viernes, 6 de marzo de 2015

VIEJOS ARTÍCULOS (1 de 2) - Épica de Supermarket. A propósito de la edición española de 'Marshal Law'



Rescato aquí un primer artículo que pude publicar en la prensa de Las Palmas de Gran Canaria, siendo un mocoso, en el año 1992. La adaptación al cine de 'Watchmen' era entonces un imposible en el futuro más remoto, pero se rumoreaba que le interesaba a Terry Gilliam, y Forum y Zinco editaban cómics de superhéroes en España. Eran los tiempos de las 'Ediciones Prestige', y la transición desde el quiosco de barrio a la librería especializada (en mi opinión, un desastre) todavía estaba dando sus primeros pasos. Aquellos tebeos eran aún tebeos y no franquicias gigantescas que generan películas hipertrofiadas al coste del Producto Interior Bruto de una Comunidad Autónoma española, ni series de comicbooks que repiten una y otra vez las mismas historias ya contadas, pero con colores de Photoshop, texturas fotorrealistas y lens flares a tutiplén. Alan Moore en aquellos años seguramente no se imaginaba que casi toda su obra reciente se iba a adaptar al cine con resultados casi siempre infelices. A lo largo de los años le he enviado copias de mis películas a medida que las estrenaba. Su hija Leah (que por cierto también es escritora y hace cómics) siempre ha sido tan amable de confirmarme la recepción de los materiales, pero nunca sabré si su padre los ha visto o no. Bueno, no importa demasiado. Los héroes de cuando uno era un crío son eso: héroes, y así deben de seguir, rodeados de misterio. En este artículo me ocupaba de "Watchmen" y "Marshal Law". Ahí os lo dejo.

Épica de Supermarket. A propósito de la edición española de 'Marshal Law'

16 de enero de 1992

Diario La Provincia. Suplemento cultural.

En una tierra donde el libro más vendido durante un año es 'Buscando a Wally', donde 'Scarlett' ocupa el cuarto puesto de ventas, donde una cosa titulada 'Cómo ganar amigos' es comprada por casi cien mil personas, puede resultar un chiste hablar de cómics (léase 'tebeos'). También puede causar rubor el decir que el cómic es un medio de comunicación en el que sus creadores plasman sus pasiones e ideología.

Si el cómic es un medio generalmente despreciado e ignorado (que lo es), el subgénero de la 'historia de superhéroes' es algo asi como el hermano tonto del género. No hace mucho tuve una conversación con una quiosquera de esta capital que me reprochó que ya estaba (yo) bastante mayorcito para leer "esas cosas" , a lo que respondí jocosamente "bueno, señora, al menos no compro pornografia". Cuál no fue mi sorpresa al escuchar a la buena mujer, que decía algo así como “Si usted comprase revistas de esas cochinas me parecería mejor, la verdad, porque creo que los hombres tienen unas necesidades que deben desahogar, pero estos tebeos para niños, no es sano" (¡sic!).

Y así permanecen los 'tebeos de superhéroes', apilados en quioscos y supermarkets de gasolineras, o en manos de algún niño sobornado por sus padres para que les conceda unos minutos de paz. No sé si huelga que toda esa basura protagonizada por tipos y tipas musculosos/as embutidos/as en mallas ajustadas posee una mística y una épica. Una épica 'de gasolinera y de quiosco' sí, pero una épica a fin de cuentas.

El comic-book (nombre sajón dado a las revistas de comics) de superhéroes es una institución en Estados Unidos, su lugar de nacimiento. Editados en papel de baja calidad, llenos de publicidad, los comic-books han acompañado (y adornado) los sueños de millones de ciudadanos americanos compradores de sueños a dólar y medio desde los años 30.

Y, señoras y señores, el mundo multicolor, cósmico y épico de los superhéroes en mallas ajustadas está cambiando. Este cambio ha sido causado en cierta medida por varias series de comic-books de titulos sonoros: 'Watchmen' y 'Marshal Law', entre otras muchas. Naturalmente, las razones del cambio no obedecen unívocamente a estas series, sino a un contexto sociocultural muy concreto, pero ambas son botones de muestra más que significativos. Para intentar entender algo de todo esto hemos de hacer un poco de historia.

'Watchmen' fue publicada por la editorial norteamericana 'DC Comics', responsable entre otros, de los personajes 'Supermán' y 'Batman'. 'Watchmen' es obra de un guionista británico, Alan Moore -una especie de lacónico gurú de luenga barba que en los últimos años se ha convertido en uno de los grandes popes del comic mundial, gracias en parte a esta serie y a su otra Opus Magna: 'Miracleman', editada por la independiente 'Eclipse Comics'- y del dibujante Dave Gibbons.

'Watchmen' se publicó en forma de serie limitada de doce números. ¿Por qué es 'Watchmen' un punto de inflexión? Sin lugar a dudas por ser obra de Moore, gran creador de cielos e infiernos, que ya habia llevado en su serie 'Miracleman' el concepto de superhéroe a sus últimas consecuencias (y más allá). Alan Moore tomó a un puñado de hombres en pijama y los convirtió en divinidades con pies de barro. A uno de ellos lo mató, a otro lo transformó en un asesino psicopático y a otro lo hizo un dios. Un dios de piel azul que camina por las calles de Nueva York completamente desnudo, sabiéndose capaz de arrasar todo rastro de vida sobre la tierra con sólo un gesto y por eso deseoso de acabar consigo mismo.

'Watchmen', más allá de la narrativa gráfica de Gibbons, casi minimalista, más allá de la atormentada trama de Moore –a veces demasiado retorcida, en otros momentos excesivamente simplista- es una de esas obras que trascienden a sus creadores para elevarse a un olimpo de obras magistrales. El concepto de 'Superhéroe-con-superproblemas' creado por Stan Lee y Jack Kirby en los años 60, se convierte (o más bien 'subvierte') en manos de Moore en otro que podríamos llamar 'Hombrecillos-rotos-por-ser-dioses'. Sin duda, el comic-book tiene un Año Cero en la publicación de 'Watchmen'.

