I- Israel o la impunidad
Asistiendo a la matanza que está ocurriendo en Gaza a manos de Israel, un pueblo que se guía en el fondo por premisas de su libro de Verdades, la Torá, y para los que la milenaria Ley del Talión, a pesar de haber sido derogada oficialmente hace siglos, parece que siguiera vigente, me reafirmo en mi intuición de que las religiones de libro, las tres grandes que conocemos -y sus sectas colgantes- que cubren una gran parte del mundo: cristianismo, judaísmo e islamismo, pueden convertirse en breve en una amenaza para la supervivencia biológica de la especie humana.
Hay un lúcido artículo sobre el desastre actual que está causando Israel y la incapacidad de occidente de responder a la situación adecuadamente, publicado en la revista New Yorker, que creo es de obligada lectura.
Hay un pasaje del artículo que me parece fundamental para encender el problema, y que me permito capturar aquí:
El problema de todo esto es, efectivamente, la impunidad, que permite a Israel actuar de forma atroz contra una población a la que ha negado todo derecho. Hagan lo que hagan, los israelíes no tienen que responder ante nadie.
La impunidad causa los peores problemas para la humanidad. El culpable que se sabe libre de castigo, actuará una y otra vez de forma más audaz. Piensen en España, en casos de corrupción galopantes y atroces, desde Matas a Pujol, pasando por Fabra. La impunidad les hizo actuar de forma cada vez más excesiva. Lo mismo ocurre con las eléctricas, que cometen dislates sin que nadie las frene -el famoso déficit tarifario es una invención de esas empresas, que nadie ha auditado nunca- y arruinan gentes y haciendas. Pensemos en la banca, y lo que la impunidad que han gozado ha causado en millones de inocentes vía Preferentes y otras atrocidades, o en las telecos. La impunidad es el camino directo al desastre, y en España es la asignatura pendiente por excelencia. La impunidad la conocen bien los niños: mientras no sean castigados, esto es, no se les impongan límites, estirarán los límites hasta donde puedan. Como consecuencia estamos rodeados de Hombres niño. De empresas niño. De países niño. Y los países niño, como Israel, no cambiarán las cosas mientras no se les ordene hacerlo, vía castigo, sanción, reprimenda. Para eso está, en teoría, el derecho internacional.
II- La metarrealidad religiosa
Volviendo a las religiones tras esta digresión, los que las profesan y las usan como instrumento de interpretación del mundo viven en una esfera de irrealidad peligrosa, que puede llevarles a querer cumplir el henchid la tierra y sometedla del Libro del Génesis, por ejemplo, a toda costa, a pesar de las señales desesperadas del cambio climático que nos amenaza. Después de todo si profesas esa religión estás cumpliendo el mandato divino y nada pasará, y esas supuestas “señales” que alarman a los científicos son del diablo, como he oído en personas perfectamente adultas al respecto. Es más, añaden que seguramente esos científicos estén dominados por el diablo.
Asistiendo a la matanza que está ocurriendo en Gaza a manos de Israel, un pueblo que se guía en el fondo por premisas de su libro de Verdades, la Torá, y para los que la milenaria Ley del Talión, a pesar de haber sido derogada oficialmente hace siglos, parece que siguiera vigente, me reafirmo en mi intuición de que las religiones de libro, las tres grandes que conocemos -y sus sectas colgantes- que cubren una gran parte del mundo: cristianismo, judaísmo e islamismo, pueden convertirse en breve en una amenaza para la supervivencia biológica de la especie humana.
Hay un lúcido artículo sobre el desastre actual que está causando Israel y la incapacidad de occidente de responder a la situación adecuadamente, publicado en la revista New Yorker, que creo es de obligada lectura.
Hay un pasaje del artículo que me parece fundamental para encender el problema, y que me permito capturar aquí:
El problema de todo esto es, efectivamente, la impunidad, que permite a Israel actuar de forma atroz contra una población a la que ha negado todo derecho. Hagan lo que hagan, los israelíes no tienen que responder ante nadie.
La impunidad causa los peores problemas para la humanidad. El culpable que se sabe libre de castigo, actuará una y otra vez de forma más audaz. Piensen en España, en casos de corrupción galopantes y atroces, desde Matas a Pujol, pasando por Fabra. La impunidad les hizo actuar de forma cada vez más excesiva. Lo mismo ocurre con las eléctricas, que cometen dislates sin que nadie las frene -el famoso déficit tarifario es una invención de esas empresas, que nadie ha auditado nunca- y arruinan gentes y haciendas. Pensemos en la banca, y lo que la impunidad que han gozado ha causado en millones de inocentes vía Preferentes y otras atrocidades, o en las telecos. La impunidad es el camino directo al desastre, y en España es la asignatura pendiente por excelencia. La impunidad la conocen bien los niños: mientras no sean castigados, esto es, no se les impongan límites, estirarán los límites hasta donde puedan. Como consecuencia estamos rodeados de Hombres niño. De empresas niño. De países niño. Y los países niño, como Israel, no cambiarán las cosas mientras no se les ordene hacerlo, vía castigo, sanción, reprimenda. Para eso está, en teoría, el derecho internacional.
