domingo, 5 de febrero de 2017

El Amo de las Marionetas


Uno de los más siniestros villanos creados por Stan Lee y Jack Kirby en la primera etapa de los Cuatro Fantásticos fue El Amo de las Marionetas (un tipo que convertía a las personas en títeres mediante una especie de arcilla radiactiva). Hay una excelente novela de Robert Heinlein que comparte ese título, y narra una invasión alienígena que controla la mente de la gente, eligiendo los E.E. U.U. para iniciar el proceso.

Estos días hay mucha gente asombrada -y espantada- por la caótica política de César que el nuevo presidente de los E.E. U.U. está adoptando, mediante órdenes ejecutivas encadenadas. Como el payaso Pennywise, de IT, aquella novela de Stephen King, tal vez sólo estemos viendo moverse a una carcasa vacía, un hombre de trapo.

En Saturday Night Live, el programa humorístico que la NBC emite en directo todos los sábados por la noche -como dice el título- las descacharrantes -e inquietantemente simétricas- parodias que hace Alec Baldwin de Donald Trump han añadido últimamente un nuevo personaje realmente ominoso, que aparece retratado como la mismísima muerte: un esqueleto mondo bajo una tela de saco.

Es Steve Bannon. El primer supremacista blanco -en palabras de Nancy Pelosi- que ha ascendido hasta poder mover los hilos de todo un gobierno occidental. Él es, se dice, quien toma las decisiones, quien susurra al oído del Presidente. Suya, entonces, sería la Orden que casi paralizó los aeropuertos de todo el país la semana pasada, y que un juez acaba de cancelar temporalmente. Bannon es el director de Breitbart, un panfleto que si se publicara hace 20 años se repartiría en fotocopias amarillentas, pero que ahora, gracias al HTML, parece algo respetable gracias a las plantillas de diseño estandarizado.

Breitbart es un medio de muy extrema derecha, tan extrema que aquí no tenemos nada parecido. En circunstancias normales, personalidades como la de su director no llegarían a puestos de poder. Pero es que estos días no son normales en absoluto.

La orden ejecutiva -que se ha llamado “anti-islam” y que prohibe la entrada en el país de personas provenientes de siete países musulmanes- es algo inusitado, una discriminación por religión jamás vista en un estado democrático en tiempos recientes. Trump la está defendiendo con uñas y dientes, y para aplicarla ha pasado por encima de todo el mundo; la Orden fue firmada sin consultar al departamento de Homeland Security -creado por George W. Bush tras los atentados del 11-S-, que tendría algo que decir, ni a los departamentos de Justicia, Fronteras o Defensa. Y cuando la Fiscal General Sally Yates le comentó lo obvio a su presidente, que aquello no tenía un pase, fue despedida de forma fulminante.

Últimamente se comenta mucho ese porcentaje tan significativo que nos informa de que, de los fallecidos en E.E. U.U. en los últimos años por causa violenta, menos de un 1% murieron por el terrorismo de origen yihadista, y más del 99% restante perecieron por disparos de sus propios conciudadanos, ese derecho constitucional que supone, creo, una muerte violenta en el país cada 10 segundos. Relacionar el problema yihadista en territorio norteamericano -estadísticamente bajísimo, como vemos- con la religión musulmana, es un auténtico peligro. Se llama visión de túnel. Los fanáticos la padecen. Sesgo cognitivo. Sólo ven ese ínfimo porcentaje menor que un 1%. Y pueden destrozar la vida a todo un país por esa ceguera selectiva.

EE.UU. disfruta, por lo que vamos viendo estos días, de unas estupendas herramientas capaces de parar estos despropósitos legislativos. La Orden está actualmente inactivada y cientos de personas, ciudadanos americanos, gente que trabaja allí, con carta verde, y en resumen, con derechos, pueden entrar de nuevo en su propio país. Eso le ha causado al multimillonario presidente su última rabieta, que ha desahogado en Twitter, como siempre.
Bannon, también como siempre, guarda silencio.

Ese silencio sí que es inquietante. De ser cierto que es su dictado el que está creando estas órdenes ejecutivas, tiene un plan. Y quien dicta es, efectivamente, un dictador.

Vengan de la mente que vengan, leyes como esa podrían contribuir a acabar con el área de convivencia común que poco a poco se ha ido creando, con sangre, sudor y lágrimas, en muchas naciones del mundo en las que musulmanes, cristianos y judíos, las tres grandes religiones en conflicto secular, conviven sin problemas y en progresivo entendimiento.

Reproduzco la portada del número 8 de "Fantastic Four" (publicado en noviembre de 1962), por Jack Kirby, acogiéndome al derecho de cita.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.