martes, 30 de abril de 2013
De fórmulas y hombres
Estoy haciendo un curso a distancia con el Profesor Walter Lewin, una leyenda de las clases del MIT, ahora al alcance de todos gracias a la iniciativa edX. Lewin es un encanto, un glorioso cascarrabias, un investigador brillante y un maravilloso profesor, obsesionado con el experimento. Sus clases son un placer, una gozada.
Hoy he encontrado este post en el foro de discusión del curso, y me ha parecido importante ponerlo aquí. Es sobre el examen por el que hemos pasado esta semana, pero lo importante es que hace una maravillosa acotación del "estilo Lewin" y una emocionante aproximación de lo que en realidad significa una fórmula física.
Mueve al asombro que el Universo se mueva aproximadamente como esas fórmulas que lo modelan sobre papel. Es una cosa extraordinaria.
La fotografía de Walter Lewin la encontré en Wikipedia Commons. La imagen tiene licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported, y su autor es Gabrielsleitao.
La encuesta de I+D del INE.
El INE, Instituto Nacional de Estadística, envía cada año una encuesta "voluntaria" a ciertas empresas seleccionadas por inescrutables designios, que está relacionada con su actividad de I+D. Es un monstruo de 40 páginas exigente, repleto de plantillas numéricas inflexibles, mal diseñado, profundamente hostil, diríase que un ejercicio de sadismo burocrático.
Al otro lado de la Red de Redes, el INE te "elige" para participar en tu encuesta, y si no lo haces, la amenaza de sanción ronda a tu maltrecha Pyme.
De nuevo, señores que administran y designan procedimientos, una vez más en este agotador proceso pasivo-agresivo de la administración española para con quienes se supone sirve; así no se hacen las cosas.
Luego el INE publicará esos datos voluntarios, que bien pueden ser falsos (para salir del paso del monstruo de encuesta que te encuentras delante, ante tamaña agresión administrativa, lo mejor es meter ceros en todos los apartados y olvidarte), y los dará por buenos. Espero que usen factores de corrección.
Invito desde aquí a la desobediencia civil civilizada contra estas maneras: mentid, poned cifras al tuntún, o dignas de Telefónica en vuestra Ultrapyme, y hablad de proyectos de satélites artificiales privados. Total, les da igual. Se creen que con medidas coercitivas se hacen estadísticas. Sorprendente. Basar estadísticas en encuestas, voluntarias u obligatorias, es un problema. En otros lugares incluso se paga al encuestado para valorar el tiempo empleado en trabajar para la administración y no para su empresa. Pues su información tiene valor.
Y, no os lo perdáis, la página tiene un diseño tan pésimo, feo y anti ergonómico, que en algunos casos, como el caso de empresas sin empleados, has de poner "empleados medios decimales" para poder seguir adelante en el inflexible formulario. Vaya dislate. En realidad la mejor estrategia es poner 0 en todos los apartados (donde lo permite la aplicación, claro), de modo que el INE pierda interés en ti, confiando en que en un par de años dejen a tu empresa en paz.
En la ilustración que sigue he puesto el mail de respuesta que he enviado a la funcionaria del INE que amablemente me ha "recordado" mi deber de participación en la encuesta.
martes, 23 de abril de 2013
La ilusión de la luna
La luna, nuestro único satélite, es
una visión que ha inspirado a la humanidad y nos ha llevado a
hacernos preguntas sobre lo que nos rodea desde el principio de los
tiempos. Si algo que todo ser humano sobre la tierra ha hecho a lo
largo de su vida en algún momento, es mirar a la luna alguna noche,
especialmente cuando está llena. Puede ser una de las pocas cosas
que todo ejemplar de nuestra especie ha hecho, casi sin excepciones.
Todos hemos mirado a ese astro que parece mirarnos.
Es probable, incluso que, de no
existir, y de haber aparecido la raza humana sobre el planeta, no
hubiéramos avanzado tanto en astronomía desde las primeras
civilizaciones. Calcular sus movimientos y sus fases era ya una
maestría conocida hace cuatro mil años, en las primeras
civilizaciones.
Sin embargo, la luna no aparece siempre
igual. Pasa por varias fases cada mes, y además, su tamaño parece
cambiar dependiendo de lo alta que esté sobre el horizonte.
La “ilusión lunar” ocurre cuando
la luna está baja, pegada al horizonte. Entonces, la vemos más
grande. El fenómeno se produce con otros objetos cósmicos a ras de
horizonte, como el sol o las constelaciones, según han probado
varios experimentos. En el caso de la luna, al parecer, aparece (en
términos angulares) 1,5 a 2 veces más grande a ras de horizonte, que ya
elevada sobre él.
Según las evidencias, este no es un
fenómeno físico, sino perceptivo. Y varias teorías se ocupan de
explicarlo, pero ninguna ha sido aceptada por unanimidad (el asunto sigue siendo objeto de controversia). En la
entrada en Wikipedia -especialmente la de la Wikipedia en inglés- se
explican varias. Muy interesante es el experimento que, usando un
objeto circular del tamaño proporcional de la luna llena para
eclipsarla ante los ojos del observador, demuestra que el tamaño de
esta es el mismo, esté en el cenit o en el horizonte, lo que
demuestra que es un asunto no físico (un fenómeno óptico
relacionado con la refracción de los rayos de luz al atravesar más
capas de atmósfera cuando el objeto está más cerca de la línea
del horizonte), sino de la percepción humana.
Creo que se trata de un caso de
apofenia; así se ha denominado a la terquedad con la que nuestro
cerebro intenta dar un orden a ciertos datos perceptivos que no lo
tienen. La pareidolia, que nos hace ver caras en las nubes, en las
baldosas, en una tostada, o en la misma superficie de la luna, es un
tipo de apofenia. Son peculiaridades de la percepción humana que
parecen tener un origen evolutivo y que nos muestran que el cerebro
humano siempre intenta dar sentido a lo que percibe, cometiendo
errores en ese empeño inconsciente.
La ilusión lunar podría ser un
ejemplo más de este tipo de fenómeno perceptivo. El origen de la
apofenia proviene de nuestros antepasados y podría ser genético;
necesitamos encontrar depredadores sigilosos tras la maleza, o
enemigos ocultos en la noche. Puede ser una elaboración de los datos
común con otros animales, y sería interesante diseñar experimentos
que lo prueben.
La ilusión lunar sería otro de esos
fenómenos de percepción creados por la evolución. Un depredador en
la lejanía debe de ser visto mejor y con más claridad, es un asunto
de vida o muerte. Si se recorta en el horizonte deberíamos de poder
tener acceso a mayor información sobre él, o estar más alerta.
Puede que se trate de una especie de “zoom perceptivo” nacido de
la visión de objetos/animales/personas potencialmente peligrosos en
la lejanía. También sería interesante poder diseñar experimentos
que confirmaran o desmintieran esta propuesta.
Es un hecho que nuestros ojos funcionan
focalizando en un punto la luz. En realidad sólo vemos muy bien las
cosas en una zona muy pequeña de la retina, donde está la mayor
concentración de células perceptivas de la imagen. Por eso movemos
los ojos, para acomodar en ese área la imagen objeto de nuestra
atención. El resto es periférico, y así se percibe. La
necesidad de “acercar” lo lejano está en el centro de esa forma
de percibir el mundo, y más aún cuando es el horizonte el que se
nos aparece, lejano y plano. Es el límite del orbe, y si algo surge
por él, amenaza o amigo, debe de ser perceptible de la mejor manera
posible, debe de aparecernos más cercano, facilitando nuestras
posibilidades de huida, de ser necesario.
Un experimento para intentar aproximar
esto podría ser intentar comprobar si las personas ven mejor los
objetos que ofrecen para los tests de visión los oftalmólogos
cuando los ponemos sobre un “horizonte artificial”. Con una
cartulina de color o negra bastaría.
