Dice Costas Lapavitsas, economista
griego, en una interesante entrevista publicada por Eldiario.es, que
los gobiernos que hagan políticas progresistas en Europa tendrán
que salir del Euro. Esta frase encierra una carga de futuro y de
poder que, manejada con inteligencia, podría poner en manos de un
gobierno inteligente el destino de una europa futura. Las pistas son
sencillas:
1- Efectivamente, cualquier país que
quiera iniciar en la Zona Euro políticas progresistas va a vérselas
con la Troika (CE+BCE+FMI para los no familiarizados con quién manda), y será duramente presionado. El pánico de Europa es
el desequilibrio del déficit, y a ese becerro de oro lo sacrifica
todo, incluidas vidas humanas, como estamos viendo a diario con las
políticas de austeridad que nos vienen impuestas y que este gobierno
y el que le precedió han aceptado con mansedumbre bovina.
Pero...
2- España es “too big to fail”. No
pudo ser intervenida, no porque alguien haya hecho bien su trabajo
aquí, sino porque intervenir España es el fin del Euro. España
tampoco se puede ir de la Moneda Única, porque el Euro desaparecería (no sería grave volver a la peseta y recuperar el control de nuestra moneda, o al menos no tan grave como predicen los agoreros que trabajan para... ¡Oh, cielos, la Troika, qué coincidencia! Vendrían malos tiempos, pero pasarían pronto con una moneda barata y devaluable). Somos
demasiado grandes. Y ese es nuestro poder. El que podemos usar en pro
de nuestros ciudadanos.
Y ahí está nuestro órdago, nuestro
poder y nuestra razón: podemos cargarnos el Euro si no se nos escucha, siempre hemos podido hacerlo. Y nuestra capacidad de negociación, que es
muchísima, porque podemos agarrar a la Troika donde más le duele, está ahí,
pero para usarla hace falta que nos gobierne gente inteligente,
responsable y con conciencia cívica, no los herederos de la casta
feudal que hacen estos bailes de máscaras que en España llamamos
“política”.
Podemos hasta formar una coalición con los
países que están siendo arrasados por estas políticas
deshumanizadas (Irlanda, Grecia, Portugal e Italia) y plantear una
salida masiva del Euro de los PIIGS si no se nos devuelven (entre otras cosas):
a) la soberanía en ciertas decisiones
económicas y
b) el control ciudadano sobre las
políticas macroeconómicas que están convirtiendo el continente en
un erial.
No nos pueden decir que no, amigos,
porque si nos vamos se acaba todo. El fin. The End. Bye, Euro. Hello, mal rollo.
Se puede hacer, sólo hay que tener la
valentía de ponerte al sevicio de tu pueblo, no al de los
intereses especulativos, hay que tener estadistas al gobierno del
barco. Gente generosa y dispuesta a luchar por su gente, que son
quienes les pagamos el sueldo, hasta las últimas consecuencias. Que insisto, para eso se les elige.
Y el reloj sigue contando. A ver quién
se atreve. Tic, tac...
¿Otra salida? ¿En este escenario? No
la hay, amiguetes, que diría Santiago Segura. No hay salida con una
deuda soberana y privada impagable (sí: es IMPAGABLE), con varias burbujas a punto de
estallar (China es la más peligrosa), y con el Estado en bancarrota (sí: está en BANCARROTA) exprimiendo a los
españoles hasta la agonía. Ah, y con el pequeño detalle de una moneda única indevaluable controlada por unos tarados con MBA sumidos en la secta ideológica de la Escuela de Chicago.
No, no hay otra salida.
A ver quién tiene lo que hay que
tener.
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