'Marshal Law' nació en la 'competencia'; en Marvel Comics. Marvel en 1980 habia pasado a depender de la multinacional Cadence Industrial, Inc., lo que llevó a un total replanteamiento de su política editorial. Bajo la dirección de Jim Shooter (entonces editor en jefe) se creó una nueva línea de publicaciones en colaboración con otros autores y editores (Jim Starlin, Archie Goodwin, entre otros) que se llamaría Epic Comics. Se pretendia asi crear un nueva línea de comic-books dirigidos a un público más adulto, con mayor calidad de impresión, sin insertos publicitarios y lo más importante: dando todo el control creativo, así como la propiedad de los personajes a los autores (cosa que no ocurre en la línea 'normal' de Marvel) y eliminar la injerencia del 'Comics Code Authority'; una especie de censura previa existente en el comic norteamericano. Dentro de esta linea editorial se publicaron otras obras de indudable interés como 'Dreadstar' de Jim Starlin (1982) o 'Elektra Assassin' de Frank Miller y BiII Sienkiewickz (1986) y la que nos ocupa: 'Marshal Law', escrita por Pat Milis y dibujada por Kevin O'Neil. Casi contemporánea de 'Watchmen', 'Marshal Law' es indudablemente tributaria en la parte gráfica y pseudoparódica de la anterior.

Supone 'Marshal Law' otra 'vuelta de tuerca' en los superheroico. Publicada como serie limitada de seis comic-books, presenta un argumento de culebrón, pleno de alusiones y mala leche, tributario de la estética sadomaso y el cyberpunk a partes iguales, lleno de graffitis, tacos, sangre y bilis. En 'Marshal Law' el superhéroe se torna supercerdo y el mundo futuro que nos ofrece agoniza en una suerte de Apocalipsis demente donde que todo cristo tiene superpoderes y salir a la calle equivale a que el vecino de al lado, encapuchado, gordo, sucio, sudado, vestido de superchico y armado con una lata de 'Bud' te arranque la cabeza con un poderoso rayo nacido de sus ojos mutantes. 'Marshal Law' es la némesis 'Hellzapoppin' de 'Watchmen', sucia y desquiciada. Sacerdotes impartiendo la palabra divina a centenares de supehéroes mugrientos desde púlpitos ambulantes acorazados y forrados de pintadas obscenas, supermanes violadores y asesinos, o androides con armas insertadas en la entrepierna, conforman la feria de horrores que es 'Marshal Law'.

Si entre los 'Watchmen' existían principios éticos y de conducta, en 'Marshal Law' estos son ignorados olímpicamente en una menacteria de caos, vísceras y aniquilamiento post-mortern.

Indudablemente tributarios de todo un corpus narrativo previo, es imposible entender el comic 'de superhéroes' y por ende al cormic norteamericano 'in extenso', hoy por hoy, sin la lectura previa de obras como 'Watchmen' o 'Marshal Law'. Dos hitos de un género despreciado pero que ha tenido la suficiente madurez de mirar hacia sí mismo y hacerse preguntas, sin importar lo terribles que fueran las respuestas.

'Watchmen' fue publicada en España en su día por Ediciones Zinco y aún es localizable en alguna librería especializada.

'Marshal Law' está actualmente en período de publicación por Cómics Fórum y lo puedes encontrar en alguna pila de 'tebeos' en quioscos o gasolineras.

domingo, 1 de marzo de 2015

TOR y los totalitarismos


Repasando un número atrasado de Bloomberg Businessweek, he encontrado dos artículos muy interesantes. Uno (The Inside Story of Tor, the Best Internet Anonymity Tool the Government Ever Built, por Dune Lawrence) versa sobre la expansión del uso de TOR, un sistema de navegación anónima por Internet, concebido inicialmente por la defensa norteamericana y que actualmente es de uso común en ciertas áreas de internet. Por cierto, la prensa se ocupaba hace unos meses de un posible ataque en esa red.

Si bien existe la sospecha de que es vulnerable, lo más probable es que TOR sea muy difícil de hackear para las agencias de espionaje, y justamente por ese motivo lo utilizan aquellos que quieren mantener sus comunicaciones libres de miradas indiscretas, que casi siempre provienen de los mismos lugares: las inteligencias de los Estados. TOR por ahora es un amigo circunstancial de mucha gente, unos que defienden la democracia en países autoritarios, y otros que hacen actividades poco o nada confesables en Internet.

Lo que me ha parecido más curioso es cómo el enemigo de los Estados a menudo es creado por ellos mismos. De la misma manera que ahora todos se llevan las manos a la cabeza en Occidente ante el surgimiento del Estado Islámico que ellos mismos han contribuido a financiar, TOR es un proyecto inicialmente de origen federal (norteamericano, vamos), que hubo de salir al mundo exterior (internet) para poder nacer como herramienta de trabajo de la inteligencia, pero que la sociedad civil adoptó instantáneamente. Así, los hijos bastardos de los Estados Sombríos, de los que en la oscuridad parecen llevar las riendas del mundo, demuestran tener vida propia, y se pueden convertir en los peores enemigos de quienes los han creado.

Luego leí un artículo en la misma revista (lamento no haber encontrado el link directo) sobre el ascenso de los gobiernos totalitarios aparentemente surgidos de las urnas en diversos países, como Egipto, Rusia o Tailandia, que se suman a Estados totalitarios per se, como China -un caso realmente peculiar que parece mantener un exitoso (para algunos al menos) sistema dictatorial ablandado por una economía capitalista de gran agresividad-. Hay quienes consideran todo eso una especie de nueva tendencia del mundo actual, que parece llevarnos hacia una oficialización del abuso de autoridad de gobiernos que se aprovechan de las mayorías concedidas por los votantes para tomar el poder en sus países y destruir las escasas herramientas de control ciudadano que aún sobreviven. Pensemos en el giro radical de Egipto, por ejemplo, actualmente una dictadura militar tras pasar por una esperanzadora "primavera árabe".

