lunes, 27 de julio de 2015

Miedo


La probabilidad de morir en un atentado terrorista es hoy en día de 1 contra 9,3 millones. 

Es más probable que te toque la primitiva o que se estrelle un asteroide llegado de espacio exterior sobre ti. No es broma.

Hay 8 veces más probabilidades que te mate un policía, ó 1048 veces más probabilidades de que mueras en un accidente de tráfico, ó 6 veces más probabilidades de que te mate el calor veraniego, u 8 que mueras en la cama asfixiado, todas esas cosas son mucho más posibles estadísticamente que el hecho de que puedas perecer en un atentado.

Si fumas, morirás a causa del tabaco con entre un 50% y un 60% de posibilidades (tira una moneda al aire, elige cara o cruz; esa es la probabilidad de que el tabaco acabe contigo: una de cada dos). Sin embargo, la paranoia terrorista, esa infinitesimal probabilidad de 1 contra 9.300.000, nos mantiene en un estado de miedo perpetuo completamente irracional.

Hace unos días fui a la T4 del Aeropuerto de Barajas, y me encontré con varios soldados patrullando con armas automáticas. Y por primera vez en las décadas que llevo volando sistemáticamente, me registraron la mochila. Todo ello obedece a ese estado de miedo que no sé bien a qué obedece (en Madrid no es raro ver a policías armados en las zonas "sensibles"), si a mostrar los dientes ante un (improbable) terrorista suicida, o acaso a asustar un poco más a una población europea que parece que no tiene suficiente con el miedo de la esquizoide política de recortes sociales a la que la Troika nos somete con crueldad mafiosa. En resumen, una aplicación de libro de la llamada doctrina del shock.

En la T4 tienen un pequeño panel en el que puedes apretar unas teclitas (caritas sonrientes si estás feliz, y enfadadas si no tanto) para valorar cómo te han atendido en el control de seguridad. Por sistema, pase lo que pase, aprieto siempre la carita disgustada. Es un acto pueril, inútil, en un sistema ciego y sordo que se rodea de estúpidas soluciones de relaciones públicas como esa para no escuchar a una población cada día más ahogada, en unos aeropuertos que se han convertido en zocos y en unos tiempos en los que volar se ha vuelto intolerablemente caro, para beneficio de un par de líneas aéreas agonizantes, pero es mi pequeña satisfacción.

Cuando pasas por los controles y compruebas el carísimo aparataje utilizado, y el ingente número de trabajadores de seguridad privada subcontratados, empiezas a comprender a quién beneficia lo que no es sino un teatro. Porque los aeropuertos son seguros, no por esas medidas incómodas y vejatorias en las que puedes ser cacheado “porque sí”, sino porque el terrorismo es improbable, y así lo dice la evidencia científica. 

Porque al final, todo es un paripé. Una comedia que beneficia a un puñado de selectas empresas de seguridad privada, a fabricantes de aparataje de rayos equis, detectores de metales, analizadores químicos y demás trastos. Y claro, desde que el sistema prohibe meter líquidos en los aeropuertos, a las carísimas tiendas duty free de los aeropuertos, que te fuerzan a comprar sus productos quieras o no a precio de oro, mientras vives en una ilusión de seguridad dentro del castillo feudal aeroportuario.

Una cosa importante para terminar: sabed que el peor suceso, con pérdida de vidas humanas (excluyo los accidentes aéreos), ocurrido en un aeropuerto en Europa fue el año 2004 en el Roissy - Charles de Gaulle, en la entonces nueva terminal del Aeropuerto parisiense. El edificio se derrumbó, matando a cinco viajeros. Pero no fue a causa del terrorismo. Fue la empresa constructora, que usó materiales de baja calidad para ganar más dinero, y la terminal se convirtió en ruinas a los pocos meses de su inauguración.

Es a la ambición humana y a sus estúpidos retoños putativos a los que hemos de temer, no a algo tan improbable como el terrorismo.

Pero a ver quién le explica eso a todo un sistema que vive precisamente de eso, del miedo.

