jueves, 23 de febrero de 2017
viernes, 17 de febrero de 2017
El problema que no se quiere ver, no existe
Vivimos en un Estado
democrático que todavía no sabe que lo es. No, no lo tiene nada
claro. Flotando entre normativas obsoletas y autoritarias, poderes
politizados hasta el hastío, medios de comunicación que sólo
trabajan para quien les financia, e instituciones anquilosadas en el
Siglo XIX, España no sabe todavía que es un país que se debe a sus
ciudadanos por encima de todo. Esto es algo que llevará muchísimo
tiempo repararlo, si es que se puede. Pero mientras eso no ocurra,
nosotros, todos, los ciudadanos, que no súbditos, de España,
seguiremos pagando las consecuencias.
Llevo años escribiendo
en este mismo blog de los horrores de la administración española,
una estructura anquilosada y creada (ella y la legislación que la
regula) en unos tiempos autoritarios, que sigue considerando a la
ciudadanía como un grupo de críos incapaces de conducir sus propios
destinos, que deben ser tutelados a perpetuidad.
Este modelo perverso de
ver las cosas se ha extendido recientemente a la llamada
“administración electrónica”, el mecanismo que permite a los
administrados relacionarse con sus administraciones vía internet.
También he pedido en muchas ocasiones que alguien ponga orden en ese
desastre tecnológico, pero como siempre como quien oye llover.
Acabo de vivir en mis
carnes otro ejemplo de este lío administrativo virtual en el que nos
quieren hacer vivir últimamente. Resulta que estaba por caducar el
certificado electrónico de mi productora, Zanzibar, la empresa con
la que hago las películas. Me llega un mail de la FNMT (Fábrica
Nacional de Moneda y Timbre), que es la responsable de generar esas
suertes de “firmas” virtuales que te permiten identificarte, seas
persona física o jurídica, ante la administración mediante
Internet, recordándomelo. Y en ese mail me comentan tan felices que
ahora para renovar el certificado tengo que pagar. En mi caso, por
ser administrador único, 28 Euros.
Atención, que esto es
muy interesante: el derecho básico de identificarte ante una
administración, que generalmente se verifica vía tu DNI y/o, de ser
necesario, las escrituras de tu empresa de forma gratuita, ahora te
va a costar dinero. La propia FNMT, en un extensísimo texto
explicatorio en su web donde nos explica por qué hemos de pagar
-excusatio non petita...-, aduce que la causa es que ahora las
verificaciones para el trámite requieren una conexión con el
Registro Mercantil, que todos sabemos es esa institución
completamente inútil que se inventó esta nación hace mucho tiempo
para cobrarte por ponerte un sellito y anotarte en un listado cada
vez que tengas que hacer constar algo, pues eso, de relieve
mercantil. Uno de esos grandes inventos españoles, como las
todopoderosas notarías o los no menos poderosos registradores de la
propiedad.
Pues nada, ni corta ni
perezosa, la administración, la FNMT, el gobierno en resumen, ese
gobierno que se supone me representa y vela por mi, ha decidido que,
en vez de exigir la gratuidad de algo tan elemental como la
renovación de tu identidad digital, pues mejor es aceptar una semi
privatización del servicio, pagando al Registro Mercantil lo
que les pida.
Yo estoy obligado a
identificarme en muchísimos trámites online -cada vez más y en
muchas ocasiones de forma exclusiva, algo que además es ilegal, pero
no voy a meterme en ese jardín hoy- y ahora he de pagar por obtener
ese derecho. Por poner un ejemplo, es como si tuviera que pagar 28
Euros por renovar mi DNI (en realidad costaba 10,6 Euros más el coste
de la foto en 2016 según informa la Administración, con ciertas excepciones de gratuidad como familias
numerosas o cambio de datos) o mi Pasaporte (26,02 Euros más la foto
en 2016, también con gratuidad para familias
numerosas), dos documentos que son imprescindibles para mi vida
cotidiana pero que hay que realizar de forma presencial y cuya
renovación, salvo robo o extravío, ocurre cada 10 años. Pues nada,
lo dicho: por 28 módicos Euros puedes recuperar tu identidad virtual, pero con
una ligera diferencia con respecto a los anteriores: se trata de un
trámite online, absolutamente automático, que no requiere de la
participación de nadie y es instantáneo, y que debes de repetir
obligatoriamente cada 3 años. Sólo requiere un cruce de datos, algo
que no debería de costarnos nada. Pues es más caro que el DNI o el
pasaporte, y sin excepciones.
