jueves, 8 de enero de 2015

Y un añadido al texto anterior...




He de aclarar una cosa con respecto al asunto de la hepatitis C que comenté en el punto 2 del texto previo, porque creo que el párrafo del anterior artículo ha quedado un poco simplista, despachando la cosa en una sola línea, y se trata de un asunto de gran complejidad que hemos de resolver entre todos (¡otro!). 

Describo rápidamente el problema. Resulta que hay un medicamento que se llama Sovaldi, fabricado por el laboratorio Gilead Sciences, que es increíblemente efectivo para la Hepatitis C, sobre el que nuestro gobierno está tardando siglos en decidir cómo incorporarlo al sistema sanitario, básicamente porque es muy caro. Y esa dilación está costando vidas humanas. Sospechosamente, el laboratorio propietario acaba de licenciar como genérico el remedio a la India, por una fracción ridícula del coste por pastilla que pide a España y a otros países (India: 700 Euros por caja, España: 25.000 Euros, USA: 60.000 Euros).

Tenemos un gobierno de una incompetencia supina, eso ya lo sabéis, y en este caso lo está demostrando con creces. Primero, porque no sabe negociar con el fabricante del carísimo remedio que tanta polémica está generando ¿Cómo es posible que el principio activo del Sovaldi de Gilead (el Sofobusvir, o Isopropyl (2S)-2-[[[(2R,3R,4R,5R)-5-(2,4-dioxopyrimidin-1-yl)-4-fluoro-3-hydroxy-4-methyl-tetrahydrofuran-2-yl]methoxy-phenoxy-phosphoryl]amino]propanoat en IUPAC inglesa según wikipedia) esté siendo licenciado para genérico a India por una mínima parte de su precio en España?  ¿Por qué es tan caro aquí entonces, y más aún en Estados Unidos? ¿Qué coño está pasando aquí? Gilead, el fabricante, debería de tener algo que decir, pero guarda silencio.

Creo que todo al final deviene del absurdo asunto de la patente farmacológica, un auténtico agujero de estudios sesgados, estafas millonarias y mentiras, que está de hecho impidiendo la evolución de la medicina. Harto complejo es el asunto, pero según lo veo, hoy en día una farmacológica, usando recursos públicos (*) está creando productos que explota de forma privada.  Y eso, miren, no está bien ¿Vale?

Nadie se peocupa tampoco de pedir a las farmacéuticas los cientos de estudios que ocultan para no perjudicar a sus propios intereses y remedios patentados, muchos de resultado negativo (que tienen valor científico, como el resultado positivo, amigos), otros con remedios de baja rentabilidad que precisamente por eso son ocultados sistemáticamente, etc. Todo eso es de una ética horrorosa, y las farmacéuticas lo hacen a diario.

Esas empresas privadas, usando recursos públicos para crear medicamentos que patentan (de nuevo mirad en * si no lo habéis hecho ya, está abajo) para su explotación exclusiva y que luego venden a precios exorbitantes, mucho, muchísimo más elevados que el coste real, se convierten en clones de Monsanto (un ejemplo de empresa rapiñera y siniestra) al aplicar políticas torticeras a lo que debería de ser lisa y llanamente de todos, y debiera de ser recompensado por otra vía que no fuera la patente de remedios sanitarios. Porque no, no niego la mayor. Sólo quiero mostrar que hay otras vías. Seguro que hay formas de mejorar este estado de cosas, pero implican un debate abierto en la sociedad y saltar por encima de la incuestionable ideología neoliberal actual, esa que viene a decir: “dejad que las empresas privadas creen su propia jungla”, una forma de pensar (más bien de no pensar) que se  a cientos de políticos en el poder en estos momentos, y que son incapaces de mirar por encima de sus misérrimas limitaciones ideológicas.

Si Gilead pide una cantidad exorbitante por su medicamento que salva vidas, los ciudadanos queremos saber por qué. Y queremos auditada la investigación que ha llevado a él. Queremos respuestas. Eso es lo que un gobierno en su sano juicio debería de estar pidiendo ya. 

La sorpresa que nos íbamos a llevar, chicos. Seguramente descubriríamos que Sovaldi cuesta un potosí porque se le canta a Gilead, porque la religión del máximo beneficio para el accionista pudre a las farmacéuticas como a pocas empresas.

Y eso es al final un suicido. Es estúpido.

Un gobierno con capacidad de negociación y con una inteligencia mínima plantearía un acuerdo de máximos y un retorno de resultados con régimen de sanciones ejemplar: si tu medicamento, ese tan caro, no me lo auditas en coste, y no responde a las expectativas, querida farmacéutica, vas a pagar el doble de lo que yo te pago a ti, pero de vuelta a todos los españoles.

Pero claro, para hacer esas cosas hay que tener gente con un dedo de frente negociando, y dotados del coraje adecuado. Ambas cualidades o no están, o no se las espera estos días en el Ministerio de Sanidad de Paseo del Prado. 

