martes, 10 de enero de 2017

Antonio García Rodríguez, “El Primo Antonio”



Así se llamaba. Yo le conocía por “El Primo Antonio”. Era un pintor de brocha gorda, y de niño recuerdo que nos venía a visitar a nuestra casa en las Alcaravaneras, donde pasé mi infancia. Era una casa terrera, y la azotea era mi zona de juegos. 

Antonio era jovial, simpático, ingenioso, y siempre estaba contando historias. Le recuerdo tomando café en la cocina con mi madre y mi abuela, riendo, y siempre manchado de pintura. Era hijo de una hermana de mi abuelo, y en sus ratos libres se encerraba en su casa, y se dedicaba a pintar cuadros de formato pequeño. Paisajes sobre todo. Pero con un estilo muy personal.

El cuadro que aparece más arriba estuvo en casa de mi abuela desde que tengo memoria. Decoraba el zaguán, y cuando mis padres se mudaron a su muerte, pasó a ocupar un lugar de honor en el salón de la nueva vivienda. Al pasar cuando iba de visita, cuando entraba y salía, lo miraba siempre unos instantes. Estuvo en aquellas dos casas durante sesenta y seis años, y nadie le prestó especial atención. 

También recuerdo que Antonio le hizo un retrato a mi tía Delfina, que ella se llevó a Huelva, donde ahora vive. Era un cuadro tan vívido que todavía lo tengo en la memoria.

Mi amigo Manolo Ojeda descubrió a Antonio hace unas semanas y me pidió el cuadro para una exposición que acaba de inaugurar en su galería. Con todo el cariño, le puso un nuevo marco, que ahora ayuda mucho al disfrute de la obra. En su exposición, que ha titulado “Legado”, Manolo quiere homenajear a los grandes artistas olvidados e ignorados de esta tierra, que son legión. Gente que no tiene ni un museo que les vele, cuya obra desaparece por desatención y olvido, y que se esfumarán, si nadie lo remedia, en la oscuridad, por pura negligencia. Y de esa negligencia somos todos responsables.

Me pregunto qué habría pasado con Antonio si hubiera nacido en otro país, en otras latitudes. En una tierra que le hubiera ayudado a crecer como artista, y a vivir de su obra. Su estilo, enérgico, intuitivo, saltando del impresionismo hacia algo que quiere convertirse en no figurativo, hubiera explotado sin lugar a dudas. Lo que habría podido hacer, está en el universo de las obras que pudieron ser pero nunca serán. Antonio nunca dejó de hacer cuadros, pero tampoco pudo comer de ellos jamás

Siguió albeando y pintando paredes hasta que su vida terminó. Y su obra es muy escasa. La mayor parte ha desaparecido, y poca, muy poca, está en manos de un par de coleccionistas.

Investigué un poco, y encontré un pequeño artículo sobre él en un estudio sobre la pintura paisajística en las islas. Y de allí saco esta pequeña cita:

Antonio García nació en Las Palmas en 1919. En 1933 ingresó en la Escuela Luján Pérez, compaginando los estudios de pintura con otras actividades profesionales. En 1945 celebró su primera exposición individual en el Gabinete Literario.
(...)
Juan Ismael decía, a propósito de su segunda aparición en 1950 en Wiot:
Antonio es el creador de su propia escuela. Su pintura hace escuela. El mira el paisaje, arrancándole su entraña más íntima, con una mirada única, mostrándonos su verdad desnuda, escueta; sobrio en su justo color, rico en el empaste de amplias pinceladas.”
(...)
Eduardo Westerdahl dijo de su pintura:
Antonio García, sorprendente revelación de esta sala. Creo que desde Oramas no se ha vuelto a dar un caso de eclosión de vocación artística como el presente.” Y de sus cuadros decía: “Expresionistas llenos de sinceridad y audacia”.

(“La Pintura Canaria de Paisaje en las Islas Canarias Orientales”. María Dolores Arroyo Fernández. Tesis Doctoral dirigida por el Catedrático Don Jesús Hernández Perera. Madrid, 1991. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Complutense de Madrid)

La obra que ilustra este texto es: “Paisaje”, Antonio García Rodríguez, 1950. Óleo sobre lienzo. Colección particular. Cortesía de Isabel Rodríguez Almeida.

miércoles, 4 de enero de 2017

Papel mojado


El pasado 4 de agosto fui a la oficina de la Propiedad Intelectual de Las Palmas a registrar un guión que he escrito con David Muñoz. Hice el trámite, y con la hoja de pago que te dan me fui al banco más próximo a abonar las tasas. Es un documento autocopiativo en papel de 4 colores que luego, tras pagar, entregas en el Registro, quedándote una de las copias; la otra va para la administración y la cuarta se la queda la sucursal bancaria en la que has hecho el pago, pues es allí donde se ingresan esas tasas. Por Ley.