Por supuesto, nadie se
ha quejado, que yo sepa, de este nuevo, y silencioso, atropello a la
ciudadanía. Y cuando digo “nadie”, me refiero a nuestros
representantes elegidos en el Congreso de los Diputados, que creo
están para protegerme de asuntos como este.
En fin, no abundaré
más, aunque podría. Podría decir que uso Safari como navegador
en mi ordenador (un Mac), y no puedo utilizarlo para obtener mi
certificado, porque la FNMT no tiene soporte para él, sólo para Internet Explorer y
Firefox. Podría añadir que me he pegado un par de horas de sudores
fríos navegando por la ininteligible, fea y pésimamente explicada
web de la FNMT para intentar entender cómo rayos hay que hacer el trámite, y
sin comprender por qué se me bloqueaba constantemente un Firefox
recién actualizado. Poco a poco averigüé que tenía que bajarme e
instalar seis (¡¡SEIS!!) certificados electrónicos consecutivos de
su web, y luego, además, bajarme una extensión de implementación
de firma electrónica, si quería que aquel trámite funcionara. A la
quinta intentona (Complejidad innecesaria, el peor pecado de
cualquier interface), tuve finalmente renovado mi certificado digital como
administrador único de una sociedad, previo cargo vía VISA de 28
Euros, claro.
El modelo de
la administración en el Estado Español sigue ahí, impertérrito, en la nueva administración online, sin haber
cambiado apenas con el paso de los años: lento, lleno de obstáculos, innecesariamente
complejo, básicamente hostil, todo ello perfectamente implementado
en flamante código HTML. Estos signos, como pocos, expresan por qué
vivimos en un país que todavía no sabe que vive en el Siglo XXI, y
que sigue considerando a sus ciudadanos como súbditos, casi como
incapaces.
Y me temo, como tantas
veces he dicho antes, que esto no tiene remedio, porque el prejuicio
inherente a esta visión del ciudadano por parte de la administración
que debería servirle, no se cura ni en una década, ni en diez,
mientras no se quiera afrontar el problema.
Y un problema no se
afronta mientras no se le reconozca como tal.
Y la administración
española no considera esto un problema.
Está encantada de
haberse conocido.
Pd.: Como complemento a lo anterior, he tenido recientemente otro altercado añadido con la Administración digital. Se trata de un software de generación de facturas llamado Facturae, que ciertas instancias públicas obligan a utilizar a las empresas para que les facturen, desde hace poco. El programa es un espanto, está pésimamente desarrollado, instalarlo es una pesadilla, y utilizarlo un horror; no es ergonómico, añade complejidades innecesarias, no permite ni siquiera copiar y pegar, y parece creado por un psicópata. Muchos organismos públicos están imponiendo la facturación electrónica sin dar más opción a los ciudadanos, algo que como poco pone en indefensión a mucha gente. Y la atención y dudas sobre el programa te las resuelven en un teléfono 902 ¡La Administración Pública está utilizando teléfonos de tarificación adicional por prestar un servicio al que todos tenemos derecho! Ítem más: me comentaban recientemente que en las oficinas del paro se está obligando a los ciudadanos a que utilicen los trámites online siempre. Los funcionarios tienen órdenes de que los ciudadanos usen los misérrimos ordenadores que tienen en las oficinas del desempleo para que se busquen la vida con sus propios trámites, y se niegan a hacérselos ellos mismos, por órdenes de arriba, claro. Si eres anciano, apenas has manejado un ordenador en tu vida, ni sabes cómo mover un ratón, es tu problema. Este sadismo institucionalizado me muestra un feo aspecto de la administración que parece haber olvidado para quién trabaja, o más bien que lo tiene demasiado claro. Porque alguien, alguna persona en el organigrama de esas organizaciones ha dado esas órdenes, y nadie le rechista. Como consecuencia, en España vivimos en una especie de estado burocrático autoritario, en que