(*) Investigación clínica de base, que pasa a ser “public domain”, y que se realiza en hospitales y laboratorios públicos de referencia, y que es usada por un fabricante privado, que con una inversión no demasiado alta, va y encuentra unos principios de farmacopea a los que se aferra desesperadamente para obtener rendimientos rápidos antes de que su patente caduque. Es el peor escenario posible cuando de salvar vidas se trata, pensad en lo perverso del planteamiento: Sovaldi existe porque Gilead, una empresa bien situada en el ecosistema farmacológico (un mercado cautivo) mete algo de pasta trabajando sobre resultados obtenidos por organismos públicos, tales como la secuenciación de genomas víricos, la generación de secuencias proteicas, la observación del ciclo vírico en el ecosistema interno de las células hepáticas, etc., etc. En este caso la cosa tiene aún más INRI porque Gilead compró Sovaldi al adquirir al pequeño y prometedor laboratorio que investigaba el principio activo, o sea que se limitó a comprar una empresa y tan ricamente, a ingresar.

El logo de Gilead Sciences, fabricante y propietario de la patente de Sovaldi, lo encontré en Wikimedia Commons, y lo uso acogiéndome al derecho de cita.

Es relevante (Feliz inicio de año)



Aunque no te los encuentres en los titulares, te pongo unos ejemplos de cosas que son relevantes pero... resulta que alguien está interesado en que no lo sean.

1- Los políticos corrompidos y los tontos que lo han podrido todo
En Canarias un conocido político del partido eternamente en el poder, CC-ATI, estaba encausado en una gravísima investigación por corrupción: de esas que dejan a las claras la porquería cenagosa en la que Canarias está sumida a causa de las acciones de gente de la peor calaña (peninsulares: no os podéis hacer a la idea de lo que es esto). Las pruebas de cargo eran unas escuchas telefónicas debidamente autorizadas por un juez. Pues bien, hace unas semanas, el Auto que las autorizaba, y sobre el que se basa gran parte de la investigación, va y desaparece de los juzgados. Alguien lo había robado. Ello implica que las pruebas ya no se pueden usar en el juicio contra ese señor. Como resultado, pues no hay juicio que valga. Pero el culebrón no acaba aquí. El responsable del "trabajo" va y se inculpa en una llamada intervenida por la policía. Ese es el percal canario, amigos. Si alguien quiere saber cómo funciona la cosa en las islitas, una de las tierras más corruptas del país, (en serio peninsulares, lo de canarias es atroz), sólo tiene que seguir las miguitas: al final del reguero verán bailando una folía a una legión de políticos corruptos, de empresarios mafiosos, de conseguidores impresentables y de tontos del culo que han generado con afán a lo largo de las últimas décadas una red de dependencias sin parangón, que hay que destruir lo antes posible. Es una especie de Cosa Nostra atlántica, letal para la supervivencia de cualquier democracia e imposible de sostener en un país occidental.

2- Los dislates legislativos
El Gobierno, en el sano objetivo de unificar los calendarios de vacunación nacionales, que ahora son un desbarajuste, con diferencias autonómicas absurdas, elige la peor de las opciones, seguramente mal asesorado, retrasando la aplicación de la vacuna de la rubeola, una enfermedad falsamente benigna. Como resultado, la enfermedad ha repuntado un 12% este año en el país. Esto debería de costar dimisiones y que alguien echara algo en cara a los estúpidos que tomaron esa decisión, probablemente influenciados por la peligrosísima pseudociencia antivacunal (las vacunas sólo dan información al sistema inmunológico, eso es todo, y son totalmente naturales, de modo que en muchos casos la vacunación natural existía en la conducta de nuestros antepasados). Pero no, nadie va a irse a casa de una patada en una nalga. Tampoco dimitirá nadie entre los responsables de Sanidad que están dejando morir en sus casas a los enfermos de hepatitis C en un ejemplo desolador de deshumanización que diría es propia de psicópatas, de asesinos en serie.

3- La banca corrupta
Bankia cada mes nos sorprende con un nuevo escándalo. Las tarjetas Black, las preferentes, la escandalosa salida a bolsa, y ahora los sueldos de los directivos bajo la gestión de Blesa y Rato. Bankia fue la principal responsable del rescate bancario a España, del cambio constitucional, de los recortes y del estado actual catastrófico de cosas. Su investigación le ha costado la carrera ya a un par de jueces. Hablamos de unos actos gravísimos que han estado a punto de aniquilar el país. Nadie va a ser condenado por ahora, ni nadie va a pagar por ahora a los preferentistas o inversores arruinados. Todo está en manos de los jueces.