Fui a La Caixa para hacer el abono. Soy cliente, me queda cerca, así que lo hice por comodidad. El chico que estaba en la mesa -no le conocía; estaba haciendo una sustitución por vacaciones- me dijo que ya se había pasado la hora para pagos de recibos. Le dije que era un pago para el Tesoro Público, y que no está sometido a límite horario alguno. Además, impedirte esos pagos es ilegal. Cuando le pedí una hoja de reclamaciones, se puso un poco tenso, y me dijo que “no sabía si tenían”. En cuanto saqué el móvil y llamé al 092 (puedes pedir que venga la Policía Municipal si te niegan las hojas de reclamaciones en cualquier tienda, banco o lo que sea que venda algo de este país), se puso más tenso aún, con cara de "joder la que me ha tocao esta mañana". Me preguntó entonces si era cliente, a lo que respondí que sí. “Eso es otra cosa”, dijo. Yo le respondí que fuera cliente o no, tenía que atender mi petición. De nuevo, así lo dice la Ley.

Pagué, finalmente, al contado. No quise cargarlo en cuenta. Y rellené la hoja de reclamaciones. Una chica que estaba en mi mismo caso, y a la que habían denegado la posibilidad de pagar las tasas universitarias, había asistido a la conversación, y pidió también las hojas de reclamaciones. 

En mi reclamación preguntaba a La Caixa cómo es posible que la banca niegue sistemáticamente los pagos de tasas para el Tesoro del Estado cuando está obligada a admitirlos -como muchos habréis probado en vuestras carnes, es una práctica generalizada-, y no pueden someterlos a límites horarios, ni mucho menos exigirte que seas cliente para proceder al pago: tienes, tenemos todos, derecho a abonar esas tasas en el banco que nos dé la gana, a la hora que sea, y sin más complicación. 

El trabajador finalmente me dijo, entre disculpas, que sólo obedecía órdenes, y le respondí con todas mis ganas algo a: el día que te veas en mi lugar, verás cómo te sienta que alguien te diga "es que obedezco órdenes" y te deje tirado. Hoy soy yo, tío, y mañana te pasará a ti. 

Me pareció que no entendió exactamente lo que le decía. Luego me dijo que además les cerraban el acceso informático desde Barcelona para esos pagos a ciertas horas, algo que ya he oído en otras ocasiones y es falso, una mentira que les obligan a decir cuando los clientes se ponen ceporros. Todo muy... en fin, mentiras convertidas ya en discurso oficial para los clientes díscolos. Recuérdalo: cuando en un banco vas a pagar un recibo y te vienen con lo de que les han cerrado el servidor, te están mintiendo con toda su cara.

Pero sigo con la historia, que esto se complica.

Terminé el trámite en la Propiedad Intelectual y llevé la copia de la reclamación que hay que entregar en el Servicio de Consumo, al registro adecuado del Gobierno de Canarias.

Pasaron unas semanas, y recibí esta carta como respuesta:



En ella, resumiendo, me dicen que primero tengo que reclamar al llamado "Defensor del Cliente" del banco, y que, por tanto, mi reclamación no ha servido para nada. Asombrado, respondí a la carta de la Oficina de Consumo con una sencilla pregunta: 

Si las hojas de reclamaciones que hay en los bancos no valen para nada ¿Para qué rayos las ponen? 

Pasé la pregunta de nuevo por registro. Es esta:



De inmediato mandé además, por email, esta reclamación a La Caixa -ya que así me instaba Consumo-, exigiendo que se me explicara lo mismo que pedía en la reclamación original, y repitiendo básicamente lo que ya había preguntado en aquella:


Están obligados a responderte en 10 días, de nuevo por Ley.

En ese plazo me ha llegado esta respuesta de La Caixa:


Ya me han llegado otras respuestas idénticas en otras ocasiones en que he reclamado. Es la forma en la que un banco echa un balón fuera, o más bien te lo devuelve a la cara. Responde en el plazo estipulado por la legislación (10 días), sí, para que no puedas reclamar en otra instancia, pero en realidad no te responde cosa alguna sobre tus preguntas, sino que te dice “estamos en ello, le responderemos pronto”, a ver si te olvidas. Cuando llegue la respuesta, si llega, la pondré aquí.

Al mismo tiempo, no se habla en la respuesta para nada del contenido de tu reclamación, sino que se la asocia con un número de solicitud, por lo que ni siquiera podrías, en teoría, asociar la respuesta con tu pregunta y reclamar de nuevo. Cuando me llega una de estas respuestas copiadas y pegadas sé que he dado en el clavo.

Luego ha llegado la respuesta de la Oficina de Información al Consumidor a mi pregunta de por qué tienen hojas de reclamaciones en los bancos si no sirven para nada:



En un lenguaje inextricable y con una redacción un tanto dudosa, el funcionario -por supuesto anónimo, yo tengo que reclamar con todos mis datos, pero ellos no se tienen que identificar- me viene a decir que, efectivamente, las hojas de reclamaciones que hay en las sucursales de los bancos no sirven para nada, y que están “bueno, pues porque lo exige la normativa autonómica ¿Qué quiere que yo le haga?". 

Y tan campantes, oiga ¿Que le hacemos realizar trámites inútiles? ¿Que su derecho a reclamar sólo es un paripé? Pues claro ¿Qué se cree usted? No haber preguntado, hombre. Si es que eso le pasa por preguntar, alma de cántaro.

Como resumen de lo acaecido, tienes ante ti a una banca que desobedece la Ley, que engaña a sus clientes y no les atiende en las cosas más simples en que está obligada a hacerlo, y queda impune, porque por desesperación o agotamiento, el ciudadano que reclama jamás recibe respuesta: ni las hojas de reclamaciones valen, ni tampoco los mensajes de reclamación a los Servicios de Atención al Cliente o "Defensor del Cliente" como lo llaman pomposamente, pues ellos mismos saben que tienes razón y admitirlo por escrito podría ser todo un problema.

