En el número de 29 Julio al 4 de Agosto
de la revista Bloomberg Businessweek (por cierto, qué revista tan
bien diseñada; es en cierta medida la continuación desde una
publicación semanal de lo que Wired representaba hace tiempo en términos de juegos interesantes con la maquetación), se publica
un simpático artículo sobre los guionistas de la lóngeva serie de
animación televisiva “Los Simpson”, esa que se emite en horario
nocturno en Estados Unidos, pues está concebida para adultos (como
“Family Guy” y otras), pero que en este país se emite,
asombrosamente, en horario infantil.
El artículo visita el chalet en el inmenso lot
de Fox Studios donde los guionistas de la serie trabajan, que estaba
decorado en su entrada, recuerdo, con una enorme mano de Homer Simpson portando una
rosquilla. Los chalecitos del lot de Fox son viejos y están
hechos polvo, deben tener cincuenta años o así. Algunos recuerdan aquellas viejas casetas-residencia de la película “Sucedió una noche”
(“It happened one night”, Frank Capra 1934), en una de
las cuales Claudette Colbert y Clark Gable pasaron una noche
inolvidable. Pero en su interior son mucho más conforables y amplios
de lo que se podría esperar.
Sin embargo, Bloomberg no visita el
chalet de los escritores para hablar de su trabajo en la serie, que
tras 24 años de producción ininterrumpida goza de muy buena salud
televisiva (los guionistas actuales llevan hasta 8 años en
plantilla), sino porque se han inventado un juego con el que pasan el
rato, y que ha llegado a apoderarse de toda la pizarra que decora la
sala de reuniones, y que debería de usarse para ilustrar las
discusiones del equipo de escritura.
El absorbente juego es un sistema de
apuestas mediante el cual has de adivinar lo más certeramente que
sea posible la recaudación de los próximos estrenos de cine en Estados Unidos, desde los grandes blockbusters a las películas
independientes. En el artículo hay una foto de la pizarra,
absolutamente repleta de tablas con las recaudaciones previstas y las
apuestas de cada uno, -y, por cierto, se puede atinar a ver que los
jugadores han asignado a “I'm so exited” (el título
internacional de “Los amantes pasajeros“, de Pedro Almodóvar) 5 B.O. Bucks (así se llaman las unidades de
cuantificación que ellos mismos se han inventado para el juego)-.
Naturalmente, los guionistas de la serie, que cobran unos sueldos de
6 cifras, y que además se lo pasan pipa en su trabajo, siguen
generando unos libretos alucinantes, brillantes, ácidos y divertidos, y su juego, que cada vez les apasiona más, no interfiere en
la calidad de su trabajo, a pesar de que ahora tienen que tomar notas en sus cuadernos a lápiz y prescindir de la pizarra común, completamente tomada por sus apuestas.
En otra foto aparecen tres de los
guionistas de la serie, todos ellos asimismo coproductores
ejecutivos: Kevin Curran, Michael Price y Joel Cohen, que posan ante
un chillón fondo de color amarillo-Homer. Cada año hay un ganador
del juego, y se añade un banderín en el techo de la sala con el
nombre del afortunado. Kevin Curry fue el ganador en 2012, Price en
2011 o Cohen en 2010. Este año todavía no hay ganador, y el grupo
se pasa las horas muertas pegado a sus ordenadores, visitando
compulsivamente la web especializada en recaudación de cine Box
Office Mojo.
Otro miembro del equipo, Jeff Westbrook, que tiene una
licenciatura en informática, ha desarrollado un programa que permite
que reciban los domingos por email las recaudaciones del fin de
semana. El juego, así, se prolonga a los 7 días de la semana, les obsesiona, les absorbe, les vuelve locos, se
pelean, se enfurecen, se ríen, de desesperan... pero siguen
haciendo su trabajo mejor que nadie.
Desde su expresión sonriente de niños
grandes no puede uno evitar pensar en la situación lamentable de la
mayoría de los guionistas de series de televisión que trabajan en
España, donde el contrato de guionista fijo ha desaparecido, los
sueldos han bajado y hasta la Comisión Nacional de la Competencia llegó a multar a Alma, el sindicato de los escritores de
audiovisual en España, por proponer unos costes mínimos para cobrar por un guión con una dignidad elemental. Así estamos.
España va por un camino terrible,
equivocado y triste. Me alegra mucho ver que en Estados Unidos los
buenos profesionales sean respetados por su trabajo. Jamás un
ejecutivo de Fox ordenaría borrar la pizarra de su sala de
reuniones, porque probablemente el resultado sería su despido fulminante. Imaginen lo que pasaría en España. En nuestro país puedes ser el
mejor, que no quiere decir nada. Eso muchos guionistas brillantes lo
saben, por desgracia. Ojalá esto mejore. Mientras tanto, ver a gente
estupenda como el equipo que escribe la serie de animación que
abandera Fox, trabajando y pasándoselo genial en su trabajo te
genera una dolorosa mezcla de envidia e impotencia, pues comprendes
el largo, larguísimo camino que aún nos queda por recorrer en este
país, en todos los sentidos.
La imagen que ilustra este artículo está en Wikimedia Commons. Muestra el Empire State Building en Nueva York iluminado de amarillo para conmemorar la edición en vídeo doméstico de "Los Simpson. La película" ("The Simpsons movie", David Silverman, 2007). Año 2007. Autor: William Ward. Está en licencia Creative Commons Attribution 2.0 Generic.