La foto la tomé el pasado 22 de mayo a las 6:35 de la mañana, en la T4.

miércoles, 22 de julio de 2015

ILLWORLD


En agosto Tyrannosaurus Books editará ILLWORLD, un comic postapocalíptico que ha dibujado Francisco de la Fuente, un ilustrador portentoso. Espero que os guste.

Os mantendremos informados en cuanto salga, y podréis encontrarlo en librerías especializadas, FNAC, El Corte Inglés, etc.

domingo, 19 de julio de 2015

El espanto




Este es el penúltimo plano de "Lluvia Negra". Una catedral del cine dirigida por Shoei Imamura de la que ya he hablado, pero que se te queda clavada. Una película sabia que me ha llenado de espanto. Como espectador sé que hay un cine del horror, como el casi suicida "Saló" de Pasolini, o el exhibicionista pero apreciable de Gaspar Noé en "Irreversible". Pero el espanto sólo lo saben transcribir los grandes. Gente en estado de gracia. Imamura en "Lluvia Negra" está en esa situación, como ocurre en otra obra enorme del mismo director, "La Balada de Narayama", que en palabras de una persona cercana que la pudo ver por primera vez recientemente, tan sólo encierra un acto de amor final que destella tras un desfile de espanto.

Volviendo a "Lluvia Negra", pocas películas te pueden llenar de tanto horror como esa historia sencilla, en dos tiempos, protagonizada por los los herederos de la guerra, los que se quedan y mueren años, décadas después del desastre bélico. Las pruebas vivas de que las guerras y sus heridas marcan a los pueblos durante siglos. Pero de eso ya he hablado.

Comento todo esto porque he leído hace poco los "Cuadernos Ucranianos" de Igort, en una  preciosa edición de Sins entido. Plasmar en un tebeo el espanto se hace más difícil que en el cine, pues como lector puedes evitar la mirada, puedes decidir no entrar al juego planteado. La historia reciente de Ucrania que relata el autor es una crónica del espanto más crudo y destripado. No sé lo que pensarán los ucranianos de ese relato contado a través de las voces de un puñado de testigos y convertido en una historieta que te conmociona y te golpea, cosa que hacen sólo las grandes obras, como decía más arriba. 



Poco más puedo decir de este precioso y sobrecogedor recorrido pictórico por la vida de un pueblo que define el término "sufrimiento"; reducido a la animalidad más atroz por un grupo de sátrapas asquerosos y los avatares históricos que trajeron de la mano, y la imprescindible contribución de lo que podríamos llamar "jodida mala suerte", que todo contribuye. Leedlo, es una obra sabia. De las que hacen daño. Y, por tanto, de las que hacen falta.

En un post anterior recordaba que Imamura cuenta en el último plano de "Lluvia negra" una mentira piadosa, la de un hombre desesperado que intenta consolarse ante la crudeza de asistir al derrumbamiento de todo lo que le rodea, viendo cómo la historia de un amor inocente y puro de la que es testigo, entre una joven envenenada por la radiación y un loco que ha convertido la herida mortal de la guerra en delirio, terminará con la muerte inexorable. La mirada desesperada de una víctima que espera su destino, pero que se lo niega mediante el pensamiento mágico. Un ser humano desesperado dándose una caricia mental ante lo inevitable.

"Cuadernos Ucranianos" tiene ese hálito grandioso, que hace más llevadero, y de paso más duro, el espanto.

Eso que la humanidad sigue sintiendo cuando asiste a las tragedias indescriptibles por las que han pasado sus semejantes, pero que, maldita sea, los humanos se empeñan en seguir causando.

Las obras del espanto al final te dan un poco de esperanza. En la especie, en el futuro, en lo que sea. De lo contrario, no podríamos vivir, y el arte no sería arte, sino simple reproducción del horror.

La esperanza, al final, es lo único que nos queda. Es nuestra caricia mental ante un mundo que nosotros mismos hemos hecho así.

