domingo, 10 de marzo de 2013

Leyes peligrosas




Soy ciclista urbano desde 2008. En dos de las ciudades en las que paso más tiempo, Las Palmas de Gran Canaria y Madrid, procuro desplazarme en bici siempre que puedo. Durante estos años, naturalmente, he visto de todo en mis trayectos, y he pasado por todas las etapas de un recién llegado hasta un usuario con cierta experiencia. Es ahora cuando empiezan a verse bicis en mayor número por las calles. En Las Palmas, sobre todo durante los fines de semana, hay legiones de ciclistas. El uso de la bici para desplazarse, no sólo como deporte, ha aumentado, probablemente a causa de la situación económica, que insta a los ciudadanos a racionalizar sus estrategias de desplazamiento urbano, y en cualquier caso es una excelente noticia. Las bicis, bien administradas, hacen las ciudades más humanas, habitables, y sanas. Vivir a diario con tu ciudad y poder mirarla a velocidad de bicicleta cambia hasta la forma de enfrentarnos a los problemas y a la vida.

Por eso me cuesta entender el escaso apoyo que las instituciones públicas dan a la bicicleta. En ocasiones parece todo lo contrario. El último ejemplo, que considero de gran importancia y gravedad, es el Borrador del Reglamento General de Circulación que está sometido a debate estos días por la Dirección General de Tráfico. Será una norma general para todo el país, y sus planteamientos con respecto a la bicicleta son, cuanto menos, cuestionables. Cito los párrafos que considero de interés para este debate:

Artículo 176. Posición en la vía.
2. En vías con límite de velocidad igual o inferior a 50 km/h, que dispongan de al menos dos carriles de circulación por sentido, los ciclistas circularán por la calzada y por el carril derecho, favoreciendo el tránsito del resto de vehículos que circulen a mayor velocidad. Podrán circular por los otros carriles cuando vayan a cambiar de dirección, o cuando lo precisen.

En las que dispongan de un carril de circulación por sentido, los ciclistas circularán preferentemente por la parte derecha del carril en la medida en que su seguridad y la de los otros usuarios lo permitan, favoreciendo el paso a otros vehículos. 

(...)

Artículo 179. Otras normas.
1. Los ciclistas, y en su caso los ocupantes, estarán obligados a utilizar cascos de protección homologados o certificados según la legislación vigente. Los ciclistas en competición y los ciclistas profesionales en entrenamiento o en competición, se regirán por sus propias normas.

Creo que estas dos propuestas para la norma son dos crasos errores. Y me sorprende que quien esté elaborándola no haya caído en ello. Me explico. 

Circular por la derecha para una bicicleta en ciudad es siempre la peor alternativa y la más peligrosa. Al desplazarse el ciclista por la derecha del carril, corre el mayor riesgo de impactos frontolaterales por vehículos que giran a la derecha en los cruces (el 48% de los accidentes ciclistas en ciudad). En estos casos la bicicleta está en el punto ciego del conductor del vehículo. Los peores casos de accidentes de ciclistas (como el atropello mortal de una mujer por un camión en Barcelona hace poco más de un año) se deben a esta deficiente y peligrosísima norma de obligarles a circular por la derecha (en Barcelona los carriles bici están a la derecha de las calzadas, por lo que el ciclista no tiene opción). 

También al circular por la derecha se pueden dar otros accidentes, como el no poder evitar puertas que se abren hacia el carril (12% de los accidentes ciclistas en ciudad), y el causado por el adelantamiento de un vehículo a un ciclista que va por la derecha del mismo carril, al no estimar correctamente el conductor del coche la distancia mínima de seguridad, que ha de ser de 1,5 metros, entre su vehículo y la bici. 

El Gobierno con esta norma está institucionalizando la inseguridad del ciclista, propiciando, inexplicablemente, el 60% de los accidentes de bici urbanos. Claramente, la solución es que la bicicleta vaya por el centro del carril, lo que obliga a los vehículos a motor a realizar un cambio completo de carril en caso de adelantamiento, elimina la posibilidad de accidentes por puertas abiertas de coches aparcados y minimiza los impactos frontolaterales por giro a la derecha con la bicicleta en punto muerto de visibilidad.

Madrid incorporó esta norma a su propia norma de circulación, y es una de las grandes ventajas de esa ciudad para desplazarse en bicicleta. Desde que la norma está en vigor no ha ocurrido ningún accidente grave.