He hecho el experimento sobre mi mismo
utilizando los iconos de Open Office, el programa con el que escribo
esto, para la alineación de párrafos. Soy miope/hipermétrope con
cierta presbicia y uso gafas para las dos primeras afecciones. Sin
quitármelas, colocando un “horizonte” bajo los iconos (una hoja
de papel), creo apreciar una leve mejora en la calidad de la
percepción de la separación de las rayas horizontales. Lo veo con
la visión corregida por las lentes y puedo apreciar la mejora. Puede
estar todo esto condicionado por mi deseo de ver mejor “con
horizonte”, y el hecho de que por ejemplo la hoja que uso de
horizonte artificial robe luz a la pantalla del ordenador puede
influir en todo ello. He probado (el propio interface de Open Office
tiene líneas horizontales cercanas a esos iconos) con un texto (la
palabra “test”) en Times New Roman cuerpo 9, 7 y 6, con y sin
subrayar en la pantalla en una página en blanco al tamaño de la
página suministrado por defecto por el programa. Mi ordenador tiene
una pantalla pequeña. Y especialmente en cuerpo 7 creo percibir una
“mejoría” en la palabra subrayada. La “veo” mejor. De nuevo
puede estar todo condicionado y además Open Office no da facilidades
para escribir una línea; esta queda separada un espacio fijo del
texto. También he probado con el programa de dibujo de Open Office,
usando la misma palabra y luego cuatro líneas horizontales; en este
programa puedo separar la línea de horizonte del objeto con mayor
precisión. Creo que se produce algún efecto. Me parece interesante
probar por ahí. Pero lo que puedo descartar es que se aumente el
tamaño relativo de un dibujo por dibujarle una línea de horizonte.
El cerebro “sabe” que está viendo la luna en el horizonte de
forma perceptiva, y sabe diferenciar lo que hace con esa luna y ese
horizonte reales y los que se pueden ver en una fotografía, por
ejemplo, donde no se produce ese fenómeno perceptivo.
Si algún lector interesado conoce a un
oculista podría organizarse una batería de pruebas, sobre todo que
permitan averiguar si el sujeto percibe los objetos cercanos a la
línea de horizonte artificial más grandes o no, en qué proporción,
utilizando “objetos en el horizonte” que podrían influir en la
percepción del tamaño relativo y, claro, si se mejora la visión
subjetiva de los mismos, que sería mi tesis. Abajo está el
experimento por si quiere alguien aplicárselo a sí mismo.
De todas formas ¿pasa lo mismo si observamos un horizonte real que si observamos un "horizonte sintético" hecho para un experimento como el planteado? ¿tenemos la misma percepción si vemos una foto de la luna en el horizonte que si la miramos en el mundo real? No lo sé. Seguramente existirá algún estudio al respecto.
En cualquier caso, mi propuesta es que
el mismo mecanismo que genera la apofenia es el responsable de la
“ilusión lunar”.
Addenda
Trazando que el tamaño relativo de la
luna cerca del horizonte es un fenómeno perceptivo causado por el
mismo mecanismo que la apofenia, creo que con el pequeño experimento
que he trazado he descartado que el mecanismo funcione siempre que se
use un horizonte y un objeto artificiales. Ha de ser una línea de
horizonte real, y la luna, el sol, u otro objeto cósmico. Podríamos
delimitar si tiene que ver en este error perceptivo la visión
estereoscópica. Ese sería otro asunto de estudio.
Hay un efecto que parece estar relacionado, la "Ilusión de Ebinghaus", que sin embargo no explica el gran cambio de tamaño informado cuando la luna está cerca del horizonte. Ya indiqué más arriba que se informa de un tamaño entre el doble y 1,5 veces el tamaño normal de la luna cuando ésta está en e horizonte.
Hay un efecto que parece estar relacionado, la "Ilusión de Ebinghaus", que sin embargo no explica el gran cambio de tamaño informado cuando la luna está cerca del horizonte. Ya indiqué más arriba que se informa de un tamaño entre el doble y 1,5 veces el tamaño normal de la luna cuando ésta está en e horizonte.
Pero ¿podemos calcular la distorsión
percibida? ¿Es ésta constante, o disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte? Si disminuye ¿En qué proporción lo hace en función de la altura de la luna?
Partiendo de la hipótesis de que la ilusión disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte, podemos aproximar en qué medida. Imaginemos que tenemos media luna a ras del horizonte. Desde su centro podemos trazar una línea que se puede elevar una distancia Delta hasta el punto en la que la luna aparece percibida con su tamaño correcto. Asumiendo que la percepción afecta al tamaño de la luna, tendremos un nuevo radio, r, mayor que el real, en toda altura d respecto del horizonte menor que Delta, pues en Delta no hay distorsión. Entonces se puede aproximar una línea que va de Delta al radio máximo, que sería aquel en el que la luna tiene la mitad de su circunferencia sobre el horizonte. De ser esta una línea recta tendríamos un triángulo de catetos d y r, e hipotenusa sqrt(d^2+r^2). Así, si la relación de crecimiento del radio lunar r fuera lineal respecto a d, podríamos despejarla del Teorema de Pitágoras. Esto nos daría un nuevo radio en función de la posición lunar d, respecto a Delta. Pero pudiera ser que la distorsión no se comportara como una recta; ¿sería entonces una cónica? En cualquier caso, se debería poder averiguar experimentalmente qué línea aproximaría mejor la distorsión perceptiva y se podría obtener una relación matemática que nos permitiera calcular el radio distorsionado r en función de la distancia d de la luna respecto a Delta, sabiendo que en d=Delta no habría distorsión.
Partiendo de la hipótesis de que la ilusión disminuye a medida que la luna se aleja del horizonte, podemos aproximar en qué medida. Imaginemos que tenemos media luna a ras del horizonte. Desde su centro podemos trazar una línea que se puede elevar una distancia Delta hasta el punto en la que la luna aparece percibida con su tamaño correcto. Asumiendo que la percepción afecta al tamaño de la luna, tendremos un nuevo radio, r, mayor que el real, en toda altura d respecto del horizonte menor que Delta, pues en Delta no hay distorsión. Entonces se puede aproximar una línea que va de Delta al radio máximo, que sería aquel en el que la luna tiene la mitad de su circunferencia sobre el horizonte. De ser esta una línea recta tendríamos un triángulo de catetos d y r, e hipotenusa sqrt(d^2+r^2). Así, si la relación de crecimiento del radio lunar r fuera lineal respecto a d, podríamos despejarla del Teorema de Pitágoras. Esto nos daría un nuevo radio en función de la posición lunar d, respecto a Delta. Pero pudiera ser que la distorsión no se comportara como una recta; ¿sería entonces una cónica? En cualquier caso, se debería poder averiguar experimentalmente qué línea aproximaría mejor la distorsión perceptiva y se podría obtener una relación matemática que nos permitiera calcular el radio distorsionado r en función de la distancia d de la luna respecto a Delta, sabiendo que en d=Delta no habría distorsión.
El atribuir la ausencia de distorsión
a la posición de la Luna en el punto Delta, también tiene sus
acotaciones. Parece que la Luna aparece como más pequeña de lo que es
cuando está en el cénit, que podría bien ser nuestro punto Delta. En ese
caso, habría que estudiar el fenómeno perceptivo de encogimiento,
existiendo un punto intermedio entre el horizonte y Delta en el que
el tamaño percibido es el más cercano al real. Estaríamos entonces
en un esquema de dos triángulos rectángulos enfrentados en ese punto.
La foto la tomé de Wikipedia
Commons. Es una salida de Tierra, tomada desde el Apolo VIII, cuando
estaba terminando su órbita lunar. Está, como gran parte de las
imágenes de la NASA, en dominio público. Los apuntes los hice pensando la Addenda, viendo una película, "Winchester 73" de Anthony Mann en TCM.
domingo, 21 de abril de 2013
Un debate online
Hace
un año sostuve un debate online en el blog Nada es Gratis con
Javier Fernández Villaverde, uno de sus redactores, a propósito de
su artículo “Bach y el Copyright”, que quisiera recordar aquí.
La cualificación en economía de Villaverde es indiscutible,
y el debate ofrece nuestros dos puntos de vista.
En
su artículo, muy corto, Villaverde arremete contra el copyright
mediante el recurso al charcarrillo, así:
“Bach
vivió siempre sin copyrights ni nada similar: solo con el mecenazgo
de la iglesia luterana en Leipzig donde se interpretaban sus obras.
Dudo mucho que todo el copyright del mundo vuelva a crear nunca algo
tan bello como esta cantata. Recuerde: el mecenazgo nos dio a Bach,
el copyright a las Spiece Girls.”