4- El gobierno ciego
Un gobierno perdido y desnortado, carente de la menor capacidad de análisis de la realidad, cegado por sus consejeros áulicos, dedica gran parte de sus energías a destruir e ideologizar medios públicos, destituir jueces incómodos, colocar leales en posiciones de poder, aniquilar a sus rivales ideológicos y mentir de forma sistemática gracias a una red de prensa y opinadores a sueldo, jugando a la estrategia del miedo, y seguramente desesperados a la vista de las encuestas internas -y secretas- que manejan. ¿Dirigir el país? De eso se olvidaron hace tiempo. Ahora están sumidos en un sálvese quien pueda. Nadie va a cambiar ese avance desastroso, y posiblemente lo veremos empeorar, con una serie de decisiones manirrotas y orientadas a la “política de tierra quemada”; hundir los barcos antes de que el enemigo los tome, y que apenque con lo que dejen detrás arrasado. Para preocuparse.

5- Un poco más sobre la tierra quemada
La luz de esperanza de unas elecciones a cinco y diez meses respectivamente de distancia, que vacíe el Estado de los viejos modelos y los enquistados modales de gente que lleva varias generaciones sumergida en la irrealidad política y permita a una nueva generación bien formada el tomar las riendas, se verá enfangada por una desesperada política de descrédito, terror y mentira. Lo que veremos en estos meses probablemente nos resulte alucinante, acaso repulsivo, pero espero que nos haga aprender la lección de lo que ocurre cuando un pueblo elige a los menos capaces en el peor momento posible. El principio del ataque será en Grecia, cuando la casi segura victoria de Syriza ponga a la Troika en alerta roja (ya lo está de hecho). Vamos a asistir a una guerra sucia sin precedentes. Nadie va a hacer nada por evitarlo. Y en España, veremos -de hecho ha estamos asistiendo a ello- el lamentable espectáculo de cómo los partidos que han monopolizado el poder en el país en los últimos cuarenta y pico años, y que tienen responsablilidades alícuotas del estado de cosas actual, se unen para hundir a los movimientos de ciudadanos que han decidido tomar las riendas de su destino (Podemos, PAH, Ganemos, etc.) en un Pacto de Estado no enunciado pero absolutamente obsceno por lo evidente.

6- El poder dentro del poder
Banca, telecos, energéticas, etc. han modificado la legislación del país mediante una sorda zapa de años en las salas de los pasos perdidos de Carrera de San Jerónimo, dejando en este momento a los consumidores totalmente desamparados y exangües. A la chita callando, en secreto, como a ellos les gusta, se han adueñado de los mecanismos que protegen a la ciudadanía y se han ocultado tras un telón de acero legislativo que es ilegal, rastrero y perverso. Nadie va a hacer nada por cambiarlo, a no ser que cambiemos las cosas nosotros. El ejemplo del desastre legislativo en las eléctricas, que ha empeorado aún mas las cosas, debería de ser más que suficiente como para demostrarnos a todos que los que ahora gobiernan están totalmente incapacitados para cambiar ni un ápice del desastre que han originado. Por su parte, la Banca tiene cogidos por los cojones a esos mismos partidos, que tienen deudas millonarias con ella, y todo se cierra en un círculo vicioso que hay que romper lo antes posible.

7- El proceso de desmantelamiento generalizado que no cesa
A pesar de dimisiones y escándalos, el desmantelamiento sanitario y educativo, la venta de este último a sectas ultracatólicas dementes, sigue en marcha, lo que pasa es que en silencio y sin hacer ruido. Tampoco nadie va a detener ese proceso metastásico que se acelera a la chita callando por el terror del Sistema a perder el poder. Nos encontraremos cuando se levanten las alfombras con contratos blindados y millonarias indemnizaciones similares a las del desastre de Castor. Hará falta mucha fortaleza y valentía para acabar con ese estado de cosas envenenado que nos vamos a encontrar.

8- La destrucción de los derechos de todos
Los derechos ciudadanos están siendo sometidos a voladuras controladas cambiando estratégicamente el Código Penal, y usando unos recursos tales que harán realmente difícil volver a dejar las cosas como estaban originalmente. Afortunadamente, eso hará inevitable lo perentorio pero que nadie quiere reconocer: que hay que rehacer todo el código penal español, que por cierto tiene más de un siglo y está totalmente obsoleto. Nadie se ha atrevido a hacerlo aún, pero ahora, con cien mil leyes en vigor, en contradicción mutua e incumplibles, lo imposible puede ser posible, ya que esto es insostenible. Ello podrá llamar, de forma natural, a un proceso constituyente que genere las bases sólidas para la convivencia en este nuevo siglo al que, como siempre en España, llegamos con retraso.

Todas estas situaciones relevantes, que muestran un estado de deterioro irreversible, nos muestran que tenemos delante un Rubicón histórico, y que o lo cruzamos o no se nos dará una segunda oportunidad.