Esto es preocupante, más aún porque cuanto más leía el artículo más me convencía de que España está pasando por un proceso similar y tan oscuro como el de esas otras “democracias en proceso de fallo” a las que se refiere el articulista. Los casos son siempre análogos: gobiernos de tinte conservador (es decir, apoyados por las élites tradicionales) llegan al poder con mayorías parlamentarias, generalmente a causa del voto rural y el miedo, ganado a base de un populismo ridículamente basto pero, a lo que se ve, efectivo, y deciden aprovechar esas mayorías que probablemente nunca más recuperen para emprender un “ahora o nunca” de cambios radicales de todo tipo en sus países, modificando decenas de leyes, desintegrando las herramientas de control popular, colocando a "los suyos" en áreas fundamentales del Estado, y en resumen, asegurando a “quienes les pagan los sueldos” (que, amigos, despertad, no somos nosotros) la herencia de un país fácilmente controlable y manso.

Los ejemplos que cita el artículo son de países con amplios sectores rurales y una escasa penetración de la alfabetización, pero en España podríamos crear un símil. No conozco las cifras exactas de tendencias de voto en diversas regiones del país, sobre todo las que relacionen voto urbano con rural o de pequeñas provincias, pero es un hecho que existen feudos para la derecha, como Levante, Centro y algo del Cantábrico, mientras que en en otras regiones ese apoyo está más equilibrado, como Catalunya (si bien CiU no es más que derecha, pintada con el tinte nacionalista, pero conservadurismo en ocasiones tan o más rancio que el “oficial” español y, a los hechos me remito, igual de corrupto), Canarias (ídem que Catalunya) o Extremadura. En otra CA, al menos en las elecciones de 2011, se mantuvo un elevado voto hacia la izquierda; se trata de Andalucía. Son razones históricas y coyunturales las que provocan estos movimientos, pero no estaría de mas examinar hacia dónde se encamina el voto rural y hacia dónde el urbano en esas regiones. Probablemente nos llevaríamos sorpresas. 

En España, por otro lado, el campo se ha ido abandonando sin pausa desde mediados del siglo pasado, lo que ha llevado a que una parte de lo que fue una floreciente sociedad agraria sea ahora un secarral abandonado punteado por pueblos en agonía. Así, la gente del campo se trasladó a las ciudades, y se debió de contagiar en cierta medida de la forma de pensar que imperara en ellas. Pero no es lo mismo la tendencia urbana política en Valladolid que en Córdoba, por poner dos ejemplos, o en sociedades asfixiadas por su tamaño, como la Gomera o El Hierro, y mega urbes como Barcelona o Madrid.

El hecho es que España ha tomado, a su manera, esa deriva autoritaria de la mano de un gobierno conservador que está forzando demasiado la máquina. No sé si existe conciencia entre las personas que actualmente lo forman de que sus intentos, que tal vez podrían colar en otras latitudes, pueden costarles muy caro en el futuro. El hecho es que un partido vertical como el PP, que no ha conocido la democracia interna, que vive además inmerso en un contradictorio pensamiento clerical, tardofranquista y antiguo bastante deprimente, no conoce la realidad que le rodea, y actúa como un sonámbulo, lo que le convierte en la peor opción racional para gobernar un país como España en estos momentos. Probablemente, esta incapacidad del PP, cada vez más pública y notoria acabará estallando (con el descubrimiento casi diario de más y más casos de corrupción), de modo que los españoles comprendan el desastre que arrastra el dar mayorías absolutas a personas que no merecen esa responsabilidad.

Sólo el tiempo dirá lo que ocurrirá en España, pero dependerá también de lo que pase en nuestro entorno. El gobierno español actual vive de espaldas a la realidad, confiando en que si hacen lo que se les ordena desde la troika todo irá bien. Pero todo lo que emana de ese objeto que todavía llamamos Europa está aún más ensimismado y perdido que nuestro gobierno. La combinación es muy peligrosa.

Tiempos fascinantes estos, en los que lo viejo dará paso a lo nuevo, según el viejo adagio. Lo que pudo ocurrir en 1975 va a ocurrir (tal vez) en 2015. Este paréntesis en el que España ha intentado crear una democracia y le ha salido una oligarquía ya vemos lo que ha dado de sí, y llega a su conclusión. Ahora mismo está empezando a implosionar.

sábado, 28 de febrero de 2015

Addjacent


Hemos desarrollado Addjacent, un juego para Smartphones Android que puedes descargarte desde Google Play en versión free (con publicidad) y full (con niveles ilimitados) esta última al módico precio de 1,20 Euros.

Addjacent está basado en un concepto de Yeray Rodríguez, compañero de aventuras en otros proyectos de videojuegos y tecnología, y estamos empezando a lanzarlo y a darle viralidad. El diseño y las animaciones del interfaz son cosa del gran Santiago Verdugo, de Sopa de Sobre, que también ha trabajado conmigo en varias películas y cortometrajes



¿Que de qué va? Esta es la descripción del juego que puedes encontrar en Google Play:

Enfréntate a la Inteligencia Artificial de tu dispositivo en un desafío estratégico totalmente nuevo.

En Addjacent cada jugador debe competir para obtener la mayor puntuación, pero sin quedarse atrapado en el tablero ¡No se puede volver a las casillas por las que se haya pasado! Otras casillas tienen efectos particulares que cambian completamente la estrategia a seguir: inversión de posiciones, puntos al azar, promediado de las puntuaciones...


Decenas de niveles llenos de desafíos para poner a prueba tu ingenio.


Así que no te cortes en bajártelo y pasarlo bien con él, que para eso está  :-)

Todavía no hay versión para iPhone, pero todo se andará.

sábado, 21 de febrero de 2015

Servidores Sirena



Jaron Lanier ha publicado recientemente en España (Ed. Debate, 2014) su ensayo “Quién controla el futuro”. Lo interesante del libro, amén de sus ideas, es el propio autor y su circunstancia. Lanier es considerado un “gurú” de la Realidad Virtual (VR con sus siglas en inglés; por cierto, que él mismo inventó el término), esa tecnología que permite mostrar a las personas lugares y espacios generados mediante ordenadores en los que poder sumergirse y percibirlos como si fueran reales. Lanier inventó el dataglove o guante de datos, un periférico que permite al usuario de un sistema de VR el interactuar con él y el tener además sensaciones táctiles en sus dedos y manos.

