jueves, 29 de diciembre de 2016

Stephen Jay Gould



Stephen Jay Gould

Escribiendo la pequeña reseña de “Singularities”, me acordé de Stephen Jay Gould, uno de los mayores divulgadores de la ciencia, un escritor estupendo y un hombre que gozaba con su trabajo. Sus ideas siguen todavía en controversia (como su modelo del Equilibrio Puntuado), pero sus libros son una auténtica gozada. 

Gould era un hombre del renacimiento, y aunque su formación estaba en la geología y la filosofía (¡qué tío!), cultivó la paleontologia, fue biólogo evolutivo y un maravilloso historiador de la ciencia.

Os quería recomendar especialmente uno de sus libros, “La Vida Maravillosa”, en el que nos cuenta cómo en la cantera de Burguess Shale (El Esquisto de Burguess), en Canadá, se descubrieron (y se siguen descubriendo hoy en día) algunos de los fósiles más fascinantes, que nos desvelaron un momento sorprendente y misterioso de la historia de la vida, acaecido hace unos 570 millones de años, cuyo solo nombre me abre puertas a misterios casi infantiles: el Cámbrico. Un momento en el que la vida explotó en formas, soluciones y hábitats de forma totalmente inesperada. El mundo se llenó de criaturas, algunas de formas realmente extrañas, que casi se diría provendrían de las pesadillas literarias de H. P. Lovecraft o August Derleth. Si Lovecraft hubiera podido ver los descubrimientos de Burguess Shale habría alucinado.


H. P. Lovecraft

El fenómeno es de tal magnitud que se ha llamado “La explosión cámbrica”. Una de las raras criaturas aparecidas en aquel época era Hallucigenia (que significa “alucinación”; el nombre se lo puso Charles Doolittle Walcott, el descubridor de los fósiles de Burguess Shale), un ser extrañísimo, que no sabes dónde tiene la cabeza ni dónde la cola, ni qué son púas ni qué patas... una especie de quimera venida a la vida en unos tiempos en los que la naturaleza experimentaba, digamos que ad lib, con las primeras formas de vida de gran tamaño. 


Hallucigenia en una ilustración de "La Vida Maravillosa"

Como comentaba en el texto sobre “Singularities”, hay formas que parecen soluciones óptimas en la naturaleza, y muchas de las criaturas tienden a seguir esas pautas: esferas (la distribución de presión entre el contenido y el exterior y la contención del plasma celular son óptimas, como se revela en la creación espontánea de membranas, pensad en las burbujas), husos para desplazarse en fluídos (es el caso de los peces y cetáceos), formas aerodinámicas para el vuelo y huesos huecos (las aves), etc. Pero en el Cámbrico parecía que un diseñador loco hubiera tomado las riendas de los planos de la vida, y las criaturas que entonces vivieron, hoy extintas, siguen pautas absurdas, extrañas y misteriosas  Generaciones de paleontólogos se han devanado los sesos intentando comprender cómo funcionaban aquellos seres desaparecidos.

Gould en su libro consigue meterte en el cuerpo el asombro por lo acontecido durante aquel remoto período, y también acerca de otro de los grandes misterios de la historia de la vida: las extinciones. Hemos sufrido al menos cinco en el planeta, que han arrasado el mundo. Por causas internas (vulcanismo, glaciaciones, cambios de equilibrio químico), o externas (caída de grandes asteroides, explosiones de supernovas), en algunas ocasiones la inmensa mayoría de las formas de vida del planeta fueron exterminadas. Y sin embargo, la vida es terca, es una pulsión, y sigue adelante, aunque permanezca oculta en un agujero oscuro esperando su momento. Y vuelve.

Leed a Gould si tenéis la oportunidad. Leed “La Vida Maravillosa”, u “Ocho Cerditos”, o “La Falsa Medida del Hombre”. No os arrepentiréis. Pocos han sido tan sabios y a la vez tan llanos.

El pasado septiembre Gould hubiera cumplido años. Nos queda su obra. Un generoso regalo para todos. 

Uso las imágenes acogiéndome al derecho de cita. La ilustración de Hallucigenia es © Marianne Collins. La foto de H. P. Lovecraft la hizo Lucius B. Truesdell y está en Wikimedia Commons.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.