sábado, 27 de junio de 2020

Arrieritos somos


En los tiempos de la COVID-19, algunas administraciones siguen embargando a los ciudadanos sin que pase nada. Esto me ha recordado este viejo artículo, de hace ya varios años, que dormía el sueño de los justos en el archivo de este blog. Así que, al verse extrañamente actual, lo declaro liberto.


1-"Se le entenderá por desistido"
Llevo tiempo reclamando a la administración, sistemáticamente, cuando veo que algo no funciona y me afecta. Es un gesto pequeño, pero acabas desarrollando músculo, y si la primera vez costó, a medida que vuelves a ello, el asunto se va volviendo más y más sencillo. Te animo a que lo hagas. A que no dejes pasar  esos momentos de rabia cuando sabes que te han tratado injustamente. Esa energía puede ser muy constructiva. Hay que ser incómodos al sistema, o se esclerotiza.

Lo que veo en muchas administraciones es una  costumbre muy fea. Y es la invitación a la frustración. Cuando haces tu denuncia casi siempre llega como respuesta una carta de aceptación, con su trampita. La carta suele instarte a dos cosas: una suele ser que te ratifiques en tu denuncia (algunas administraciones lo hacen). La otra, que presentes algún documento extra, generalmente algo absurdo, como tu DNI, que jurarías que ya has presentado en la primera instancia. Y suelen terminar con la misma frase: "si no responde usted a este requerlimiento en 10 días se entenderá como desistida su denuncia".

Esta carta es perversa. Es un instrumento perfecto para una administración indolente o sobrecargada: saben que un alto porcentaje de la gente no responderá, ya sea porque no pueden, no tienen tiempo o se frustran. De 100 denuncias sólo tendrán que atender 25 ó 30. Las 70 restantes serán "desistidas automáticamente".

Esto es torticero e indigno de una democracia. Y desde aquí reitero a las administraciones que practican estas medidas tan cutres: joder, que trabajáis  para mi, que si he denunciado es por algo, que no es sano hacer estas cosas, y que sabéis que, además, puedo demostrar que esa carta no es legal. ¿Por qué tratáis así a la ciudadanía que a fin de cuentas os paga el sueldo?

2-Arrieritos somos
Los funcionarios que hacen esas cartas son como los trabajadores de los callcenters que viven la amarga tarea de desanimar a los clientes frustrados, haciendo de diques para grandes corporaciones. O como los comerciales que por un sueldo de esclavitud te venden una VISA en los aeropuertos o la caridad de una ONG en las zonas comerciales, o los directores de sucursal bancaria presionados hasta la locura por conseguir clientes nuevos; prosperan los empleos perversos, que cosifican al trabajador, y convierten a los clientes y a los ciudadanos a los que en teoría sirven esas empresas en cosas que más bien estorban.

Empleos que hacen peor a la gente. Y a todos ellos, pero sobre todo a los directivos o cargos medios que deciden esta neoesclavitud, les digo ese viejo refrán castellano: "Arrieritos somos, y en el camino nos encontraremos". Tarde o temprano acabaréis siendo víctimas de esa hidra perversa que habéis creado. Os veréis ante una asistencia al cliente totalmente inoperante, o con un pequeño hurto en vuestra factura mensual, o ante una administración que os da la espalda en un momento duro de vuestras vidas. Y probaréis en vuestras  carnes cómo es el mundo que habéis contribuido a crear.

Muchas corporaciones de gran poder han convertido los derechos de ciudadanos y consumidores en agua de borrajas a base de una paciente labor de zapa en parlamentos y legislaciones, y justo por eso, para pagar  esos favores prestados, están las famosas "puertas giratorias". En pocos años y  gracias a esa perversión de la legalidad, los ciudadanos tenemos muchos derechos sobre el papel, pero apenas aplicables en la realidad. Estamos rodeados de empresas que nos embaucan con enormes contratos de servicios, ilegibles y abstrusos, que cambian constantemente  sin nuestro consentimiento, y dan patente de corso a los dueños  de facto del país (eléctricas, telefónicas, banca) a hacer  con nuestras vidas y propiedades lo que les venga en gana, con total impunidad. Hay que acabar con eso. Hoy no. Ayer.

3-Di "no". Y vuelve a decir "no". 
Querido funcionario, querido trabajador de callcenter, querido comercial, diles que no. Verás el gustazo. Dile a tu supervisor que no, que no estás para desorientar a los clientes de la empresa que te subcontrata. Niégate a vender tarjetas en los aeropuertos. Diles que no. Parece, sólo parece, que no puedes hacer nada, pero no es verdad. Si empiezas diciendo "no", nosotros seguiremos diciendo "no". Puede que tu vida se complique, pero estarás mejor y te sentirás mejor. Y cuando tengas que decir "no" de nuevo, no será tan difícil. Te lo digo por experiencia.

La foto la tomé hará un par de años en la T4 del Aeropuerto de Barajas.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.