miércoles, 2 de marzo de 2016

L o R vía espectroscopía.


Estaba pensando el otro día durante una interesante conversación en una forma de detectar vida en planetas extrasolares y se me ocurría que, si existiera en sus atmósferas una concentración de moléculas que se supiera puede generar sólo la vida, y que fueran detectables por espectroscopía, se podría intentar a medida que los sensores disponibles fueran mejorando.

Los planetas extrasolares son aquellos que se encuentran en otros sistemas estelares, girando alrededor de otras estrellas. Hasta ahora se han detectado unos cuantos, casi todos enormes gigantes gaseosos, como Júpiter. Las distancias que nos separan de esas estrellas remotas son gigantescas, y detectar planetas más pequeños, semejantes al nuestro es complicadísimo, pero poco a poco los métodos de detección se van refinando y estamos "viendo" poco a poco remotos planetas pequeños girando alrededor de estrellas situadas a años luz de nosotros.

Como sabemos, la vida "funciona" con moléculas levógiras, esto es, orientadas a la izquierda (llamadas L para abreviar, frente a las orientadas a la derecha, dextrógiras, conocidas como R). Esa cualidad se puede detectar en espectroscopía de absorción UV o visible.

Las moléculas que forman los seres vivos (aminoácidos, proteínas, etc.) son polimeros; cadenas complejas de átomos de carbono con radicales en sus enlaces. Esas moléculas pueden ser de dos tipos según se oriente espacialmente la distribución de sus enlaces: "zurdas" o "diestras". Pues bien la mas abrumadora mayoría de esas moléculas en los seres vivientes son "zurdas", mientras que las "diestras" por alguna razón casi no existen en nuestros cuerpos. Es una regla que nadie sabe por qué ocurre, pero así son las cosas. Todo un misterio.

La espectroscopía, por su parte, permite, mediante el estudio de la luz que nos llega de una estrella, conocer su composición química, mediante el estudio de las líneas de emisión y de absorción características de los elementos químicos que la forman, que aparecen al pasar esa luz por un prisma que la descompone en colores. Actualmente ya existen experimentos (el telescopio espacial Spitzer) que permiten enfocar a un sistema estelar remoto, esperar a que un planeta extrasolar pase a lo largo de su órbita entre la estrella y nosotros y restar su tenue espectro atmosférico del de la estrella, lo que nos permitiría saber los elementos que compondrían esa atmósfera remota. La sonda Kepler, por su parte, ha catalogado una buena cantidad de planetas extrasolares interesantes. Por cierto, Kepler, uno de los mayores astrónomos de la Historia, ha sido maravillosamente retratado por Arthur Koestler en una biografía que recomiendo.

En breve llevarán a Marte sondas con detectores de moléculas orgánicas L o R, pero son analizadores químicos para el estudio del suelo marciano, y hay que llevarlos físicamente al lugar, algo imposible en el caso de los planetas extrasolares por obvias razones. Pero el análisis del espectro de sus atmósferas podría darnos una pista.

No sé si hay algún proyecto que lo contemple (amén de que no existe todavía, creo, la finura necesaria para el análisis), y sobre todo ignoro cual sería la abundancia crítica en la atmósfera de un planeta que permitiera detectarlas (hablamos de aminoácidos y proteinas, moléculas que no son muy comunes ni estables en forma libre; sólo en los organismos de los que forman parte, y eso podría ser un problema; jugamos además con distancias enormes) pero bueno, ahí dejo la idea, por si a alguien le parece interesante.

¿Cabría un experimento preliminar, a modo de test, para detectar espectros de moléculas levógiras en la Tierra desde una sonda enviada hacia los confines del Sistema Solar? Por ejemplo, donde está en estos momentos New Horizons, la sonda que llegó a Plutón. Por cierto, pronto hablaré de ella en otro artículo.

Y para terminar ¿Existirá vida dextrógira en otras partes del universo? ¿Es una excepción nuestro caso, o es la norma? 

La foto es de mi amigo Juan Santana, que hace unas imágenes digitales de larga exposición que quitan el aliento. Es la Vía Láctea sobre la isla de Gran Canaria. La foto está tomada desde la playa de Cofete, en Fuerteventura. El brillo anaranjado en el horizonte es la contaminación lumínica que genera la isla, especialmente su capital, Las Palmas.

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...