Lanier, todo un curtido habitante de Silicon Valley y de los ambientes universitarios en la era dorada del nacimiento de la informática, es un poco más joven (nació en 1960) que los Padres Fundadores de la informática personal, Steve Jobs, Bill Gates (ambos nacidos en 1955) o Steve Wozniak (1950), pero es mayor que Mark Zuckerberg (1984), fundador de Facebook o que Sergey Brin y Larry Page (nacidos en 1973), creadores de Google. Es decir, está en una posición muy interesante para contemplar el estado actual de cosas en internet, de dónde venimos y hacia dónde parecemos dirigirnos.

Vivimos en un mundo en perpetuo experimento. Ninguno de nosotros tiene la menor idea de lo que pasará mañana, ni en el siguiente minuto, pero aceptamos esa incertidumbre constante y procuramos vivir con ella. De esa misma manera, en esa especie de singladura universal humana por el mar de la incertidumbre, aparte del azar natural, vivimos entre los cambios que generamos nosotros mismos. Esos cambios ocurren a nuestro alrededor continuamente, y nos lanzamos a experimentar con ellos. Unos resultan exitosos; otros, catastróficos. No hacemos ensayos ni estudios sobre lo que podrá pasar; simplemente, la humanidad se arroja en ocasiones en brazos del cambio generado por ella misma, con la esperanza y el optimismo de que “todo va a ir bien”. Y no siempre pasa así. Pensad en lo que ocurrió en el mundo cuando Watt inventó la máquina de vapor (cambió todo, para bien, y para mal), o cuando Marx recicló en su teoría filosófica la Lucha de Clases (conocida previamente desde Maquiavelo) y un país entero decidió poner en práctica a su manera aquellas ideas en 1917. O cuando unos chicos en Californa, entre nubes de marihuana decidían fabricar un ordenador para que la gente lo tuviera en su casa en unos tiempos en los que aquello parecía un sueño loco. Esas cosas cambian el mundo. Son acontecimientos de enorme trascendencia. Ahora la gente vive pegada a sus teléfonos inteligentes, no podemos estar sin el Whatsapp o el Facebook, que no existían hace nada, seis o siete años. Esos cambios a los que nos arrojamos a diario tienen consecuencias. En la gente, en su forma de comunicarse, en la educación, en la convicencia, en las relaciones, en miles de pequeños gestos diarios. Son esas decisiones colectivas, que la Humanidad toma en silencio, dejándose llevar por las modas, las nuevas ideas, aceptando unas y rechazando otras, o eligiendo entre alternativas y posibilidades que la vida les, nos, pone delante, las que nos forman como civilización.

Pues nuestro amigo Lanier dice que todo lo que está pasando no le gusta demasiado, y que no parece que vayamos por buen camino con las últimas decisiones colectivas que hemos tomado. Para él, estamos en la era de lo que él llama los “servidores sirena”, servicios en una internet ubicua, que se han vuelto imprescindibles para la gente, pero que son monopolísticos, intrusivos, espían a las personas, y generan unos problemas gigantescos. En este momento quienes más sufren los efectos negativos del “mundo de los servidores sirena” en el que la raza humana empieza a entrar, son las personas que viven de tareas de creación de objetos fácilmete copiables por medios digitales. El cine, la música y la literatura han sido arrasadas por los “servidores sirena”, que basan gran parte de su éxito en la copia infinita de archivos digitales, con el precio a pagar de que ellos, los servidores, reciben un gran beneficio de cada copia de esos archivos, pero estos resulta que se vuelven “no monetizables” y pierden su valor objetivo hasta hacerse prácticamente cero.

Muchas industrias caerán, según Lanier, a medida que sus productos se puedan obtener mediante archivos digitales. Imaginad ahora que las impresoras 3D que poco a poco empiezan a aparecer en todas partes se hacen tan sofisticadas que puedes imprimirte un coche entero a partir de unos archivos en PDF. En unas horas podrías tener tu flamante utilitario aparcado ante tu casa a coste cero. Entonces, la industria del automóvil sería la siguiente en perecer. Luego, si se pueden copiar e imprimir comidas, acabaría la de la alimentación, y así sucesivamente. Los “servidores sirena”, al alojar los archivos con los “planos” de los objetos a copiar, serían siempre beneficiados, pero a costa de arrasar industria tras industria, hasta que no quedara prácticamente nada; sólo aquello que no se pudiera copiar por medios digitales. Y en esas condiciones, la depauperación humana y la hambruna a la que asistiríamos no tendría precedentes. Llegaríamos probablemente a un estado de cosas insostenible, en el que hasta los propios “servidores sirena” se extinguirían, al no poder tener clientes que pagaran sus servicios. Todo el mundo parece, no obstante, embebido en la nueva religión optimista del papanatismo tecnológico, con mantras como estos: los “servidores sirena” son buenos, lo que hacen beneficia a la humanidad, son “disruptores” (palabro que maravilla al nuevo tecnopapanata), pues “rompen con lo antiguo”, olvidando aquella frase tan famosa que uso mucho últimamente, la de “¡si funciona, no intentes arreglarlo!”

A todo esto se añade un espejismo para Lanier, el del “Big Data”. El concepto de moda. El nombre que se pronuncia en las conferencias top del mundo digital. El uso de la ingente información que “servidores sirena” como Google o Facebook obtienen de sus clientes, que por cierto, tendrían derecho a su parte del pastel, porque sus datos, aportados voluntariamente -al menos eso pone si te lees el contrato de aceptación de condiciones de sus servicios- son la savia que alimenta a los “servidores sirena” -eso sí, como son copiables, no tienen valor monetario-. Lanier pide que se activen micropagos para todos los ciudadanos que ceden su información a los “servidores sirena”. Porque sí. Porque es justo. Porque es la única manera. Ahora sólo un lado de la ecuación se beneficia -monstruosamente- de la obtención del “Big Data” de millones de personas. El otro lado, nosotros, los que somos espiados, no vemos nada de los posibles beneficios de todo ese tráfico de nuestros datos personales.