Hay una enorme maquinaria en funcionamiento para engañarnos, frustrarnos y que nuestras reclamaciones, que para colmo son obviamente justas, rara vez lleguen a buen puerto. Este es el sistema que han creado, y que hemos dejado, por inacción, que ellos construyan a su alrededor.

Por de pronto he reenviado la reclamación al Servei de Atenció al Client de La Caixa, y mi siguiente paso será elevarla al Banco de España. Obviamente, tengo ganado el asunto, porque la razón y la Ley me asisten.

Pero claro, hay otro pequeño detalle ¿Sabíais que las resoluciones del Banco de España con respecto a estas reclamaciones de los consumidores son NO VINCULANTES? No sirven para nada, son papel mojado; el banco se limita a mirarlas y reírse. Eso, claro, ocurre porque alguien lo legisló así.

Y luego nos asombramos del poder de la banca en España. No, amigos; no responden ante nadie. 

Esto es lo que hemos logrado tras décadas de cabildeos que han conseguido que la legislación se retuerza de tal manera sobre sí misma que siempre les favorezca a ellos y sea inútil para proteger los derechos de los ciudadanos. 

La legislación que teóricamente nos defiende sirve para frustrarnos y hacernos desistir en nuestras reclamaciones.

Así es España en el año 2017.

De verdad, hay mucho, pero mucho trabajo que hacer para convertirnos en un país occidental. Una tarea de años para arreglar todos estos desaguisados legislativos que han sido recompensados, claro, con a las famosas "puertas giratorias". Si ves a un ex político por ahí con un cargo de esos super bien pagados en la banca o en una telefónica, o en una empresa de energía, habrá sido gracias a que ha hecho, o contribuido a, uno de estos estropicios legislativos en favor de esas empresas que ahora hacen nuestras vidas más difíciles. 

Es como para darles las gracias ¿Verdad?

A fecha de hoy, nuestros derechos como consumidores, en muchos aspectos, como es este, son eso: papel mojado.

Pero por favor, no dejéis de reclamar. Es lo único que nos queda.

La foto la hice en junio del año pasado.

Pd.: Actualización. 

Hoy me ha llegado, con mes y medio de retraso, esta respuesta de La Caixa a mi reclamación (al menos el número coincide, algo es algo). 



Como veréis, el texto indica que "de acuerdo con la normativa vigente, no nos consta limitación de horario para el pago de impuestos y tasas a organismos públicos". Vamos, que tienen la desvergüenza de negar la existencia de una política sistemática que todos sabemos está extendida en toda la banca del país. Y no pasa nada. Y nadie hace nada.

Por supuesto, la carta es anónima. La firma un garabato y debajo de él un escueto "Titular del Servicio de Atención al Cliente".

Bueno, ya que me sugieren en la carta que reclame al Banco de España, lo haré. Por pelearlo, que no quede. Eso llevará a un resultado no vinculante, ya lo digo más arriba, que no servirá para nada. Sigamos perdiendo el tiempo y generando papel mojado.

Bonito epílogo.

Os recuerdo que vivimos en un país europeo, en el primer mundo. Para que no se nos olvide. 

Terminando, y como resumen: 

Si no te quieren atender en la ventanilla o caja de una sucursal bancaria para el pago de cualquier tasa (seas cliente o no), has de saber que no pueden negarse a hacerlo. 

TIENEN que atenderte. 

Y si te dicen que "les cortan el acceso desde el ordenador central" es MENTIRA; te están engañando con todo el descaro. 

Vivimos en un país en el que la mentira parece que se favorezca e institucionalice. 

NO LO TOLERES. 

Lucha por tus derechos. 

Es lo poco que tenemos.

Ah, y feliz año.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Stephen Jay Gould



Stephen Jay Gould

Escribiendo la pequeña reseña de “Singularities”, me acordé de Stephen Jay Gould, uno de los mayores divulgadores de la ciencia, un escritor estupendo y un hombre que gozaba con su trabajo. Sus ideas siguen todavía en controversia (como su modelo del Equilibrio Puntuado), pero sus libros son una auténtica gozada. 

Gould era un hombre del renacimiento, y aunque su formación estaba en la geología y la filosofía (¡qué tío!), cultivó la paleontologia, fue biólogo evolutivo y un maravilloso historiador de la ciencia.

Os quería recomendar especialmente uno de sus libros, “La Vida Maravillosa”, en el que nos cuenta cómo en la cantera de Burguess Shale (El Esquisto de Burguess), en Canadá, se descubrieron (y se siguen descubriendo hoy en día) algunos de los fósiles más fascinantes, que nos desvelaron un momento sorprendente y misterioso de la historia de la vida, acaecido hace unos 570 millones de años, cuyo solo nombre me abre puertas a misterios casi infantiles: el Cámbrico. Un momento en el que la vida explotó en formas, soluciones y hábitats de forma totalmente inesperada. El mundo se llenó de criaturas, algunas de formas realmente extrañas, que casi se diría provendrían de las pesadillas literarias de H. P. Lovecraft o August Derleth. Si Lovecraft hubiera podido ver los descubrimientos de Burguess Shale habría alucinado.


