El actor cómico francés Max Linder fue el hombre más famoso del mundo hace
un siglo, entre 1910 y 1920; fue la primera estrella de carácter planetario. Era tan famoso que le llamaban "El Rey del Cinema" y, por poner un ejemplo, su visita a Barcelona causó tumultos. Pero ahora ya nadie se acuerda de él. Pionero del cine, escribía, dirigía, producía e interpretaba sus propias películas, era un perfeccionista atormentado y fue referente de grandes mitos del cine, entre los más ilustres Charles Chaplin, que le llamaba "mi maestro", aunque se avergonzada de reconocer que le copiaba. Stan Laurel, Buster Keaton o los Hermanos Marx han usado sus ideas y sus gags. Pero ¿Por qué está Max tan olvidado actualmente?
"Allá en los albores del cine, cuando las películas mas populares se hacían en Francia, el mismo país en el que los hermanos Lumiere sorprendieron a las primeras audiencias con la revolución de las imágenes en movimiento y Georges Mélies asombraba a las multitudes con su magia cinematográfica, surgió un comediante que en unos pocos años logró convertirse en la primera gran estrella de la pantalla grande. Su verdadero nombre era Maximilien Gabriel Leuvielle pero optó por usar el más sucinto seudónimo de Max Linder, con el que rapidamente se ganó a la audiencia. Una década antes de que en Hollywood aparecieran Charles Chaplin, Buster Keaton y Harold Lloyd, Linder aprovechó el formato del cortometraje para fascinar al público con propuestas simples y muy efectivas. Tan sólo en 1907 estrenó 18 títulos, protagonizados por un mismo personaje, un bigotudo elegante que siempre sonreía y al que en sus intentos por conquistar mujeres todas las cosas le salían mal.
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Si bien su única hija, Maud Linder, quien fue periodista, escribió un libro sobre él y estrenó dos películas, "Laugh with Max Linder", que debutó en el Festival de Venecia en 1963, y el documental "The Man on the Silk Hat", exhibido fuera de compencia en el Festival de Cannes 20 años después, ha sido un director español el que ha rescatado su figura como artista. En efecto, ha sido el realizador canario Elio Quiroga quien recupera a Linder con "El misterio del rey del cinema", la que fue realizada por apenas 50.000 euros, contando con testimonios del legendario guionista Jean-Claude Carriere y varios críticos especializos en el cine mudo, además de los de la propia Maud, hoy octogenaria, quien frente a las cámaras explica cómo durante años se dedicó a recuperar los filmes perdidos de su padre, muchos de los cuales desaparecieron de todos modos para siempre. Gracias a un entusiasta trabajo de restauración y montaje, Quiroga, que anteriormente sólo se había dedicado al cine de ficción, con títulos como "La hora fría" y "No-Do", logra plasmar en la pantalla toda la grandeza de Linder, demostrando como el propio Chaplin y Stan Hardy repitieron muchos años después las rutinas que el probó por primera vez frente a las cámaras. En su película también analiza en detalle las extrañas circunstancias en las que se quitó la vida en compañía de su esposa, entonces una muchacha de 20 años, cuando Maud era apenas un bebé. Además, Quiroga resalta un aspecto muy importante del comediante francés como cineasta: su decisión de escribir, producir y dirigir sus propias películas, en tiempos en que los actores como él dependían de la benevolencia de las productoras de cine."