martes, 17 de julio de 2018

Un libro que duele


Escribí esto hace dos años, y lo tenía archivado, en el limbo de Blogger, sin decidirme a publicarlo. Hoy es 18 de julio. Creo que corresponde hacerlo. Ahí va.

Acabo de terminar "La guerra civil española", una obra monumental de Antony Beevor, en su estupenda edición en rústica por Crítica. 

Me gusta la capacidad narrativa y sintética del autor. El drama narrado es inimaginable. El chorro de dolor y espanto que fue la guerra civil española no tiene parangón. 

A vuelapluma, se me ocurren algunos apuntes. Leed el libro. Merece la pena. 

Duele, sí. Y precisamente por eso, hay que leerlo.

-La guerra civil dejó a España en un estado de shock que sigue entre nosotros. Y seguirá. 

-Ese estado de miedo y frustración ha pasado entre generaciones, como el testigo de una carrera de relevos. Y no ha terminado de heredarse, como un macabro regalo de un notario sádico.

-La guerra la perdió básicamente la incompetencia del bando republicano y la paranoia estalinista que imposibilitaba planes espontáneos o enfrentar las contingencias libremente. 

-Franco era un mediocre demente y su caso era probablemente el de un psicópata, pero llegó como tantos dementes mediocres (y probablemente psicópatas) de su tiempo al máximo del poder en su país. Como Stalin, Hitler o Mussolini. Preocupante que los pueblos aúpen a tales monstruos.

-La historia de la guerra civil española debería de ser asignatura obligada para todo ciudadano.

-Fuimos usados como banco de pruebas sobre todo por la Lutwaffe y la Wermacht. Los resultados de tales experimentos los usaron con sumo provecho en la II Guerra Mundial.

-Franco estaba rodeado de inútiles, y el franquismo posterior fue un sistema basado en la corrupción sistemática. No nos sacó del desastre; salimos a pesar de él.

-El grado de sufrimiento que experimentaron nuestros antepasados en esa guerra y la posguerra es indecible.

-Los dos bandos cometieron atrocidades, sí, pero el bando nacional acometió el exterminio sistemático de los enemigos como objetivo declarado y evidente, causando espanto internacional. Los legionarios y la guardia mora tenían visa para violar, masacrar, saquear y destruir los objetivos civiles sin contemplaciones. Sólo el bando nacional tenía como objetivo el exterminio de sus contrarios. Las cifras son elocuentes. En una proporción de 10 a 1 en favor del bando nacional. Ellos lo tenían claro. En su demencia, que solo así puede calificarse, los vencidos sólo podían ser eliminados. Había que limpiar España. 

-Las Brigadas Internacionales fueron destrozadas por la paranoia comunista. Uno de cada tres brigadistas fue encarcelado por su propio bando o engañado sistemáticamente. Una realidad muy lejana del tono edulcorado con el que se miró a aquel grupo de voluntarios desde fuera. Muy lejos del Hemingway de "Por quién doblan las campanas".

-Casi todas las leyendas hagiográficas franquistas de la contienda, como la de Moscardó en el Alcázar de Toledo, son farsas orquestadas por un potente departamento de prensa.

-La "política de no intervención" diseñada por UK, Francia y los países que colaboraban con los dos bandos fue una vergüenza. Sobre todo, por  la impunidad de la que disfrutaron Alemania e Italia, interviniendo a favor del bando nacional. La idea era "evitar conflictos". Esa completa estupidez luego la pagamos con una guerra europea que resultó ser la más devastadora de la historia conocida del hombre.

-Es terrible cómo a estas alturas todavía se mantienen viejos bandos y rencillas en España, pero no es extraño. El dolor  sigue ahí. Los paseados y los paseadores eran vecinos. Y esos espantos no se olvidan. La herencia de una guerra entre hermanos no se borra.

-En algunos lugares, los nacionales acometieron con gran saña matanzas masivas sin disimulo. Málaga fue un ejemplo. Otro dia hablaré del diseñador de aquella operación de masacre indiscriminada. 

-El bando republicano, entre la paranoia, la incompetencia de los mandos y el desastre del bloqueo de armamento al que fueron sometidos, perdió la guerra sin remedio. Dilapidaron cientos de miles de vidas en un acto de atroz incompetencia.

-Al final de la guerra, España estaba vacía de intelectuales, científicos, profesionales especializados, empresarios emprendedores y ciudadanos libres. Habían sido expulsados al exilio o asesinados sin contemplaciones. 

-La dictadura posterior nos llevó de vuelta al siglo XIX y la represión que trajo consigo supuso el mayor número de desaparecidos de la historia después de los creados por el régimen de Pol Pot en Camboya. Un récord espantoso. La crueldad del bando ganador no tuvo limites. 

-Durante décadas los que quedaban se ocultaron y procuraron sobrevivir. Se generó entonces un régimen hipercorrupto basado en el poder de los incompetentes y la sistemática venganza sobre los rivales que quedaban vivos. Una revolución grisTodo ello explica en gran medida los problemas actuales del país; su corrupción sistémica dimana directamente de las formas franquistas de hacer las cosas.

-Es comprensible que así las cosas, la población española de la posguerra viviera en un estado de terror perpetuo si no gozaban del favor del régimen. 

Exposición abierta hasta julio.

Mi exposición fotográfica "El Risco: la montaña habitada" sigue abierta hasta julio en la Sala MAPFRE Ponce de León,  C. Castillo,...