la ciudadanía es tratada sistemáticamente como un grupo de siervos sin derechos. Llamar a esto desastre es poco. Cuando el mismo Servicio Público de Empleo Estatal (pomposo nombre) deja a la gente sin recursos, la más vulnerable, tirada porque no pueden pagarse ni su propia firma electrónica, ni tienen acceso a internet, entonces la palabra Servicio se vuelve un chiste. El desastre es de una magnitud descomunal, pero claro, como me comentaban, la gente ni se molesta en reclamar, tan sólo dejan de pasar por la oficina y sus derechos finalmente caducan, lo que lleva a que miles de personas en dificultades desistan de acogerse al paro. Y eso es estupendo para las estadísticas. Toda esa gente desaparece de ellas. Y con ellos, el problema. La triste realidad es que somos eso para la Administración española: un problema.
Pd.: Como complemento a lo anterior, he tenido recientemente otro altercado añadido con la Administración digital. Se trata de un software de generación de facturas llamado Facturae, que ciertas instancias públicas obligan a utilizar a las empresas para que les facturen, desde hace poco. El programa es un espanto, está pésimamente desarrollado, instalarlo es una pesadilla, y utilizarlo un horror; no es ergonómico, añade complejidades innecesarias, no permite ni siquiera copiar y pegar, y parece creado por un psicópata. Muchos organismos públicos están imponiendo la facturación electrónica sin dar más opción a los ciudadanos, algo que como poco pone en indefensión a mucha gente. Y la atención y dudas sobre el programa te las resuelven en un teléfono 902 ¡La Administración Pública está utilizando teléfonos de tarificación adicional por prestar un servicio al que todos tenemos derecho! Ítem más: me comentaban recientemente que en las oficinas del paro se está obligando a los ciudadanos a que utilicen los trámites online siempre. Los funcionarios tienen órdenes de que los ciudadanos usen los misérrimos ordenadores que tienen en las oficinas del desempleo para que se busquen la vida con sus propios trámites, y se niegan a hacérselos ellos mismos, por órdenes de arriba, claro. Si eres anciano, apenas has manejado un ordenador en tu vida, ni sabes cómo mover un ratón, es tu problema. Este sadismo institucionalizado me muestra un feo aspecto de la administración que parece haber olvidado para quién trabaja, o más bien que lo tiene demasiado claro. Porque alguien, alguna persona en el organigrama de esas organizaciones ha dado esas órdenes, y nadie le rechista. Como consecuencia, en España vivimos en una especie de estado burocrático autoritario, en que la ciudadanía es tratada sistemáticamente como un grupo de siervos sin derechos. Llamar a esto desastre es poco. Cuando el mismo Servicio Público de Empleo Estatal (pomposo nombre) deja a la gente sin recursos, la más vulnerable, tirada porque no pueden pagarse ni su propia firma electrónica, ni tienen acceso a internet, entonces la palabra Servicio se vuelve un chiste. El desastre es de una magnitud descomunal, pero claro, como me comentaban, la gente ni se molesta en reclamar, tan sólo dejan de pasar por la oficina y sus derechos finalmente caducan, lo que lleva a que miles de personas en dificultades desistan de acogerse al paro. Y eso es estupendo para las estadísticas. Toda esa gente desaparece de ellas. Y con ellos, el problema. La triste realidad es que somos eso para la Administración española: un problema.
viernes, 10 de febrero de 2017
domingo, 5 de febrero de 2017
El Amo de las Marionetas
Uno de los más
siniestros villanos creados por Stan Lee y Jack Kirby en la primera
etapa de los Cuatro Fantásticos fue El Amo de las Marionetas (un
tipo que convertía a las personas en títeres mediante una especie de arcilla
radiactiva). Hay una excelente novela de Robert Heinlein que comparte
ese título, y narra una invasión alienígena que controla la mente
de la gente, eligiendo los E.E. U.U. para iniciar el
proceso.