Pero el “Big Data” es para Lanier un espejismo: datos con correlaciones forzadas probablemente falsos, que pueden usarse para demostrar cualquier cosa, o para cometer errores garrafales, como basar en ellos decisiones de máxima gravedad -elegir a quién hacer una póliza por parte de una empresa de seguros, por ejemplo-. También se fían demasiadas cosas a la Inteligencia Artificial, un concepto bastante escurridizo, al que se da un significado que no merece. Por ahora la IA no existe, es sólo un nombre. Los bots que por ejemplo usa Amazon para hacer la competencia a otros lugares de venta en internet son bastante estúpidos, y sus decisiones, causan básicamente la hipertrofia de Amazon y la destrucción de su competencia, un juego sucio, suicida, y fundamentalmente errado. El objetivo no es destruirlo todo y convertirte en un monopolio, o al menos, espero que esa no sea la idea consciente de los ejecutivos de la famosa tienda online, pero esos son los resultados de su uso de bots de IA.

El “Big Data” puede estar basado en mentiras, puede estar atiborrado de errores, pero no importa, es el maná que hace ricos a Google, a Facebook, a Amazon o a Twitter; miles de empresas claman por esos datos que les ayudan “a conocer a sus clientes”. Y se usan para todo, desde para decidir el destino de un cargamento de azúcar al precio de productos lanzados por las fábricas de medicamentos. Demasiado peligroso poner decisiones cada vez más importantes en datos obtenidos de manera dudosa por los “servidores sirena”, unos datos que no han sido contrastados de forma científica precisamente, pero que se convierten en una especie de “biblia atea”.

Google, Apple o Facebook lo saben casi todo de ti. Conocen a tus amigos. Saben cuales son tus gustos culinarios, sexuales, de entretenimiento, tu fe religiosa, tus posibles enfermedades, físicas y psíquicas, y a diario acumulan más y más datos de todos nosotros. Según cuenta Julian Assange en su libro Cuando Google encontró a Wikileaks (Clave Intelectual. 2014), además, esos “servidores sirena” que están dominando el mundo no han tenido el menor escrúpulo en ceder esos datos a la Inteligencia norteamericana siempre que les ha sido solicitado. Estamos viviendo en un mundo aparentemente apacible e hiperconectado, pero debajo late un mar orwelliano de progamas espía pendientes de todos nuestros movimientos.

Lanier propone soluciones, desde los citados micropagos, a que la sociedad civil empiece a tener voz y voto ante los “servidores sirena”, que no son otra cosa que empresas privadas mega poderosas a las que nadie parece querer rechistar por ahora, y que hacen lo que les da la gana, impunemente.

La humanidad siempre decide colectiva, inconscientemente, los “acontecimientos disruptores” que harán que su rumbo histórico cambie. Estamos en mitad de una encrucijada similar en importancia a la del advenimiento de la Revolución Industrial o la aparición de los medicamentos. Está en nuestras manos el poder conducir lo mejor posible el barco en el que navegamos por el mar de la intertidumbre. Podemos elegir el éxito o la catástrofe. Los “servidores sirena” de Lanier no son sino el aviso de lo que vendrá.

La foto de Jaron Lanier está en Wikimedia Commons bajo licencia de Atribución 2.0 Genérica.

jueves, 19 de febrero de 2015

Volando voy...


Hace cinco años, viajar de Madrid a Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias), ida y vuelta, costaba unos 60 Euros si eras residente. Si no, alrededor de 120. Los residentes canarios tenemos una subvención del 50% de los vuelos entre islas y península, gracias a una reglamentación que conocemos como REF, que, por cierto, algún incompetente del gobierno nacional y/o del autonómico está poniendo en peligro estos días, una más de esas cosas que nadie parece saber.

Pero vuelvo al asunto, como diría Peter David.

Hoy, si eres residente canario, el mismo vuelo te cuesta alrededor de 160 Euros, un 300% más, aproximadamente. Pero si no lo eres, te cuesta unos 320. Eso sí, esa tarifa no te da derecho a nada, sólo a viajar. Ni siquiera podrás cambiar el vuelo si te surge algún problema o reunión. Si quieres poder ejercer (sólo poder ejercer) ese derecho, unos 20 a 40 Euros más no te los quita nadie, más el pago del cambio, que podría añadir otros 100 Euros al total. Y ya si quieres que te reembolsen el vuelo en caso de que te veas obligado a anularlo, entonces te costará 700 Euros como residente, y unos mil y pico si no lo eres. Es lo que llaman eufemísticamente la "Tarifa Turista Completa". Si es que tienen sentido del humor los cabroncetes estos. Adorables.

El petróleo, del que se destila el queroseno que consumen los aviones, eso sí, está por los suelos. Pero eso da igual, porque ese no es el problema.

Y así estamos. Esta es la realidad actual para viajar a Canarias con Iberia. Y con todas las demás líneas aéreas, claro, que los precios se mantienen sospechosamente próximos. ¿Un cartel? No, cómo se os ocurre. La Comisión de Competencia no ha dicho nada al respecto... Bueno, dejo el sarcasmo, y sigo.

Mientras tanto, Iberia nos está vendiendo publicidad en los Medios y las Redes Sociales para que viajes por todo el mundo por 40 Euros con ellos. Los españoles y nuestros carísimos vuelos locales parece que importamos una mierda, y los que necesitamos volar por trabajo, importamos una mierda doble.

Iberia en su día fue la compañía aérea de bandera española, hasta que fue vendida por un gobierno un tanto, si me permiten, estúpido, a British Airways hace algunos años. Ahora ni siquiera podemos decidir sobre ella. Como siempre (caso AENA, semi privatizada ahora, y sus concesiones a tiendas en aeropuertos), el que paga los gastos de las aventuras privadas de esta gente somos nosotros, en este caso, vía precios. En otros, vía impuestos.

