Sólo pongo un link a este artículo que lo cuenta todo.
Mi dolor, mi solidaridad, mi ánimo y mi cariño para quienes siguen luchando cada día para que aquello no se repita, con todo en su contra, hasta con tu propio gobierno poniendo zancadillas.
El mismo gobierno de meapilas que se niega a recibir a los miles de seres humanos que están cruzando el Mediterráneo, o que tolera una Europa desmemoriada que está a punto de consentir un genocidio por inacción, con miles de semejantes hambrientos y sin esperanza, condenados a nuestras puertas a la desesperación. Somos su modelo, se supone. El caso es que el modelo está tan podrido que es incapaz de ver ante sus narices su propio estallido de pus.
Vivimos en una era que exige valentía e inteligencia, y nos ha tocado en suerte un puñado de incompetentes cobardes entontecidos por la cosanguineidad, sea esta ideológica o de clase. El peor de los escenarios. El peor de los momentos.
Lo ocurrido hace 7 años, y cómo todo permanece igual, es sólo un ejemplo más de un sistema entero que se desploma, que es incapaz de defender los derechos ciudadanos más elementales y que sólo existe para perpetuarse.
Este es el mundo en el que vivimos. No es bueno que sea así. Luchemos por cambiarlo. De lo contrario, mereceremos lo que venga, pues todos nosotros habremos contribuido a él, por acción o por inacción.
(Continuará, porque me niego a aceptar esta tristeza de vernos domeñados por la incompetencia y la vileza)