Estos días hay mucha
gente asombrada -y espantada- por la caótica política de César que
el nuevo presidente de los E.E. U.U. está adoptando, mediante
órdenes ejecutivas encadenadas.
Como el payaso Pennywise, de IT, aquella novela de Stephen King, tal
vez sólo estemos viendo moverse a una carcasa vacía, un hombre de
trapo.
En Saturday Night Live,
el programa humorístico que la NBC emite en directo todos los
sábados por la noche -como dice el título- las descacharrantes -e
inquietantemente simétricas- parodias que hace Alec Baldwin de
Donald Trump han añadido últimamente un nuevo personaje realmente
ominoso, que aparece retratado como la mismísima muerte: un
esqueleto mondo bajo una tela de saco.
Es Steve Bannon. El
primer supremacista blanco -en palabras de Nancy Pelosi- que ha ascendido hasta poder mover los
hilos de todo un gobierno occidental. Él es, se dice, quien toma las
decisiones, quien susurra al oído del Presidente. Suya, entonces,
sería la Orden que casi paralizó los aeropuertos de todo el país
la semana pasada, y que un juez acaba de cancelar temporalmente.
Bannon es el director de Breitbart, un panfleto que si se publicara
hace 20 años se repartiría en fotocopias amarillentas, pero que
ahora, gracias al HTML, parece algo respetable gracias a las
plantillas de diseño estandarizado.
Breitbart es un medio de muy extrema derecha, tan extrema que aquí no tenemos
nada parecido. En circunstancias normales, personalidades como la de
su director no llegarían a puestos de poder. Pero es que estos días
no son normales en absoluto.
La orden ejecutiva -que
se ha llamado “anti-islam” y que prohibe la entrada en el país de personas provenientes de siete países musulmanes- es algo inusitado, una discriminación
por religión jamás vista en un estado democrático en tiempos
recientes. Trump la está defendiendo con uñas y dientes, y para
aplicarla ha pasado por encima de todo el mundo; la Orden fue firmada
sin consultar al departamento de Homeland Security -creado por George
W. Bush tras los atentados del 11-S-, que tendría algo que decir, ni
a los departamentos de Justicia, Fronteras o Defensa. Y cuando la
Fiscal General Sally Yates le comentó lo obvio a su presidente, que
aquello no tenía un pase, fue despedida de forma fulminante.
Últimamente se comenta
mucho ese porcentaje tan significativo que nos informa de que, de los
fallecidos en E.E. U.U. en los últimos años por causa violenta, menos de un
1% murieron por el terrorismo de origen yihadista, y más del 99%
restante perecieron por disparos de sus propios conciudadanos, ese
derecho constitucional que supone, creo, una muerte violenta en el
país cada 10 segundos. Relacionar el problema yihadista en
territorio norteamericano -estadísticamente bajísimo, como vemos-
con la religión musulmana, es un auténtico peligro. Se llama visión
de túnel. Los fanáticos la padecen. Sesgo cognitivo. Sólo ven ese ínfimo porcentaje menor que un 1%. Y pueden destrozar la vida a todo un país por esa ceguera
selectiva.
EE.UU. disfruta, por lo que
vamos viendo estos días, de unas estupendas herramientas capaces de parar
estos despropósitos legislativos. La Orden está actualmente
inactivada y cientos de personas, ciudadanos americanos, gente que
trabaja allí, con carta verde, y en resumen, con derechos, pueden
entrar de nuevo en su propio país. Eso le ha causado al multimillonario
presidente su última rabieta, que ha desahogado en Twitter, como
siempre.