No podemos hacer nada; todo, todito el sistema nos denegará cualquier opción. Nos queda la pataleta, y usar los mermados instrumentos que se supone nos protegen, y que años de cabildeos discretos y eficientes han ido castrando sistemáticamente.

Por culpa de estos incompetentes que ahora se bañan en comisiones, pensiones vitalicias e indemnizaciones blindadas, zotes que no saben hacer la o con un canuto pero que visten trajes a medida, tenemos que pagar las consecuencias de haber nacido isleños.

Esa es la verdadera Marca España que padecemos en este país. Gracias, gobierno. Gracias, codiciosos. Estaréis satisfechos.

La foto la tomé en estos días en un vuelo de Gran Canaria a Madrid... de Iberia, claro.

martes, 10 de febrero de 2015

Por si no lo sabes...

No sé si lo sabes, pero el sonido digital del que gozamos hoy en día es... bueno, no es precisamente la panacea. Lo que se vendió hace 25 años como la maravilla china, en la época en la que los CDs empezaban a ocupar los estantes de las tiendas de discos, cuando los vinilos se iban extinguiendo poco a poco, en los años del inicio del papanatismo de lo digital, que empezaba a estar por todos lados (y sigue, vaya si sigue, con esa pollabobada de los "nativos digitales"), tiene un "algo" de timo.

Ahora pensamos un poquito mejor, y vemos las cosas en perspectiva. La codificación digital, amigos, es pobre, pues está limitada por las restricciones del número de bits disponibles para hacerla y la velocidad a la que se muestrea la señal analógica original.

Un pobre muestreo convertido a un formato con destrucción de datos como el MP3 lleva a una audición muy pobre, análoga al efecto del banding en las imágenes que vemos en las películas que han sido mal codificadas, cuando no hay suficientes bits de"profundidad de color" para captar un degradado sutil de colores.


En esta foto de un anochecer en Marte tomada por la nave Vinking-1 de la NASA, que recuerdo haber mirado de niño con extrañeza ("¿Qué son esas bandas?", me decía) se ve un ejemplo claro de banding, cortesía de la tecnología de imagen digital disponible en 1976. Toda imagen es una interpretación de la realidad mediante medios técnicos. En este caso hay, supón, 8 bits para codificar colores, y la sutileza de los cambios de tono de la puesta de sol no la puedes obtener porque los 8 bits disponibles sólo te permiten "saltar" entre determinados colores próximos, eliminando los que hay en medio. El resultado es este feo efecto similar al posterizado.

Décadas más tarde, el robot teledirigido Spirit, con tecnología de los años noventa y más bits de profundidad de color en el procesador conectado al CCD de sus cámaras, obtuvo la foto de abajo de una puesta de sol en Marte. El banding es mucho menor, casi imperceptible.


Pues bien, en sonido pasa lo mismo: oímos las grabaciones digitales "con banding de sonido" y por eso nos suena a veces un tanto insuficiente la calidad de ciertos MP3. Por ejemplo, las canciones que oyes online en iTunes o en Spotify, tienen un bit rate de 224 a 256 Kbps (lo que llaman "calidad CD"), que es a veces insuficiente para mostrar ciertas sutilezas. Puede que te suene inexplicablemente pobre, que notes que algo falta. Y más aún si usas un bit rate de 128Kbps.

Pero el problema final está en la base de la tecnología, en los bits usados para codificar los archivos de sonido, sean estos Wav, Flac, Aiff, etc. Generalmente son 24. Imaginad un estudio de grabación con 8 pistas, y 24 bits de salida. Al grabar las 8 pistas con, por ejemplo, 8 instrumentos diferentes, tendremos 8 sonidos a 24 bits, pero habrán de convertirse, vía "embudo digital" en 24 bits mezclados, por lo que apenas tendrán 3 bits para cada sonido. No es exactamente así, y luego se usan trucos como la normalización digital (un proceso matemático) para que "todo suene bien", pero el resultado final no es precisamente el que nos quieren vender.

Y además resulta agotador, pues la normalización causa cansancio perceptivo en el oyente, porque se basa en subirlo todo sin que distorsione, a grandes rasgos. Desaparecen las sutilezas, los tonos suaves en la música, las partes quedas. Todo está presente, en primer plano. Y, como resultado, acabas saturado tras oír unas pocas canciones.

Si oyes hoy en día un disco de vinilo en un tocadiscos analógico y con un amplificador analógico, si no pasas por etapa digital alguna, alucinarás, te lo aseguro, con los matices que puedes escuchar, que desaparecen en la codificación digital. El soplo analógico o el ruido del surco se olvidan enseguida; el cerebro sabe eliminarlos. El sonido final es precioso. Y está lleno de colores. No podrás decir por qué, pero tu experiencia será una gozada.

Nos engañaron. Engañaron a millones de personas que tiraron sus colecciones de vinilos para comprar en CD lo que ya tenían. Ahora esas colecciones valen dinerales. Los equipos analógicos de grabación se siguen usando en los estudios, porque son los mejores, y alcanzan precios exorbitantes, lo mismo que los equipos de audición no digitales, que ahora son tan caros que están reservados a una nueva especie de aficionado a la música que se los puede permitir: el "audiófilo".

Y lo peor de todo mucha gente no lo sabe aún, agárrate: las discográficas, cuando pasaron a formato digital todo su archivo, tiraron sus masters analógicos a la basura; las grabaciones originales de los discos, para entendernos ¿Para qué convervarlos? Se iban a ahorrar un dineral en gastos de almacenamiento y conservación ¿Se imaginan en Hollywood a las grandes productoras tirando sus negativos de películas a la basura?

Las cintas multipista analógicas de una pulgada originales de miles de discos ya no existen, salvo excepciones de músicos de gran renombre y poder, o que pudieron controlar sus propios masters. Hablo de gente como Pink Floyd, los Rolling Stones o los Beatles. El resto se ha perdido para siempre en un alto porcentaje.