La
conversación y el artículo se pueden recuperar aquí.
Respondí
a su post de forma igualmente suave, confiando en que lo suyo
fuera sólo una broma. Este fue mi primer post:
Elio
Quiroga
marzo
28, 2012 a las 14:51
Hombre
como amante de los Bach encuentro cariñoso el comentario, pero
espero que no piense así demasiado en serio. Vivimos en un mundo en
el que los derechos de autor y el copyright van a llevar las riendas
de miles de industrias y millones de puestos de trabajo. Es más,
toda aquella industria basada en contenidos depende de ellos, de su
ejecución correcta, y de un marco legal adecuado que los proteja,
siendo la versión del concepto de “propiedad privada” para los
productos intangibles. Y convendrá usted conmigo en que la propiedad
privada es la base de nuestra sociedad de intercambios. Saludos.
Y esta su respuesta:
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 14:59
La
propiedad privada es la base de nuestra sociedad porque normalmente
genera los incentivos correctos y porque suele implicar asignaciones
eficientes. Los derechos de propiedad intelectual patrimoniales
generan una ineficiencia: son monopolios ex post que crean una
diferencia entre el coste marginal de producir un DVD o un CD
adicional y su precio. Por tanto, ex post, la propiedad privada sobre
bienes intangibles es ineficiente y no esta justificada. Ex ante, sin
embargo, puede resultar util al incentivar la inversion inicial en el
proceso creativo y ese el motivo porque el que tenemos estos sistemas
actuales. En resumen: las justificaciones habituales de la propiedad
privada no funcionan correctamente para la propiedad intelectual y es
por ello que los defensores mas acerrimos del mercado, como los
economistas de la escuela austriaca estan en su mayoria en contra de
ella. Puede existir una justificacion para estos derechos (el generar
incentivos ex ante) pero una apelacion a la propiedad privada o a un
derecho “natural” a la remuneracion no es un argumento
convincente (ni el argumento empleado por los juristas anglosajones
que en el siglo XVIII crearon el sistema moderno de propiedad
intelectual)
Aquí
mi interlocutor, bañado en citas, intenta “colarme” la
definición del copyright como ejemplo de monopolio ex post. Este se
da “tras” un avance tecnológico a cargo de una empresa, dándole
un poder competitivo temporal. Por ejemplo, la invención del
Macintosh da a Apple un monopolio ex post durante unos años (un
ordenador eficiente y con un interface agradable por un precio
módico) mientras sus competidores se colocan a la altura (IBM con su
PC, por ejemplo, desarrollando Windows). El monopolio ex post en
extas circunstancias favorece la competencia y la innovación,
forzando a los competidores de Apple a “ponerse las pilas” y
crear productos tan o más eficientes que el que ha generado el
monopolio. Este aspecto positivo del monopolio ex post se puede
documentar aquí (Science, Technology, and Innovation Policy: Opportunities and Challenges for the 21st Century, Pedro Conceição, Greenwood Publishing Group, 2000)
La
aplicación de la definición de monopolio ex post es un paso sorprendente, pues el producto protegido por el copyright,
película, libro, canción o lo que sea, es único, y efectivamente
genera en la competencia un efecto emulación (la corriente de
películas de éxito de superhéroes, por ejemplo, lleva a otras
películas de superhéroes). Ello no es una característica
negativa, sino definitoria de cómo es el comercio del producto
audiovisual / cultural / de entretenimiento.
Elio
Quiroga
marzo
28, 2012 a las 16:23
El
coste marginal de generar un DVD o CD suele ser la cadena de valor,
como lo es el coste añadido a fabricar cualquier otro bien
(manufactura, imprenta, transporte, retractilado, marketing,
almacenaje, coste de producción del bien reproducido en la copia,
etc.). Hasta donde yo sé, y trabajo en la industria, no se realiza
ningún añadido de coste para derechos de propiedad intelectual
patrimoniales al PVP de un soporte. Pero a lo mejor me equivoco. Tal
vez se refiera usted al famoso Canon, y en cualquier caso no hablamos
de lo mismo, además de que ya no aplica. Además y si así fuera
(que no lo es), en un mundo en el que la libertad de precios es base,
¿Cómo interpretar el desear que una cierta manufactura cueste una
cantidad determinada, algo que debería dirimir el mercado? Esto es
¿no estamos interviniendo donde no debemos? De todas formas, como el
punto de partida de su exposición no es real según mi opinión (no
existe ese supuesto recargo extra de derecho de autor en la
manufactura), su razonamiento no tiene sentido. La propiedad privada
lo es, sea esta intelectual o no, y básicamente se resume en: lo que
creo es mío. Si lo entrego en copyleft, en Creative Commons o cobro
por ello es asunto mío y de nadie más. Derecho, por otro lado, que
es de cualquier propietario de cualquier bien.
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 17:03
El
coste marginal de una copia digital de una pelicula, por ejemplo, es
trivial: unos pocos centimos del servidor. Cuando yo voy a Itunes y
me cobran $10 por esa copia, $9.95 es un mark-up sobre el coste
marginal (que se dividira entre Apple y la distribuidora, pero eso es
irrelevante). Esos $9.95 son una distorsion. Lo eficiente ex post
seria vender la pelicula a 5 centimos (precio = coste marginal, esto
es un resultado del primer dia de introduccion a la economia de
primero de carrera). Si no hubiese derechos de propiedad intelectual,
Itunes solo podria vender la pelicula al coste marginal (5 centimos)
porque otras paginas web la venderian al mismo (el precio bajaria
porque las empresas intentan ganar cuotas de mercado). Es decir el
mercado empuja el precio a su coste marginal. Es el MONOPOLIO que
tiene la distribuidora (y que me impide a mi copiar y vender
libremenente la pelicula) la que sube el precio.
Existen
argumentos para defender el sistema actual? Si. Es uno de ellos que
es un sistema de mercado? NO, es un sistema basado en el MONOPOLIO
(la distribuidora es la unica compañia que puede vender copias de la
pelicula legalmente) creado por el Estado. Si yo tengo una copia de
la pelicula y hago una nueva copia para vender lo tengo prohibido.
Eso es una limitacion en mi derecho de propiedad (la copia de la
pelicula es mia, esta en mi casa), no en el derecho de propiedad de
la distribuidora. Y esa limitacion en mi derecho de propiedad es la
que hace que la pelicula cueste $10 y no 5 centimos.
Aquí
aplica mi interlocutor la primera falacia: equiparar la propiedad de
la copia con el copyright, algo en lo que no entraré. Me parece más
curioso que se adentre en ella jardín que comento en
mi decálogo postrado anteriormente (punto 8), de la discusión sobre el precio del producto
cultural, algo que la sociedad no se aplica a servicios en los que
está siendo esquilmada (energía, banca, comunicaciones, etc.) pero
sí al producto cultural, lo que considero un ejemplo de pensamiento
esquinado, de falacia orientada a desviar la atención del centro del
problema: me bajo objetos de los que no tengo propuedad ni derecho,
los copio y los exploto.
Se
añade a esto la falacia de afirmar que el derecho que tiene un
distribuidor sobre el producto que distribuye está creado por el
estado. De nuevo un contraejemplo reduce al absurdo esta tesis: si se
robaran camiones de frutas a diario en nuestras carreteras ¿entonces
el Estado, si los defendiera policialmente, estaría fomentando un
“monopolio del tráfico de fruta”?
Sigue
mi interlocutor en su respuesta:
Por
ello su frase:
- “¿no estamos interviniendo donde no debemos?” es completamente erronea, es la intervencion del estado la que genera el precio actual. El libre mercado generaria uno muy distinto.
No
entra mi interlocutor en su razonamiento falaz de qué libre mercado
habla. Deduzco que de uno en el que compras un DVD y puedes
comercializar las copias de este que te vengan en gana. Eso se
llamaría falsificación si se tratara de bolsos de Gucci o relojes
Dolce & Gabbana, pero mi interlocutor lo llama “libre mercado”.