H. P. Lovecraft

El fenómeno es de tal magnitud que se ha llamado “La explosión cámbrica”. Una de las raras criaturas aparecidas en aquel época era Hallucigenia (que significa “alucinación”; el nombre se lo puso Charles Doolittle Walcott, el descubridor de los fósiles de Burguess Shale), un ser extrañísimo, que no sabes dónde tiene la cabeza ni dónde la cola, ni qué son púas ni qué patas... una especie de quimera venida a la vida en unos tiempos en los que la naturaleza experimentaba, digamos que ad lib, con las primeras formas de vida de gran tamaño. 


Hallucigenia en una ilustración de "La Vida Maravillosa"

Como comentaba en el texto sobre “Singularities”, hay formas que parecen soluciones óptimas en la naturaleza, y muchas de las criaturas tienden a seguir esas pautas: esferas (la distribución de presión entre el contenido y el exterior y la contención del plasma celular son óptimas, como se revela en la creación espontánea de membranas, pensad en las burbujas), husos para desplazarse en fluídos (es el caso de los peces y cetáceos), formas aerodinámicas para el vuelo y huesos huecos (las aves), etc. Pero en el Cámbrico parecía que un diseñador loco hubiera tomado las riendas de los planos de la vida, y las criaturas que entonces vivieron, hoy extintas, siguen pautas absurdas, extrañas y misteriosas  Generaciones de paleontólogos se han devanado los sesos intentando comprender cómo funcionaban aquellos seres desaparecidos.

Gould en su libro consigue meterte en el cuerpo el asombro por lo acontecido durante aquel remoto período, y también acerca de otro de los grandes misterios de la historia de la vida: las extinciones. Hemos sufrido al menos cinco en el planeta, que han arrasado el mundo. Por causas internas (vulcanismo, glaciaciones, cambios de equilibrio químico), o externas (caída de grandes asteroides, explosiones de supernovas), en algunas ocasiones la inmensa mayoría de las formas de vida del planeta fueron exterminadas. Y sin embargo, la vida es terca, es una pulsión, y sigue adelante, aunque permanezca oculta en un agujero oscuro esperando su momento. Y vuelve.

Leed a Gould si tenéis la oportunidad. Leed “La Vida Maravillosa”, u “Ocho Cerditos”, o “La Falsa Medida del Hombre”. No os arrepentiréis. Pocos han sido tan sabios y a la vez tan llanos.

El pasado septiembre Gould hubiera cumplido años. Nos queda su obra. Un generoso regalo para todos. 

Uso las imágenes acogiéndome al derecho de cita. La ilustración de Hallucigenia es © Marianne Collins. La foto de H. P. Lovecraft la hizo Lucius B. Truesdell y está en Wikimedia Commons.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Entrega del Premio Gran Canaria


El pasado día 19 asistí a la entrega del Premio Gran Canaria de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Ahí van un par de fotos del evento. Gracias una vez más a la Sociedad, esto da ganas de hacer las cosas mejor, siempre que se pueda.


Las fotos son cortesía de Cristina Marín.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Retratos de Óscar Fernández Orengo


Óscar Fernández Orengo es uno de los grandes fotógrafos de este país, y lleva varios años trabajando en una serie de fotos panorámicas que retratan a gente del cine en sus ciudades o lugares favoritos.

Hace un puñado de meses estuvo por Las Palmas y me hizo algunos retratos, dos de los que, con su permiso, reproduzco aquí. Se hicieron en la zona de La Puntilla en la Playa de las Canteras. Fui con la bici y decidimos integrarla en las fotos. Espero que os gusten.


Las fotos son copyright Óscar Fernández Orengo.


lunes, 12 de diciembre de 2016

Premio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País



Me acaban de comunicar en una atenta carta que la Real Sociedad Económica de Amigos del País me ha elegido para el Premio Gran Canaria 2016. Paso a citar la carta:

"A la vista de las propuestas presentadas, se asigna el Premio Gran Canaria de la Real Sociedad Económica de Amigos del País del año 2016, en la modalidad de Bellas Artes, Cinematografía, al director, guionista y productor D. Elio Quiroga, por los méritos contraídos y demostrados al día de la fecha, con el deseo de que este reconocimiento sepa aceptarlo también como estímulo a la labor emprendida".

Así que aquí lo pongo, encantado y agradecido. Y abrumado, también.

El premio en la categoría de Deportes lo recibirán David Déniz Macías y Fernando González Díaz, por su creación de la Carrera TRANSGRANCANARIA, que cruza cada año la isla de lado a lado, y es un absoluto éxito internacional de asistencia en cada nueva edición, batiendo sus propios récords.

En el acto habrá una conferencia a cargo de D. Javier Mena Marqués, y se entregará a la Real Sociedad el título de Presidencia de Honor de la Escuela Luján Pérez, donde se han formado generaciones de artistas canarios.

El acto es el próximo día 19 de diciembre en la sede de la Sociedad en Las Palmas, a las 19:30. Así que si les apetece, pues allí nos vemos.

¡Caray, muchas gracias!   :-)

Pd.: Las Reales Sociedades de Amigos del País son de las instituciones de la sociedad civil más antiguas. La de Las Palmas se fundó en 1776.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Proyectos (3): "Hungry Ghost"


Hace un par de años dedicamos muchos meses a trabajar en el proyecto de una película de ciencia-ficción que nos ilusionaba mucho. Al final no pudo ser, pero quién sabe, a lo mejor algún día vuelve a la vida. 