Las obras del espanto duelen. Por eso debemos apreciarlas. Por eso las necesitamos. Porque nos ayudan, aunque parezca una paradoja, a vivir.

La imagen la capturé del DVD de Lluvia Negra, y la portada de Cuadernos Ucranianos la he encontrado en la web de la editorial Sins entido. Hago uso de ellas acogiéndome al derecho de cita.

miércoles, 15 de julio de 2015

Premio Minotauro

Mi novela "Los que sueñan" ha sido agraciada con el Premio Minotauro 2015. Acaba de salir una nota de prensa de la editorial, que pongo a continuación. Os seguiré informando.




martes, 14 de julio de 2015

De la oportunidad perdida




Ayer Jeroen Dijsselbloem se ufanaba al presentarse como candidato a la reelección del presidente del eurogrupo, que obtuvo (derrotando por cierto a Luis de Guindos). Lo hacía como si no hubiera pasado nada.  Arrasar Grecia con unas medidas repugnantes y crueles por pura ideología no era parte de su análisis, claro. Le respondí como tantos ciudadanos. Me pareció impresentable su actitud. 



Ya me he desgañitado antes lo suficiente respecto a cómo se están tomando las peores decisiones de las disponibles en el espacio de decisión sobre Grecia así que no os aburriré mas. 

Pero mis temores se han visto confirmados. Europa pagará lo que ha hecho este fin de semana condenando a Grecia a pagar una deuda impagable con medidas neoliberales intolerables para cualquier país soberano. Pero el caso era acabar con Syriza. Nada mas importaba. Si se convierte a Grecia en un protectorado de la troika, pues a ello. 

Grecia no lo resistirá. Implosionará en unos meses. Y la gente está sufriendo y muriendo allí por estas decisiones que se me antojan repugnantes. Luego vendrá una crisis de deuda entre nosotros, los países más comprometidos: España, Portugal, Irlanda, Italia, Francia. Y si nadie lo remedia, con China explotando, la Unión Europea será agua de borrajas. Gracias a estos incompetentes. Han perdido la oportunidad histórica de crear una Europa de los ciudadanos. 

Si esto lo ve un mindundi como yo en un paisito del Sur ¿cómo es que estos tipos no lo ven? Amigos, la ideología es el mejor autoengaño. 

Repugnante es poco. Nos han condenado. Cuesta expresar con palabras los aciagos días que estamos viviendo. Los más tristes de la historia reciente del continente. 

viernes, 10 de julio de 2015

El peor momento


Hace un año más o menos lo comenté aquí. Y ahora la burbuja china ha estallado y sólo está conteniendo el maremoto el intervencionismo gubernamental, pero los maremotos no se pueden parar. Justo en el peor momento posible, con Europa jugando a un suicida juego de tronos con Grecia que puede acabar con nuestra economía, ocurre esto. Y seguimos en manos de incompetentes, ambiciosos y cobardes. Puede que la tormenta perfecta esté a punto de abatirse sobre nosotros. China es el principal inversor mundial, tiene billones en créditos, es el segundo país del mundo en PIB, y su población es el 20% de la humanidad. Y sus finanzas se están derrumbando ahora mismo.

Recuerdo leer un artículo sobre el asunto Subprime en 2007 en un vuelo Newark-Madrid, que nunca olvidaré por el escalofrío que sentí. Esperaba que la prensa española se hiciera eco de inmediato de aquel desastre al día siguiente, pero los kioskos no dijeron nada, ni las webs, ni al otro día, ni al siguiente mes...

Fue en 2008 cuando se empezó a hablar de las Subprimes tímidamente en nuestros periódicos, tan serviles ellos, como algo ajeno, cosa de los americanos, esos locos especuladores; y ya era demasiado tarde, no había más remedio que dejarse arrastrar por la marea que cruzaba el Atlántico. Vino luego 2011, el estallido de la burbuja inmobiliaria (hija de la Subprime) y la de las Cajas, luego el rescate, y ahora las consecuencias de la dictadura de la Troika. Hubo tiempo de parar todo aquello. Pero nadie quiso mirar al problema.