Hasta la industria del cine, cuando hace sus remasterizados digitales, no olvida contemplar el tiraje de un nuevo negativo de seguridad (sí, en película de celuloide). Pero la discográfica no entendía de esas sutilezas, al parecer. Ahora se arrepienten, claro, cuando es demasido tarde.

Es una barbaridad cultural, una catástrofe que muy poca gente sabe, y desgraciadamente es irreversible. Ya nadie oirá muchos discos como se concibieron originalmente.

Y cuidado con los nuevos vinilos que salen ahora al mercado, que no os engañen. Han sido grabados de masters digitales. Es decir, son versiones analógicas de masters pobres por su origen digital. Un desastre. Así que los únicos vinilos que podrías comprar con garantías con los anteriores al advenimiento de las técnicas digitales.

¿Os acordáis de los CDs que indicaban si eran totalmente digitales o sólo parcialmente, y de cómo la gente miraba aquellos tres caracteres como si la vida les fuera en ello? AAA, AAD, ADD, DDD. Cada sigla se refiere a una etapa del proceso de producción: grabación, mezcla y masterizado. Se indicaba si era Analógica o Digital. Los coleccionistas buscaban como locos los DDD, cuando en realidad el resultado era un truño. Pero nadie parecía darse cuenta de ello.

Hace décadas, la BBC destruía sistemáticamente gran parte de sus masters televisivos por exigencias sindicales. Actualmente las nuevas generaciones no podrán ver muchos de sus programas a causa de aquella pobre decisión. En España el simple abandono de los archivos de TVE ha hecho que muchísima programación se haya perdido para siempre. Y en todas partes, los masters analógicos de muchas obras maestras musicales acabaron hace años en los vertederos porque la moda digital así lo mandaba.

Parecemos condenados a repetir los mismos errores, despreciar el pasado y vivir estúpidamente en un papanatismo tecnológico perpetuo. Si es que no aprendemos.

Las fotos utilizadas para ilustrar este texto son de la NASA y están en dominio público.

jueves, 5 de febrero de 2015

Russian Roulette


Prefiero usar el término inglés, y de paso recordar la canción del mismo título de los Lords of the New Church, tocada aquí en el legendario Marquee.

Europa lleva demasiado tiempo dirigida por estúpidos que siguen jugando a la ruleta rusa. El último hallazgo, cerrar el grifo financiero a un gobierno democráticamente elegido en Grecia, sabe Dios por qué, una medida tan estúpida y errada que le deja a uno así como pasmao.

Estos idiotas no se dan cuenta de lo que hacen, o bien están pagados por alguien que quiere acabar con todo esto. Si Grecia se larga del Euro, algo a lo que esta medida vil, chantajista y mafiosa, contribuye indudablemente, y si UK decide pirarse del Titanic (ocurrirá, no lo dudéis) en el que se convertirá en ese momento la Unión, esto se acabó.

Este año, amigos, va a ser divertido. Veremos de nuevo manifestaciones de idiocia y maldad absolutamente asombrosas. Tecnócratas con retraso mental vía bloqueo ideológico-sectario contra ciudadanos hasta los cojones de tanto imbécil.

La hostia no va a tener remedio, ni parangón.

A ver quién gana.

Actualizo el día 6 de febrero con el Manifiesto de los 300.

Uso la portada del disco homónimo de The Lords of the New Church en ejercicio del Derecho de Cita.

miércoles, 28 de enero de 2015

"Ácronos 3"


Josué Ramos acaba de publicar en Facebook la portada del tercer tomo de "Ácronos", la fascinante antología de relatos steampunk que él mismo dirige, y que edita el estupendo sello editorial Tyrannosaurus Books. Este tomo está dedicado a diversos países y culturas. La ilustración es de Joe Day, a quien nunca estaré lo suficientemente agradecido por su maravilloso diseño para mi novela "Los Códices del Apocalipsis", que también editó Tyrannosaurus.

"Ácronos 3" sale muy pronto a las librerías, no os lo perdáis. 

Ah, y dentro tengo un cuentito, un viejo proyecto que gracias a Josué y Tyrannosaurus se ha hecho realidad. Se titula "Raza".

La lista completa de cuentos y autores es esta:

Pablo Begué (Prólogo)
Gloria T. Dauden (Arabia)
Esther Galán (Rusia)
Rafael González (Japón)
Laura López Alfranca (India y Perú)
Raúl Montesdeoca (Japón)
Rafael Marín (China)
Jordi Noguera (Arabia)
Elio Quiroga (España)
Paulo C. Ramírez (México)
Josué Ramos (África)
Armando Valdemar (Rusia)


Aquí hay algo más de información sobre la antología.

Y aquí puedes ver una primera reseña en Ficción Científica (actualizado el 27 de febrero); "... una antología increíble, he encontrado relatos fascinantes, todos me han encantado. Cosa difícil de una antología, pero es lo que me ha fascinado de esta, que todos los relatos me han parecido espectaculares."

Lo que me da vergüenza


El titular de arriba salió hoy en Eldiario.es. Una astilla más a mi sonrojo general. A mi sentimiento de vergüenza insoportable.

Me da vergüenza que ayuntamientos como el de Madrid vendan casas de Protección Oficial a fondos buitre echando a la calle a sus habitantes.

Me da vergüenza que las Cajas o el Banco Malo revendan sus créditos de dudoso cobro a grupos de recobro de modos mafiosos.

Me da vergüenza que el gobierno de mi país se alinee con las operadoras telefónicas, la banca y todo aquel que tenga poder económico, que sea fuerte con los débiles, y débil con los fuertes.

Me da vergüenza que todo un Ministro de economía español diga que "Cualquier político responsable lo que quiere es que ese dinero se recupere" respecto a la deuda griega cuando ese pago mata a la gente en ese país. Por cierto, ese ministro que ahora presume de rigor y austeridad, trabajó en Lehman Brothers, la patética firma de asesoría que, ay, qué cosas, no vio llegar la Crisis Subprime y fue liquidada en 2012.

Me da vergüenza que España esté gobernada por un partido corrompido hasta la médula y que nadie pague por ello, ni penal ni políticamente.