Estos son los poster teasers que mi amigo Santiago Verdugo hizo para el proyecto en Sopa de Sobre. Llegué a realizar un par de rip-o-matics.


Es la adaptación de una novela "inadaptable", "Chinese Opera", de Ian Wedde, uno de los más laureados autores de Nueva Zelanda, un texto realmente complejo, que cuenta una historia situada en algún lugar entre "Blade Runner" y una reflexión ecologista acerca de la condición humana y sus límites.

Fue un "work of love" para todos nosotros, incluyendo a Margaret Nicoll, mi productora en tantos proyectos. Se hubiera rodado en Nueva Zelanda con efectos de Weta Ditigal. Hubo viajes y reuniones, comidas de trabajo, incontables conferencias por Skype, se hicieron planes, se elaboró un casting -que debo mantener secreto-, se cerraron fechas, y... 

A veces, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, las cosas no pueden seguir adelante. Una pena, porque el guión de "Hungry Ghost", coescrito por el propio Ian Wedde con Paula Boock y Donna Malane, está dotado de una épica y una sutileza que se encuentra pocas veces.



De todas formas, Lippy Pictures, la empresa productora, mantiene aún la llama y el proyecto sigue intentando encontrar una vía. A ver qué pasa. Nunca se sabe...

lunes, 5 de diciembre de 2016

Todo sea en aras de la eficiencia


Voy a correos hoy día 5 de diciembre de 2016, a las 11:00 de la mañana. Son fechas problemáticas, vale. Pero a pesar de todo eso, teniendo una espera de 9 posiciones en la máquina que otorga los turnos, me pego 45 minutos de cola, para franquear un simple correo ordinario de 10 gramos. Porque en vez de esperar por 9 personas, espero por unas 24, que tienen que ser atendidas antes que yo.

Sólo voy a mandar una carta a través de la empresa pública que se encarga de ello, pero claro, por esos azares de la gestión “mixta” que se han inventado en este país, Correos no sólo manda paquetes o cartas (o los entrega). Ahora es también el cobrador de Endesa, Gas Natural, Movistar, Vodafone y un montón más... Es decir, por algún convenio de esos que se montan sus directores generales (que cobran de nuestros impuestos), le sacan las castañas del fuego (y le ahorran personal) a algunas de las empresas privadas más rentables del país (por eso son tan rentables, claro, porque un grupo de funcionarios de Correos trabaja para ellas).

¿Resultado? Vas a mandar una carta y esperas tres cuartos de hora hasta que te toque, porque ni Movistar, ni Endesa, ni Gas Natural... tienen oficinas para esos cobros. Así se ahorran personal, en un país en el que dar empleo debería de ser una de sus obligaciones de cabecera, sobre todo siendo como son empresas que fueron públicas y de privatizaron. Ah, y si vas a pagar a través de banco, ya sabes, o domicilias o vete a tu casa, que los cobros de recibos son de 8 a 8:30 de la mañana, aunque la oficina abra a las 8:30. Qué cosas (hablaré de esto en otro artículo).   :-)

¿Soy el único que se siente un poco cabreado por algo así? No es cuestión de esperar, que eso es lo de menos. Mi pregunta es otra: ¿Qué hace una empresa pública que se dedica a la paquetería y al correo haciendo de cobrador para empresas privadas que deberían de ofrecerlo ellas mismas?

Me dirán que resulta más cómodo ir a pagar allí, porque esas empresas no tienen oficinas de cobro, sobre todo en pueblos pequeños. Lo admito. Pero resulta que esas empresas están ahorrándose ahora un dineral en personal para dar un servicio que gentilmente les hace una empresa pública. O eres una empresa pública y trabajas para quienes te mantienen con tus impuestos, o eres una empresa privada. Entonces, sí, puedes hacer lo que te venga en gana.

Pero bueno, supongo que es lo que hay, y en unos años también Correos o Renfe serán empresas privadas. Así defienden lo público nuestros nobles gobernantes.

Por cierto, la lista de empresas que se ahorran personal porque Correos les saca las castañas del fuego (información pública que puedes encontrar en su web) es: Acciona, Avantcard, Avon, Caser, Citibank, Popular, Cofidis, Endesa, Gas Natural, Línea Directa, Mapfre, Ono, Pepper, Rumbo, Selecciones del Reader's Digest, Telefónica, Vodafone, etc. Calculad así a ojo la de empleos que habrían creado esas empresas privadas de no tener a una empresa pública que es de todos haciendo su trabajo.

Ah, puedes contratar, por supuesto, ese servicio de cobro por un módico precio, infinitamente más bajo que el coste de un ser humano con su seguridad social y sus dobles pagas semestrales, en esta dirección.

De nada.

Todo sea en aras de la eficiencia, sea eso lo que sea.

Uso el logotipo de Correos para ilustrar este texto, acogiéndome al derecho de cita.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Singularidades


Me he pasado varios meses leyendo, entre libros, y entre Metros, un interesante ensayo del Premio Nobel Christian de Duve, “Singularities” (“Singularidades”). A modo de resumen para nosotros, lectores no inbuidos en las publicaciones científicas y los papers, de Duve nos ofrece una guía del “estado del arte” en los conocimientos sobre el origen de la vida (al menos hasta la fecha de la edición de Cambridge University Press, que es la que tengo, y que se publicó en 2005), y los condicionantes que la han guiado en su historia evolutiva.