- “La propiedad privada lo es, sea esta intelectual o no, y básicamente se resume en: lo que creo es mío.” tambien es incorrecta. Como he argumentado en otro post, el derecho moderno parte de la premisa que la propiedad intelectual patriomonial es inherentemente distinta a la propiedad de un bien fisico. El derecho ha reconocido, desde la antiguedad que esta diferencia hace bienes fisicos e intelectuales in essentia sua diferentes y por tanto que reciben un tratamiento diverso (operari sequitur esse). Con un ejemplo que ya he presentado en otras ocasiones, la propiedad de una camisa es ad eternum y sin condicion mientras que los derechos sobre una cancion estan inheremente limitados. Usted podra crear una cancion pero incluso el sistema mas generoso de copyright solo le da derecho a controlarla por unos años. Si usted crea una camisa, sera suya y de sus descendientes hasta el final de los tiempos.Curiosamente, envuelto en latijanos y previa llamada “a la tradición”, mi interlocutor no responde a mi afirmación, dicha en presente de indicativo, de que mi producción intelectual es mía (ahora) y hago con ella lo que quiera (ahora). Se refugia en la caducidad de esa propiedad al cabo de equis años, pero no responde a mi pregunta, obviamente por que no tiene argumentos de respuesta a mi decisión libérrima de hacer con mi propiedad intelectual lo que quiera (venderla, cederla, regalarla), lo que es una afirmación innegable.
Y
finalmente
1)
No, no tiene nada que ver con el canon.
- Lo mas gracioso de toda esta discusion es que esta semana no he dicho ni una sola palabra que no este en todos y cada uno de los libros de texto de economia del mundo. No me he inventado absolutamente nada. Es sorprendente que a la gente le llame la atencion algo que es bien entendido por la profesion de economistas y, en el mundo anglosajon, por la mayoria de los abogados.De nuevo el refugio en la literatura, algo que vuelve a ser sorprendente en alguien que ha escrito en su post que “el copyrigh nos ha traído a las Spice Girls”.
- Costes de marketing y demas (como comprar el servidor o programar la pagina web de Itunes) no son marginales, son fijos (casi siempre, hay alguna excepcion como un cupon promocional). Coste fijo y coste marginal son conceptos tecnicos bien definidos. De nuevo esto no me lo he inventado yo. Es sentido comun y es lo que dicen todos y cada uno de los libros de contabilidad de costes escritos por la humanidad.De nuevo mi interlocutor se refugia en definiciones para huir de la respuesta, del agujero de su anarquista y deliciosamente ácrata “copyright malo, destruyamos el copyright, que ha destruido a Bach”, obviando que Bach, como todos sus coetáneos vivió al borde de la pobreza en muchas ocasiones, y en un mundo miserable e injusto, sin duda más que el actual, y que además el copyright es un derecho humano, algo a lo que nadie parece querer enfrentarse.
(…)
Respondí al post anterior así:
Elio
Quiroga
marzo
28, 2012 a las 17:59
No
entiendo que describa que el derecho adquirido de una distribuidora
sobre la exclusiva de un producto (podríamos decir lo mismo de un
distribuidor de Gucci), derecho que ha adquirido tras puja en el
mercado, un comprador quiera arrogárselo y lo califique como derecho
¿Es su derecho distribuir una obra cuyo derecho de distribución ha
adquirido una distribuidora en puja sin haber pagado en esa puja? Y
me intriga que declare usted que es un derecho creado por el Estado.
¿Que por ejemplo Lionsgate, productora de “Hunger Games”, una
película de moda que está siendo un éxito, haya cedido, entre
otras a Alliance Films (Canada) , Belga Films (Bélgica ),
Cathay-Keris Films (Singapur), Forum Hungary (Hungría) , Independent
Films (Holanda), Kadokawa Pictures (Japón), Lotte Entertainment
(Corea del Sur), Metropolitan Filmexport (Francia), Spentzos Films
(Grecia), StudioCanal (Alemania) , Videocine S.A. de C.V. (Mexico),
Warner Bros. (España) , Mongkol Major (Tailandia), Paris Filmes
(Brasil), Pris Audiovisuais (Portugal), Tanweer Films (India) el
derecho de distribución de esa película previa puja privada, es un
derecho que le pertenece a usted y está regulado por el Estado?
Lamento no entender su razonamiento. ¿El Estado regula esto? ¿Y
quiere usted acceder al derecho de distribuir libremente “Hunger
Games” tras, tal vez, haberlo adquirido en DVD? ¿No es eso el
equivalente a fotocopiar un libro que ha comprado y revenderlo en el
rastro? ¿Qué me estoy perdiendo?
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 18:42
- La comparacion con Gucci no es adecuada: Gucci tambien vive, en buena medida, del derecho de propiedad intelectual. Si uno quiere hacer una comparacion con un bien distinto, este no puede ser otro bien intelectual.Aquí mi interlocutor me niega, pero a la vez no crea la hipótesis que pide.
- ” ¿Es su derecho distribuir una obra cuyo derecho de distribución ha adquirido una distribuidora en puja sin haber pagado en esa puja? ” La empresa que ha pujado por el derecho de distribucion lo ha hecho precisamente porque el Estado impide a terceros distribuir copias de ese bien legalmente al menos que se tenga esa exclusiva. La empresa esta comprando un privilegio que el estado ha creado y que por ello y nada mas por ello tiene un valor en el mercado secundario (como tiene un valor, por ejemplo, la licencia de una farmacia ya que esta licencia es concedida por las AA.PP., si las farmacias se pudieran abrir libremente, la licencia de una farmacia tendria el mismo valor que las licencias para crear una drogeria: cero).
3)
Si yo voy y compro un DVD de “Hunger Games”, acaso no puedo
(tecnicamente) copiarlo? Por tanto, si usted me dice que no puedo
hacerlo legalmente tiene que ser porque el estado me lo esta
impidiendo. Quitese de la cabeza esa idea de que el derecho de
propiedad intelectual existe por una relacion privada como existe el
derecho a la propiedad de una camisa. NO!!!!! Existe porque la
Guardia Civil apareceria en mi casa si yo me pongo a copiar y vender
el DVD de “Hunger Games”. Sin embargo, si yo me pongo a copiar y
a vender “El Quijote”, la Guardia Civil no aparece. Eso es por lo
que el DVD de “Hunger Games” se vende al precio que se vende y
las peliculas en dominio publico se las puede usted bajar de internet
libremente. Que Lionsgate pueda vender “Hunger Games” a todas las
otras distribuidoras en exclusiva es un privilegio garantizado y
regulado por el estado.
De
nuevo, como le insistia antes, existen argumentos para defender el
sistema de copyright. Pero NO es un sistema basado en el libre
mercado y en los contratos libremente firmados por las partes. Es un
sistema basado en la Guardia Civil asegurandose que un MONOPOLIO
creado por el estado funcione y opere.
Y
si no me cree, lea usted un buen libro de economia o un buen libro de
derecho anglosajon. No hay NADIE en el mundo (fuera de España que
somos muy paletos) que discuta que el derecho de propiedad
intelectual es un monopolio garantizado por el estado. Eso no quiere
decir que sea malo. Solo quiere decir que es eso: un monopolio.
Y,
como le decia antes, es precisamente por ello que los economistas de
la escuela austriaca, los mas firmes defensores del mercado y de la
propiedad privada, estan en contra de los derechos de propiedad
intelectual: entienden perfectamente que son una creacion del estado,
no del mercado.
Dejo a continuación el resto del debate en el que entran otros interlocutores, por su interés, y acogiéndome al derecho de cita:
LVS
marzo
28, 2012 a las 20:38
Mi
idea: Existe un momento en el que el derecho de propiedad intelectual
tiene un valor indudable antes de que el estado cree ese monopolio
del que habla Jesús, valor proporcional a la calidad del producto, a
la fama de su creador, a la moda…
Me explico. Un compositor crea
una sonata, un escritor un artículo, un cocinero una receta. En ese
mismo momento (como hacían Mozart o Wagner) es cuando el creador
debe sacar rendimiento a su obra, es decir, debe “vender” su
producto a un precio suficientemente alto como para resarcirle de su
esfuerzo intelectual, y no esperar ganar dinero por cada vez que se
toque la sonata, cada vez que se lea su artículo o cada vez que se
sirva su plato.
