miércoles, 3 de diciembre de 2014

Debatir para no debatir


Si veis estas semanas los dos programas matinales de discusión política de los dos canales privados considerados "progresistas" de la televisión nacional (En Cuatro "Las Mañanas de Cuatro" y en La Sexta "Al Rojo Vivo"), habréis comprobado algo cuanto menos peculiar: sus escaletas se parecen sospechosamente, y si zapeas alternativamente entre ellos veréis que tratan los mismos asuntos de forma simultánea.

Ambos canales pertenecen a sendos grupos mediáticos bajo grandes presiones gubernamentales respecto a su información política: Mediaset y A3Media, que actualmente están siendo seriamente coaccionados por el gobierno "a ver lo que dicen", mediante asuntos tan graves como la desconexión de canales (cuyo amargo sabor los dos grupos ya han probado hace unos meses), una resintonización demencial que se verificará el 31 de diciembre, y la posibilidad del retorno de la publicidad a TVE. El Gobierno, o mejor, el PP se ha quitado la máscara y, coincidiendo con el desembarco de sus huestes en la televisión pública (que están acabando de destruir), sus "mensajitos" a las televisiones "hostiles" han pasado a ser ya puro descaro.

Pero por ahora el dinero tira, y la audiencia manda, y Cuatro y La Sexta se reparten el goloso pastel de la audiencia descreída que abandona otros canales televisivos, generalmente gente joven, con opinión política formada, posiblemente de centro-izquierda, así que claramente los dos programas han entrado en una desigual lucha por las audiencias disputándose los mismos temas para intentar arrebatar al otro una décima de share tras cada pausa publicitaria, lo que hace que no hagan más que copiarse el uno al otro prácticamente en tiempo real, algo que pasa, si os fijáis, desde hace mucho tiempo en las emisiones simultáneas de los informativos de gran audiencia.

Vienen meses duros, a lo largo de los cuales el actual Gobierno va a hacer lo que sea por mantenerse en el poder, al acercarse un doble año de elecciones en las que el bipartidismo, es decir, "dejar las cosas como están", se la juega y en las que los estudios demoscópicos auguran la proximidad de una inexorable catarata arrasadora para PP y PSOE. Y las presiones deben de ser enormes, no lo dudo, añadiéndose a la pelea por el share. Interesante es ver cómo se habla en demasía estos días de Podemos o del Pequeño Nicolás, en detrimento de otros asuntos, y con claro interés, al menos en el primer caso, de desacreditar a la nueva (y peligrosa para el estado de cosas actual) formación política.

Pero vuelvo al asunto del mercadeo de audiencias que se traen La Sexta y Cuatro en esos dos programas simultáneos. Ayer mismo, día 2 de diciembre, Jesús Cintora, presentador de Las Mañanas de Cuatro, mantuvo al veterano político Julio Anguita a la espera durante más de una hora para poder pasarle a directo, ya que al parecer se dio prioridad a José Bono para que pusiera a caldo a Podemos y a quien le dio en gana, regalándole minutos y minutos de escaleta.

Cuando finalmente Cintora le dio entrada a Anguita, que es perro viejo y se niega a entrar en ese juego absurdo, ya no quiso hablar, aduciendo que el tiempo acordado para su intervención había pasado y que debía de estar en otro lugar en aquel momento, despidiéndose.

A Cintora aquello no le sentó bien. A mi me pareció perfectamente correcto por parte de Anguita. Parte importante del respeto por los demás se basa en cumplir con los compromisos adquiridos y en dar importancia al tiempo de los otros. Así, a lo mejor, en el futuro, el presentador de Las Mañanas de Cuatro es un poco más correcto con sus invitados.

La borrachera de amor-desamor Cuatro-Sexta les lleva no sólo a este asunto de ningunear a algunos invitados (que sería lo de menos), sino a hacer el tonto con el debate político, algo de lo que la población está hambrienta (gran parte de los asuntos que preocupan al país son complejos y requieren explicaciones largas, así como un contraste de ideas constructivo), para convertir sus programas políticos en clones de la desaparecida "La Noria" de Telecinco, degradando sus contenidos hacia el cotilleo, la pelea de bar y la descalificación mamporrera.

Así, contertulios profesionales, mercenarios a sueldo del mejor pagador, se insultan en público o hacen ejercicios de construcción de falacias dignos de un museo de los horrores goebbelsiano. Y todo sigue igual, lo que al final se supone es el objetivo de los clientes para los que esos señores de dudosa catadura moral trabajan.

La triste conclusión es que en España en este momento no hay ni una tertulia política en los medios que no esté emporcada por los intereses de algún cabildero. Luego se ríen de las asambleas ciudadanas del 15-M desde sus púlpitos a 600 Euros la hora de tertulia. Vergüenza debería darles. Así no se genera debate público libre. Pero claro, eso precisamente es lo que menos interesa a los que están detrás de todo.


Uso el logotipo de la cabecera del programa "Al rojo vivo" de La Sexta acogiéndome al derecho de cita.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.