Llevando al lector a través de los “mecanismos de la singularidad”, que así nos define de Duve el proceso que ha llevado mediante cambios bioquímicos a la vida desde su nacimiento y a lo largo de los eones hasta la actualidad, desde los ladrillos fundamentales de las estructuras vivientes a las complejidades que forman, por ejemplo, nuestros cuerpos, el autor, uno de los más autorizados en el campo de las ciencias de la vida, gira alrededor de la necesidad y la posibilidad como factores que moldean los “cuellos de botella” que llevan adelante la evolución biológica y la moldean, como las manos de un alfarero crean piezas de barro partiendo de una masa sin forma.

Estructura los capítulos por temas: la quilaridad (el misterioso hecho de que las moléculas con estructura tridimensional que nos forman sean “zurdas”), el metabolismo (cómo y por qué nuestros cuerpos y nuestras células tienen un determinado manejo de la energía y de los procesos que las mantienen con vida), las membranas (la base de la estructura de una célula, lo que la separa y protege del mundo exterior, y probablemente lo primero que se formó en el origen de la vida), los eucariotas (las células con núcleo), el oxígeno (un elemento químico que es tóxico y muy agresivo en sus reacciones, pero que necesitamos para sobrevivir), el mítico y misterioso LUCA (el antecesor común que las investigaciones genéticas han demostrado que todos los seres vivientes sobre la Tierra tenemos, perdido en la oscuridad del pasado más remoto), y otros asuntos más técnicos, como el metabolismo del ATP (una de las sustancias más importantes para la vida), las proteínas (que forman la estructura de las células), el RNA, el DNA (los mensajeros genéticos), los misteriosos (y asombrosos) motores de transferencia de fuerza “protonmotiva” (no sé si lo traduzco bien) que dotan a nuestras células de impresionantes medios de conversión energética e incluso de capacidad de movimiento, a modo de pequeñas nanomáquinas cuya forma de actuar da que pensar. 

Finalmente, comparte de Duve con nosotros una conclusión a la que su carrera de décadas en las fronteras de la ciencia biológica le ha llevado: la vida es posible porque es posible. Suena tautológico, a una obviedad, pero encierra una verdad ontológica básica del Universo en el que vivimos. La vida, y más aún, nuestra vida inteligente, son fruto de un azaroso proceso de improbable repetición, dominado por el azar, pero sobre todo guiado por unas leyes físicas que permiten entre otra infinidad de estados posibles, esta: la existencia de seres vivos autoconscientes. Somos porque nuestro Universo, dentro de su “juego de reglas”, en su “caja de herramientas”, permite que existamos. Porque somos posibles dentro de este conjunto de normas que llamamos Cosmos. El Cosmos es nuestro alfarero al final. Somos porque este universo en el que estamos se rige por unas reglas que lo permiten.

En su obra, a propósito del debate entre azar y necesidad como camino hacia la vida, cita de Duve a uno de mis escritores de cabecera durante años, y uno de los miembros de mi personal panteón de “santos laicos”, junto a Carl Sagan. Es Stephen Jay Gould, un maravilloso divulgador que me hizo fascinarme por los misteriosos sucesos de las pasadas eras geológicas y evolutivas (como la mágica “explosión cámbrica”), así como por las atroces extinciones que, en número tremenda e inquietantemente alto, ha sufrido este planeta en su biosfera a lo largo de la misteriosa historia de la vida. Una de ellas fue tan brutal que ha sido bautizada como "La gran muerte" (el tránsito entre los períodos Pérmico y Triásico). Fue hace 252 millones de años, y en un momento "algo" mató al 96% de las especies que vivían sobre la Tierra, para que os hagáis una idea.

Volviendo al asunto, Gould (junto a otros, como Monod o Jacob) había abogado por un modelo del proceso evolutivo por el cual, si “hiciéramos retroceder” la cinta de la evolución y le diéramos de nuevo a “play”, obtendríamos resultados diferentes. De Duve, en mi opinión acertadamente, contradice este argumento de Gould, ya que este parece confundir improbabilidad con azar, de modo que ambos conceptos se funden en uno solo. La realidad es que el azar está moldeado por esos “cuellos de botella” de reglas universales y normas que constituyen la materia, que rigen nuestro universo, y que generan (con otros condicionantes, como el entorno) una serie de “factores limitadores” que harían que al volver a poner la cinta a funcionar, las cosas fueran muy parecidas; esto es, no enteramente diferentes.

De esta manera, si viajáramos a otro mundo distante en el que hubiera evolucionado la vida de forma totalmente independiente a la de la Tierra sabríamos que ciertas reglas se cumplirían también allí: podríamos predecir la existencia de cordados (criaturas con espina dorsal central), y por tanto la simetría axial (pues es un diseño eficiente estructuralmente), o la forma de huso para los seres marinos (al ser por su parte la más eficiente para desplazarse por un fluido), los huesos huecos para las aves si las hubiera también habrían surgido... tendríamos, en fin, ciertas razones para suponer que la naturaleza de ese otro planeta remoto habría llegado a soluciones similares a las encontradas por la evolución en el nuestro, precisamente porque las reglas que dirigen los procesos evolutivos (físicas, químicas, ambientales, estructurales) son las mismas. Aquí lo llamamos "evolución convergente".