Bannon, también como siempre,
guarda silencio.
Ese silencio sí que es
inquietante. De ser cierto que es su dictado el que está creando
estas órdenes ejecutivas, tiene un plan. Y quien dicta es,
efectivamente, un dictador.
Vengan de la mente que
vengan, leyes como esa podrían contribuir a acabar con el área de
convivencia común que poco a poco se ha ido creando, con sangre,
sudor y lágrimas, en muchas naciones del mundo en las que musulmanes,
cristianos y judíos, las tres grandes religiones en conflicto
secular, conviven sin problemas y en progresivo entendimiento.
Reproduzco la portada del número 8 de "Fantastic Four" (publicado en noviembre de 1962), por Jack Kirby, acogiéndome al derecho de cita.
viernes, 3 de febrero de 2017
El sistema del desaliento
Hace
unas semanas publiqué este artículo en el blog, que incluía una
pregunta parlamentaria sobre la lista de 400 medicamentos excluidos
de la Seguridad Social desde hace 5 años. Os cuento lo que ha pasado
después, que es muy interesante y significativo.
Remití
inicialmente la pregunta a los siguientes miembros de la Comisión de
Sanidad y Servicios Sociales del Congreso de los Diputados: Patxi
López, Carmen Hernández Bento, Marta Sorli, Ángela Rodríguez,
Marta Sibina, Joan Oloriz, Rita Bosaho, Amparo Botejara, Ana Terrón,
Íñigo Allí, Susana Sumelzo, Margarita Pérez, Joseba Argirretxea y
Guadalupe Martín. Son miembros de todo tipo de
partidos, cubriendo el espectro ideológico completamente.
Obtuve dos respuestas.
La
primera en llegar fue de Guadalupe Martí, del Grupo Socialista. Dice
así:
Muchas
gracias por sus aportaciones.
Son
muchas las propuestas que hemos hecho el grupo parlamentario
socialista para la eliminación de los copagos y sobre la eiminación
de algunos medicamentos de la lista de principios financiados.
Seguiremos haciéndolo, ya que se producen muchas situaciones
injustas.
Le
agradezco nuevamente su aportación y que se haya dirigido a
nosotros.
Un
saludo.
Guadalupe
Martín.
La
segunda fue de Jesús María Fernández Díaz, a quien no había
incluido en mi envío. También del Grupo Socialista:
Estimado
Sr. Quiroga:
Le
agradezco su mensaje. Sin duda el tema de la desfinanciación de
medicamentos nos preocupa y por ello mismo hemos tomado ya
iniciativas parlamentarias pidiendo una revisión de los medicamentos
desfinanciados. Lo debatimos y aprobamos en la anterior Legislatura,
en la primavera del año 2016. Pero dado que hemos abierto una nueva
Legislatura sin duda tendremos que volver a traer este debate a la
Comisión de Sanidad. Y también cómo no sobre el copago
farmacéutico a la población jubilada y crónicos sobre lo que en
los próximos días el Grupo Socialista tomará una iniciativa para
requerir la eliminación de estos copagos.
Reciba
un cordial saludo.
En
los dos casos, la respuesta es alentadora; parece que se proponen tomar medidas sobre la lista de medicamentos excluidos, pero no comentan nada de hacer llegar mis preguntas a la Ministra. Es de agradecer al
menos un acuse de recibo, y la voluntad expresa de luchar por lo que se reivindica.
Descontando
a Jesús María Fernández Díaz, a quien no escribí directamente,
sólo recibí una respuesta directa a mi mail, de un total de 14 envíos. El
resto ni se dignaron a contestar con un mísero acuse de recibo.
No
obstante, la senadora María Concepción Palencia, de Podemos, en contacto
directo a través de María Alemán, se interesó por el asunto y se
comprometió a pasar mis preguntas a la Ministra, que comparecía en
el Senado justamente el jueves siguiente.
Este
fue su mensaje:
Buenas
tardes,
Lo
primero agradecer su interés por los temas sociales y sanitarios. En
nuestro grupo es muy bienvenida la participación y colaboración
ciudadana.