El mundo audiovisual hizo posible que
compositores/cantantes, cineastas/actores ganaran dinero con la
distribución, pero era una situación anómala, ligada a la
imposibilidad (como la de duplicar un óleo) de hacer copias de los
vinilos, de las películas o de los libros. Una vez que se generaliza
el uso de las copias digitales o del escáner en toda casa, todo
ordenador, este mercado cautivo del vinilo o super8, murió. Murió y
no hay vuelta atrás.
Los autores deben saber que su negocio ahora
es otro, es vender su producto nada más crearlo a un buen precio, y
los cantantes o intérpretes saber que deben vivir de interpretar,
vivir del “vivo” en caso de cantantes, y no esperar ninguno que
acosos policiales en los hogares o cánones digitales salvaguarden un
negocio que ya no existe, que es historia. Saludos. Luis
Excelente
nota. Solo quiere decir que es eso: un monopolio, como todas las
grandes empresas que el estado concede en concesiones y otras jugadas
turbias.
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 19:41
Totalmente
de acuerdo y por eso desde NeG siempre hemos fustigado a las
compañias que disfrutan de monopolios del BOE. En España los
llamamos el “capitalismo castizo”.
La
verdad es que es un poco sorprendente no querer reconocer que la
propiedad intelectual es un monopolio de distribucion. Me parece algo
tan obvio como que 2+2=4. Y lo mas gracioso es que es algo que, en el
mundo academico, nadie discute. Solo aquellos poco familiarizados con
el derecho y la economia Y que viven del monopolio parecen tener
problemas para verlo.
Pero,
como decia Upton Sinclair
“It
is difficult to get a man to understand something, when his salary
depends upon his not understanding it!”
Alvaro
marzo
28, 2012 a las 22:27
Estimado
profesor. Un simple experimento mental.
Imagine
que soy capaz de desarrollar un programa informático que es capaz de
encriptar “cuánticamente” -nota de humor- su libro de Historia
de la Economía que, no recuerdo dónde, leí que tiene colgado en la
red. Imagine a continuación que me pongo a cobrar por las descargas
de su libro. Imagine por último, que no existe un Estado sancionador
que se dedique a perseguirme porque no está contemplado en sus
códigos jurídicos una posibilidad así. Dígame por favor, qué
haría usted o, al menos, qué pensaría de “mi trabajo”.
Si
no es mucho pedir, le ruego que imagine por último que, dado que
tiene un público fiel y amplio, me dedicaré a encriptar
“cuánticamente” y a cobrar por las descargas de todos y cada uno
de los libros, artículos, reseñas o críticas que escriba. Dígame,
ante una situación así ¿encontraría realmente alicientes para
seguir escribiendo?
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 22:38
Alvaro
Tu
te crees que yo me pego la paliza de escribir un libro por los cuatro
duros que puedan pagar de royalties? No se si tienes la mas remota
idea de lo que cobra un Catedratico de Economia de una Ivy League que
sepa econometria financiera (mi caso) en Wall Street por un SOLO dia
de consulting (pista: bastante, bastante mas de lo que cobra un
español medio en 1 mes). Te podra parecer fatal pero es lo que paga
el mercado. Si lo que quisiera era ganar dinero, me dedicaria a eso
(ofertas no me faltan, cada par de meses tengo una), no a contestarte
a ti ni a escribir libros o posts en NeG (que me genera cero
ingresos).
En
todo caso, ese modelo de negocio no funcionaria, ya que yo seguiria
colgando mis notas de historia economica de manera gratuita en mi
pagina web (me imagino que tu modelo de negocio no supone no solo
encriptar el libro sino tambien impedirme a mi que lo cuelge yo, no
se, enviando a unos matones para que lo quite de mi servidor o
hackeando mi ordenador; el eliminar el copyright no significa que yo
no pueda seguir disfrutando de mi copia personal del producto,
significa que tu puedes copiar tu copia, que es muy distinto). Quien
va a pagar por algo que es gratuito? Pero bueno, imaginemonos que si,
que encuentras clientes (por el motivo que sea) que estan dispuestos
a pagarte aunque yo tenga las notas colgadas gratuitamente en mi red.
Pues mejor para ti. Cada libro que vendas incrementara mi prestigio
profesional y tu te enriqueceras.
No
entiendo yo esta mania que tienen cantidad de comentaristas en este
foro de jugar al “imaginese usted….”. Presentemos argumentos
analiticos o empiricos, no apelemos al sentimentalismo como si
fueramos adolescentes.
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
28, 2012 a las 22:59
Otra
manera de pensarlo es la siguiente: si yo vendo una copia de “El
Quijote” a un tercero y me quedo con otra copia en mi casa, la
copia mia sigue siendo mia. Bajo la legislacion española el nuevo
dueño de la primera copia puede copiarla cuanto quiera (“El
Quijote” no esta protegido por copyright) y venderlas al precio que
mas le plazca. Lo que no puede hacer es romper la puerta de mi casa y
robarme mi copia.
Sin
embargo, si yo lo que le vendo es una de las dos copias de un libro
que he escrito yo y con copyright, no solo no puede entrar en mi casa
a robarme mi copia, el nuevo dueño tampoco puede copiar su propia
copia. Eso es la esencia del copyright: me da a mi, el escritor, el
monopolio de generar “copias” aunque tecnicamente sea posible
para cualquier tercero.
A
uno le podra parecer bien o mal este monopolio (por ejemplo, puede
defenderlo si cree que con el monopolio se incentiva la creatividad
artistica) pero:
1)
No puede negar que el copyright es dar al autor un monopolio de la
creacion de copias del original.
2)
No puede pretender que el estar a favor de revisar este monopolio
signifique que uno esta en favor de revisar otras formas de propiedad
privada (como la copia mia personal).
Pedro
Ramos
marzo
29, 2012 a las 00:08
Se
puede estar de acuerdo en que el copyright está demasiado extendido,
pero de ahí a añorar a Bach y el mecenazgo … Podríamos seguir
recordando que Carl Gauss fue “Privatdocent” (esencialmente,
pasaba la gorra tras cada clase), y proponer que hicieran lo mismo
los actuales profesionales del mundo académico …
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
29, 2012 a las 00:21
En
el sistema aleman de universidades se era privatdozent (con “z”)
hasta que le hacian a uno catedratico.
Era
el equivalente al assistant professor de hoy (o, quizas mas cercano,
de los estudiantes de Ph.D. en Penn que hacen de tutores de los
undergrads o lo que yo hize en su dia para ganarme un dinerillo
cuando era un pobre estudiante).
Con
respecto a Gauss: hasta 1807 fue mantenido por el duque de
Braunschweig. En ese año (con solo 30 añitos de edad) le hicieron
catedratico y director de un observatorio:
No
creo que fuera nunca privatdozent pero puedo estar equivocado (quizas
lo fue por un breve tiempo?)
La
verdad es que me hace mucha gracia esa insistencia de mucho en
intentar meterme miedo con respecto a mis fuentes de ingresos o
querer decirme cosas del estilo “para ti tambien” como esa de que
volviesemos al sistema de privatdozent. En fin, me imagino que es la
falta de mejores argumentos. Cada vez que leo una de esos comentarios
mas me doy cuenta que tengo razon:)
Alvaro
marzo
29, 2012 a las 00:51
Profesor,
no me voy a extender en un asunto sobre el que no vamos a llegar a
acuerdo. El copyright es dar a un autor el monopolio de la creación
de copias del original. Cierto. Pero es mi problema, no el suyo. Sea
o no lo sea, si yo autor, me acojo a ese derecho, a ese monopolio
sobre mi creación artística -mía, creación artística mía, sobre
ninguna otra creación reclamo tal dominio- dicho derecho debe de ser
respetado. Y no es que esto deba de ser una exigencia legal, que lo
es por otra parte, es que dentro de una concertación libre entre
personas, curiosamente llego a una conclusión contraria a la suya:
el derecho de gestión y de dominio sobre mi obra que es tanto como
decir el derecho de gestión y dominio sobre mi persona, debe de
prevalecer absolutamente sobre su derecho al conocimiento, o su
derecho de acceso a la ciencia o la cultura.