Y todas nos muestran además la profunda insuficiencia intelectual e incompetencia de los tipos a los que hemos situado en puestos de responsabilidad con nuestro voto, que aquí la culpa se reparte también. Hay demasiados tontos ahí arriba. Es insostenible. El poder parece en estos momentos un frenopático.

Los ciudadanos tenemos un reto vital, de pura supervivencia, para acabar con un estado de cosas que está causando daños irreversibles en todas las capas de la sociedad. Hemos de discernir estos meses entre lo que es relevante y lo que no. Entre lo que es posible cambiar y lo que no. Y sobre todo, entre las toneladas de propaganda que nos van a hacer tragar y la reconquista de nuestra propia libertad a través de la democracia. 

Probablemente en el último medio siglo no se han dado unas circunstancias más graves e importantes, una necesidad de cambio tan perentoria, y precisamente por eso, una reacción de las fuerzas vivas tan intensa y peligrosa para mantener el estado de cosas. 

Luchemos por lo que es nuestro, antes de que esta pandilla de incompetentes y cobardes nos devuelva a una Edad Media con cretinos corruptos robando en los juzgados, minijobs y neoexplotación feudal con iPhones.

Vienen tiempos apasionantes, y también peligrosos. Nos jugamos demasiado. La combinación de inteligencia, estrategia, humanidad y pensamiento organizado será más necesaria que nunca. 

No hay opción al error.

Ahora sí, feliz inicio de año. Recordad la enorme responsabilidad histórica que tenemos en nuestras manos.

La foto de un detalle del mural Corrupt Legislation, de Elihu Vedder, pintado en 1896, la puedes encontrar en Wikimedia Commons, y el original está en el Edificio Thomas Jefferson de la Biblioteca del Congreso norteamericana, en Whashington DC. La foto fue tomada por Carol Highsmith y está en dominio público.

miércoles, 7 de enero de 2015

Una mentirijilla más (total...)


Estamos acostumbrados a verlo todos los días en los telediarios. Sale un periodista en el desierto parqué de la Bolsa española, hablando de cómo baja -o sube- el indicador y afirmando la causa. Que si ahora es por Grecia, que si por el petróleo -por cierto, empezad a temblar, que sigue bajando-, el caso es que siempre está claro el origen de la tendencia. No hay duda. Es "por esto" o "por aquello", o "por esto y aquello".

Siempre me ha sorprendido esa tranquilidad con la que los periodistas proclaman

una

mentira.

Así de claro. Porque lo que te dice el periodista en ese momento es falso.

La Bolsa es un fenómeno caótico. No puedes correlacionar los movimientos intradía con nada. A no ser que estés en un crack, y a veces ni así.

¿Por qué?

En plan rápido, los fenómenos caóticos son por definición impredecibles, y su origen es totalmente imposible de explicar con certeza, al menos con la ciencia que sabemos hoy en día. La Teoría del Caos, que se usa para modelar estos comportamientos, es compleja, pero fascinante. Y además es una de las disciplinas matemáticas más jóvenes. Hace unas décadas, un par de tipos descubrieron que los fenómenos más aparentemente sencillos se podían volver fácilmente imposibles de predecir, y aquello luego se descubrió que era una característica del Universo en el que vivimos.

Lo llaman "dependencia de las condiciones iniciales". Si queréis, echad un vistazo al link de wikipedia que he dejado más arriba.

Como resultado, y vuelvo al asunto, se sabe ahora que los movimientos de la bolsa están regidos por el caos, y por tanto:

a) son impredecibles (hasta cierto punto) y predecibles (hasta cierto punto), y sólo se pueden atinar sus tendencias, pero ni así, y con alta incertidumbre.

b) no se pueden correlacionar fácilmente con explicaciones, y hacerlo en el corto plazo es imposible.

Así que cuando en un informativo te dicen que la Bolsa ha subido por "la incertidumbre griega" o "porque ha bajado el precio de la naranja" te están mintiendo. Nadie lo sabe. Además, hoy en día enormes volúmenes de venta no son ni siquiera volitivos: los hacen máquinas y sistemas informáticos de forma automática, usando parámetros de lo más marciano.

Cuando en el telediario te dicen que la bolsa sube o baja "por esto y por aquello", ya sabes a qué atenerte. Te están diciendo lo que la línea editorial imperante, lo que el sistema, quiere decirte.

Quieren que en el bar, en el trabajo, en el Metro, repitamos el meme... "caray, cómo caen las Bolsas. Es por las elecciones griegas, claro"...

Pero es mentira, o al menos no es exactamente la verdad, siendo suaves.

De entre las muchas falacias que vemos a diario en los informativos y en la prensa, esta es de las más claras. Las otras, el resto de noticias, esas son otro cantar. Pero al menos tenemos la feliz certeza de saber que en las noticias de bolsa, cuando hacen esas afirmaciones categóricas, siempre, siempre, nos estarán mintiendo.