Efectivamente,
la Ministra comparecerá el jueves en el Senado, así que
incorporaremos su sugerencia.
Estaremos
encantados de recibir todas aquellas inquietudes o sugerencias en las
que podamos ser útiles a la sociedad.
Reciba
un afectuoso saludo
M
Concepción Palencia García
Portavoz
de Sanidad y Servicios Sociales
Así
que esperé noticas sobre la comparecencia de aquel jueves, día 19 de enero. Pasados
los días y al no recibir novedad alguna, escribí de nuevo a la
senadora para pedirle si podría contarme algo de cómo había ido la
cosa. No obtuve respuesta, así que he buscado yo mismo en el diario de sesiones de aquel día, que se puede encontrar en la web del Senado.
Esto fue lo que ocurrió el jueves. Según la normativa, la ministra, Dolors
Monserrat, hace un discurso inicial, luego los grupos parlamentarios
tienen un turno en el que hacen sus preguntas, uno tras otro, luego
la ministra responde a todas las preguntas, y hay un turno final de
los miembros de los grupos, luego se despiden y eso es más o menos todo. Ello hace que el asunto de
las preguntas se vuelva farragoso y complicado, pues la respuesta ministerial a una pregunta concreta se
ve condicionada a la buena memoria -y voluntad- de la interpelada, que
ha de responder a todas las cuestiones en un único turno.
Finalmente,
María Concepción Palencia pudo enunciar ante la Ministra de Sanidad
un resumen de mis preguntas, que fue este (copio y pego del Diario de
Sesiones):
También
me gustaría saber, como al resto de los grupos parlamentarios que
también lo han preguntado, si han previsto introducir reformas en el
modelo de copago. Asimismo, me gustaría saber si se ha revisado la
lista de medicamentos excluidos después de cinco años de aplicación
de la medida. Si se han realizado estudios sobre sus consecuencias en
la población, sean estas buenas o malas. Nos gustaría conocer si
existen estudios de abandono en la medicación de personas en
situaciones de carencias económicas ante estas medidas de pago
sobrevenidas.
La
pregunta está bien, y resume acertadamente mis consultas. Hasta aquí
todo perfecto.
El
problema estuvo en la respuesta de la ministra: no la hubo.
Tras más de treinta preguntas de todos los grupos, mi
consulta, ya resumida, se diluyó y desapareció en la larga respuesta
múltiple de Dolors Montserrat, que ocupa 6 páginas del diario de sesiones. En su segunda intervención, con apenas dos minutos de tiempo disponible, la senadora no insistió.
La ministra había respondido en una única
intervención a las cuestiones de María Concepción Palencia (que
incluía la mía), y a las de Alarcó Hernández (Grupo Popular),
Sánchez Torregrosa (Grupo Popular), Riolobos Regadera (Grupo
Popular), de Lara Guerrero (Grupo Socialista), Martínez Olmos (Grupo
Socialista), Rivero Segalás (Grupo Mixto), Marcos Arias
(Ciudadanos), Julio Reyes, Ahedo Ceza (Grupo Vasco), Azamar
Capdevilla (Esquerra Republicana) y Bernal Lumbreras (Podemos). No es de extrañar que muchas cuestiones se quedaran en el limbo.
¿El
resultado de toda esa montaña de preguntas? Que la mía quedó sin
respuesta, junto a otras más: Me quedo sin saber, todos nos quedamos sin saber, si se han
hecho estudios del impacto de haber extraído 400 medicamentos de la protección de la Seguridad Social. Algo tan alucinante que cada vez que lo recuerdo me
enciendo. Me temo que esos estudios no existen, y que nadie sabe si la medida ha servido para algo. Se aplica una ley y nadie se preocupa por averiguar la eficiencia de su aplicación. Muy de este país.