De nuevo hay casi completo silencio en la prensa nacional respecto a China (bueno, si llegamos a modificar nuestra aplicación de la Justicia Universal por ellos, supongo que este mirar cómplice a otro lado tendrá análoga recompensa), y otra vez, nuestros políticos en el Gobierno prefieren callar y mirar hacia Grecia, a ver si hay suerte y derrocan a Tsipras, y a su vez, por efecto dominó, él se lleva por delante a Podemos en su caída. Y China mejor no la tocamos, total, ya se arreglará. De nuevo nadie está haciendo nada y otra vez quienes deberían de estar poniendo diques ya, están a otra cosa.

Pasó en 2008. Volverá a pasar, este año o el que viene.

Y esta vez vamos a ser arrasados por la que podría ser la peor crisis financiera de la historia.

Espero de verdad que no. Es el peor momento posible.

Pero nadie parece (querer) darse cuenta de lo que nos viene.

La bandera de la República Popular China está en Wikimedia Commons en dominio público.

miércoles, 8 de julio de 2015

Banners



Lo vemos mucho en las webs de periódicos, pero casi ni le damos importancia ya. Son los hostiles banners publicitarios, que abren anuncios sin que podamos evitarlo, de forma automática, nada más entrar en el sitio de internet de tantos medios de noticias. O que a poco que te descuides y pases el cursor por encima de ellos te llevan a otra página de publicidad, o te abren un enorme cartel que te impide la lectura. O como en el de la imagen, que hacen varias cosas, te meten animaciones sobre la web que quieres leer, y además la encapsulan, como si toda la página web estuviera sumergida en un anuncio.

Todo esto está convirtiendo la experiencia de leer periódicos online y visitar websites similares en una tortura. Es como un bazar virtual en el que todo el mundo grita, creando una cacofonía que empeora tu visita online como modesto lector que sólo quiere mantenerse informado.

Este estado de cosas tan feo ocurre, como siempre, porque no está regulado el asunto. Parece que, o se crean normas, o el respeto más elemental a aquello que hace años llamábamos netiqueta (una especie de manual de comportamiento adecuado y buenas costumbres en internet) desaparece. No sé si los diseñadores de esos banners, y sobre todo los regentes de las marcas que se anuncian, son conscientes de la hostilidad que esos anuncios despiertan en los ciudadanos, ni parece que nadie se vaya a atrever a hacer un estudio al respecto (estarían atentando contra la gran mentira publicitaria, es decir, contra sus propios intereses), pero al final no creo que sea bueno para la imagen de cualquier marca desencadenar reacciones hostiles (como las que veo en mi mismo cuando me encuentro con estos modos) a cambio de unos miserables hits de visitas que ocurren por puro error, porque tu dedo pasó por donde no debía, o porque hiciste click sin darte cuenta en un margen de una web.

En fin, este ruido sólo nos habla de desesperación; la de unos medios que no logran monetizar sus servicios, y la de unos publicistas que se ven incapaces de sostener las visitas que les exigen sus clientes. Vivimos tiempos aciagos para la prensa, con casos de servilismo a "líneas editoriales" y bandazos ideológicos realmente preocupantes, que están arrasando con el prestigio de las principales cabeceras españolas. El asunto de los banners hostiles es otro síntoma del caos. El periodismo se ha convertido en un arma de propaganda, y los medios en brazos ideológicos disponibles para el mejor postor. Mala cosa para unos tiempos en los que la ciudadanía debe estar mejor informada que nunca.

Pues a lo mejor si os paráis todos a pensar, queridos anunciantes, creativos y regidores de esas webs que admitís el cambalache, la respuesta a todo eso no está en hacer las vidas de los visitantes a vuestras webs más miserables, sino en que usáis un modelo equivocado, que tal vez habría que cambiar.

La captura es de la web de El País de hoy. La uso acogiéndome al derecho de cita.


A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.