Manuela Carmena ha conseguido que un
montón de familias conserven sus casas de protección oficial que la
anterior alcaldesa, Ana Botella, había vendido a un fondo buitre que
les iba a desahuciar.
El hecho de vender vivienda pública
protegida en el país con menos viviendas de ese tipo de toda Europa
(1,1% frente al 32% de Holanda) a una empresa privada, y además con un compromiso expreso de encargarse de expulsar a los inquilinos si es
necesario (privándoles de un derecho amparado por la Constitución y por la Declaración Universal de los Derechos Humanos), no me lo explico. No lo entiendo. Tu ayuntamiento va y un buen día se
convierte en la mafia, y te echa de tu propia casa, que hasta ahora has pagado religiosamente. Cumples tus compromisos ciudadanos, y como recompensa, se te echa a la calle.
Es un acto de maldad,
simple y llano.
Maldad. Vileza. Crueldad. Un acto
repulsivo.
¿Por qué?
¿Para qué?
El cuadro que incluyo en este artículo, lo pintó Everett Shinn en 1904. Está en Wikimedia Commons bajo Dominio Público. Se titula "Eviction" ("Desahucio").