Así que al razonamiento de los seguidores de Gould, de que probablemente si otro espermatozoide distinto hubiera fecundado el óvulo de la madre de Mozart, no habría habido otro Mozart, no es tan indiscutible. En un espacio probabilístico tan enorme como el de las mutaciones genéticas de trillones de células en billones de cuerpos durante eones, los escenarios posibles, guiados por las limitaciones creadas por las propias estructuras y sus necesidades, se pueden recorrer en árboles evolutivos de forma asombrosamente eficiente, más aún porque seguramente existirán mecanismos de necesidad y de retroalimentación que aún desconocemos y que contribuirán más aún a acotar los posibles resultados. 

En resumen, la vida crea su propia variabilidad, pero también genera los límites a los que esa variabilidad debe de limitarse. Lo que podría parecer un inabarcable “campo de mutabilidad” (y desde la teoría numérica lo es), se ve guiado, constreñido, domado, dirigido, por fuerzas invisibles, que nacen en el lecho de las reglas de nuestro universo y de los condicionantes ambientales.

Así, finalmente, de Duve otorga al entorno un poderoso valor de limitación y de “flecha deteminística” hacia ciertos cambios genéticos. Por ejemplo, de no existir los antibióticos, no habrían nacido cepas de bacterias resistentes, o de no verse obligados a vivir en el perpetuo blanco nevado, los osos polares no habrían desarrollado un tono de pelaje que les permitiera ocultarse en el hielo.

Pd.: Antes de publicar este texto, que tengo guardado en el horno desde hace unos meses, lo he repasado, y me he parado a pensar al final en qué medida nuestra condición nos limita. Observamos los sucesos que han llevado a nosotros "a toro pasado", o como dicen los ingleses "in hindsight", mirando hacia atrás en el tiempo desde un instante determinado, y esa tal vez no sea la mejor visión; no podemos ver el río desde arriba, estamos obligados por la naturaleza a observarlo desde donde estamos; no podemos elevarnos y observar todo el paisaje que nos rodea. Mirar las cosas desde aquí (siendo "aquí" la condición física y humana) implica siempre un espejismo, y un concepto implícito de "estamos aquí por algo" o "esto ha llevado a nosotros" o "este camino es el que se recorrerá, pues ya lo hemos recorrido". Esa forma de pensar no la podemos evitar, pues somos seres arrastrados por el río del tiempo, siendo el tiempo algo que no podemos entender, que nos lleva, que sólo podemos medir. Y por eso probablemente, y necesariamente, tenemos una visión sesgada del asunto. Al final se trata de que somos seres de tres dimensiones en un universo de, al menos, cuatro. Tenemos la mirada condicionada por nuestras limitaciones y las que nos impone la física del universo en el que vivimos. No obstante, las matemáticas nos permiten asomarnos un poco por encima de esas limitaciones, y, aunque no entendamos del todo los resultados y las conclusiones a que nos lleven, han probado sobradamente ser la mejor herramienta que tenemos para intentar comprender todo esto (por ejemplo, el espacio-tiempo que definió Einstein en la Teoría de la Relatividad Especial es la única realidad, algo que no podemos constatar ni intuitiva ni físicamente, pero que nos dicen las matemáticas de forma irrevocable y que ciertas pruebas empíricas han corroborado). Desde las matemáticas podemos por tanto trascender nuestras limitaciones intrínsecas, nuestros prejuicios naturales, y volvernos en cierta medida criaturas más capaces, casi transdimensionales, que pueden saltar con sus mentes el rígido marco mental, temporal y físico en el que hemos de desenvolvernos por imposición natural. Sorprendentemente, la naturaleza, pensando en sí misma, puede elevarse sobre sí y trascenderse.


Uso la portada de Singularities para ilustrar este artículo acogiéndome al derecho de cita.

martes, 22 de noviembre de 2016

Ya es suficiente


Intento visitar una noticia en la web de El Mundo sobre una exposición en El Prado de dibujos de José de Ribera. Abro la página, y la noticia está, sí, pero rodeada por todas partes de banners publicitarios, y el video que la ilustra empieza y termina con un anuncio (que te puedes saltar, vale). En total la página contiene 7 anuncios. Cuatro son de telefonía móvil y uno de coches, más los dos spots del vídeo. Pero la cosa no termina ahí. Abajo, en la sección “recomendados” hay dos enlaces patrocinados (o sea, más publicidad) y más abajo aún otros tres enlaces etiquetados como “ad”: más anuncios. Total: 12 mensajes publicitarios en una sola página.

En serio, clientes publicitarios de El Mundo: ¿Os funciona invadir nuestras vidas con publicidad así de agresiva? ¿Alguien clickea en esos banners, de verdad? ¿Y la pésima imagen, el hastío, que tanta publicidad causan en los visitantes de esa noticia, os compensa un misérrimo banner? ¿De verdad no os están engañando todos los que os dan las cifras de clicks mensuales?

Repaso:

-Cuatro anuncios de telefonía móvil (Simyo, Tuenti y PepePhone).
-Uno de coches (Landrover)
-Tres “ads” de BBVA, Jeep y un negocio muy raro de juego a la lotería.
-Dos “patrocinados” de L'Oreal y Zizer.