Me da vergüenza que decenas de periodistas sonrientes rodeen cada mañana a Luis Bárcenas mientras las personas que levantan este país no merecen ni una nota a pie de página.

Me da vergüenza que un Ministro de Sanidad que apenas sabe hablar niegue sin sonrojarse que los recortes sanitarios estén costando vidas humanas, como afirma la Defensora del Pueblo. A ver, si este zote, este imbécil que debería de dimitir por puro asco de sí mismo se entera: ¡QUE ESTÁ MURIÉNDOSE GENTE, HIJO DE LA GRAN PUTA! (puede que así lo comprenda, perdonad el exabrupto).

Me da vergüenza la propaganda estúpida y ridícula con la que nos están bombardeando los incompetentes que están destrozando a mis conciudadanos estos días.

Me da vergüenza y me duele que tengamos a los menos capaces llevando las riendas de nuestro destino. Y me duele porque de eso, además, tenemos todos la culpa. Los idiotas que llenan el Consejo de Ministros están ahí por mi, tu, nuestra culpa.

Me da vergüenza que los poderosos se vayan de rositas y los pequeños, los pobres y los que cada mañana hacen que el país funcione sean castigados con una crueldad sádica, ya sea vía impuestos, sanciones administrativas o simple burocracia esclerotizada.

Me da vergüenza ver a diario las portadas de la prensa en papel, que ha dejado de ser tal para convertirse en el correo de los intereses y líneas editoriales de los mismos desgraciados que están destrozando el futuro del país. Ya no funcionan ni como parodias de sí mismos.

Me da vergüenza asistir a tanto supuesto coloquio político televisivo o radiofónico que no es más que un teatrito patético de estómagos agradecidos y mamporreros a sueldo.

Me da vergüenza cómo se hacen las cosas en mi país en estos días, cómo se venden cosas que deberían de ser sagradas; la sanidad, la educación, las escasas empresas públicas aún rentables, sin que nadie pueda detener esta locura suicida.

Me da vergüenza ver la mentira institucionalizada cada día, cada hora.

Me da vergüenza en general, para resumir, por no resultar más pesado ni más hastiado, esta España misérrima en la que vivimos, en la que todo es justo al revés de como debiera ser, esta España enlodada en la que parecemos refocilarnos todos. Nos gobiernan asesinos estúpidos, tontos idiotizados, miembros de sectas que adoran a la Codicia por encima de todas las diosas, legiones de hombres sin alma. Pero si he de ser honesto, esto va más allá de la vergüenza. El término más adecuado lo acuñaron en Mondo Brutto, creo, hace años. Es "ascopena".

Y me niego a aceptar que las cosas sean así. Mi gente, mi pueblo, se merece un gobierno y unas instituciones que no den vergüenza.

Espero que podamos darles una patada en sus culos fofos lo antes posible.

lunes, 26 de enero de 2015

Gando



Tomé esta foto en el Aeropuerto de Gando el 23 de septiembre de 2014.

En el suelo se puede ver la sombra del turbohélice de Binter que despegaba en ese momento.

Gando pasó de ser un desolado y polvoriento aeródromo de tierra (que pasaría a la historia por ser el lugar de partida del Dragon Rapide en pos de destruir todo un país), a convertirse en un pequeño aeropuerto con una preciosa terminal de estilo neocanario que recibió a los turistas durante los años del desarrollismo. Ahora es un mazacote de cemento y cristal lleno de franquicias, un clon de cientos de aeropuertos idénticos. Cada tiempo tiene lo que se merece, supongo.

En el ínterin, como comenté aquí, la terminal antigua fue arrasada por AENA hace un par de años en un acto de vileza e incompetencia también signo de los tiempos que corren, y que por supuesto sigue totalmente impune.

Desde aquella terminal blanca y pequeñita, vi llegar de niño el Concorde o el primer Boeing 747 que paraba por las islas. Las filmaciones de mi padre de aquellos acontecimientos en 8mm y Super-8 las conservo en algún lado, y recuerdo que verle con aquellas preciosas cámaras rusas a cuerda me despertó el interés primero y el deseo después de hacer cine.

Una cosa más, nadie sabe a dónde han ido a parar las obras de arte que decoraban la terminal derruida. Otro signo de este país de pícaros, y ejemplo del largo camino que aún nos queda por recorrer.

A todo esto, la privatización de AENA va genial, gracias.

Tras la venta de un 30% hace unos meses sin apenas publicidad a tres inversores y un cambio normativo cercano al fraude de Ley (no olvidemos que esto es España, y ese es deporte nacional) para soslayar cierto párrafo incómodo del Estatuto Canario de Autonomía (los aeropuertos canarios podían haber dado problemas), el pasado viernes, de nuevo a la chita callando, el Consejo de Ministros ha aprobado su salida a bolsa.

Con ánimo de incordiar sanamente, he planteado unas preguntas parlamentarias sobre la Terminal desaparecida. El resto de la demolición de AENA me temo que es ya imparable. A ver qué dicen los de Fomento o en quien deleguen de esa pequeña cagada cometida en provincias, sí, pero en uno de sus pocos aeropuertos rentables.

Ah, que a lo mejor era por eso...

miércoles, 21 de enero de 2015

Esto lo ha hecho Leroy Merlin



Para que lo sepas, Leroy Merlin ha hecho esta porquería en una esquina de la calle San Bernardo de Las Palmas de Gran Canaria.

No sé qué es peor, si la noción de mercadotecnia que algún publicista ha vendido a un ejecutivo en la empresa, destruyendo el patrimonio cultural de una ciudad, o el ayuntamiento que consiente esta barbaridad. Hasta han tapado la cantería de los balcones con pintura gris.

Eso sí, sé qué tienda de bricolage no voy a volver a pisar en mi vida y a la que voy a dar la peor publicidad posible. Es mi granito de arena.

Porque si estos son sus mimbres y esta su sensibilidad... es para echarse a temblar.

Actualizado en marzo de 2015: Al parecer la fachada ha vuelto a ser pintada como estaba originalmente. No sé cuándo lo hicieron, pero menos mal.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.