Para
mí no es debatible que usted pueda escribir los libros que quiera,
colgarlos en la red y no beneficiarse económicamente de ello -como
dice, puede resultarle suficiente generar una marca personal y un
prestigio profesional-; como no es debatible que usted deba reconocer
mi derecho a que yo pueda escribirlos y negarme a entregarle una
copia si no es a cambio de unas piezas de metal. ¿Puedo yo obligarle
a usted a cobrar por sus libros?. No, por supuesto. ¿Con base a qué
derecho puede entonces usted “desencriptar” mi creación? ¿Qué
clase de derecho es ese? Lo siento, aunque son muy hábiles muchos de
sus argumentos, en el fondo no me parecen más que excusas de mal
pagador.
Y
con respecto a los experimentos mentales y los “imaginese usted….”
si me gustaría decirle que, como profano en temás económicos, como
alguien que simplemente se acerca a este mundillo con curiosidad y
afán de aprender, en un muchos por ciento, la economía, lo que nos
cuentan los economistas, no me parece mucho más que una sucesión de
experimentos mentales. Revestidos de cierto ropaje estadístico unas
veces, de habilidad deductiva otras, pero….experimentos mentales al
fin y al cabo. Le diré que en el ámbito de la física, tanto
Newton, como Maxwell como Einstein basaron los cimientos de algunos
de sus razonamientos más importantes simple y llanamente en
experimentos mentales (Newton, su defensa del espacio y el movimiento
absoluto utilizando un ayudante imaginario, un cubo y un trozo de
cuerda largo; Maxwell con su pequeño demonio para analizar algunas
cuestiones relativas a las leyes de la termodinámica; Einstein y su
visión de lo que ocurriría si fuera a la par de un rayo de luz para
extraer algunas de las consecuencias más importants de su teoría de
la relatividad especial).
Dicho
todo lo cual, espero con sinceridad que siga usted compartiendo con
profusión, de forma gratuita y durante mucho tiempo, sus amplísimos
conocimientos pues, a pesar de algunos simples desacuerdos, le
incluyo dentro de la categoría de los maestros -como a de buena
parte de su compañeros de blog, tengo que decir-. Si algún día
decide dedicarse a la bolsa, escribir libros para contar las claves
del bálsamo de fierabrás y cobrar por ello, tenga por seguro que no
se lo reprocharé sino que me parecerá absolutamente lógico. No
olvide además, que lo “gratis total”, nos guste o no ….siempre
terminamos sospechando de él. Y no lo digo yo, lo dicen los
Khaneman, Tverski y compañía.
Jesús
Fernández-Villaverde
marzo
29, 2012 a las 01:00
Entonces
creo que llegamos a la clave del tema: usted piensa que existe un
derecho natural o innato (“el derecho de gestión y de dominio
sobre mi obra que es tanto como decir el derecho de gestión y
dominio sobre mi persona”) a las copias de las copias. Yo, como
todos los derechos patrimoniales (nunca, nunca he negado los derechos
morales de autoria) creo que estos solo se justifican si existen una
razon de eficiencia para los mismos (que por otra parte es la postura
del articulo 128 de la CE). Son dos concepciones distintas de la
fundamentacion del derecho y es poco probable que nos pongamos de
acuerdo. Pero al menos sabemos porque estamos en desacuerdo y eso ya
es algo.
Solo
dos cosas rapidas
1)
dice: “usted deba reconocer mi derecho a que yo pueda escribirlos y
negarme a entregarle una copia si no es a cambio de unas piezas de
metal.” Si, ese derecho se lo reconozco. El derecho que no
le reconozco como innato -sino como unicamente instrumental para dar
incentivos y que creo que tenemos que repensar- es su capacidad de
prohibirme a mi el hacer una copia de la copia que ya me ha vendido.
Mi ejemplo anterior lo clarifica: yo tengo todo el derecho del mundo
a venderle mi copia del Quijote. Lo que no tengo es el derecho a
impedir que usted copie mi copia.
2)
dice: “aunque son muy hábiles muchos de sus argumentos”. Ya me
gustaria a mi que fueran mis argumentos. Los argumentos que llevo
exponiendo desde el sabado estan directamente sacados de los libros
de texto standard de economia (de hecho, si usted se apunta a una
clase de economia de innovacion y desarrollo son el pan nuestro de
cada dia) y sus creadores fueron gente como Arrow, Romer, Aghion o
Acemoglu en comparacion con los cuales soy un enano intelectual.
Encontré la imagen que ilustra este post en Wikipedia Commons. Su autor es Bizmac y está bajo licencia Creative Commons Atribución 2.0 Genérica.
viernes, 19 de abril de 2013
La invasión de los carotenoides
El pimiento es uno de los frutos más usados por la humanidad y desde hace más tiempo, ya sea consumido directamente, así como especia y aditivo a los alimentos.
En el proceso de coloración de los pimientos se producen interesantes fenómenos en los que diversas sustancias, xantófilas, carotenos, clorofila, pelean y colisionan para ocupar el espacio del fruto.
Cuando un pimiento rojo cambia de color en la planta, asistimos a un cambio químico muy complicado en el que la clorofila que da el tono verde al fruto se ve sustituida por un conjunto de caroteonoides, responsables del cambio de tonalidad. Los más importantes, de 50 aproximadamente, son la capsantina (un 60%) y luego la capsorubina y la capsaicina (ésta última es responsable del picor de los chiles, por ejemplo). Su combinación con otros da el tono de la paprika, que es más anaranjado.
El proceso de maduración del fruto viene condicionado por unos genes que disparan la generación de carotenoides en un momento determinado. Durante ese proceso disminuye en el fruto la cantidad de luteína (una xantófila -las xantófilas son derivados oxigenados de los carotenos-), el colorante mayoritario en los cloroplastos, incrementándose el nivel de los carotenos mediante nueva síntesis, entre ellos la zeaxantina, precursor de la capsantina (a través de la anferaxantina) por lo que disminuye en el fruto la cantidad de luteína. El proceso es estudiado en el paper A comparison of the carotenoid accumulation in Capsicum varieties that show different ripening colours: deletion of the capsanthin-capsorubin synthase gene is not a prerequisite for the formation of a yellow pepper (Journal of Experimental Botany, Vol. 58, No. 12, pp. 3135–3144, 2007). Según el estudio, en los pimientos no rojos, el nivel de carotenos se mantiene estable durante la maduración, por lo que se achaca sobre todo al nivel de capsantina el incremento total.
Repasando a Turing encontré uno de sus últimos artículos, que sería tremendamente influyente en el futuro, The Chemical Basis of Morphogenesis, en el que el matemático sistematiza patrones de reacción-difusión que permiten modelar matemáticamente fenómenos naturales que van desde los patrones biológicos en forma de espirales o las pigmentaciones, hasta las invasiones de poblaciones en lucha.
En el caso de los pimientos rojos podríamos trazar una analogía entre la invasión de una población por parte de otra (John G. Skellam desarrolló en forma de modelos de reacción-difusión la invasión de poblaciones) y la irrupción de los carotenoides en el pimiento, que van desterrando del fruto la clorofila (u otros pigmentos) en el tiempo (una predicción en el modelo de Skellam de invasiones).
Ignoro el proceso bioquímico, pero este "desalojo" controlado por enzimas, puede ser parcial, como sabemos de esos pimientos en los que conviven dos colores, o como cuando una población no desaloja a otra, sino que acaba conviviendo con ella.
Lo de la foto, es un pimiento, sí. Rojito él.
lunes, 15 de abril de 2013
Reducción al absurdo
Quienes
abogan por las descargas realizadas sin el consentimiento de sus
propietarios, parten de una falacia gravísima, el supuesto “derecho”
a adquirir un bien (independientemente de si se puede copiar
fácilmente o no) por encima del derecho de quien lo ha creado a
decidir sobre ello. Es un acto de auténtica barbarie, por lo que sus
argumentos ya nacen viciados, pero quisiera revelar sus
inconsistencias adoptando una suerte de experimento mental: qué
pasaría si aquello por lo que abogan quienes están a favor de las
descargas ocurriera. Si su utopía de la abolición del copyright
tuviera lugar. Veamos:
1-
La negación del derecho del copyright no podría ocurrir sólo en
España. Si en nuestro país se llevara a cabo, sería insostenible
en un contexto internacional, ya que todos los países de nuestro
entorno mantienen el copyright. Habría asimismo que pensar qué se
hace con el Artículo 27 de la Declaración Universal, que lo
defiende. En resumen, sería muy poco probable que se apoyara
internacionalmente una legislación así. España quedaría aislada y
resultaría probablemente multada por vulnerar las reglas de mercado.