Ya es suficiente. Dejad de ahogarnos en publicidad. Os estorbáis unos a otros, y vuestro mensaje no llega. Acabamos hastiados, cabreados y odiando a vuestras marcas.

Sólo se trata de equilibrar un poco las cosas, de no ahogarnos. De verdad, no es tan difícil. Y todos saldremos ganando.



lunes, 21 de noviembre de 2016

El neocine (y 3): Proyectores con rayos láser... y Ang Lee


Desde que la industria norteamericana lanzó el nuevo estándar de cine estereoscópico -que no ha funcionado realmente como esperaban- muchos espectadores en las salas de cine se han quejado de que la proyección les parece oscura. A pesar de los modernos proyectores de cine digitales, estos, y sus lámparas de Xenon, tienen sus limitaciones, y proyectar dos imágenes con el añadido de las gafas que cada espectador debe de portar para poder ver las películas en ese formato, todo ello resta luminosidad al visionado de las películas.

Dolby, que ha pasado por una crisis de identidad desde la digitalización de las salas, y que ya no ostenta el monopolio del sonido para el público, afortunadamente -antes, en los años del celuloide, si querías estrenar una película tenías que pagar a Dolby un impuesto revolucionario-, tras lanzar su Dolby Atmos y otros nuevos procesos, ha creado un sistema de proyección para salas de cine basado en tecnología láser, llamado Dolby Vision, que promete devolver el brillo a las imágenes estereoscópicas. 

Los primeros equipos de este tipo se están instalando en las salas norteamericanas, lo que significa que en breve estarán por aquí, y algunas películas empiezan a estrenarse en ellas. Tal ha sido el caso de “El libro de la selva”, de la que me ocupé en el primero de estos artículos, o de “Star Wars: El despertar de la fuerza”. Imax también ha lanzado un sistema similar, llamado Imax Laser 3D, y parece que otros fabricantes de proyectores, como Christie -Socios de Dolby en Dolby Vision-, están en ello. Así que tendremos proyecciones más brillantes y naturales en las salas, o al menos eso nos prometen.

Mientras tanto, el monopolio del cine norteamericano se extiende por las salas de proyección, y la combinación de copias digitales con permisos, proyectores con tecnología patentada, etc. con las obligaciones de los saltos tecnológicos que implican todas estas novedades para los cines, no hacen sino empequeñecer el espacio disponible para las cinematografías nacionales, excepto en los países que saben defenderse en estos aspectos, como Francia. 

En España, esta enorme Valladolid al sur de Europa, todavía no hemos aprendido. Y no sólo es un asunto de películas y colonización de salas, aunque ya casi todas están en poder de las multinacionales USA. Es mucho más. Por ejemplo, hoy en día resulta totalmente imposible que una empresa española pueda desarrollar una tecnología para cámaras digitales de cine o proyección cinematográfica como las que he comentado en este artículo y los anteriores. La tecnología puede liberar, sí; o justamente lo contrario, convirtiéndose en un monopolio. Depende de quién la utilice y de quién regule ese uso.



Pd.: Para terminar, Ang Lee acaba de estrenar su último largometraje, un drama bélico titulado “Billy Lynn's Long Halftime Walk”. La película ha sido rodada a 4K, en 3D y a 120 fotogramas por segundo. Muy pocos cines en el mundo pueden proyectar a ese ratio de fotogramas, pero al parecer la experiencia de visionado es chocante, causa mareos y vértigos para una parte de la audiencia, o resulta inolvidable y fascinante para la otra. No sé si esta nueva velocidad de proyección, que ofrece imágenes increíblemente nítidas y promete una inmersión completa en las películas se conservará en el futuro (la actual es de 24 fotogramas por segundo y para poder dar el salto a esa nueva velocidad habría que cambiar miles de proyectores en las salas, como ocurre en el caso de los proyectores láser que he comentado antes, amén de que los DCP -las copias de proyección digitales- tendrían un tamaño gigantesco, de decenas de Terabytes cada uno); Peter Jackson probó utilizando 48 imágenes por segundo en su trilogía de "El Hobbit", y el resultado no gustó demasiado.

Parece, en cualquier caso, otro paso más hacia el neocine, ese nuevo cinematógrafo que nunca termina de llegar y que nadie sabe lo que será. Por de pronto, aparte de los cambios en las técnicas de producción, la experiencia de ver una película sigue siendo idéntica ahora que hace 120 años, cuando se inventaron las películas. Por cierto, que Ang Lee dirigió “La Vida de Pi”, una obra interesante que también quería suponer un salto cuántico en la forma en que se hace cine, pero que finalmente supuso la ruina de uno de los más legendarios estudios de efectos visuales de Estados Unidos: Rhythm & Hues. Hablo de ese asunto, por si os interesa, en “Luz,Cámara... ¡Bits!” :-)

Ppd.: Un último detalle. La idea de rodar a 120 fotogramas por segundo al parecer la tuvo Ang Lee después de ver un cortometaje experimental rodado a esa velocidad por Douglas Trumbull, un viejo conocido de la pequeña historia de los efectos visuales en el cine.

La imagen que uso para ilustrar este artículo es copyright Dolby Laboratories y la utilizo acogiéndome al derecho de cita.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.