II- La metarrealidad religiosa
Volviendo a las religiones tras esta digresión, los que las profesan y las usan como instrumento de interpretación del mundo viven en una esfera de irrealidad peligrosa, que puede llevarles a querer cumplir el henchid la tierra y sometedla del Libro del Génesis, por ejemplo, a toda costa, a pesar de las señales desesperadas del cambio climático que nos amenaza. Después de todo si profesas esa religión estás cumpliendo el mandato divino y nada pasará, y esas supuestas “señales” que alarman a los científicos son del diablo, como he oído en personas perfectamente adultas al respecto. Es más, añaden que seguramente esos científicos estén dominados por el diablo.
El Libro del Éxodo insta al hombre a olvidar su propio pensamiento y arrojarse a la Fe, ignorando sus ideas y su única libertad real: la de imaginar, pensar y decidir como un adulto. Aquí vemos una escena de la serie "House of Cards", en la que el perverso Francis Underwood (Kevin Spacey) hace un excelente uso manipulador de esa cita.
La 2 de TVE emitía hace unos días un documental desolador, American Jesus, una producción española que investiga el mundo de las religiones extremistas norteamericanas, que con el paso de los años han convertido a Estados Unidos en una teocracia dominada por grupos ultraconservadores, especialmente de origen evangélico, cristianos renacidos, etc. Este grupo de tarados, que no merece otro adjetivo, son apocalípticos -creen que el final de los tiempos está cerca- y al mismo tiempo usan la Biblia como su manual de instrucciones ante la vida, interpretándola textualmente.
Más allá de la locura de interpretar al pie de la letra un libro escrito en unos tiempos oscuros llenos de ignorancia, partiendo de tradiciones orales perdidas en la noche de los tiempos, más allá de la manipulación que esas religiones -por cierto exentas de fiscalidad en USA- realizan sobre los ciudadanos y su educación, en universidades y escuelas que enseñan el creacionismo como si fuera una verdad científica, está la última de las amenazas: gente que cree que puede y debe propiciar el Apocalipsis por obligación religiosa llegue al poder.
George W. Bush, cristiano renacido, invadió Irak basándose en esas creencias, que afirman que El Final de los Tiempos vendrá de los países árabes, y que si eres un buen cristiano deberías de propiciarlo. Al final, una guerra catastrófica con miles y miles de muertos y cuyas consecuencias seguimos sufriendo actualmente, pues ha convertido a Irak en una tierra arrasada, tuvo su origen en la ignorancia y fanatismo de un tipo que se llanaba a sí mismo Comandante en Jefe del Mundo Libre.
Este ejército de políticos iluminados y "guiados por la mano invisible de Dios" desean por ejemplo una guerra de exterminio en Tierra Santa, porque precisamente así cumplirán las profecías que su interpretación de su libro de cabecera, la Biblia, les insta a vivir y protagonizar. Quieren crear el Armagedón. Estamos en manos de ese tipo de locos, locos que cuando se reúnen con los israelíes y con los palestinos, sólo están buscando que sus enemigos se exterminen e inicien el Final de los Tiempos. Esos locos gobiernan el país más poderoso del planeta en estos momentos.
En España padecemos a otros locos, pertenecientes a sectas más orientadas al lucro personal, como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, pero que en el fondo son lo mismo que al otro lado del Atlántico. La prueba es la existencia en España, recientemente comprobada, de El Yunque, una versión exagerada de esas sectas católicas y que aboga por la guerra santa contra los infieles de otras religiones -y los que no crean, claro- para llegar a lo que ellos llaman el Reinado de Cristo en la Tierra. Así de pasados de rosca están.
Falta
mucho para ello, pero creo que la humanidad podrá liberarse algún
día de los sistemas religiosos que nacieron en tiempos de oscuridad,
como respuestas a las preguntas que no se podían responder y como
arma para los líderes políticos.
Creo que jugaron un papel
necesario, pero que la humanidad, para seguir su camino de madurez,
debe de liberarse de sus yugos intelectuales. Llenas de autoengaños,
de falacias y de peligros, factorías de fanáticos, de odio y de
temor al diferente y a lo desconocido, cuando lo desconocido fascina al hombre por
necesidad genética, intelectual y evolutiva, las religiones en este
momento se están empezando a convertir en un lastre para la
supervivencia de la especie humana. En una contradicción inasumible. Ofrecen simples respuestas en un mundo que ha demostrado ser enormemente complejo, y la tentación de la simpleza es muy poderosa para muchos; en ello residen sus cantos de sirena.
Es muy probable hoy en día que nos extingamos en
una enorme guerra de religiones. Y justamente por eso es
imprescindible que nos decidamos a liberarnos de ellas, sin olvidar
de que nos ayudaron en los tiempos en que lo ignorábamos todo, pero
que, como constructos intelectuales humanos que son, ya no nos son
necesarias. O al menos no lo son tal cual están diseñadas ahora.
Es más, empiezan a ser un peligro para todos.
La imagen, The Punishment of Besus, por Andre Castaigne, ca 1899, está en Dominio Público y se puede encontrar en Wikimedia Commons. La imagen del Episodio 4 de "House of Cards" la he digitalizado de su emisión den Canal Plus, y la utilizo en ejercicio del Derecho de Cita bajo supuesto de fair use.