiedad. No me he formado en física ni en meteorología. Así que soy incapaz de distinguir entre dos términos: tiempo y clima.
2-Aunque eso no sería excusa si, estando en un
puesto público de primera categoría y responsabilidad en mi país
como el que ocupo, me hubiera molestado en formarme en conceptos
elementales de, por ejemplo, cambio climático, teoría del Caos,
estadística o meteorología. Simplemente para comprender el
problema. Podría haber recurrido a especialistas que me
formaran, que para algo soy el Presidente de un Gobierno (bueno, entonces era candidato a ese puesto).
3-
Esos conocimientos me habrían permitido comprender cosas como
la diferencia entre tiempo y clima, entre tendencias a largo plazo
y tendencias a corto, entre fenómenos macroscópicos predecibles
y fenómenos dependientes por las condiciones iniciales, cosas que
en estas declaraciones demuestro que no sé ni lo que significan,
mostrando públicamente que soy, pues lo dicho: un patán y además un ignorante.
4- Manifiesto mi ignorancia en
público sin avergonzarme. Es más, parece que me ufano de ello.
5- A pesar de ser incapaz de entender
el mundo en el que vivo, tomo decisiones a diario basadas en mi
ignorancia, sin entender lo que estoy haciendo ni sus
consecuencias. Y presido un Consejo de Ministros cada viernes.
6-
Estoy incapacitado para realizar las labores que me han
sido encomendadas, pero aquí sigo.
Mariano Rajoy Brey es Presidente del Gobierno de España.
¿Por qué todo esto? Porque estos días habréis oído al Presidente del Gobierno decir una sarta de barbaridades, falacias, y llanamente, mentiras sobre Grecia tan alucinantes que parecen ficción. Y nadie dice ni hace nada. No sé si nuestro Presidente se cree las mentiras que suelta; sospecho que carece de la formación intelectual necesaria para distinguir entre verdad y falsedad, que esto ya no es un problema de autoengaño
Si fuera mínimamente competente, podría comprender que a) Grecia está desencadenando algo que iba a pasar tarde o temprano, porque b) Europa es un barco sin rumbo gracias a la dirección de incompetentes análogos a Rajoy y c) El Euro, mantenido por países zombis, está más cerca que nunca de caer, de modo que d) se avecina posiblemente la mayor catástrofe económica de los últimos tiempos, una catástrofe cuyo alcance no nos podemos ni imaginar. Mientras tanto, jugando con fuego, la Troika sigue arrastrando a Grecia contra las cuerdas en un ejercicio demencial.
Nuestro Presidente y nuestra Vicepresidenta me temo que no entienden nada de lo que está pasando, y se limitan a recitar, como loros, el argumentario que sus jefes de la Troika les dan. No están siendo conscientes de los errores garrafales que se están cometiendo.
Actualizado el domingo 5 de julio: No sólo están desinformando a la población sobre lo que ocurre en Grecia, lo que ya es algo vil, sino que están de nuevo jugando irresponsablemente con la "pólvora del Rey", el dinero de nuestros impuestos, anunciando una rebaja del IRPF electoralista que sólo aumentará el déficit del país, llevándonos de nuevo lejos de las exigencias de Europa, que responde con suaves protestas ante estas maniobras porque el objetivo es que "nuestros amigos sigan ahí" tras las elecciones de final de año, así que protestamos, pero bajito. Aquí en términos de reparto de incompetencia no se salva nadie. Y por supuesto, en un ejercidio de ceguera alucinante, el Ministro de Hacienda dice que esa rebaja "no afectará al déficit", como si desear algo muy fuerte y aguantando la respiración fuera a hacer que se cumpliese. Este es el percal.
¿Alguien se ha molestado, o se está molestando en estos momentos, aparte de dedicar su tiempo a crear argumentarios atroces o de hacer declaraciones totalmente falsas por si la cosa cuela, de crear planes de contingencia para los casos posibles que probablemente se nos vendrán encima?
-Como que el "no" triufe hoy en Grecia y la Troika deba de elegir entre negociar o hundir el futuro del continente.
-Como que estalle la Prima de Riesgo, y haya un crack bursátil.
-Como que el Euro se diluya como un azucarillo en agua (el proceso es análogo, e irreversible, como en el caso del azucarillo), y si hay Grexit, se acabó el Euro. Imaginad los meses de caos y desastre que nos esperan.
No, nadie está pensando en esas eventualidades, no hay ya nadie pensando en cómo evitar la catástrofe que se nos puede estar echando encima, sobre todo, me temo, por negación, porque ellos la han causado y no apetece nada reconocer tus culpas en el desastre.
Nadie está pensando, sea por prejuicio, por negación, por política, por presiones, porque el nivel de incompetencia es tan alto que no ven la evidencia ante sus propias narices. Porque texto y subtexto nunca han estado tan lejos.
Con estos mimbres, enfrentamos la que probablemente sea la hora más compleja de la historia reciente, en las peores manos. Nuestra única oportunidad es en las Elecciones Generales, sean cuando sean. Por favor, no nos equivoquemos otra vez.
Uso los videos incluidos en este texto acogiéndome al derecho de cita.