Juzga en consecuencia.

Qué alegría ¿Verdad?

La imagen es de un Atractor de Lorenz, que describe el comportamiento caótico de fenómenos como el tiempo atmosférico. Está en Wikimedia Commons con Licencia de Atribución. No se informa acerca del autor.

lunes, 5 de enero de 2015

Lluvia Negra


He visto "Lluvia negra" por primera vez en muchos años. No recordaba casi nada de la obra maestra de Shoei Imamura, que se estrenó a la vez que otra película con el mismo título, ésta dirigida por Ridley Scott, y que era muy poquita cosa.

La "Lluvia negra" de Imamura (adaptación de una novela de Ibuse Masuji) habla de lo que pasa en una sociedad castigada por el horror de la guerra, algo que he comentado en otras ocasiones y en otros artículos. La acción ocurre en dos tiempos alternativos: el día en que estalla la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima (evento que llevará al final de la II Guerra Mundial), y diez años después, cuando, en plena guerra de Corea, los supervivientes de aquel suceso van muriendo por efecto de la radiación en un oscuro goteo de sufrimiento, mientras intentan simplemente vivir sus vidas, duren lo que duren.

Uno de los personajes se hace una pregunta muy interesante en uno de los diálogos de la película: ¿Por qué los americanos no bombardearon Tokyo, en vez de Hiroshima (y luego Nagasaki)? La capital de Japón era un objetivo más poblado, más lógico. Su interlocutor le responde que no sabe el por qué, y el personaje acaba lamentándose de la mala suerte de que los americanos eligieran su ciudad, algo que les ha destrozado la vida, que les ha envenenado la sangre por la enfermedad de la radiación y que les mata lentamente. Qué mala suerte.

Las víctimas que no murieron el día del ataque nuclear son esas, personas normales y corrientes que han sido heridas de muerte lenta por la radiactividad y tardan años en morir, con sufrimiento y amargura. Viven en mitad de una alucinación de vida cotidiana sabiendo que sus días están contados. Funeral tras funeral, los viejos amigos del protagonista se van extinguiendo, y su sobrina Yasuko (interpretada con especial sutileza por Yoshiko Tanaka), joven, bonita y llena de vida, ha de renunciar a casarse con nadie porque la radiación la está matando también (su primer pretendiente, eso sí, es un completo estúpido que se comporta de forma egoísta e infantil). De hecho la película acaba con su agonía, mientras su tío, Shigematzu Shizuma (Kazuro Kitamura), haciendo uso de uno esos consuelos que usamos las personas, el pensamiento mágico, la ve irse camino de la muerte en un hospital, y se dice a sí mismo que si ve en ese momento un arcoiris su sobrina sobrevivirá.

Y desea verlo. Y desea verlo. Y entran los créditos de salida. Y no, no hay arcoiris en el horizonte.

Las guerras no tienen nombre, son el lado más vil de nuestra mente primate. Volver a ellas una y otra vez nos ayuda a acorazarnos contra toda forma de violencia hacia nuestros semejantes, y las hay muchas.

Hay otra escena en la que la chica pregunta a un veterano de guerra medio loco que la atrae sentimentalmente por el origen de su trauma personal, y el relato entra entonces en una puesta en escena que bascula entre, otra vez (mis comentarios de Kurosawa lo apuntaban como querencia de algunos de los grandes realizadores japoneses) el Teatro No y el expresionismo, y la luz que ilumina al personaje se convierte en un foco de spot que le sigue entre las esculturas torturadas que él mismo esculpe. Entonces conocemos su historia. Luego todo vuelve a la realidad, y la chica le sigue escuchando, tranquilamente.

"Lluvia Negra" báscula, así, entre la explosión y la calma, entre las atroces escenas post-bombardeo, con cuerpos calcinados, personas despellejadas y moribundos amontonados, y la tragicomedia de los supervivientes, que entre risa y resignación, acaban aceptando la muerte como un regalo de espoleta retardada por cortesía del ejército vencedor. Un obsequio repugnante del otro bando que sigue matando sin prisas, desde aquella soleada mañana del 6 de agosto de 1945, a las nueve menos cuarto.

Las guerras, lo digo siempre, no duran el tiempo oficial que los historiadores les asignan. Se prolongan, en forma de traumas, shocks, frustraciones, miedos, amarguras, incluso costumbres sociales, a lo largo de generaciones y generaciones. España sigue inmersa en su posguerra, lo queráis creer o no, con bandos irreconciliables que son incapaces aún hoy en día de ponerse en el lugar del otro, algo fomentado por los poderes que controlan el país. Por eso las guerras son tan espantosas, porque duran en el alma humana muchísimo mas de lo que duraron en el campo de batalla. Se heredan como una suerte de extra epigenético-cultural de padres a hijos, y a nietos, y a bisnietos...