Y
aquí nos encontramos de bruces con el sistema funcionando a pleno rendimiento, eso que
llaman “la casta”: una maquinaria protocolaria inflexible de
preguntas agolpadas en inacabables intervenciones, que permite a los
ministros escaquearse entre una montaña de frases que se ahogan las unas
a las otras.
Un protocolo legal que hace imposible repreguntar ni forzar que los ministros se vean obligados a responder a cuestiones incómodas, y en resumen, un camino insidioso que sobre el papel permite que los ciudadanos participemos en la vida parlamentaria, pero que en la realidad lleva a que tu esfuerzo se convierta en nada.
Un protocolo legal que hace imposible repreguntar ni forzar que los ministros se vean obligados a responder a cuestiones incómodas, y en resumen, un camino insidioso que sobre el papel permite que los ciudadanos participemos en la vida parlamentaria, pero que en la realidad lleva a que tu esfuerzo se convierta en nada.
Habría
que cambiar los protocolos de las preguntas parlamentarias, eso para
empezar, pero claramente todo está diseñado para agotarnos. Es, ya
lo digo en el título, y en palabras de Iván Monzón, el sistema del desaliento. Tu participación
como ciudadano en la vida política, al final, se convierte en una
ilusión. Y todo sigue igual.
400 medicamentos siguen fuera de la cobertura de la Seguridad Social. Miles de personas en dificultades económicas habrán renunciado a ellos, condicionando su calidad de vida y en casos extremos su supervivencia.
Y nadie...
... lo repito: NADIE ha hecho estudio alguno sobre el asunto.
En este país los propios legisladores se desentienden de las consecuencias de lo que legislan.
400 medicamentos siguen fuera de la cobertura de la Seguridad Social. Miles de personas en dificultades económicas habrán renunciado a ellos, condicionando su calidad de vida y en casos extremos su supervivencia.
Y nadie...
... lo repito: NADIE ha hecho estudio alguno sobre el asunto.
En este país los propios legisladores se desentienden de las consecuencias de lo que legislan.
Y luego se preguntan, realmente sorprendidos, diríase que escandalizados, por qué la gente se desilusiona con la clase política.
El escudo del Senado de España que uso para ilustrar este texto está en Wikimedia.
jueves, 2 de febrero de 2017
"Sirena Negra", que no decaiga...
Ahora que nos acaban de seleccionar "Sirena Negra" al festival experimental FinCortex, en Colombia, aprovecho para felicitar a nuestra protagonista, Ruth González, por su Premio a la Mejor Actriz por el corto en el Festival de Bombay, por su nominación en los Hollywood International Moving Pictures Film Festival (HIMPFF) y a Beatriz Faura por su premio al Mejor Maquillaje en LA Shors Awards y su nominación en la misma categoría en los Hollywood International Moving Pictures Film Festival (HIMPFF). Y lo que nos queda...
Tenéis la oportunidad este año de ver a Ruth en "Sirena Negra" en directo, una experiencia extraordinaria e inolvidable, ahora que la Compañía Hijos de Mary Shelley está de gira con El Hogar del Monstruo, una preciosa unión de perfectas obras de cámara y monólogos de horror, fruto de las mentes de Fernando Marías, Vanessa Montfort, Espido Freire y Sanchis Sinisterra, con la interpretación de Espido Freire, Ruth González, Fernando Marías, Miguel Ángel Muñoz, Enrique Sánchez-Ramos y Jorge Usón, que crean un lugar más allá del tiempo en el que los monstruos que llevamos dentro pueden encontrarse, reconocerse como tales y saludarse, para, por una vez, dejar de sentirse abandonados en un mundo que se está volviendo en terrible tiempo real más atroz y extraño que nunca. Un mundo en el que los monstruos empiezan a tener miedo de la realidad, esa pesadilla.
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A peculiar galaxy near M104
Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.

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Las capturas que muestro en este artículo pertenecen a "Los canallas duemen en paz" (1960) de Akira Kurosaw...
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Les dejo aquí el artículo que hice hace unas semanas para el suplemento dedicado al 50 aniversario de la película "2001, una odisea...