El ciclista primerizo tiende a ir por la derecha del carril por miedo al coche y al conductor agresivo (que en España es aún muy común) aunque la legislación les obligue, como en Madrid, a circular por su seguridad por el centro del carril. El ciclista en ese caso actúa por el miedo a una colisión por detrás. Este temor es totalmente irracional. Las colisiones por impactos frontales son sólo un 5% del total. En realidad al ir por la derecha del carril se exponen a un riesgo mucho mayor, el 60% de los accidentes.

El segundo asunto que plantea la DGT es la obligatoriedad de casco para los ciclistas. Actualmente sólo es obligatorio en vías no urbanas. En ciudad los accidentes de bici no causan lesiones en la cabeza ni revisten mayor gravedad (la propia DGT los califica de "leves" en su propio estudio de accidentes urbanos de 2010). Excepto casos extremos, como el de Barcelona, causado por una deficiente legislación, y en el que el casco también fue inútil, llevar casco en ciudad en bicicleta no tiene sentido. La bici como cultura y forma de ver la vida pacifica las ciudades. Obligar a los ciclistas a llevar un casco en sus desplazamientos urbanos parece dar patente de corso a los conductores a sus actitudes incívicas (he sufrido muchas, sé de lo que hablo). Las ciudades actuales se aproximan a modelos de carriles de velocidad limitada a 20 y 30 kilómetros por hora. El casco sólo tiene sentido en autopistas, y además es todo un factor de disuasión para los nuevos ciclistas que día a día empiezan a pedalear por nuestras ciudades. El casco transmite miedo al nuevo ciclista y paradójicamente le da una falsa sensación de seguridad. 

Quizás el dato más importante sobre el casco en ciudad es que muy pocos países del mundo lo imponen a sus ciclistas adultos. Es voluntario en la mayoría de los casos. Y no olvidemos que eso incluye a países con gran cultura ciclista, desde Alemania a Holanda, pasando por Noruega, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido... En fin, es más sencillo indicar que en este artículo de Wikipedia se puede ver que los países que obligan a su uso son la excepción. Finalmente, ¡sólo dos países en el mundo tienen leyes que obliguen al uso del casco a todos los ciudadanos en ciudad: Australia y Nueva Zelanda! Y en los dos casos la contestación es tan grande que probablemente cambien pronto sus legislaciones.

Según un estudio de la DGT de 2010, ya comentado, los accidentes de bicicleta en ciudad son leves, y "mayoritariamente colisiones frontolaterales". La propia DGT afirma en ese estudio algo que contradice a la norma que está preparando: las colisiones frontolaterales ocurren por ir el ciclista en la derecha del carril, en vez de tomarlo por el centro y dominarlo como un vehículo más. Asimismo, en este tipo de colisiones, el casco no sirve para nada. Las lesiones son en manos, pies, rodillas, o, en el peor de los casos, por atropello.

A pesar del aumento de los ciclistas, los casos de accidentes graves se mantienen en una proporción ridículamente baja. Citando el informe de la DGT, "22 muertos y 196 heridos graves en 2001 y 18 muertos y 209 heridos graves en 2010."

Quisiera que los redactores del futuro Reglamento General de Circulación aplicaran el criterio científico y los datos disponibles (que para algo están) para sus propuestas sobre las bicis. Las actuales, además de desinformadas y probablemente prejuiciosas, son un peligro para la seguridad vial.  

Es sorprendente que las autoridades estén tomando las peores decisiones, en contra de todo criterio informado. Deberían reflexionar sobre ello. ¿Principio de Peter? ¿Presión cabildera? ¿Prejuicio ideológico? En el caso de Barcelona, el deficiente diseño de los carriles bici, a la derecha de los carriles de los vehículos a motor, y en contra de toda la evidencia de la casuística de la preeminencia de las colisiones frontolaterales, es un ejemplo de lo que no se debe de hacer, y ha costado ya dos vidas humanas. En Madrid, con obligatoriedad para la bicicleta de ir por el centro del carril, no ha ocurrido accidente grave alguno desde la introducción de la norma.

Las bicicletas son un usuario vulnerable de las vías urbanas. Desterrarlas a la derecha de los carriles y obviar la responsabilidad institucional de velar por ellas con un casco obligatorio es una medida irresponsable y opuesta a toda la evidencia y los datos disponibles. 

En la web En Bici por Madrid hay un excelente resumen de los cinco accidentes más comunes de bicicleta en ciudad. Los datos los he obtenido de la publicación de la DGT "Accidentes de Tráfico en Zona Urbana en España 2010", que se puede descargar aquí.

La foto la tomé en el Castillo de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria.

A peculiar galaxy near M104

Publicado en Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, Vol. 59, número 2. P.327. Este es el link.