No os perdáis "Lluvia Negra". Es una película difícil de soportar en ocasiones, pero que añade el sabor cotidiano de la vida y la muerte a una situación que podría ser desesperada (de hecho lo es). Es la obra de un sabio, y cada visionado añade una capa más de complejidad al relato.

Uso la imagen de la carátula del DVD de Animego de "Lluvia Negra" acogiéndome al derecho de cita.

martes, 30 de diciembre de 2014

Los Caballeros del Cielo



Hace un montón de años, cuando yo no levantaba un palmo del suelo, cuando había (en Canarias) sólo un canal de televisión, y además la programación se veía en las islas con una semana de retraso con respecto a la península (las cintas de una pulgada llegaban en avión desde Madrid porque no había conexión vía satélite, a pesar de unas pruebas ionosféricas que me consta intentaron hacer enlaces fallidos de microondas entre el Teide y el Mulhacén, creo -no me lo invento-, intentando que las densidades de las capas de aire a esas alturas hicieran de una especie de “canal Tesla” o efecto espejo que llevara las ondas de televisión hasta las islas a pesar de la curvatura de la Tierra, e, insisto, eso se intentó antes de los satélites) lo que me permitía presumir con mis amigos en el cole de saberme toda la programación de la tele de la semana siguiente al volver de las vacaciones en el pueblo de mi padre, en el Bierzo... 

Hace un montonazo de años, digo, en casa todavía no teníamos tele e iba a verla al portal de al lado, a casa de mi amigo Agustín, y me llevaba la merienda. Yo creo que tendría como 5 ó 6 años. Veíamos la tele con Paquito, uno de los hermanos mayores de Agustín, que recuerdo como un hombre adorable, y veíamos Daktari, Disneylandia (“El mundo es cascada de coloreees”... en blanco y negro), El Laboratorio Submarino del Año 2020 de Anna Barbera, o Stingray y UFO, del gran Gerry Anderson. Y una de las series que veíamos era Michel Tanguy y los Caballeros del Cielo. Estaba super bien hecha, aunque creo que no tengo ya demasiado recuerdo de ella, excepto el nombre y un par de imágenes que más bien podrían ser sueños. Pero me fascinaba.




Luego supe que aquella serie de TV tan alucinante de aviadores, de la que seguramente saco mi fascinación por esos trastos voladores, era la adaptación de un comic, publicado en España, eso sí muy malamente (nunca en álbum), y titulado originalmente Tanguy y Laverdure. Con el tiempo averigüé que aquella serie de cómics, publicados originalmente en la legendaria revista Pilote, estaban escritos por el gran Jean-Michel Charlier (el guionista de Blueberry, la obra maestra de Jean Giraud antes y durante su viaje como Moebius al comic experimental vía Metal Hurlant) y por Albert Uderzo. Yo soy hijo putativo de Asterix. Me sé todos los álbumes de memoria y los chistes, puedo adivinar de qué álbum es una viñeta y, claro, me interesaba ver aquella faceta del dibujante de mi comic preferido de infancia. Nunca había tenido acceso a esa obra, hasta hoy, que Ponent Mon (precioso nombre por cierto) ha empezado a editar el Integral de la serie.

Les recomiendo que compren Tanguy y Laverdure. No sólo está maravillosamente bien escrita, sino que, tras más de 50 años de publicada, Tanguy y Laverdure es un entretenimiento maravilloso, lleno de acción, giros argumentales, soluciones originales, y... el dibujo de Uderzo, que demuestra ser el tipo más versátil de toda su generación, no sólo de la bande dessinée, sino del comic en todo el mundo. El mismo tipo que hacía Astérix o Umpa-pá, o Juan Pistola, en Tanguy se muestra como un dibujante meticuloso, que planifica cada viñeta con precisión milimétrica, un mago del dibujo del cuerpo y del rostro, que hace que los personajes se mantengan en las viñetas y en los ejes, de una forma fascinante, y que puedas reconocerlos de página a página, y hablo de secundarios y personajes de fondo también. Y encima Uderzo entintaba como los ángeles. No sé si habría equipo para ello, pero al final, empiezas a atar cabos. Ves el estilo de un Alan Davis o un Bryan Hitch, o la tinta de un Paul Neary (no tan buen dibujante, pero maravilloso entintador), todos ellos británicos, es decir, con acceso a Tanguy en sus respectivas infancias, y ves cómo Uderzo es un maestro de maestros. Todos esos artistas han mamado de su estilo. 

La documentación minuciosa, las preciosas viñetas de acrobacias aéreas y raids, la narración exacta y los encuadres perfectos, todo revela que Uderzo se lo estaba pasando genial con los guiones de Charlier, y eso sigue estando ahí.