En esas circunstancias, una legislación así no duraría más de un
par de semanas. Amén de que si se denunciara a instancias
superiores, como el Tribunal Constitucional sería derogada también,
al atentar contra un derecho básico de los ciudadanos, el de la
propiedad de sus obras (algunos de los que abogan por las descargas
niegan torticeramente que el derecho de copyright les asiste también
a ellos, y a todo ciudadano. Todo ciudadano es autor. Todo ciudadano
tiene derecho de copyright).
2-
Si se legalizaran las descargas, ¿Qué se estaría legalizando? ¿El
enlazar a una página que es considerada pirata en otro territorio
soberano, como ocurre ahora? Sería una vulneración flagrante de la
legislación internacional. El hecho de que ese aspecto de internet,
el enlace a un contenido posiblemente ilegal esté actualmente en un
vacío legal (pronto esto va a cambiar, afortunadamente) no hace sino
reflejar la paradoja de lo que podría ocurrir si se les diera carta
de legalidad. Desde el punto de vista de la delincuencia
internacional se estaría fomentando la existencia de grupos
delictivos en terceros países. Si se legalizara el acceso a archivos
obtenidos sin el consentimiento de sus propietarios en España se
estaría de nuevo negando el derecho elemental a la propiedad de su
obra de todo ser humano. Sería un atentado a un derecho básico.
Cualquier juez lo podría tumbar. Asimismo, las empresas que
comercian legalmente con esos productos y han pagado por ello podrían
denunciar al Gobierno Español por atentado contra sus intereses, y
acusarle de llevarlas a la ruina y al cierre, de nuevo con absoluta
certeza de ganar el juicio.
3-
Si se legalizaran las descargas o se permitiera, por ejemplo, su
acceso sin control alguno ¿Cómo se investigarían delitos de
gravedad contra las personas como la pornografía infantil o el robo
de datos personales? ¿Hasta qué punto debiera de ser “sagrada”
la “intimidad” del que se descarga contenidos ante la sospecha de
delito?
4-
¿Quién se convertiría en el primer operador de ese tipo de nuevo
contenido legal sobrevenido? Probablemente los que tuvieran el
mayor tráfico actualmente, es decir, páginas web de ciudadanos que
suplantan a distribuidores y desconocen completamente el mercado en
el que trabajan por un lado, y por otro, servidores, alojados en
otras naciones, y generalmente relacionados con todo tipo de tráfico
ilegal de datos ¿Dejaríamos en esas manos el negocio del tráfico
de productos audiovisuales? Al mismo tiempo, el legalizar las
descargas sin consentimiento de sus propietarios se estaría
fomentando ese tipo de “industria”, una que no paga a los
creadores y maneja sus obras sin su permiso, por lo que se crearía
un efecto llamada a más “emprendedores” con ese “modelo de
negocio”. ¿Es eso lo que se desea?
5-
Al legalizar ese estado de cosas, el Gobierno procedería a cobrar
impuestos a esas páginas, actualmente ilegales o alegales, y a ser
parte cómplice del tráfico que en ellas se realizara. Los
propietarios y detentadores actuales del copyright denunciarían
inmediatamente al Estado Español en las más altas tribunas
internacionales y las multas resultantes serían tan cuantiosas que
empeorarían la situación de crisis actual. Asimismo, cuando se
detectara tráfico de material delictivo, el Estado Español sería
también cómplice, por inacción y permisividad, de todo ello.
6-
Si se eliminara el copyright, se estaría negando el derecho de la
propiedad básico en cualquier sociedad, del que el derecho de copia
es un subconjunto. Como resultado, inmediatamente empresas como las
farmacéuticas o las de desarrollo de tecnología, al carecer de
soporte legal a sus investigaciones y descubrimientos, se verían
abocadas a la ruina. Cesaría parte de la investigación médica -que
está mayoritariamente en manos de inversores privados- y
tecnológica. Asimismo, cualquier autor o creador carecería de
fuente de ingresos para su obra ni protección moral a sus derechos.
Crear pasaría a ser un concepto marginal sin posibilidad de
generación económica. La industria del software cerraría.
7-
Finalmente sería el contribuyente quien debería sufragar multas al
país, así como toda aquella consecuencia jurídica de la
legalización de las descargas. Como siempre, los ciudadanos pagarían
una vez más un error legislativo.
8-
Al negar el copyright, esto es, el derecho que cualquier autor tiene
a decidir sobre quién usa y quién no su obra, se realizaría un
cambio gigantesco en términos de qué es la propiedad. Los objetos
intangibles y copiables por métodos digitales carecerían de derecho
de propiedad ¿Se extendería este concepto a los objetos físicos?
Sería lo más racional. El extremo de esto es una sociedad del
trueque, pero ni aún así; la utopía que se esconde tras las
descargas excluye la propiedad como un derecho, por lo que ni
siquiera el trueque sería una opción, pues no existiría la
propiedad personal del objeto a intercambiar. Alguien tendría que
decidir entonces, supongo que en instancias gubernamentales, qué se
puede decidir es objeto de propiedad y qué no, qué objeto puede
tenerse como propio y qué objeto debiera ser enajenado. Todo esto
empieza a sonar a viejas experiencias desastrosas de nuestra especie.
9-
Quienes votan por las descargas también afirman que “el bien
cultural está demasiado caro”, y afirman que lo adquirirían si su
precio fuera más asequible por medios legales. Es curioso que no se
abogue por lo mismo en casos como las conexiones a internet, las
carísimas tarifas eléctricas, o la, cada vez más onerosa, cesta de
la compra. Quienes así opinan están abogando por un mercado
intervenido en el que desaparece la libertad de precios y “alguien”,
de nuevo supongo que un organismo oficial, insta a los productores de
un determinado bien a fijar unos precios inamovibles. En un país en
el que nada de esto se aplica en otros asuntos que implican la
supervivencia familiar (luz, agua, teléfono, servicios sanitarios y
judiciales) resultaría que el producto “cultural y de
entretenimiento” sufriría un secuestro de precios.
10-
También se aboga por una caducidad en los derechos de autor; esta
corriente de opinión, de forma similar a la anterior, considera que
es “injusto” que un autor pueda cobrar sus derechos por un lapso
de tiempo “demasiado grande” o cederlos a sus herederos. Aquí se
produce una extraña distorsión, similar a cuando se acusa a unos
trabajadores de “privilegiados” cuando tienen sueldos mayores que
los de la media, obviándose que esos precios los ha puesto el
mercado y la cualificación del trabajador. Esta opinión abogaría
por un difuso límite (¿10, 20, 30 años?) de vigencia de derechos
de autor y que luego pasarían a ser de dominio público.
La imagen es una fotofija de "El Gran Dictador" ("The Great Dictator", Charles Chaplin, 1940) y la encontré en Wikipedia Commons. Está en dominio público.
domingo, 14 de abril de 2013
Comentarios a la encuesta
Ha aparecido un primer comentario en la noticia de Público sobre su encuesta que explica el problema del titular de hoy basado en una falacia estadística. El comentario cae en su propia trampa (afirmar sin dato alguno que el periódico recibe un "80-90%" de visitas de gente afín a su línea editorial), pero su razonamiento en lo demás es correcto.
En realidad hay otro comentario previo que afirma algo parecido, pero su lenguaje es bastante desagradable y prefiero no alimentar a los trolls.
Creo que la prensa debería de estar más atenta a estos casos. Es responsabilidad de todos formar a lectores críticos, eso nos hace libres. Y por informar de que la encuesta que planteas no es rigurosa no se acaba el mundo. Es más, te hace mejor profesional. Me temo que, como siempre, las cosas seguirán igual, y los periódicos preferirán seguir jugando al engaño con sus incondicionales manoseando el lenguaje científico y los datos estadísticos para que se adapten a su línea editorial.
Desafortunadamente, es en estos aspectos un tanto "feos" donde toda la prensa, independientemente de su ideología, parece hermanarse: en tomar por tontos a sus lectores.
