No. Yo no voté por esto. Porque un gobierno en funciones arrastre mi voto por el fango legislando la destrucción de la Convención de Ginebra y la expulsión de mis semejantes por la fuerza mediante una ley ilegal, inhumana y atroz. Yo no voté porque un presidente en funciones se niegue siquiera a debatir sobre ello en el congreso. Un partido en minoría pasándose por el forro el Parlamento y aplicando su rodillo. No. No voté porque quienes ya deberían de haber cerrado un acuerdo consientan esta ignominia porque no gobiernan que es casi peor. Yo no voté porque se destruya una vez más el sueño de Europa en manos de miserables. Aquí no se escapa nadie. La miseria se expande por las viejas democracias, aterrorizadas por la ascensión de la ultraderecha, que sólo saben responder a ello con medidas más ultraderechistas. Basta ya. Quiero una democracia decente. Quiero unos políticos decentes que al menos tengan la decencia de responder públicamente de sus actos. Quiero no sentir vergüenza de ser europeo. Basta ya de dislates. No.
He dicho QUE NO.