Para mi decir Michel Tanguy es volver a saborear los sueños de la infancia, las tardes de preescolar en casa de un amigo de aventuras con quien acabamos haciendo películas en 8 y Super-8 mm. Tanguy está hecho de los tiempos en que todo era perfecto; es Salgari, es Stevenson o Karl May. Parte de la mitología de cuando uno era enano y el mundo era grande, inabarcable, misterioso, pero a la vez era blanco y estaba lleno de sol, cuando las tardes olían a pan con chocolate y a Nocilla, y la tele era un rutilante sueño en blanco y negro para críos en pantalones cortos. Y encontrarme con el comic original de adulto, ha estado mucho más que a la altura. Ha sido una revelación. 

Charlier, Uderzo, gracias. Uderzo, maestro, es usted uno de los mayores dibujantes del siglo, y que los padrecitos Kirby, Colan, Pratt o Hergé, entre otros que ocupan el Parnaso del tebeo, me perdonen, pero ellos lo entenderán, doquiera que estén.

Pd: Otro mito de infancia más tardío, la serie Search (aKa Search Control, aKa Probe) (emitida por TVE allá por... ¿1974 o 1975? con el título de Investigación), ha sido editada por Warner Archive en Bluray recientemente, tras años de restauración digital, recuperación de másteres, pago de derechos musicales, etc. (los que os bajáis cosas sin pagar por ellas, pensad que hasta el hecho de recuperar una serie vieja cuesta dinerales, tiempo y esfuerzo ímprobo de un montón de trabajadores, pensadlo la próxima vez que os bajéis algo que consideráis “viejo-y-amortizado”, una excusa que he oído demasiadas veces). Rara, fascinante, fallida, apenas vista, pero divertidísima, es una especie de Los Vengadores americana (hablo de la serie protagonizada por Patrick MacNee y Diana Rigg). Puro placer extraño. No os la perdáis:  Hugh O'Brian, Tony Franciosa, Burgess Meredith, Doug McClure... 

Ppd: Ah, y Feliz Año Nuevo.


Uso las imágenes incluídas en este artículo acogiéndome al derecho de cita. La de Search la he encontrado aquí.

domingo, 28 de diciembre de 2014

No aprenden



En los próximos meses asistiremos a la enésima privatización de lo poquito que nos queda a todos en España. Se trata, claro, de AENA, un fenómeno que se viene gestando, y que me tiene hablando solo, desde hace un par de años.

No basta comprobar que las previas privatizaciones, como las de Telefónica, la banca pública o la “liberalización” eléctrica (que ha puesto en manos de inversores de otros países un sector tan estratégico), y también (secreta y sibilinamente) la de la sanidad y de la educación, y otros servicios (por si esto no fuera poco, ahora están con el agua de abasto en algunas ciudades). Así, han vaciado al Estado (o sea: a ti y a mi) de su capacidad de generar riqueza para todos desde esos negocios en sectores básicos. Tampoco basta ver la degradación en el trato al cliente y la subida demencial de precios que han traído consigo. Hay que liquidar lo poco que queda por una miseria. Ese es el motto.

El sistema es perversamente perfecto: coges un negocio público saneado, construido con los impuestos de todos, y lo conviertes en una empresa privada, y a ganar dinero, pero ese dinero ya no es del Estado. Es de una empresa privada que ahora decide sobre cosas públicas. Cuando haces eso con servicios de primera necesidad, estás jugando con fuego.

Sé que no es popular decir que toda esa forma de actuar no es más que ideología. Y como toda ideología, es una forma de fanatismo. Los inútiles, y les llamo así con pleno conocimiento, que han puesto al cargo, y que practican lo que se les ha ordenado como robots, no tienen el menor interés en que las cosas vayan mejor para todos. Están cegados como los miembros de cualquier grupo religioso fanático por su frame of thinking. Parece que salgan así en serie de las escuelas de economía, y si no lo hacen, la selección artificial se encarga de que los más dóciles y capaces de ejercer la banalización del mal (“lo que hago no es ilegal”, rozar el crimen no es un problema en este entorno mafioso) sin sonrojo, llegen a los puestos de dirección.

El actual Presidente de AENA, un tipo que se supone que es de mi generación, pero que para mi viene de otro planeta, es José Manuel Vargas Gómez. Él es el responsable de los aeropuertos-zoco actuales que practican la explotación de sus trabajadores de forma sistemática, y que llevan jugando con fuego (léase seguridad aeronáutica) desde hace demasiado tiempo. Un licenciado en Económicas por la Complutense y en Derecho por la UNED, lo que no es decir mucho ya que a lo que se ve no tiene ni idea de aeronáutica, pero que ha trabajado, claro, en PwC, luego en JOTSA, del Grupo Philip Holtzmann, una empresa que suspendió pagos bajo su mando en 1999 y fue... comprada por RUMASA, y en VOCENTO–ABC. Un cachorrillo de la secta de los tecnoliberalizadores, esos que creen en la Biblia de la Privatización a pies juntillas, que no cuestionan las órdenes y que son intercambiables como los ladrillos de una pared; valen igual para un roto que par un descosido, y hacen lo que se les ordena que hagan. Un chico bueno, en resumen, para el sistema, con un sueldo millonario, eso sí.

