Cada vez que repaso las
redes sociales en estos días que nos están tocando vivir, salgo
escapando. Eso que llaman “polarización”, está por todas
partes. La gente, en vez de comunicarse, se enroca, se insulta, ocupa
sus “asientos ideológicos” poniéndose un cinturón de seguridad
mental, y son incapaces no ya de conversar de una forma mínimamente
aceptable, sino de tener pensamiento articulado o de intercambiar ideas. Es una
especie de guerra de baja intensidad que se aprecia por todas partes.
Sé perfectamente,
todos lo sabemos, quiénes son los responsables de esto. No son sólo
las redes, que tienden a que los usuarios se vuelvan acomodaticios y
sólo reciban noticias de su “bando mental”, por algorítmica,
sino una clase política que ha dejado de negociar, que sólo se
expresa en público de cara a las encuestas, que se da mutuamente la
espalda, y que se muestra incapaz del menor atisbo de diálogo en
unos momentos en que es críticamente necesario.
Todo esto se embarra
más y más desde los argumentarios de los partidos, sobre todo los
de la derecha, que parecen ser palabras bíblicas a repetir sin la
menor autocrítica, o desde los medios de comunicación más
recalcitrantes. Al mismo tiempo, el juego sucio está campando por
doquier, desde cuentas falsas teledirigidas en redes como Twitter
o Facebook a la difusión de noticias inventadas con tal de dañar al bando contrario (y reforzar el prejuicio del hooligan), todo en una especie de
ingeniería perversa, que parece dirigida por psicópatas o por
idiotas, pero con idéntico y catastrófico resultado: enfrentar a la
sociedad, creando odios inexistentes. Cuidado. Estamos jugando con
fuego. No todo vale con tal de batir al rival político.
España lleva décadas
sin afrontar unos cambios que se están empezando a realizar muy tímidamente. Por favor, no estropeemos entre todos esta oportunidad
única. Desde aquí hago una llamada a la clase política, que se
están comportando como una legión de irresponsables, a que dejen de
“calentar” los ánimos de la gente. Serán los únicos
responsables de lo que ocurra. Son ellos quienes están animando esa
división del país en bandos. Esas “dos españas” vuelven, pero esta vez teledirigidas por un grupo de
políticos indignos de la responsabilidad que tienen en sus manos. Mirad si no el fenómeno de los "lazos amarillos". La gente empieza a enfrentarse seriamente, al dictado de lo que cada bando les ordena.
Si esto se pone peor,
no se podrá parar. Mucha gente lleva tiempo advirtiéndolo. Así que
por favor, dejemos de fabricar trolls, tanto en las redes como en la vida real. Paremos ahora, que todavía
estamos a tiempo, y aprendamos a escuchar al prójimo y a aceptar sus
ideas. Es vital para la supervivencia de cualquier sociedad en paz.
Pd: Las redes sociales, a su vez, han mostrado recientemente su verdadera (y fea) cara; cómo trafican con los datos de sus usuarios de forma indecente, cómo se informan sobre nosotros, nuestras costumbres, nuestra ideología, nuestro pensamiento. Hasta Google sabe dónde estamos en todo momento, aunque nos opongamos a ello. Cuidado con todo eso. Esta creación de bandos puede llevar a la tentación de que se desarrollen bases de datos de ciudadanos en función de su ideología. Es más, es algo que puede estar pasando ahora mismo. Tened cuidado con las redes sociales, no les contéis vuestra vida.
Para ilustrar este texto he usado la portada del disco Abominog de Huriah Heep, editado en 1981. La ilustración es de Les Edwards. El diseño, de Martin Poole. La reproduzco acogiéndome al derecho de cita.