A lo largo del día otros lectores han advertido del problema. Dejo aquí algunos de los posts más interesantes.
Y dale
Público se mantiene hoy en sus trece de dar carta de verdad a su encuesta sin valor estadístico que aparecía ayer en primera página de su web.
Me sorprende también que entre los 51 comentarios publicados hasta ahora ni una sola persona haya reparado en ello.
sábado, 13 de abril de 2013
Muestras autoelegidas
El diario Público ha lanzado en su web algo que han denominado "Plebiscito Virtual", y que quiere responder a la pregunta "¿Es España republicana?" No se aclara en ninguna parte que el método utilizado, la encuesta voluntaria, invalida cualquier resultado estadístico.
Para que una estadística sea válida es crucial que la muestra elegida sea aleatoria. En el caso de la campaña de Público, la muestra es autoelegida, es decir, los ciudadanos deciden participar. Eso lleva a un sesgo fundamental en los datos, viciados de origen, ya que la muestra no es aleatoria, por lo que la respuesta que se obtenga de esa encuesta no sirve para nada, ni siquiera para aproximar valores.
Está muy extendido entre la prensa española -y extranjera- usar estas encuestas por Internet, pero tienen ese problema básico, que no pueden ser aceptados sus resultados en modo alguno. A pesar de todo se suelen usar como apoyo para conclusiones y, como es el caso, titulares. El problema no es que estas campañas se hagan, sino que no se aclare a lectores y participantes (que no tienen por qué saber estadística) que aquellas carecen de valor informativo. No hay dato alguno que informe de ello en la página de la encuesta de la web de Público. Eso sí, se fragmentan los datos por sexos, por provincias, etc. en lo que parece quiere hacerse pasar como una simulación de una encuesta, datos que, de nuevo, y por mucho que se desglosen, siguen estando viciados en origen.
Pero claro, afirmar en rigor que lo que propones está viciado y no tiene utilidad no es tan tentador como afirmar que "España es Republicana en un 95,69%" según aparece en la captura de pantalla que he puesto más arriba, convirtiéndose en noticia de primera página lo que no es sino una falacia desde el punto de vista científico.
No sé qué es peor, si la ignorancia que demuestran estas encuestas o la mala leche de quien las aplica a sabiendas de que el resultado no es cierto, abusando de la buena voluntad y candidez de sus lectores.
El búnker
Saqué la foto de arriba en la entrada de la calle que lleva al Congreso de los Diputados, junto al Hotel Palace, al lado de la Fuente de Neptuno. Causa vergüenza ver esto. Un gobierno aterrorizado por su propio pueblo y bunkerizándose sólo habla de su impotencia para ejercer el deber que se le ha otorgado. Como hace 30 años, los búnkeres se repiten. Son signos del cambio en ciernes.
El Retrato de Dorian Gray
En estos días experimento
una experiencia cada vez más distanciada respecto a la gente que ha sido
elegida en as urnas para representarme. No les entiendo, creo que están tomando las peores decisiones posibles en los peores momentos. No sólo es que parezcan no
entender lo que está pasando (su ensimismamiento les lleva a no
“ver” lo que pasa a su alrededor: los comedores de caridad
atestados, las emergencias sociales, la corrupción desbocada, los
desahucios, el poder de los lobbies que ya no se esconde, el hastío general de la gente, los abusos de poder que representan barbaridades como las preferentes) sino que
parecen insistir en provocar a una sociedad harta y maltrecha mediante decisiones y declaraciones explosivas (el tratamiento de los llamados
“escraches”, altamente estúpido, es sorprendente; se supone que
nuestros políticos tienen asesores sobre qué decir y qué no, y es
un ejemplo de muchos; no sé si es que se les calienta la boca -en ese caso no deberían estar donde están- o es que simplemente no hay nadie al mando de sus cerebros). Parece que el político español, especialmente el que está en el gobierno actualmente, no sabe o no comprende
sus obligaciones para sus votantes.
España ha sido un país con una
democracia capturada por grupos de presión e interés y esas
costuras en el traje institucional están ahora desnudas, a la vista de todos. Las
“medidas anticrisis” se han lanzado desde el primer momento contra los
contribuyentes honrados, mientras las élites extractivas del país
(excelente concepto, por cierto) se han mantenido intocables y
con sus privilegios siquiera cuestionados. La situación se ha vuelto
insostenible, los casos de viles robos al dinero pagado de los
impuestos se multiplican (¿hay algún prócer sin cuenta en Suiza en la sala?), y los puestos de privilegio, los asesores sin el Graduado Escolar,
las empresas públicas inútiles, se mantienen sin apenas cambio
alguno, mientras se privatiza lo poco que quedaba de público al
servicio del ciudadano, llegándose a “instituciones intocables”
como la Sanidad y la Educación, lo que revela no sólo una distancia
con el ciudadano sino una despiadada condición de vileza en una
clase política que parece seleccionada entre lo más rancio e idiota
de las clases dirigentes herederas de los privilegios del “antiguo
régimen”, y que no han hecho más que perpetuarlo.
Está claro que
nuestra clase política no tiene incentivos para cambiar las cosas,
la presión de los lobbies debe de ser dura, sobre todo cuando eres
parte de las élites extractivas y cuestionar las acciones de los tuyos, por feas
que parezcan, es anatema en tu entorno social, algo, no hemos de
olvidarlo, de gran importancia en los colectivos humanos. Así que
estas élites colocadas a dedo por complicidades y amistades (hay ejemplos a miles, de entre ellos destaco a Rodrigo Rato, ahora residente en
Telefónica gracias a sus méritos de favores prestados en Bankia y
nada más) se están aferrando con uñas y dientes a lo que
consideran “les pertenece”, porque “siempre ha sido así” (Bárcenas furioso porque su partido político no hace callar a jueces, fiscales y policía, convirtiendo sus delitos en una "causa general" ideológica cuando no es más que un ladrón y un infeliz alimentado por el sistema corrupto de la élite). Es todo esto un estupendo síntoma de que las cosas están al borde de un cambio
cuántico, esperemos que a bien.
Temo que esos incentivos para nuestras élites extractivas acabarán
llegando, pero mientras más aumenta la presión sobre los
ciudadanos, la olla de la frustración menos se muestra capaz de
contener tanto agravio e injusticia sobre una población básicamente
honrada e intrínsecamente harta. Se pueden hacer las cosas mucho
mejor, ni siquiera requiere demasiado esfuerzo. Pero eso pone a las
élites extractivas desnudas ante el espejo que les devuelve su fealdad, les muestra su propio Retrato de Dorian Gray. Y eso no gusta, claro. No le gusta a nadie.
Sin embargo, este país, o rompe con el
pasado (preferiblemente sin traumas, sin dolor y progresivamente) y
se adhiere a los modos de una sociedad occidental y democrática, o
doma a sus lobbies y genera una corriente meritocrática urgentemente
entre sus servidores públicos, o no será.
Pero si no hay cambios, esto se va a
poner muy feo. Y los políticos van a sufrir cosas más serias que
los “escraches”. Y entonces puede que sea demasiado tarde. Ojalá
me equivoque, pero el nivel de estupidez de nuestra “nobleza
política” está demostrándose insostenible.
No obstante, soy optinista sobre el futuro de España y sobre su transición a ser una democracia
occidental liberada de viejos feudos de pasados oscuros. Tenemos una ciudadanía que se está organizando con gran
generosidad e inteligencia en una “sociedad civil” que hace unos años era
impensable en este reino, y por otro lado, los temores a la explosión
de movimientos parafascistas y populistas no está tan clara como en otros países cercanos; creo que tenemos mejores y mas eficientes mecanismos contra esas excrecencias. Valga
como ejemplo la reciente imputación de García Albiol por repartir
panfletos racistas, o la práctica inhabilitación y escarnio público
de Sigfrid Soria por sus increíbles comentarios en Twitter. Este
país nuestro tiene una sanas barreras a lo peor de nosotros mismos.
Y eso nos debe dar todo un hálito de esperanza.
La ilustración que encabeza este post la encontré en Wikipedia Commons. Es la portada interior de la edición de "El Retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde, por Three Sirens Press, de 1931. Es obra de Lui Trugo. Está en dominio público.
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A peculiar galaxy near M104
Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.
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