En unos tiempos en los que se ha demostrado con sangre que las privatizaciones son desastrosas, no sé cómo se puede seguir actuando de esa manera, y además con plena impunidad. Leed la noticia al respecto en El Diario. Decidme si todo este proceso no hiede a kilómetros; que si un informe hecho en tiempo récord, que si PwC (faltaría más) y luego E&Y, que si hay prisa y es la segunda intentona... un dislate. Decidme si no es cuanto menos sospechoso de prevaricación, y corto me quedo.

Harto estoy de los Josés Manueles Vargas Gómez, y sólo puedo hacer pública mi rabia en unas pocas líneas ante este sistema pútrido, infectado y profundamente estúpido, al que la gente le da igual. Se me acaban los adjetivos. 

Harto estoy de esa forma de pensar irracional, contra toda la evidencia, propia, lo digo y lo repito, de una secta; de gente que no sé dónde coño ha dejado su humanidad.

Gente que no me gusta, y a la que no quiero en puestos de responsabilidad. 

Ojalá cambie el frame of thinking de ese país, que ya casi no nos queda tiempo.


La foto de la T4 la saqué el 22 de diciembre.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Desobedece



(Empecé a escribir esto pensando en la llamada Ley Mordaza. Pero tiene que ver con muchas cosas más. Ahí va.)

Desobedece. Diles que no. Es tu deber. El mio. El de todos. Las leyes creadas en tu contra, en contra de tus derechos, que han costado tanta sangre, son injustas, ilegales y no deben ser obedecidas. Ya basta.

Desobedece. Están convirtiendo mi país, el tuyo, el nuestro, en un agujero dominado por un grupo de incompetentes que ni se dan cuenta del desastre que están organizando.

Desobedece. Para ellos la realidad no existe. Se creen que se cambia desde el BOE. Tú y yo sabemos que la realidad somos nosotros. Y estamos hartos. 

Hartos de incompetencia, de latrocinio y robo. De miles de semejantes que podemos ser tú y yo echados de sus casas, sin poder pagarse su educación, sus medicamentos, su agua, su electricidad, con sus cuentas embargadas por un sistema podrido, viejo y agonizante. Y lo que es peor, muriendo porque nadie les da la medicación que necesitan, o las ayudas a las que tienen derecho. Porque esto está costando vidas. 

Desobedece. Que vean quién eres. Que escuchen tu voz.

Desobedece. Esta mañana sal a la calle y plántales cara. Ese es el principio del cambio, empieza en mi, en ti, en todos nosotros.

Hay instrumentos para ello. Úsalos. Exige, ponte firme. Pide que te respeten. Tus derechos son inalienables. Eres dueño de tu nación, y ellos trabajan para ti, no al revés. Te han engañado para mantenerse en el poder durante demasiado tiempo. 

Usa la Ley, los juzgados, el Parlamento, Internet, tu voz, tu grito, los graffitis, las hojas de reclamaciones, tu voto, tu charla de bar, tus amigos, Twitter, Facebook, Whattsapp, Telegram, una redacción de clase, una carta a un periódico, un comentario en un foro, lo que sea. Úsalos en plena conciencia de que tenemos que acabar con esto.

Que no te pisen. Que no te avasallen. Que no te hurten lo que tan caro te ha costado ganar: tu libertad, tu educación, tu futuro, tu sanidad, tu casa, el dinero de tu cuenta, tu vida.

No lo permitas.

Desobedece. Métete en líos. Complícate la vida. Estamos para eso. Se lo debemos a los que estuvieron antes y a los que vendrán después. Para eso estamos vivos.

Ahora es nuestro tiempo, nuestro momento.

Levanta la cabeza.

Y desobedece.

Los hombres más sabios del mundo están contigo. Sus sombras, su legado, sus voces, están en nosotros. Dentro de nuestras almas. Somos sus herederos ahora. Esto es lo que hace grande a nuestra especie: supervivientes que han pasado por seis mil generaciones, desde un puñado de cazadores recolectores a conquistar el átomo y el universo. Hemos sobrevivido a hambrunas, epidemias, terremotos, volcanes, glaciaciones y catástrofes sin número. Y si hemos llegado hasta aquí, esto apenas es un pequeño obstáculo.

Así que toma las riendas, y derriba el castillo de naipes que han montado sobre el lodo.

Desobedece.

Y empieza a cambiar esto, y a cambiar tú mismo.

"Cuando una ley es injusta, lo correcto es desobedecer". — Mahatma Gandhi.


La icónica imagen que uso para ilustrar este artículo está en Wikimedia Commons bajo Dominio Público. Aquí hay algo de historia sobre este logotipo.

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